𝔼𝕣𝕠𝕥𝕚𝕔 ℙ𝕝𝕒𝕔𝕖

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[𝒽𝒾𝓈𝓉ℴ𝓇𝒾𝒶𝓈 𝓁ℯ𝓂ℴ𝓃 𝓅𝒶𝓇𝒶 ℊℯ𝓃𝓉ℯ 𝒸ℴ𝓃 𝒶𝒷𝓊𝓇𝓇𝒾𝓂𝒾ℯ𝓃𝓉ℴ] 𝔼𝕣𝕠𝕥𝕚𝕔 ℙ𝕝𝕒𝕔𝕖 • Estas so... अधिक

Ƭσנι Fυsнιgυяσ
Sαтσяυ Gσנσ
Megumi Fushiguro
Toge Inumaki
Yuji Itadori
Γyσмєη Sυкυηα
Sυgυяσ Gєтσ
Kєηтσ Пαηαмι
Ψυтα θккσтsυ
Suguro Geto (2)
Roronoa Zoro

Пασyα Zєηιη

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Masoquismo: Placer o gusto al ser humillado o maltratado de alguna forma, ya sea física o verbal.

La prestigiosa familia Zenin. Se decía que todos los niños que salían de allí, tenían un futuro más que asegurado, aquellos que portaban el apellido Zenin tenían más que ganada la vida, su sola existencia les abría millones de puertas para oportunidades favorables.

Naoya no era la excepción, un chico atractivo, inteligente y que sabía bien en donde estaba y le encantaba abusar de ese poder. Aparte de ser el “hijo ideal”, en la intimidad era altivo, un mandamás de primera. Era poco considerado inclusive con sus propios primos y sus padres, podía verse como un joven inocente, pero en realidad era la oveja negra de la familia. Y aunque el sabía que para casi todos era así, para una persona en particular, el era solo un cordero vistiendo las ropas oscuras de un lobo feroz.

Si Naoya podía ser tachado de egocéntrico hijo de puta, también podía ser tachado de mujeriego. Recordaba vívidamente cada uno de los encuentros que llegó a tener con cada mujer que aparecía, las seducía, las atraía y luego más atrapaba. Tenía sexo con ellas cuanto gustase y las hacía inferiores diciendo que solo eran simples recipientes de semen, que esa era su única y verdadera utilidad y ellas parecían estar bien con ello, o simplemente no se animaban a refutar nada por miedo a las consecuencias.

Afortunadamente para todo había un pero, y aunque Naoya se esforzaba de alguna u otra forma, no podía conseguir lo que quería de T/N. Ella era su amiga, la única que se aguantaba su personalidad abusiva y deleznable, le escuchaba hablando desagradablemente sobre lo que hacía y como lo hacía y hasta el momento no había dejado de hablarle ni se había alejado de el poco a poco; no, ella permanecía paciente al lado suyo por su capacidad para no dejarle y ese era el único motivo. Por más que él había intentado, simplemente no podía conseguirla, no podía enamorarla, porque en cada pequeño tacto de seducción que intentará, ella le miraba con cara de haber olido la peor cosa del mundo; no podía engañarla, porque ella de algún modo lograba leerlo; no podía usar la extorsión, porque no había algo mínimamente vergonzoso en su historial; tampoco podía ir bajando sus ánimos, porque ella siempre parecía ser indiferente ante cualquier insulto.

¿Qué la hacía tan especial?

Era decidida, la pobre no había tenido amigos más que el, y aún así no era algo para llamarla “pobrecita” porque a ella no parecía importarle, la relación con su familia era casi nula, siquiera hablaba de su familia porque ni ella misma sabía en donde estaban. Parecía tener una vida triste, pero al parecer a ella no le parecía algo así, solo vivía y le gustaba de ese modo. Pero a Naoya no era eso lo que le atraía de ella, no, a él le atraía lo inalcanzable que resultaba ser a pesar de ser una mujer tan simple, no era femenina, no era dulce y parecía más bien una belleza salvaje que se movía por sus anchas.

