Arriésgate Liz.

By Alleguerra

1.8K 574 2.5K

Muchas veces nos aferramos a relaciones que nos hacen daño, simplemente decidimos quedarnos por miedo a estar... More

Prólogo
Capítulo I: Conociendo A Raell
Capítulo II: Encuentro Fatal
Capitulo III: Raell Al Rescate
Capítulo IV: Se Terminó
Capítulo V: Ahogada En La Verdad
Capítulo VII: En La Misma Habitación
Capitulo VIII: El Reto.
Capitulo IX: ¡Raell Traidor!
Capitulo X: Tu Paz, Es Mi Paz Liz
Capitulo XI: ¿Que Me Estas Haciendo Liz?
Capitulo XII: ¿Nos Daremos Un Tiempo?
Capitulo XIII: Todo Por Ella
Capitulo XIV: Desde Cero
Capitulo XV: Andrea Fuera De Control
Capitulo XVI: Te Casas Y Punto
Capítulo XVII: Te Lo Buscaste Aaron .
Capitulo XVIII: Hasta Nunca Aaron
Capitulo XIX: Al Perderte, Me Encontré ♥️
Capitulo XX: Solo Tú Y Yo
Capitulo XXI: Es Un Buen Partido 😏
Capítulo XXII: ¿Vives Con Él ?
Capitulo XXIII: Raiden
Reparto Masculino
Capitulo XXIV: Tu Mirada ♥️
Capitulo XXV: ¿Y Ahora Qué?
Capitulo XXVI: Celos
Capítulo XXVII: Resentimientos
Capitulo XXVIII: Mi Luz
Capítulo XXIX: Malentendido.
Capitulo XXX: En Mil Pedazos
Capitulo XXXI: Dejar Ir
Capitulo XXXII: Perdonar Sana El Alma
Capitulo XXXIII: te Seguiré Amando
Capitulo XXXIV: Aun Dueles
Capitulo XXXV: ¿Raell Que Haces?
Capitulo XXXVI: Noticias
Capitulo XXXVII: La Cizaña En Forma De Cuñado
Capitulo XXXVIII: El Mirador .
Epílogo

Capitulo VI: Mala Idea

63 22 79
By Alleguerra

El nudo en el estómago no se me quitaba desde que me levanté, solo pensar que pasaré dos días en un yate viendo como Aaron es el novio perfecto con Andrea y yo fingiendo, que soy la novia ideal de Raell me tiene de los nervios.

No dejé de pensar tonterías hasta la madrugada y de llorar por mi miserable realidad. Aaron se encargó de robar todas mis ilusiones en el amor, por su culpa ya no puedo creer en los hombres.

—Lizie a mi no me parece buena idea que vayas a ese yate —Thomas estaba cruzado de brazos, reposado en el marco de la puerta viendo como arreglaba la ropa que usaría en un bolso.

Gracias a Dios me las arreglé para escabullirme en el edificio de mi antiguo apartamento y sacar el resto de mis cosas con ayuda de Tito. No fue sencillo, Carlos el recepcionista se rehusó a dejarme entrar sin que estuviese Aaron. Me importó un bledo Igual entré y recuperé todo lo que era mío.

Ya no quedaba nada en ese frío apartamento que me uniera con Aaron, más que recuerdos.

—Yo pienso que esta bien, así le demuestra a ese traidor que no debe jugar con las mujeres —Tito si me dio su apoyo—, es más, hasta debería aceptarle la invitación a la Andreita yo también.

Lo miré seria, —De ninguna manera, esto lo tengo que hacer sola —le espete.

—Bueno calma, yo solo bromeaba.

Bajé un poco la guardia, —Lo siento, es que estoy algo histérica por como resultará todo —le dije a mi alocado amigo.

—Por eso digo, es mejor que te quedes la venganza nunca trae nada bueno —siguió aconsejando Tomás.

