-¡Rayos!_ bufó Ciel.
-Bochan, parece que estuvieron a un paso de-_
-¡CALLATE!__ gritó interrumpiendo a su mayordomo.
-Si, si, como diga_
-Te ayudaré a ponerte de pie_ dijo haciéndose a un lado y reincorporándose.
Estiró su mano hacia mi. La rechacé.
-No es necesario_ dije.
-Bochan, My Lady_ dijo Sebastian llamando mi atención.
-¿My Lady?_ repetí mirándolo sin entender su formalidad. Ya me había llamado de esa manera.
Mi duda se hacía presente al ser yo aparentemente ser una delincuente y al ser tratada con del tal manera no es algo que pueda entender.
-Sí, el Joven Amo me ha pedido que durante su estancia en la mansión debo llamarla así_
-El Joven Amo... Ciel..._ ahora dirijo mi mirada hacia el.
-Ella no necesitaba saber todo eso, Sebastian_ dijo soltando un claro enojo en su voz.
-Bochan, después de la escena que acabo de ver, pensé que era conveniente que My Lady lo supiera, ¿no lo cree?_
-¿Cuánto llevas ahí parado?_ preguntó aún más enojado el joven.
-Acabo de llegar, fue suficiente para verlos juntos_ dijo con una sonrisa burlona.
¿Dónde he visto esa sonrisa?.
-Claro..._ dijo Ciel aunque se notaba el sarcasmo en su voz.
-Bueno ahora, Bochan, My Lady, ¿es por eso que están despiertos a esta hora de la noche?. He escuchado ruidos por lo que he venido a ver qué es lo que pasaba_
-Te equivocas_ dije yo sin nada más que agregar, estaba segura de lo que él estaba imaginando.
-He bajado por agua y solo hemos coincidido y accidentalmente chocamos, deja de sacar conclusiones sobre las cosas, Sebastian_ dijo Ciel con tono claramente molesto hacia su sirviente.
-Bien, aunque cualquiera que hubiera estado en mi lugar habría pensado otra cosa_
-Bien, supongo que ya debemos dormir_ dijo Ciel ignorando el comentario de su mayordomo.
Ciel comenzó a caminar y yo me agaché y tome aquella bata blanca que me había hecho salir de la habitación.
-My Lady, ¿eso no se encontraba en la ropa para ser lavado?_ dijo Sebastian refiriéndose a la prenda en mis brazos.
-Si, esto es la razón por la que salí de la habitación_
-Permítame lavarla y entregársela limpia en la mañana_ dude un poco pero se la di. La sangre seguía ahí.
No me importaba que la prenda estuviera vieja, manchada e incluso con rasgaduras. Lo use por meses, por años. Un demonio no merecía un trato especial con respecto a la vestimenta en un lugar lleno de Angeles.
-¿Necesitas una prenda como esa?_ dijo Ciel parado a unos metros de nosotros.
Al parecer había observado todo.
-Es lo único que tengo, es lo que usado por un tiempo, además la ropa que llevo puesta no me pertenece_
-No es necesario que la conserves, mañana mandare a traer algo de ropa para ti, por lo que no debes de preocuparte por eso_
-No es necesario_
-Claro que lo es, si vivirás en esta mansión no permitiré que alguien como tú camine por aquí con esas vestimentas_
-My Lady, tal vez solo debería usar algo para complacer al Joven Amo_
-¿Qué acabas de decir Sebastian?_ dijo Ciel aún más frustrado que antes.
-¿Alguien como yo?_ repetí y mire a Ciel.
-My Lady_ dijo Sebastian intentado llamar mi atención.
-La única razón por la que sigo en este lugar es porque me acusas de ser alguien que no soy, me he quedado para demostrarte mi inocencia como has pedido, tú has querido que me quede. Alguien como yo... fue lo que dijiste ¿cierto?, que estupidez. Tu no sabes quién soy_
Un aura negra apareció alrededor de mi, de un momento a otro de abajo hacia arriba en mi cuerpo comenzó a aparecer un sello negro que subió hasta terminar en mi cabeza. Apareció ropa en mi cuerpo haciendo desaparecer el vestido de seda, mi cabello regresó a su color habitual, negro azabache.
El enojo parecía ser capaz de abrirme nuevas puertas, mostrándome diferentes ángulos de mi poder. Todo lo guardado, detenido y a punto de ser explotado por la ambición de Angeles.
-¿Qué es esto?_ dijo Ciel dando un paso hacia atrás.