Entonces era alguien a quien no podía manejar en la palma de su mano, Naoya estaba seguro de que así había sido apenas hacía dos semanas, y ahora no comprendía con exactitud, porque era él quien estaba sobre la cama suave de su amiga, temblando, con una mordaza en la boca y manchado en su propia esencia, tampoco lograba entender, porque es que lo había disfrutado tanto y más al saber cómo es que ella había conseguido todo lo que uso.

Para comprender los sentimientos de Naoya, volvamos a hace dos semanas y un día.

[...]

Viernes 13 de Abril 20xx

—¡Naoya! —Grito desde el marco de la puerta, cruzada de brazos y recostada en el umbral. Llevaba apenas una camisa blanca grande y unas bermudas negras, con calcetines un poco más arriba de los tobillos.

Naoya miro con disgusto de arriba abajo a su amiga. Quién volteó los ojos al notar que le estaba escaneando de nuevo.

—¿Qué quieres? —Dijo, girando la silla hacia ella, apoyando su codo en la mesa y reposando su cara en su mano.

—Necesito que me acompañes a comprar algo, es de suma urgencia y no puedo ir sola. —Sonrio con burla, levantando una ceja con diversión.

—¿Tanto necesitas mi compañía? ¿No puedes cuidarte sola? —T/N le sonrió del mismo modo, erguida y con los brazos cruzados, levantó el mentón y se vio retadora.

—Si tuviera que escoger a alguien para cuidarme. —Camino con lentitud hasta Naoya, minuendo sus manos en su cadera y agachándose levemente para quedar a su altura—. Definitivamente no serías tú.

Borro su sonrisa juguetona de inmediato y la cambio por una de asco. Una que dejaba ver lo inconforme que estaba con la respuesta, y al notarlo, T/N se permitió sonreír con victoria.

—¿Entonces para que quieres que salga? —Giro de nuevo la silla, volviendo a mirar los papeles en el escritorio.

—Necesito de tu opinión sobre algunas cosas, son importantes y necesito a un tercero. —Se recostó levemente en el escritorio, mirando por sobre su hombro lo que estaba haciendo Naoya—. Solo puedo tener tu opinión, es una molestia hablar con alguien más.

—Jumm, no puedo, tengo fútbol. —El pellizco en su mejilla lo hizo chillar, apartandola con fuerza y empujándola para que se alejara, le miró con ojos asesinos que ella ignoro.

De nuevo lo miraba desde lo alto, con frialdad, le jodía eso.

—Deja de hacerte el apretado, se que no tienes nada mejor que hacer. Tus dibujos de mierda me lo confirman. —Se sentó al borde de la cama, ladeando su cabeza y esperando alguna respuesta—. No tardaremos mucho, no seas nena.

Naoya la miro por largos minutos, cierto era que no tenía nada interesante que hacer, y aunque estar encerrado en su habitación era cómodo, salir no le haría nada de malo.
Fue entonces que pensó en las probabilidades de conocer alguna mujer en el camino, el era atractivo e influyente y las mujeres demasiado simples y sumisas, era una buena oportunidad para quitar el estrés de las dos semanas de abstinencia en la que estaba.

Después de aceptar y cambiarse. Terminaron por caminar por el centro de la ciudad, con el fondo del ruido de la ciudad, terminaron caminando por callejones estrechos hasta llegar una calle en la que casi no caminaba nadie. Naoya estaba curioso del camino que estaban tomando, pero cuando volteó a mirar a T/N no se encontró más que con su semblante relajado, algo bastante habitual.

—¿Qué es lo que tienes que comprar? —Pregunto entrando a una tienda para perros, siguiendo detrás de T/N quién caminaba por los pasillos hasta entrar al de bozales—Tu no tienes perros.

—No, este es para un conocido. Al parecer el perro no se calla y ladra por todo, quería darle un regalo. —Se agachó y después de ojear alguno que otro, escogió un bozal de barras. Las correas eran de cuero negro y estaban acolchonadas por la parte interior, aparte de las barras plateadas que formaban el hocico canino, había una barra acolchonada que se sujetaba a los lados por otras dos correas. Supuso que era para que el perro la mordiera mientras llevaba el bozal, aunque era poco práctico.

Luego, caminaron por otro pasillo y escogió un collar de piel sintética rojo.

