Karol Sevilla
—Ruggero, dios.
Ruggero casi me arranca el brazo, literalmente.
A la semana del incidente que sucedió me dijo que me tenía una sorpresa, me hizo empacar mucha ropa, y subir a un avión privado, si PRIVADO. No se de dónde saca tanto dinero, bueno si pero no sabía que tenía tanto como para un avión privado.
En fin, sabía que él planeaba un viaje pero no entendía por qué no me lo dijo pero me agradaba la sorpresa, quería saber a dónde iríamos más que nada.
Solo sabía que al parecer era un lugar tropical por qué me dijo que empaque ropa de verano.
—Ruggero, ya me molesta tener total oscuridad, sabes que le temo a la ceguera — Bufé ya incomoda sentada en el avión, no entendía por qué no podía sacarme la venda de los ojos, ¡estaba en el avión!
—Bien, pero no puedes prender tu pantalla porque se verá el destino— suspire y me saque la venda para encontrarme con el interior del avión, todo era color rojo y blanco, en mayoría rojo, los sillones, las mesas, etc.
—Jamás estuve en uno privado— Murmuré mirando a mi alrededor.
—Pues tengo bastante dinero— Lo observe a él y reí haciendo que él me observe sin entender—¿Qué es lo que te causa gracia?
—Es que, vivimos en una casa pequeña, solo tu y yo. Ósea es normal, tiene dos plantas pero aun así es demasiado pequeño, no quiero imaginar si tendría que haber quedado a tu cargo la mudanza.
Imagine el lugar enorme que hubiera elegido Ruggero, estaba segura que sería muy grande y difícil de costear para mí por lo menos. Ahora pagamos mitad y mitad todo con Ruggero.
—Probablemente hubiera elegido una enorme, si— reímos. Lo tenía en diagonal a mi, con una mini pantalla en frente como la que también tenía yo, pero la suya estaba prendida y en Netflix.
—¿Queda mucho de viaje?—Pregunte mirando por la ventana, no se veía nada así que solo me levante y me senté en las piernas de Ruggero.
—Tres horas— Me acurruqué más en el cuerpo de Adam quedando como un bebe abrazada a él mientras me acariciaba el cabello.
—¿Se puede saber que es lo que ocurrió para que quieras hacer esta sorpresa de la nada?— Me reí y de inmediato en mi cabeza llegaron los recuerdo de la noche pasada, fue como si lo hubiera olvidado por completo por unas horas.
Entendí entonces que Ruggero me estaba llevando de viaje para que olvidara todo, lo entendía y lo agradecía con el alma.
Habían intentado violarme, uno chicos que parecían ser buenos conmigo se convirtieron en las personas de las cuales jamás olvidare sus rostros, sus voces, sus gritos, nada. Sentir unas manos intentar entrar en mi, manos que no eran las mías ni las de Ruggero hicieron que me quiera retorcer del dolor, del asco que sentía. Apenas me había ido a bañar me había refregado tanto la piel con jabón para intentar sacarme el asco.
El silencio de Ruggero hizo que corriera mi cabeza de su pecho y lo mirara haciendo que baje su rostro sonriéndome de lado.
—Te amo tanto— Susurre acariciando su mejilla y él sonrió abiertamente para unir nuestros labios en un corto beso.
Vimos una película mientras comíamos algo de fruta que nos habían traído. Seguía impresionada del dinero de Ruggero pero al parecer debía acostumbrarme.
—¿Pasaremos año nuevo allí verdad?— pregunté y él asintió.
—Seremos tú y yo — sonreí. Me gustaba la idea, ser solo nosotros dos. Aunque sería raro pasarla por primera vez sin mi enorme familia a mi alrededor.
Al cabo de las tres horas horas, bajamos del avión, otra vez yo con venda en los ojos, caminamos con una persona más que nos llevaba las maletas ya que Ruggero solo me guiaba.
—¿Estas lista?— Preguntó y mordí mi labio, sentía la brisa en mi rostro y cuerpo, estábamos en una playa y estaba feliz por que estaba cansada del frío de Los Ángeles.