-¡Bochan retroceda!..._ gritó el mayordomo.
-¿Qué esta pasando?_ preguntó nuevamente Ciel sin entender la situación.
Había logrado molestarme.
Ciel me había salvado, pero él logró que me quedará aquí.
-My Lady, no tenía que enojarse hasta tal punto..._ dijo Sebastian intentando calmarme
-No necesito tu ayuda crétino..._
Comencé a correr hasta Sebastian.
El era rápido, y con eso pude aclarar una duda que tuve desde que sentí la presencia de este.
Era la primera vez que utilizaba mis poderes desdé que llegé a la mansión y estaba furiosa, por lo que no me faltaba la energía. Aún si las heridas seguían sin saber por completo.
Sebastian se posicionó una vez más en frente de su Amo, cubriéndolo de cualquier ataque. Colocó sus manos dentro de su saco y dejó a la vista múltiples cubiertos de plata en estas.
Sin pensarlo dos veces, sin siquiera dudar los lanzó contra mí, los detuve antes de que dieran contra mi.
-Tiene un gran poder My Lady, solo una persona había detenido mis ataques de esa manera... pero usted lo hizo exactamente igual_
-Basta... no estoy de humor para tus juegos_ lancé de regreso los cubiertos a Sebastian, y el los detuvo todos.
Incluso el último que iba directo hacia uno de sus ojos con gran velocidad.
-Gran puntería..._ alagó el mayordomo
Analice la situación. Debía detenerme.
Hice desaparecer el aura y controle aquella energía que se encontraba dominada por mis emociones, respire y el ambiente volvió a la normalidad.
-Veo que no necesitarás de la ropa que mencione_ dijo tranquilamente Ciel.
-No la necesito_ musité por segunda vez.
-Es lo que veo, vamos a dormir, mañana me explicarás que fue todo eso_ me miró serio y caminó hasta desaparecer de mi vista.
Mire a Sebastian el cual inclinó su cabeza y colocó su mano en el pecho en señal de reverencia y respeto.
Que familiar me pareció eso.
-Su bata estará lista en la mañana, My Lady, que pase una buena noche_
Di la vuelta y me dirigí a la habitación.
Mostré más de lo que debía.
(....)
Abrí mis ojos de golpe, observe alarmada a mí alrededor. Seguía en la Mansión Phantomhive.
Había sido capaz de dormir gracias a las heridas, la energía llena de pureza me debilitaba. Aprendí eso después de años.
Ni un solo rayo de luz entraba a la habitación, a pesar de tener semejantes ventanales las gruesas cortinas impedían que la habitación se iluminara.
Me despojé de la suavidad de las sabanas y camine hasta quedar en frente de los ventanales. Deslice mi mano por las cortinas.
Terciopelo.
Y las abrí hasta que la habitación se iluminó considerablemente.
Una vez más me lave en la bañera, el ardor de mis heridas al entrar en contacto con el agua caliente seguía sin desaparecer, una vez más no me importó.
Mi cabello, había vuelto a la normalidad, pero al no tener otra prenda de la cual disponer use una vez más aquel conjuro que había utilizado en la noche y un atuendo apareció sobre mi cuerpo.
Al salir de la habitación escuche golpes en la puerta, me aproximé a esta y la abrí.
Sebastian.
-My Lady, el Joven Amo la espera en su despacho_
-Bien..._
Cerré la puerta detrás de mí y seguí la espalda de Sebastian hasta llegar al despacho de Ciel.
Llamó tres veces.
Y una voz del otro lado dio la aprobación para entrar.
Sebastian abrió la puerta y me dejo pasar más el no entro, me quedé parada pero no vi a Ciel, aquella silla en donde se encontraba sentado me daba la espalda. Solo oí su voz.
-He permitido que te quedes en mi mansión para que me demostraras que no eres la criminal que busco, pero lo que ha pasado anoche me hace pensar diferente_
-Solo le mostré algo que no debió ver_ dije con formalidad.
-¿Por qué no?, al final termine viéndolo y quiero una explicación_ giro con la silla y por fin vi su rostro.
-¿Qué es lo que quiere saber?_
-¿Qué es lo que vi?_ contesto con otra pregunta.
-Simples poderes_ me limité a decir.
-No parecían "simples poderes", no mientas y dime la verdad, de otra manera mis sospechas estarán completas y no tendré de otra más que de entregarte_
No puedo hacer eso.
-Se lo dije, yo no miento_
-¿Cómo podría creerte?_ me desafió.