Al acercarse a la caja y poner las cosas sobre el mostrador, el brillo en la mirada de la cajera en T/N y luego en el, le hizo elevar la comisura de sus labios en una sonrisa. Mientras metía todo a la bolsa, volvió a mirar a T/N y le sonrió con diversión, lo cual le saco de honda.

—Toma, aquí está lo que me pediste. —Dijo sacando una bolsa detrás del mostrador, T/N le sonrió de vuelta y le agradeció con suavidad.

Cuando salieron se animó a preguntarle.

—¿Tu y ella son algo? ¿Eres lesbiana? —Al pronunciar lo último imitó una voz de asco, cosa que hizo que T/N le mirada por el rabillo del ojo. Era una mirada extraña, una fría pero a la vez con una pizca de calor, no sabía cómo describir el sentimiento, pero alejó la mirada apenas tuvo oportunidad.

—Me estaba haciendo un favor, no hablo con mucha gente así que solo ella podía hacerlo por mi. —Siguieron caminando hasta toparse con una tienda de regalos. Era considerablemente grande y no era necesario que anduvieran juntos, aún así, Naoya permaneció detrás de T/N en todo momento.

Cuando se acercaron a un estante con diademas con diferentes diseños, T/N tomó una diadema rosa con orejas de conejito. Afelpada y cuando la sostuvo en sus manos una pequeña sonrisa se instaló en sus labios.

—¿Para qué quieres eso? ¿No es infantil?

—Algun uso le voy a encontrar. Iré a pagar esto, tu por ahora puedes ir a mirar lo que quieras. —Naoya sonrió levemente, pasando por su lado chocando a propósito contra ella, causando que la pobre casi tropezara, aún así, Naoya no volteó su mirada para asegurarse de que estaba bien, solo siguió caminando.

Por algunos de los pasillos se encontró con una hermosa mujer con la cual flirtear. Después de algunas miradas sugerentes y toques con un significado muy distante a un simple encuentro amistoso, quedaron en reunirse el domingo para pasar una buena noche. Por supuesto, Naoya no evitó algunos besos acalorados en el fondo del pasillo, quedando desaliñado, y saliendo a propósito así para que los ojos de su acompañante pudieran denotar lo mucho que se perdía.

T/N le miró de arriba abajo y sin decir nada, solo salió del local de forma tranquila. Ella no solía ser alguien necesariamente distante, ni reservada con el, aunque si podía ser indiferente en muchos aspectos, le parecía más que curioso lo distante que parecía y a la vez lo cerca que la tenía. Por un momento en su cabeza contempló la idea de que ella estaba sintiendo celos o algo por el, y sonrió cuando la fantasía de ella suplicando por su atención viajo por su cabeza.

Todo el camino de regreso se mantuvo en un silencio cómodo, pues Naoya parecía viajar en su universo mientras imaginaba mil y un cosas que le apetecian ver, sintiéndose altivo al convencerse de que el era demasiado para la mujer a su lado y para cualquier otra y que su posición siempre debía estar con la frente en el suelo suplicándole.

[...]

El día había pasado rápidamente, que se sintió sorprendido. Ahora estaba el domingo en la mañana preparándose para tomar el desayuno y una buena ducha. Su cita le había escrito algunos mensajes que no se tomó en contestar, aunque ya los había leído. Después de asearse debidamente y terminar por aplicarse sus mejores colonias y ponerse la ropa más decente y matadora que tenía, recibió una llamada imprevista a eso de las tres de la tarde. Era T/N.

Cuando contesto su voz sonaba tan tranquila como siempre, una melodía que le hacía bostezar de lo aburrida que era. Le había pedido que fuera a su casa urgentemente, pues necesitaba probar algunas cosas que había comprado y no encontraba la manera de hacerlo sola. Sonrió ladino porque estaba a nada de declinar y seguir con su día, pero aún faltaban algunas horas para reunirse con aquella despampanante mujer.

—Esta bien, iré, pero no demorare mucho. —Colgo el teléfono sin intenciones de recibir respuesta alguna, tomó sus cosas y decidió ir.

La mujer vivía en un recinto de apartamentos no muy lejos de su casa, eran departamento medianamente pequeños, justos para que dos o tres personas vivan sin muchas molestias. El alquiler no era algo demasiado caro y en cambio estaba bien situado en una zona tranquila. Al llegar justo al departamento trecientos cuatro, timbro dos veces antes de que la chica se dignara a abrir la puerta. Tenía un chándal negro, suéter azul oscuro y una mirada extrañamente emocionada, aunque en su rostro seguía la misma expresión imperturbable.