—Sip— susurre nerviosa.
Apenas la venda cayó tuve que cerrar mis ojos por el fuerte sol, pude observar el cielo celeste, muy claro, no había ninguna nube y frente nuestro el mar que parecía ser más trasparente que cualquier agua que jamás antes haya visto.
—Wow— susurre. Solo me extrañaba que no haya personas, más que nosotros tres ahora mismo.
Recuerdo que cuando bajamos del avión tuvimos que caminar bastante, no sé cómo hizo para aterrizar un avión en la playa pero no me interesa, vi a Ruggero con una sonrisa y al chico que estaba con nosotros ayudando con las maletas, ambos observando mi reacción.
—Esto es genial, me encanta— Salte a los brazos de Ruggero y lo abrace fuertemente.
Mientras caminábamos a la cabaña Ruggero me contaba que era una pequeña isla, era privada y se alquilaba por lo que él la alquiló toda la semana hasta dos días después de Año Nuevo.
Así que solo seríamos nosotros dos en la cabaña más enorme que vi en mi vida, tenía tres pisos y miles de habitaciones, había de todo y me encantaba que todo sea de madera, le daba un toque hermoso.
Comenzaba a pensar que jamás le había preguntado a Ruggero cuánto dinero le habían dado cuando salió campeón de medio peso pesado, pero al parecer fue mucho.
Quería darle algo, había sido mucho y quería darle algo de dinero aunque probablemente lo que le de no cubra ni un cinco por ciento de todo.
—Se en lo que piensas— Dijo Ruggero interrumpiendo mis pensamientos mientras me sacaba mi ropa para colocarme un traje de baño, ya quería meterme al mar.
Luego de que llegamos a la cabaña, nos bañamos, tomamos algo en forma de merienda y aunque moría por ir al mar, estaba bastante cansada del viaje y todo así que dormí unas horas y me desperté como a las ocho, queriendo ir al mar aún así.
—¿En que crees que pienso?— reí.
—En cuánto dinero me salió todo esto y quiero decirte que no te preocupes por eso, el avión es de la compañía de Derek así que eso no salió nada, solo pague aquí— miró a su alrededor.
Había olvidado por completo que Derek tenía una compañía de aviones privados. Ahora estaba un poco mejor.
—Serán seis días para poder desconectarnos de todo, alejarnos de las redes y estar juntos, disfrutar. — Se me acerco a mi y me rodeó con sus fuertes y tatuados brazos.
—Jamás ha salido de mi boca decirte que estoy perdidamente enamorada de ti ¿verdad? — Pensé seriamente y él aún mantuvo su sonrisa.
—No lo sé, no recuerdo bien pero aún así me gustaría escucharte decirlo— Murmuro y se acercó a mi haciendo rozar nuestras narices.
—Estoy perdidamente enamorada de ti, me haces la mujer más feliz — susurré mirándolo a los ojos y vi sus pupilas dilatarse
—Tu me haces feliz, cuándo volvimos a hablarnos supe que eras de las personas que siempre debía mantener cerca, conmigo a mi lado para siempre— Nuestras narices chocaron en un lento movimiento. Mi corazón latía tan fuerte, como si se me fuera a salir del pecho en cualquier momento, era felicidad.
—Tengo una cena romántica preparada así que, si me sigues— Tomo mi mano y sonreí.
—Eres una caja de sorpresas— El besó la punta de mi nariz y me soltó para que terminara de vestirme.
Sobre mi traje de baño me puse un vestido blanco sencillo, era para estar en la playa y sacármelo cuándo esté por entrar al agua.
Ruggero tenía unos shorts de traje de baño color negro que le llegaban hasta la mitad de los muslos, dejando ver todos sus tatuajes en su cuerpo.
Los únicos tatuajes de él que podrían llegar a no impresionarme y gustarme como los demás eran los de las piernas, no sabía por qué pero no me gustaban tanto.