No negaré que estuve apunto de arrepentirme muchas veces, pero no podía ser cobarde, tenía que levantar mi honor y mi orgullo haciendo sufrir a Aaron de alguna forma.

—Ya es tarde para cancelar la invitación, Raell debe estar en camino —cerré mi bolso y miré a mis amigos—, ¿me veo bien?

Les pedí opinión, me había puesto un vestido playero largo blanco, y recogí mi cabello en una coleta alta. También usé zandalias marrones.

—Si, estas acorde a la situación —elogió Tomás.

—Pero yo siendo tú, me pinto los labios de rojo —Tito dio un guiño.

—¿Seguro me quedaría bien?

—Si, te vez muy pálida así.

Por primera vez le tomé el consejo a Tito, quería verme lo más despampanante posible. Quería hacer sentir envidioso a Aaron y todos sus amigos presumidos en ese yate. Me apliqué el labial y Tito tuvo razón, me dio ese toque de color que necesitaba.

Ahora si estaba lista para meterme en ese pozo de caimanes.

Mi celular sonó y cuando vi el nombre de Raell en la pantalla contesté.

Buenos días —canturree un poco para sonar amigable y no tan nerviosa.

—Buenos días Liz —mi nombre en su voz me resultaba familiar ya—, ¿estas lista?

—Si todo está listo.

—Bueno, resulta que no logro dar con la dirección de tus amigos ¿les puedes decir que expliquen como llegar exactamente a su calle?, Porque según mi GPS estoy cerca pero no estoy seguro donde queda el edificio.

Pidió y rápidamente le di el teléfono a Tito, él le explicó con detalle y para cuando cortó, ya Raell estaba afuera porque si, literalmente estaba cerca.

—Muy bien chicos ya me voy —fui a darle un beso en la mejilla a ambos como despedida.

—Cuidate mucho ¿si? —Tomás pidió preocupado, como si me fuese a la milicia o algo parecido.

—Recuerda no flaquear, siempre diva nunca in-diva —ese fue Tito con sus ocurrencias y solté un risita.

Ambos me acompañaron a la puerta y con una mirada de cachorros abandonados me vieron partir por el pasillo.

Yo también los extrañaría...

Cuando llegué afuera Raell me esperaba reposado en el capo de su gran camioneta. Mis cejas se levantaron inconscientemente cuando lo vi, no parecía él, estaba vestido con un chándal gris, una camiseta blanca y zapatillas deportivas. Todo lo contrario a como usualmente se viste, con pantalón Caqui y camisas mangas largas elegantes.

Se veía más joven así vestido y esas gafas de sol le quedaban muy bien, también tenía el cabello sin gel, haciéndolo ver un poco enmarañado pero en buena manera, porque no se veía desaliñado para nada.

—Hola Liz —saludó y me acerqué para dejar un beso en su mejilla.

Él se sorprendió un poco, quizás no está acostumbrado a ese tipo de saludos y me colore por el impulso que tuve.

—¿Listo para irnos? —pregunté para aligerar la situación.

Rápidamente su sonrisa relajada volvió y asintió.

—Aunque la pregunta sería ¿tu estas lista? —se quiso asegurar una vez más.

La verdad me había preguntado eso tantas veces desde ayer.

—Lista es mi segundo nombre —bromee y se rió.

Nos hicimos camino a su camioneta y como todo el caballero que es, me quitó el bolso para llevarlo él y me abrió la puerta del auto.

Que bueno que todavía quedan hombres así.

Me subí y esperé que él hiciera lo mismo, pronto ya estábamos en camino a lo que parecía ser mi perdición. Pero yo quise ir, de modo que debía aguantar firmemente lo que acontecerá.

—Pensé que a última hora ibas a cancelar todo —Raell comentó, dándome una fugaz mirada.

Bajé las pestañas, un poco afligida —Lo pensé mucho sabes.

—¿Por qué haces esto? Si días antes me dijiste que esta mentira no iba a crecer más.