Apenas puso un pie en el lugar, la esencia a frutas silvestres le hizo levantar una de las comisuras de sus labios.

—¿Acaso te preparaste para mí? —Dijo burlón, siguiendo a la chica por toda la extensión de la casa hasta su recámara.

—Te haces muchas ilusiones, siéntate ahí y espera un momento. —Dijo saliendo de la habitación. Naoya se permitió llevar sus ojos por todos lados, era una habitación simple, paredes blancas, sábanas grises, luces de un tenue color naranja y amarillo, un escritorio pequeño, armario y algunos cuadros como decoración. Era sosa y aburrida, tal y como la dueña del lugar.

—¿Qué es eso? —Pregunto viendo el cinturón que llevaba en sus manos.

—Es un cinturón de herramientas, se supone que se ajusta con imanes pero no puedo hacerlo yo sola y necesito dibujarlo. Acuéstate boca arriba, lo pondré. —Naoya no dijo mucho más, se recostó y dejó que T/N hiciera lo suyo.

T/N se arrodilló a un lado de su cabeza, levantándola levemente para pasar una de las cuerdas por debajo de ella, luego, junto sus dos manos con delicadeza, haciendo que sus muñecas se mantuvieran juntas. Fue estricta cuando le dijo que se mantuviera quieto. Pasó sus manos aún juntas por encima de su cabeza, ahora pasando una de las cuerdas por debajo de ellas y antes de que Naoya pudiese decir algo, ya tenía un collar alrededor del cuello, que se juntaba por medio de una correa con las muñequeras de las manos.

—¿Qué demonios es esto? —Antes de que hiciera el esfuerzo de removerse, T/N saco una cadena de la parte trasera de su cama y la ancló a las muñequeras.

Naoya le miró con un sentimiento de extrañeza y enfado, por su parte, recibió la misma mirada de frialdad de siempre y eso lo cabreo más.

—¡¿Qué mierda es esta T/N?! —Grito, restregando sus manos para intentar quitarlas, se sentía levemente aturdido. Jalo de la cadena pero tampoco cedía, de hecho no dejaba que bajara sus manos más abajo de su frente.

—Es una prueba, aunque eso no es un cinturón. —Se acercó a su escritorio, abriendo un cajón y sacando una cajita roja—¿Sabes que es lo bueno de no hablar mucho? Sino hablas, no eres notado y sino eres notado, puedes ser más perceptivo. Tu eres alguien fácil de leer, eres irritante, misógino, promiscuo y desagradable—Conteo con los dedos de su mano, sin dejar de mirarlo con indiferencia. —Al inicio pensé que eras como Toji-san, pero resulta que son tan diferentes.

—¡Responde! ¡Perra desagradable! —Una sonrisa burlona se instaló en sus labios.

—Este es un regalo de mi para ti, también es algo así como un tipo de ¿Reprimenda? No te preocupes, te haré sentir tan bien, que cuando caigas de la nube siquiera lo vas a sentir.

T/N se acercó, sentándose sobre los muslos de Naoya para que dejara de mover las piernas. Mientras esté escupía palabras hacia ella y le gritaba con rabia que lo soltara, ella empezó a sacar las cosas que tenía en los pantalones. Llaves, cartera y celular. Se quitó con cuidado dejando todo sobre el escritorio, y luego camino hasta el armario sacando una caja de color negro.

—Ya está haciendo efecto. —Naoya miro confundido hacia abajo, mirando su entrepierna, estaba duro, y estaba empezando a perder la fuerza de voluntad, se mordió la lengua con fuerza para no ceder.

—¿Po-por qué estoy duro? —T/N empezó a sacar algunas cosas de la caja, que desde su posición no podía distinguir bien.

—Es el efecto del afrodisíaco, el aroma está por toda la casa. —Giro para volverle a ver.