Cuando salí de la casa tomada de la mano con Ruggero pude ver a unos pocos metros de distancia una mesa rodeada de velas que posaban en el suelo, un mantel blanco y una vela enorme en el centro de la mesa, podía ver la mesa servida para dos y comida en los platos.
No podía creer lo romántico que podía llegar a ser Ruggero aveces, nunca lo había sido de esa forma, siempre me había demostrado cuánto me amaba pero ahora podía decir que fue la mejor forma de demostrarlo, hacerme sentir amada era una de sus especialidades claramente.
—Esto es increíble— Susurre frente a la mesa, podía ver el rostro de Ruggero ser iluminado por las velas alrededor ya que era de noche así que teníamos las velas y la luz de la luna.
—Te lo mereces— sonrió y tomó la silla arrastrándola un poco hacia atrás para que tomara asiento cosa que hice y luego él se sentó frente mío.
Cuándo Ruggero se sentó frente mío y comenzó a hablar sin parar sobre la comida, mientras comía y me observaba con una sonrisa supe que ya no tenía que separarme de él jamás, nunca.
Supe en ese momento que nunca antes me habían mirado de la forma que él lo hacía. Con brillo en sus ojos, con sus pupilas dilatadas, con una sonrisa en su rostro y siempre que me observaba ladeaba la cabeza al costado, mirándome con tanto amor, él que nadie me había dado antes.
Supe entonces cuando mi corazón no paraba de latir fuertemente cada vez que se me acercaba, que él era el indicado, que él era el amor de mi vida, que quería que él esté a mi lado al morir. Quería que sea él quién me despistara cada vez que algo malo sucedía, que esté cuando las cosas buenas sucedan, que sea él quién esté a mi lado tomando mi mano y haciéndome reír o haciendo que todo mi sistema se altere con sólo tocarme o mirarme.
—Amor, se que el tema puede ser triste pero no es para que llores— El rostro de Ruggero cambio a uno de preocupación y se paró. Me di cuenta que estaba llorando.
—No, es...— no pude encontrar las palabras indicadas para seguir así que solo cerré la boca escuchando el tema que Ruggero había dicho hace dos segundos que me lo dedicaba, yo estaba tan sumida en mis pensamientos que no había prestado atención a lo que él me decía en esa canción. Así que con un Ruggero arrodillado al lado de mi silla escuché lo que tenía para decir.
Era una canción de One Direction, 18.
—Tuvimos un comienzo
Fue uno falso, lo se
Linda, no quiero sentirme solo
Así que bésame cuando me acueste.
Mis manos apoyadas en tus mejillas.
Fue un largo camino desde el jardín de juegos.
Te he amado desde que teníamos 18
Mucho antes de que pensáramos lo mismo
Para amar y para enamorarse
Todo lo que puedo hacer es decir que estos brazos fueron hechos para abrazarte.
Quiero amar de la misma forma en que tú me hiciste sentir
Cuando teníamos 18
Nos arriesgamos
Dios sabe que lo intentamos
Sin embargo, todo el tiempo yo sabía que estaríamos bien
Así que sírveme una copa (oh amor)
Vamos aprovechar esta noche y vamos a ver todo
Podemos vivir el amor en cámara lenta
Así que bésame cuando me acueste.
Mis manos apoyadas en tus mejillas.
Fue un largo camino desde el jardín de juegos.
Te he amado desde que teníamos 18.
—No se que hacer para que dejes de llorar— Susurro Ruggero sacándome de mi transe en el cuál me había perdido en el marrón de sus ojos mientras escuchaba la canción.
Estaba llorando como una bebe porque me había dado cuenta de muchas cosas en unos segundos.