—Yo tengo mis razones, es lo único que te puedo decir.

Lo vi negar la cabeza en desacuerdo, —Yo sé porque lo haces y está mal Liz, ir a ese yate solo te unirá más a mí y te alejara de Aaron ¿sabes lo enredado que se te pondrá todo?, si hoy te presento como mi novia ya no podrás presentarte en un futuro como novia de Aaron, pensarán mal de ti sus amigos —trató de explicar la situación pero ya yo lo sabía, estaba consciente de eso.

Solo que a mí no me interesaba nada de eso en este momento, yo solo quería hacerle pasar un mal rato a ese mentiroso.

—Mi relación con Aaron se terminó Raell, me sorprende que él no te lo dijera.

Se detuvo en un semáforo y me miró, yo hice lo mismo. A él no era difícil corresponderle la mirada, emanaba seguridad.

Extraño, pero cierto. Porque usualmente es muy incómodo ver a alguien a los ojos.

—Hablamos hace días y te puedo asegurar que él no se rendirá contigo, no te dejará ir tan fácilmente —dijo y todo mi estómago reaccionó al igual que mis emociones. ¡Traidores!—. Y que yo te lleve hoy a ese yate y te presente a todos como mi novia nos pone en un gran problema —Raell dijo ésto último y lo miré fruncida.

—¿Entonces por qué sigues mi juego? ¿Por qué estás aceptando ir y presentarme como tu novia ante todos? —lo interrogue ahora yo.

Se quedó en silencio, y eso me desconcertó un poco.

—No lo sé Liz, estoy dividido entre ser amigo de Aaron y hacer lo correcto —negó la cabeza decepcionado—. Y no soy tonto Liz, se que quieres enseñarle conmigo que no debe mentir para salvar su costilla y jugar con los sentimientos de otros —habló por fin y una vez más, logró decir lo correcto.

Era increíble como pensaba, analizaba todo primero, y luego bum, soltaba palabras sabias.

—Aún así no respondes mi pregunta ¿por qué estás aquí conmigo, apoyando ésta locura?

Ladeo una sonrisa, —Porque increíblemente, no puedo negarte nada desde que te conocí.

Admitió y mi piel ardió por sus palabras.

—Gracias Raell, es todo lo que mereces oír, no me conoces y aún así me apoyas en esto —dije de todo corazón, porque era cierto. Él no tenía que hacer nada de esto por mí y aún así aquí estaba.

—Debo apoyar las causas justas Liz, por eso aunque Aaron sea mi amigo de la infancia, no puedo apoyarlo en lo que te hace.

No necesite más explicación, lo entendí todo. Raell era un hombre de honor y valores bonitos y eso me hacía admirarlo mucho. Daba esperanza, una pequeña esperanza de que todavía quedaban personas buenas y justas en el mundo.

—Ojalá te hubiese conocido antes —susurre para mí misma, mirando hacia la ventana. Sabiendo que si Raell hubiese llegado al principio de mi relación con Aaron, me hubiese ahorrado muchos dolores en el alma. Porque me hubiese abierto los ojos a tiempo.

—Llegué en el momento justo Liz —dijo y lo miré sorprendida.

¿Logró escucharme, tan duro hablé?

No dije nada por vergüenza, él tampoco habló más y así fue nuestro camino al muelle, donde anclaban los barcos y yates lujosos de la zona. Era un muelle privado, de todos los tiquismiquis de Barranquilla.

Miré todo a través de la ventana y me sentí tan ajena. Todo era lujoso y había barcos y lanchas que a otros les parecía un sueño, pero yo simplemente no me impactada, porque sabía que nada de esos lujos llenan los vacíos. Te divierten un momento si, pero la diversión no es eterna. No como el cobijo que te da el amor.

—Bueno, llegamos —avisó Raell y se quitó el cinturón de seguridad. Yo hice lo mismo y nos bajamos de la camioneta.