Tenía las mejillas rojas y una capa de sudor empezaba a empaparlo. Se acercó con unas tijeras y se sentó sobre el, justo en su erección. No lo hizo con fuerza, lo hizo tan delicadamente que Naoya dudo en si era la misma persona. Aunque se negaba con el seño fruncido y se tambaleaba para quitársela de encima, T/N empezó a cortar su camisa para poder quitársela por completo, con el cuerpo desnudo y tonificado a la luz de la habitación, la mujer paso su dedo de su clavícula hasta su ombligo, causando un pequeño escalofrío. Se bajó y fue quitando los pantalones lentamente, dejándolo solo en boxer.

Parada a los pies de la cama, se quitó el suéter, llevaba un esqueleto negro sin sostén, y se despojo de sus pantalones, debajo llevaba una licra negra en la que se notaba su ropa interior. Se volvió a sentar en su regazo, y empezó a restregarse en su erección. Sosteniéndose con firmeza de los muslos de Naoya, dejando caer el cuerpo apenas un poco hacías atrás, con sus piernas a cada lado, dejo que su coño sintiera la extensión de Naoya. Buscaba mojarlo, excitarlo, a pesar de que ella estaba igual. Naoya se oponía con recelo, levantando su cadera de golpe, causando que los dos sexos aún cubiertos por la tela, chocarán y un sentimiento placentero recorrió su cuerpo.

—Suéltame, apenas me liberé voy a joderte. —T/N se bajó de el, y con la mirada perdida, Naoya parecía reprochar sin hablar. Cuando el charco en su boxer era notable, T/N saco tres cajitas de terciopelo rojo, masomenos del tamaño de su mano.

—Bueno, ¿Que te parece si comenzamos? —Le miro sonriendo, de una forma que no sabía cómo describir.

Abrió las cajitas y luego camino hasta el para bajarle el bóxer. Su erección que palpitaba salió apuntando hacia arriba. Se acercó a un tarro que había en la mesa, era rosa. Cuando lo abrió y vertió el líquido sobre su miembro, rosa y viscoso, noto que era lubricante. Luego, saco de una de las cajitas, un pequeño aparato en forma de ovalo, del tamaño de medio pulgar. A pesar de que Naoya preguntaba y preguntaba porque era eso, T/N solo le contesto con silencio. Como su erección y puso el objeto en el medio de sus testículos, fijando con cinta de papel, luego, saco otro de otra cajita y lo empapó con el lubricante. Le sonrió y le pregunto juguetona.

—¿Sabes en donde va este? —Naoya no respondió, no quería saber, quería huir de ese lugar pero a la vez quería quedarse.

Pasó sus manos húmedas por la extensión de su pene, por el perineo y empezó a dar pequeños círculos alrededor de la pequeña entrada.

—N-no vayas a meter eso. —Musito con flaqueza en su voz, aún así, ella no lo escucho y introdujo uno de sus dedos para prepararlo correctamente, lo adentro cinco centímetros hasta palpar una pequeña almohadilla caliente, y oprimió con cuidado causando que Naoya se arqueara con gusto, gimiendo al sentir. Empezó a masajear su punto G, mientras metía y sacaba su dedo con cuidado, aplicando más lubricante. El interior parecía succionarle gustoso y cuando iba a sacar su dedo, una voz entre cortada la atajo. —No, n-no lo sa-saques. —No sabía si el era consiente de lo que decía, pero tampoco le importaba mucho. Saco su dedo, y con cuidado introdujo el vibrador en su interior, sujetando la cuerda que sobre salía en su pierna.

Luego, tomó otro y esta vez lo puso en la unión de su glande y su falo y presionó para sujetar con cinta de papel.

—Esas cosas que tienes en el pene, son vibradores de bala. Son pequeños y efectivos y su función es vibrar, es redundante. Tienes tres, uno en el pene, otro en los testículos y uno en el culo. Los tres están conectados y si muevo los botones de este control, empezarán a vibrar. —Levanto el control, sentada con las piernas cruzadas y, aunque no sonreía, parecía disfrutar de lo que hacía. —Te haré algunas preguntas, dependiendo de lo que respondas, aumentare la velocidad o la reduciré. Si no contestas, voy a subir la velocidad al tope.

