Busqué, rápidamente, a Calum con la mirada y lo vi entretenido fastidiando a Connor. Eso me causó gracia, ya que definitivamente así era Calum. Borré la sonrisa de mi cara cuando recordé a que me estaba enfrentando en ese momento. Puede que solo sea un simple juego, pero se sentía más personal que eso.
Ella me miraba con maldad en sus ojos. Yo, por supuesto que quería mojarla, pero mi deseo no iba más allá de vengarme. Sabía que la venganza era mala, pero Holly había estado acumulando muchos malos tratos hacia mí que todavía no ha podido pagar.
No sabía que le había hecho a Holly o qué le había molestado tanto de mí para que me mirara con tanto odio. Desde pequeña mi mamá me enseñó a que odiar era una palabra fea y que, lo único que causaba era que dañara tu corazón.
Se acercó unos pasos a mí, por lo que dejé mis pensamientos atrás e intenté concentrarme en el presente. Yo era pésima en cualquier juego de este tipo, un verdadero desastre. Su furia se lanzó sobre mí en forma de bombita y yo, para mi sorpresa, la esquivé. Quedé boquiabierta mirando hacia la dirección en donde aterrizó y luego volví a mirarla a ella.
Sé que lo estoy narrando como una película de vaqueros pistoleros, pero es que así lo sentí.
Mi rara salvación pareció enfadar aún más a Holly, por lo que las bombitas volaron a continuación fueron a una velocidad increíble. Una de ellas llegó a mi pecho y mi ceño se frunció. Ella rió como hiena haciendo que comenzara a enfadarme. Tomé una bombita y rogué no ponerme en vergüenza ahora. Para mí sorpresa, bueno, y también la de ella, llegó a su boca. Puedo jurar que no era mi fin, pero llego ahí.
Mi rostro se transformó en uno lleno de preocupación. Iba a decir algo, a disculparme, porque tampoco quería que algo tan tonto se convirtiera en algo grande, pero toda mi preocupación por ella se volvió en preocupación por mi misma cuando vi que su enojo era algo que no podría soportar por más.
Corrí mientras sentía los pasos de ella cerca de los míos. Yo siempre fui mala para correr, mala para cualquier deporte. Me escabullí por unas masetas con flores y cuando pensé que lo había logrado caí de espaldas.
—¡Demonios! —exclamé enfadada de mi propia torpeza.
Eso me hizo enfadar más. ¿Por qué no podía mantener mi boca cerrada? Una cosa era mi torpeza y otra muy diferente era mi bocota.
Si Holly me encontraba sería completamente mi culpa y, probablemente, sería bombardeada sin mayor esfuerzo.
—No maldigas, fresita.
Mi corazón me falló avisándome quién era el dueño de esa voz. Alcé mi mirada para encontrarme con sus hermosos ojos marrones. Me quedé leves segundos apreciando lo bello que se veía desde donde estaba. Sí, en el suelo.
Su sonrisa se hizo notoria dándome a entender que sabía perfectamente que lo estaba mirando embobada, pero esta vez no cedería a su encanto. No respondí nada y me dispuse a pararme. Él rápidamente se acercó para ayudarme y yo solo lo miré seria.
—Ya, ya, entiendo "puedes hacerlo sola" —dijo haciendo comillas con las manos y riendo al final.
Una vez que estuve de pie me sentí enojada, pero no sabía con quién. Si era con Holly por ser malditamente odiosa. Si era con Calum por ser jodidamente encantador haciendo que lo perdonara de inmediato. O conmigo, por ser estúpidamente tonta.
Tomé una bocanada de aire dejando mi mente en blanco —o tratando—, di unos pasos y sentí su mano agarrar mi brazo. Me volteé a mirarlo y sabía que había sido un gran error.
Esto es una advertencia. Nunca, jamás, pero jamás de los jamases mires directamente a los ojos a la persona que sabes que causa un efecto raro en ti, porque caerás. Cederás a sus encantos y ya no podrás hacer más.
—¿Qué quieres, Calum? —le pregunté cansada.
Quería ser fuerte, porque estaba cansada de perdonarlo y sentirme patética después.
—No estés enojada conmigo. —me pidió haciendo pucheros. Cómo detesto esos pucheros—. Yo quería explicártelo...
—¿Explicármelo? ¿Explicarme qué, Hood? —le pregunté haciendo que él levantara una ceja sorprendido de que me adelantara. Sí, normalmente lo dejo manipular toda la situación, pero esta vez no—. Explicarme que volviste con la odiosa de tu... de tu, no sé qué cosa eran. ¿Explicarme de que me mentiste? Me habías dicho que habías terminado con ella porque se había portado mal conmigo. Me dijiste que yo... era importante para ti.
—Creo que estas celosa. —reconoció mirándome divertido.
Eso era tan típico de Calum. Creo que esa era su manera de salir de problemas. Calum Hood resuelve todo jugando, coqueteando y molestando.
No estoy bromeando, Calum. —le dije molesta cruzándome de brazos.
Algo en él cambió y dejó de sonreír. El ambiente fue silencioso, incluso con nuestros amigos gritando y corriendo unos centímetros más allá.
—Yo tampoco, fresita. Lo siento. —reconoció sinceramente. Levanté mis cejas queriendo escuchar más—. Todo esto estaba planeado antes de mi... bueno, de que dejara a Holly y no te iba a dejar venir con Connor sola, me lo habías pedido y no te fallaría.
Claro, todo eso tenía que ver con lo gran amigo que era Calum Hood.