—Ruggero...—Susurre con mi voz temblorosa y tome un largo suspiro para poder calmar mi llanto. Me acomode en la silla bajando la vista hacia el que estaba delante de mis piernas — Ruggero, eres el amor de mi vida, lo serás siempre. Eres la persona que más me ha amado en la vida luego de mi — ambos sonreímos—, eres la persona con la cuál me siento más cómoda, te conozco desde que tengo memoria y eres mi novio desde hace mucho pero aun así, cada vez que me tocas todo en mi se altera— coloque mi mano en su mejilla y el puso su mano sobre la mía—, cariño yo creo que si eso me sucede es por algo, es porque eres lo más grande que tengo, eres todo lo quiero en esta vida y me acabo de dar cuenta— solté un suspiro aún sonriendo— quiero tenerte a mi lado por siempre, quiero que me hagas reír en los peores momentos de mi vida, quiero que me abraces tan despacio como si me fueras a romper, quiero despertarme todos los días contigo a mi lado, quiero envejecer contigo, quiero tener hijos, nietos, — ambos soltamos una pequeña risa. Sorbí mi nariz y hablé nuevamente— lo quiero todo... Ruggero, nunca fue mi fantasía caminar de blanco a un altar pero contigo todo cambia, así que me falta el anillo en este momento pero...¿Te casarías conmigo?
El rostro de Ruggero era un poema mientras que yo temblaba de miedo por lo que había dicho recientemente.
Pronto Ruggero sonrió, bajo su mirada y metió la mano en sus shorts sacando así una pequeña caja de terciopelo color negro, la abrió dejándome ver un precioso anillo.
Lleve mis manos a la boca cuando entendí que él también tenía planeado esto.
—Lo del anillo se solucionó, así que si quiero casarme contigo Karol y también quiero todo eso.
Eso me bastó para tirarme sobre él haciendo que ambos cayéramos en la arena abrazados, riendo, llorando, besándonos.
—No puedo creer que también tenías planeado pedirme matrimonio— Sonreí mientras secaba mis lágrimas y me sentaba en la arena, aún con la mesa al lado y el mar de frente. Ruggero hizo lo mismo poniéndose a mi lado.
—Bueno, tenía una gran puesta en escena, un discurso, tenía todo planeado pero creo que nada de eso vencería a lo que hiciste tú.— Sonreí ante lo dicho y él tomó mi mano — Realmente quiero que seas mi esposa.— Saco el anillo de su estuche y con delicadeza lo coloco en mi dedo.
—También quiero ser tu esposa y que tu seas mi esposo— Bese su mejilla dulcemente mientras con mi mano, por debajo de su mentón acariciaba su otra mejilla lentamente.
—Si me hubieran dicho hace seis años atrás que estaría comprometido no les hubiera creído, sólo hasta que me muestren de quién se trataba, entonces ahí si creería — Reí.
—Debemos agradecerle a tu madre por haberte insistido en que habláramos nuevamente— El giró su rostro hacía mi y una sonrisa se formó en sus labios y observó hacia adelante nuevamente, al cielo oscuro y el gran mar.
—¿Quieres saber algo?— Volvió a mirarme y yo le di toda mi atención — Mamá solo te mencionó una sola vez en todo un año pero esa sola vez me basto para tenerte en mi cabeza todo ese año, así que apenas comenzaron las clases supe que debía hablarte y aproveché el momento.— Abrí mi boca impresionada, recordando como si fuera ayer ese día. — Así que desde ese día hasta hoy mi corazón late por ti, desde que tenía 18 estoy enamorado de ti. — Mis ojos volvieron a llenarse de lágrimas y el río, pasó su brazo por mis hombros atrayéndome a él y beso mi cabeza.
—No puedo creerlo— susurre y luego reí recordando algo.
—¿De que te ríes?
—De que no puedo creer como me casaré con la persona que le había contado a toda la escuela que tenía 16 y jamás había dado un beso— Ambos soltamos una carcajada recordando esos días donde solo éramos adolescentes y nos preocupaban idioteces como esas.
Estire mi mano delante mío y observe la joya en mi dedo, mi mano realmente nunca se había visto tan hermosa como ahora mismo.
Y yo nunca me había sentido tan feliz como ahora.
Hola! Como están? Sorprendidos? Esperaban que Karol le pidiera matrimonio a Ruggero? Responden en los comentarios.
Los amo.
Mia💕