Naoya la veía con un sentimiento de extrañeza, tenía las piernas abiertas y estaba siendo sometido ¿No se supone que era él quien debía estar dando las órdenes? ¿Por qué estaba atado? ¿Por qué sentía emoción en ese desagradable juego? Quería matarla, apenas lo soltara quería matarla, pero a la vez tampoco quería que lo soltara. La correa y las muñequeras eran tan gentiles y acolchonadas, se le hicieron conocidas.

—Pregunta número uno, ¿Quién fue tu primera vez? —Naoya se tomó su tiempo para responder, intentaba buscar en la nube borrosa de su mente.

—Fue Nanao Mei. La consejera d-de tercer año de secundaria.

—Correcto. Segunda pregunta ¿Quién fue tu primera novia?

—Fu-fue Aiko Sato ¡Ah! —El primer nivel empezó, le sorprendió sentir los objetos vibrar en su extensión y empezó poco a poco a mojarse de nuevo. —Fue Azami Kato.

La vibración se detuvo.

—¿Por qué saliste con ella?

—Me gustaba como te jodía, fue divertido ver cómo se reía de alguien tan aburrida como tú. —Sonrio malicioso, y se mordió la lengua cuando los vibradores empezaron a vibrar en un nivel un poco más fuerte.

—Cuarta pregunta ¿Qué cosa odiaba Megumi que le hicieras?

—Ponerle insectos en la comida de su madre, me divertí con sus reacciones. —Su voz sonaba quebrada, y soltó un alarido de sorpresa cuando se aumentó la velocidad.

—¿Cuál fue la única cosa que te pedí que no hicieras?

—Molestar a Itadori Yuji, e-era un idiota, ma-maldito mocoso positivo. —Se callo cuando se aumentó otra velocidad. Iba rápido, lo suficiente como para que sintiera su pene temblar. —Pa-paralo paralo paralo paralo.

Repitió con cierta desesperación, no quería correrse. Era inaceptable que se corriera teniendo uno de ellos en su culo.

—¿Por qué golpeaste a Maki-san en la cara?

—Paralo, po-por favor paralo. —Naoya se retorcía en su cama, intentando aguantar los gemidos que parecían querer salir descontrolados. No respondió y en consecuencia el vibrador termino en el nivel siete. Sentía como los tres objetos de movían como locos, sus lágrimas salieron y susurrando “mierda” con cada pequeño segundo. Soltó un sonoro gemido acompañado de los chorros a montones que salieron de su erección. Detuvo la vibración y aún así, no había terminado de correrse. Tenía semen en su abdomen, en su pecho y en su cara y T/N se sintió divertida con lo que veía.

Se levantó y saco los tres objetos, dejándolos sobre un papel, los envolvió y los metió en un recipiente con agua tibia.

—Te daré algunos momentos más, para que te sientas mejor. —Naoya no pudo entender bien lo que había dicho, pues aún seguía agitado por lo anterior.

Le había puesto un collar para perros, lo obligó a masturbarse en frente suya, a soportar ver porno sin tocarse, tan solo con un juguete sexual en forma de vagina. Se había corrido ante aquellas humillaciones y permanecía tumbado en la cama con la mirada perdida y las manos tras la espalda. De nuevo apareció en el umbral de la puerta y apenas entro, su pene reacción al instante, poniéndose duro. No podía comprender cómo es que había logrado correrse ya tres veces, había soportado en dos de sus juegos sucios. Entonces se acercó a él, con un objeto que reconoció al instante, era el bozal que habían comprado juntos. No pesaba mucho, tomando que reemplazó las piezas de metal por unas más suaves y la cosa que estaba mordiendo era una pelota roja. Luego, con una sonrisa dulce pero engañosa, saco la diadema rosa de conejito y la coloco con cuidado en su cabeza.

—Ahora eres un conejo Naoya, no eres más que una linda presa masoquista. —A ese punto ya no le importaba negarlo, quería saber con qué le estimularía hasta llevarlo al orgasmo.

Fue entonces que T/N  le soltó las muñequeras y con sus manos, rompió la licra que llevaba puesta, haciendo a un lado su ropa interior. Dejó ver su coño mojado, recostada sobre las sábanas, le miró intrigante. No se quitó el bozal o la diadema, se acercó hasta ella empezó a restregar su erección contra su coño. Tomó con cada mano una pierna y la dejo expuesta a el, dejando que su pene disfrutará de los jugos y el tacto carnoso del coño de su amiga, y entonces su celular empezó a vibrar.