-Veámoslo de la misma manera, no he huido de este lugar, por lo que no he faltado a lo que usted dijo, no veo que más necesite_
-¿Cómo haces eso?_
-¿Hacer qué?_ cerró los ojos.
-Encuentras la manera de dejarme sin palabras, literalmente_
-Supongo que solo quiero que deje de pensar que soy una criminal mentirosa_ el sonrío.
-Me gusta tu actitud_ dijo sin desaparecer su sonrisa.
Se escucharon golpes en la puerta.
-Adelante_ dijo Ciel sin dejar de mirarme.
-Lamento la interrupción Bochan_ dijo Sebastian inclinando su cabeza.
-No importa, ¿qué es lo que pasa Sebastian?_ dijo Ciel posando la mirada en su sirviente.
-A llegado esto para usted, My Lady_ estiro su mano la cual traía una carta.
-¿Para... mi?..._
Pero, nadie sabe que estoy aquí. ¿Verdad?
Sebastian me entregó la carta, un sobre color beige, sin sello, sin remitente. Un simple sobre con mi nombre escrito en el.
Eso no me ayudaba en nada.
La carta había llamado la atención de Ciel, Sebastian se había hecho a un lado. Ignoré sus presencias y abrí la carta.
. . . . .
Mi querida demonio.
¿Cuánto a pasado desde que escapaste? , pero... Te encontramos. No atacaremos la mansión Phantomhive, solo si te entregas.
Si el Conde se entera de esto sufrirá las consecuencias.
¿Recuerdas a tu hermana menor? Si te entregas podrás verla de nuevo. Ella te extraña mucho.
Atte
A.
. . . . .
Me habían encontrado, no me equivoque al pensar que no se rendirían y me buscarían.
Pruebas, experimentos, maltratos, burlas, gritos, humillaciones, dolor Un círculo repetitivo sin fin.
Eso era lo que me esperaba.
-Y bien, ¿qué dice la carta?..._ preguntó Ciel, solo frunci el seño y no conteste.
-¿Qué pasa?_ volvió a preguntar.
-¿Puedo pedirles un favor?_
-¿Qué es?_ dijo interesado.
-Es importante..._
-Entiendo, todo dependerá de que esto no sea una trampa_
-No lo es_ asegure.
-Entonces prosigue_ dijo Ciel haciendo un ademán con la mano.
-Sebastian, ¿puedes investigar algo por mi?_
-¿Bochan?_ dijo mirando a su Amo.
-Adelante, esto se cada vez se pone más interesante_ dijo dándole una total aprobación.
-Entonces, lo haré My Lady_ dijo regresando su vista hacia mi.
-Necesito que vayas a un lugar y me digas todo lo que veas ahí y a cada una de la personas, ¿Debería escribir la dirección para ti?_
-Si_
Ciel tomó una hoja y una hermosa pluma color negro y la puso frente a él, hizo una señal para que me acercara. Tome la pluma y escribí la dirección y unas cuantas indicaciones de cómo llegar, todo lo que pude recordar. Deje la pluma nuevamente y se la entregué a Sebastian.
Poso su mirada en la hoja leyendo todo lo que había escrito es esta, la doblo y la guardo con cuidado.
-Entiendo, regresaré lo más pronto posible, es un camino largo, pero si me permite preguntar ¿qué hay aquí My Lady?_ dijo haciendo una clara referencia al lugar al que quería que él fuera.
-Es lo que quiero averiguar, hace un tiempo que no estoy ahí_
-Entiendo, entonces Bochan, regresaré cuanto antes_
Se retiró haciendo una reverencia hacia su Amo.
-Me gustaría escuchar que es lo que trama Señorita _________..._
-Lo siento Conde, no estoy segura de qué es lo que sus oídos quieren escuchar_
-Te lo dije antes, no seas tan formal, solo llámame Ciel_
-Entonces deje de llamarme Señorita, solo llámeme por mi nombre_
-Entiendo, ahora ¿piensas hablar?, no hay nadie en la mansión a parte de nosotros dos, los otros sirvientes están fuera cumpliendo con unas tareas, nadie te va a interrumpir_ dijo con una voz grave y dejando fuera la formalidad.
-Una vez más te pregunto, Ciel, ¿qué quieres saber?_ dije haciendo lo mismo.
-Primero toma asiento_
No estaba segura de lo que preguntaría, mucho menos entiendo porque debería contarle algo a un chico como el, aún no lo conozco.
Hola Mis Neko
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Los Amo