—¡Pero ustedes ya no estaban juntos! —espeté con rabia—. No tenías que traerla.
—Tú tampoco lo estás con Connor. —dice Calum con simpleza demostrando su punto para luego acercarse a mí interrogativo—. ¿O me equivoco?
—Bien, bien. ¡Haz lo que quieras! Yo me largo. —dije molesta, pero, en realidad, no estaba enfada con él, sino con el hecho de que estaba en lo correcto.
Estaba dispuesta a irme, pero no pude dar ni un paso fuera de su perímetro ya que él buscó la manera para que nuestros cuerpos se encontraran. Estábamos detrás de unos árboles por lo cual era muy difícil que alguien nos pudiera ver.
—Dime. —me habló mirándome fijamente—. ¿Qué te molesta, fresita?
—Ella me molesta, Hood. —dije sin pensarlo. Él me miro sorprendido, pero luego pareció entenderlo. No podía retractarme, ya lo había dicho. Debía continuar—. Ella es una bruja, y de las malas.
Recordé a mi hermana. Siempre le dije a Kiara que ella era una bruja, pero, sin dudas, era de las buenas.
Calum seguía mirándome. Estaba esperando que dijera algo más, ¿por qué no le bastaba con eso?
—No es para ti. Solo eso.
Muy bien. Esto era lo único que no quería que pasara.
—¿Entonces quién es para mí según tú? —me preguntó mirándome atentamente.
Esta conversación ya me estaba poniendo nerviosa. Era algo muy típico en mí explotar, decir algo y luego no poder controlarlo. Al no poder controlarlo digo cosas de la manera incorrecta y termino arrepintiéndome.
—Pues no lo sé. —dije queriendo que todo terminara ahí, pero sus ojos seguían puestos en mí—. Ella no.
Creí, por un instante, que eso le bastaría y ahora haría una broma sobre eso. Probablemente volvería a decir que estaba celosa y yo tendría que ocultar mi enfado y vivir con eso. Pero, a diferencia de lo que pensé, él solo alejó de mí molesto.
Bien, la pelea empezaría de nuevo.
—¿Cómo lo sabes? —me preguntó volviendo hacia mí, pero sus ojos ya no estaban tan pacíficos al mirarme—. ¡Dime! Para mi ella es perfecta.
Sus últimas palabras tuvieron un efecto en mí. Pude sentir como algo en mi pecho dolía. No quería quedarme, definitivamente esa era mi señal. Debía salir de allí antes que terminara humillándome ante sus propios ojos.
Me di la media vuelta, pero él no estaba dispuesto a que todo terminara allí. Creo que, por primera vez, quería terminar algo bien, hablarlo y eso era sorprendente en él.
—¿Qué haces? —me preguntó cuando notó mi intención.
—Me largo de aquí. —le anuncié simplemente—. Haz lo que quieras, Hood.
Estaba enfadada y quería llorar. Eso era una pésima combinación para mí.
Sabía que eso pasaría. Calum siempre ha estado totalmente enamorado de Holly. ¿Qué me hacía pensar que Calum realmente había terminado esa relación por nuestra amistad? Calum solo era un chico más que solo pensaba con la cabeza y no precisamente la de arriba.
—Después no digas que soy yo el que no le toma el peso a las cosas. —me dice cuando voy unos pasos lejos de él.
—Estás loco. —canturreé hacia él, pero en realidad no esperaba que lo escuche.
—¿Qué dijiste? —alzó la voz para que yo lo escuche.
Cansada me di vuelta y le grité—: ¡Estás loco!
Pero no me quedé para su respuesta. Volví a mirar hacia delante para continuar mi camino lejos de él.
—¡Eso! ¡Vete, vete! —gritaba hacia mí—. ¡Huye como una cobarde!
Su última frase fue lo que cambió algo en mí.
Me devolví con la rabia humeando. Él se dio cuenta de que había conseguido mi atención, pero no sé si eso era lo que todavía quería. Se sorprendió y se puso en alerta.
Estaba enfadada con todos, hasta conmigo misma. Me estaba empezado a desagradar yo misma. Y me molestaba que me llamara cobarde. Me molestaba que tuviera una reacción en mí, porque, de cierta manera, estaba en lo correcto.
Ya no sería una cobarde. Entonces llegué al frente de él y lo besé.
Él estaba en un estado de shock por lo que se demoró en responder ante mi desesperado beso, aunque no tardó mucho tiempo en seguirlo. Nos estábamos besando ¡Estaba besando a Calum Hood! Esta vez él no estaba ebrio y tampoco era un estúpido juego.
Me obligué a mí misma a dejar de pensar y concentrarme en nuestro beso, en la sensación de tenerlo cerca, las mil y una cosa que me producían. Su beso era dulce y desesperado, no podría haber pedido nada mejor. Sentí calambres en mi estómago.
Sentí mis brazos hormiguear y mis piernas temblar mientras sus manos viajaban por mi cintura. Me sentía como si me fundiera en el beso. Todas las cosas que sentí en los anteriores besos multiplicaban cada vez más. Definitivamente nunca me cansaría, pero debía cortar el sueño, porque eso no era real, no del todo. Yo sentía cosas por Calum Hood, él no por mí.
Me separé cuidadosamente y me percaté de sus ojos llenos de sorpresa. No se movió ni tampoco habló. Me aclaré la garganta y me recompuse.
—Lo siento. Haz lo que quieras con tu vida, no soy nadie para opinar.
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*Capítulo corregido*