T/N se apartó, quedando boca abajo y en una posición que dejaba al descubierto su intimidad, lo hizo desear por más, pero no la tomo con brusquedad, parecía un perrito obediente.

—Es tu amiga, contesta. —Tomo el celular y T/N le soltó el bozal, se acomodó en la posición en la que estaba antes y empezó a mover sus caderas en su extensión. Naoya contesto.

«—¿Naoya? ¿En donde estas? ¿No se suponía que nos veríamos? ¡Ya es tarde!—»

La voz de la chica sonaba alterada, Naoya se distrajo con el sentimiento de ver a T/N restregarse en su pene, con tanto espero ella parecía disfrutar.

—Estoy haciendo algo. —Dijo casi susurrando.

«—¡¿Qué es más importante que yo?!—»

Naoya no contesto, tomó la cadera de su amiga y como si hubiera sido en automático, la penetró de una sola estocada, gimió encantado por como se sentía.

«—¿Naoya? ¿Qué mierda haces? ¡Naoya!—»

—Se siente bien, se siente bien, no hay mejor coño que el tuyo Nee-san. —La llamo por el apodo que alguna vez le puso cuando recién se conocieron, en un intento de acercarse a ella.

Tiro el celular que aún estaba en la llamada. Tomó de nuevo las piernas de T/N por las pantorrillas, un poco cerca de los tobillos y las empujó, alzando así su trasero y su coño y oprimiendo sus piernas contra la colcha, dejando a relucir la flexibilidad de la chica.

Las embestidas iban cada vez más profundo, sintiendo que la vagina de su amiga le oprimía gustoso la punta del pene y quiso poder permanecer envistiendola por cientos de horas. No pudo contenerse en lloriquear y susurrar un “más, más, más” mientras empezaba a golpear con fuerza. T/N se aferró a las sábanas, apretando los dientes, con los ojos en blanco por el placer y la brusquedad con la que le llenaban. Podía sentir como el pene de Naoya llegaba hasta lo más profundo, y sintió ganas de orinar.

Aunque intento decirlo, su voz no salió, en cambio, solo se escucharon gemidos desesperados de los dos. Justo cuando pudo gesticular alguna palabra, Naoya la tomo del cabello, mandando su cabeza hacia atrás y dejando su cuello expuesto, la mordió con fuerza, la penetró con tal magnitud, y se corrió en su interior, no dejo de moverse con fuerza aún cuando seguía viniendose y antes de que dijera alguna otra cosa, le empujó y apretando las sábanas con fuerzas y con ca cabeza hacia atrás presionada por el sentimiento y el impacto, se corrió dejando salir su esencia y la de Naoya, que se escurrió por sus nalgas. Sus piernas estaban temblando y cuando recupero el aliento, Naoya estaba empapado del pecho para abajo en la mezcla de su esencia. Tumbado en su cama, con la mirada perdida y una sonrisa soñadora. Tenía un collar en el cuello, una diadema en la cabeza y parecía perdido en el limbo.

T/N en cambio noto la sangre que se le escurría por la nariz y a pasos torpes camino hasta el baño para limpiarse.

No volvería a hacer nada de eso, porque su única meta era volver a Naoya dependiente. Quería ver su cara cuando sus deseos sobre lo ocurrido, le hicieran volver de nuevo a la realidad.

Disfrutaría con una sonrisa cada pequeño momento de su desesperación.

Que onda banda, ¿ya comieron? Yo acabo de almorzarme unos buenos vergazos con una vieja xd.

No se metan en peleas gente, eviten siempre las relaciones tóxicas de todo tipo, ustedes merecen gente que les de paz mental, no problemas.

Pues acá traigo a Naoya domésticado xd, lo vi en un comentario de la parte anterior, muchas gracias a quien lo puso.

También muchas gracias por apoyar la historia y decirme cosas tan lindas, no pensé que esto lo fuera a leer tanta gente. Los amo por todos esos comentarios ocurrentes.

❤️❤️❤️

La próxima parte no será sobre personajes masculino, sino una femenino con lector masculino, por petición de una personita que hizo un "pedido".

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