Enseguida un hombre vestido de seguridad se acercó a Raell y tras enseñarle una insignia, éste asintió y se llevó la camioneta de Raell seguramente para guardarla en un lugar seguro.

Raell vino junto a mí y sonrió, aún tenía puesto los lentes de sol y la brisa tiraba sus cabellos hacia atrás, al mismo compás que se movía mi vestido. Si, el viento soplaba fuerte por estos lados.

—¿Vez aquel velero que está allá? —señaló y mis ojos siguieron esa dirección.

A lo lejos, se veía dicho velero color blanco con una franja roja en el medio. Era de madera y tenía por nombre viajero de Dios.

Miré fruncida a Raell, —¿De quien es?

—Mío, pero nunca he navegado en él —me sorprendió su respuesta.

—¿Por qué, te da miedo?

—Sigo esperando con quien navegar, Dios aún no me indica la persona especial para emprender mi primer paseo —comentó y sonreí.

Era tan profundo siempre, y note que siempre mencionaba a Dios como si fuese su mejor amigo, como si Dios en verdad hablara con él.

No lo entendía del todo, pero tampoco juzgaba sus creencias.

—¿Eres muy creyente de Dios verdad? —no pude contener mi curiosidad sobre el tema.

El se quitó las gafas y miró el cielo con una gran sonrisa, luego me miró a mí con un brillo especial en los ojos.

—Totalmente Liz, ojalá pudieras sentir ese sentimiento algún día también —me deseó y estuve tentada a soltar una risita incrédula.

Mi comunión con Dios nunca a sido buena, de hecho, yo no sabía nada de ese mundo religioso y dudaba que algún día pudiese entender esos misterios.

—Dios y yo no somos el uno para el otro, créeme —bromee y me miró pensativo, luego ladeo una sonrisa y me sostuvo de la mano como si fuésemos íntimos.

—¿Lista para entrar al mundo real entonces? —preguntó y flipando por sentir su mano junto a la mía de forma inesperada, hice una mueca.

—No mucho, pero ya estamos aquí —fui sincera y con un asentimiento empoderado, Raell me guió hasta el yate de la locura.

No caminamos mucho por el muelle, hasta que detectamos personas alrededor en un yate en específico. Trague el nudo en mi garganta y de la mano de Raell me aproxime adonde estaba Andrea con Aaron. No nos vieron porque estaban de espalda a nosotros, hasta que ella nos sintió llegar y se emocionó.

—¡Liz si viniste! —me abrazó encantada de verme y force por corresponder el abrazo.

Al separarnos pude ver la cara de Aaron, estaba tan confundido que me provocó decirle ¡sorpresa!. Pero fui educada y me contuve. Raell nunca soltó mi mano y cuando él vio nuestros dedos entrelazados pude notar como su mandíbula se tenso.

—Hola Aaron, es un gusto verte de nuevo —musite chulita y su expresión furibunda me dio un fresquito repentino.

Pensé que me iba aminalar cuando lo viera, pero saber que estaba enojado y quería arrancarme la cabeza en este momento me daba fuerzas para enfrentarlo. Quizás siempre fui boba y me dejaba manipular, pero nunca me dejé en nuestras peleas.

—¡Raell venga que no te he saludado! —Andrea aprovechó abrazar cortamemente a Raell y luego se posicionó junto a Aaron.

Yo seguí colgada de la mano de Raell como si fuésemos los novios más encantadores del mundo.

Aaron no dejaba de verme con ganas de matarme y yo no dejé de mirarlo desafiante y jactada.

Te estás comiendo vivo ah...

Perfecto, apenas he llegado y ya estoy obteniendo lo que quería.

—Nos vamos a divertir mucho muchachos, el capitán está preparando todo para emprender nuestro destino —Andrea nos mantuvo al tanto.

—¿Iremos muy lejos? —pregunté con curiosidad. Quise saber mis opciones de lejanía, por si debía regresarme nadando antes de tiempo.

—No mucho, iremos a una isla cercana donde mi papá tiene una pequeña casa privada muy linda —me respondió y solo pude esperar lo mejor—. Vengan, vamos para enseñarles el yate antes que lleguen todos —nos invitó y como Raell la siguió yo hice lo mismo.

Andrea iba adelante como toda una guía, nosotros siguiéndole el paso como niños obedientes y Aaron detrás nuestro, seguramente con ganas de meternos el pie para hacernos caer.

El yate era muy lujoso, espacioso y cómodo. El tour no tardó mucho porque tampoco era el titanic, pero por lo menos supe donde quedaba lo esencial: el baño para cuando lo necesitara y el borde por si la reunión se complicaba y quería lanzarme en popa.

Al final del recorrido, ya la mayoría de los otros invitados llegaron y el capitán también. No eran muchas personas, quizá dejó todo íntimo y me alegré mucho por eso, mientras menos cuervos hubieran más chance tendría de defenderme.

—Bueno voy hablar con el capitán para ver cuando partimos —avisó Andrea y me dejó con Raell en la proa, donde la brisa nos golpeaba de forma relajante.

En eso vimos a Aaron venir hacia nosotros, estaba serio, muy serio.

—¿Puedo saber qué hacen aquí aparentando ser la feliz pareja del siglo? —exigió una explicación y rápidamente me puse a la defensiva.

—Debes calmarte amigo, mira que Andrea está cerca —Raell tomó el control, tratando de aligerar el ambiente.

Pero lo recuperé yo, este desafío era mío y el control no me lo quitaría nadie.

—Déjalo tranquilo Raell, si quiere armar un show yo encantada pongo más drama —solté veneno vivo por mi boca.

Nos miramos desafiantes, como ya era costumbre en nosotros últimamente.

—Me vas a explicar ya mismo qué haces aquí —siguió de altanero.

Perfecto, esto ya estaba subiendo de nivel.

—Acepté la invitación de tu novia, de venir con mi novio Raell —seguí poniendo sal a la herida y me colgué del brazo de Raell.

Se que estaba pasando los límites, pero estaba tratando de disimular porque habían ciertos espectadores cerca.

Él se dio cuenta y bajó un poco la guardia, —¿Por qué haces esto Liz?, tengo días tratando de hablar contigo y me ignoras y ahora te apareces aquí colgada de Raell —murmuró solo para nosotros tres.

Raell permaneció en silencio.

—Este encuentro se lo tienes que agradecer a tu noviecita, que cada vez que me la encuentro es imposible decirle que no a sus malcriadeces —le sisee—, además tú y yo no tenemos nada Aaron, tú solito te encargaste de ponerme en este enredo y muy buena soy que no te hecho de cabeza con Andrea.

Negó la cabeza indignado, —No debiste venir, punto.

Enfureci por su descaro, —Pues ya estoy aquí y yo siendo tú me voy preparando, porque la velada apenas comienza —le di una sonrisa lobuna y colgada de Raell lo pasé de lado, lejos de su molesta presencia.

Si en este momento está que echa chispa, más tarde explotará del cólera.

No debiste meterte conmigo Aaron, no debiste.

Continue Reading

You'll Also Like

2.7M 239K 36
Zoe y Axel son polos opuestos y, a la vez, muy similares. A él le encantan las matemáticas; ella las odia. Él es reflexivo; ella le da muy pocas vuel...
921K 48K 36
Melody Roberts es una chica muy sencilla, no es muy sociable y solo tiene una mejor amiga. Vive sola en un pequeño departamento, el cual debe de paga...
1.2M 55.9K 53
¿Como algo que era incorrecto, algo que estaba mal podía sentirse tan bien? sabíamos que era un error, pero no podíamos estar sin el otro, no podíamo...
133M 8.7M 65
Recién llegada a la elitista universidad Tagus, Jude Derry descubre que ahí todo gira alrededor de las fiestas, los chismes, los ligues y sobre todo...