Tú, Yo y El Mal

By MabelPazAvalos

216K 21.7K 15K

Dicen que todos tienen un hilo rojo conectado con otra persona. Bueno, pues yo creo que mi hilo es más bien d... More

PRÓLOGO
• CAPÍTULO 1 •
• CAPÍTULO 2 •
• CAPÍTULO 3 •
• CAPÍTULO 4 •
• CAPÍTULO 5 •
• CAPÍTULO 6 •
• CAPÍTULO 7 •
• CAPÍTULO 8 •
• CAPÍTULO 9 •
• CAPÍTULO 10 •
• CAPÍTULO 11 •
• CAPÍTULO 12 •
• CAPÍTULO 13 •
• CAPÍTULO 14 •
• CAPÍTULO 15 •
• CAPÌTULO 16 •
• CAPÍTULO 17 •
• CAPÍTULO 18 •
• CAPÍTULO 19 •
• CAPÍTULO 20 •
• CAPÍTULO 21 •
• CAPÍTULO 22 •
• CAPÍTULO 23 •
• CAPÍTULO 24 •
• CAPÍTULO 25 •
• CAPÍTULO 26 •
• CAPÍTULO 27 •
• CAPÍTULO 28 •
• CAPÍTULO 29 •
• CAPÍTULO 30 •
• CAPÍTULO 31 •
• CAPÍTULO 32 •
• CAPÍTULO 33 •
• CAPÍTULO 34 •
• CAPÍTULO 35 •
• CAPÍTULO 36 •
• CAPÍTULO 37 •
• CAPÍTULO 38 •
Liam Davis
• CAPÍTULO 39 •
• CAPÍTULO 40 •
• CAPÍTULO 41 •
• CAPÍTULO 42 •
• CAPÍTULO 43 •
Hermes Sevilla
• CAPÍTULO 44 •
• CAPÍTULO 45 •
• CAPÍTULO 46 •
• CAPÍTULO 47 •
• CAPÍTULO 48 •
• CAPÍTULO 49 •
• CAPÍTULO 50 •
• CAPÍTULO 51 •
• CAPÍTULO 52 •
Antonella Pasquarelli
Maxon Lee
Bratt Smith
• CAPÍTULO 53 •
• CAPÍTULO 54 •
• CAPÍTULO 55 •
• CAPÍTULO 56 •
• CAPÍTULO 57 •
• CAPÍTULO 58 •
• CAPÍTULO 59 •
• CAPÍTULO 60 •
• CAPÍTULO 62 •
Liam Davis
• CAPÍTULO 63 •
• CAPÍTULO 64 •
• CAPÍTULO 65 •
Bratt Smith
• CAPÍTULO 66 •
• CAPÍTULO 67 •
• CAPÍTULO 68 •
• CAPÍTULO 69 •
• CAPÍTULO 70 •
Lily Brooks
Lily Brooks
Lily Brooks
• CAPÍTULO 71 •
• CAPÍTULO 72 •
• CAPÍTULO 73 •
• CAPÍTULO 74 •
• CAPÍTULO 75 •
• CAPÍTULO 76 •
• CAPÍTULO 77 •
• CAPÍTULO 78 •
• CAPÍTULO 79 •
• CAPÍTULO 80 •
• CAPÍTULO 81 •
• CAPÍTULO 82•
• CAPÍTULO 83 •
• CAPÍTULO 84 •
• CAPÍTULO 85 •
• CAPÍTULO 86 •
• CAPÍTULO 87 •
• CAPÍTULO 88 •
• CAPÍTULO 89 •
• CAPÍTULO 90 •
• CAPÍTULO 91 •
• CAPÍTULO 92 •
• CAPÍTULO 93 •
• CAPÍTULO 94 •
• CAPÍTULO 95 •
• CAPÍTULO 96 •
• CAPÍTULO 97 •
• CAPÍTULO 98 •
FINAL
REPORTAJE POLICIAL
MARILIA

• CAPÍTULO 61 •

1.6K 184 165
By MabelPazAvalos

—¡Emboscada!

La alarma de seguridad suena y retumba en todo el edificio. Harry está asustado, recoge ropa suya y la echa en una mochila como si fuese a huir.

No comprendo lo que sucede hasta que escucho una explosión allá abajo y un tiroteo.

—¡Levántate! ¡Nos vamos!

—¿Quién es?

—¿Quién más?

»Ruggero«

—¡Date prisa! ¡El helicóptero está allá arriba!

Me pongo los tenis y rápidamente salgo tras él.
Las explosiones resuenan al igual que los gritos.
Me guía para que suba a unas escaleras pero me adelanto corriendo y cuando llego a la azotea veo a toda la gente armada allá abajo.

Y ahí estaba el rey, desatando una masacre entre todos sus hombres y por un momento me siento feliz de que me estén buscando.

Lanza otro explosivo y sé que necesito hacer algo para huir, pero ahorita mismo no encuentro solución.

Harry está distraído con el helicóptero, y la adrenalina corre por mis venas haciéndome huir de la azotea escaleras abajo.

—¡Karol! —Harry viene por detrás de mi y yo trato de correr más rápido.

No hay nadie en este piso y recuerdo a una personita en especial.
Voy a la área de prisioneros y de las llaves que le robé a Harry empiezo a buscar una que abra esta.

Simón se apresura a venir conmigo y se le ve que está emocionado.

—¡Es la llave roja Karol! ¡La roja!

Efectivamente la abre y Simón sale corriendo delante de mi.
Harry viene por detrás y sé que no la libraré, así que otro plan se me ocurre.

»Lanzarme por una ventana«

Estamos tres pisos abajo de dónde estábamos, el tiroteo se escucha allá abajo, tomo una silla para lanzarla por la ventana y romper los cristales.

Me asomo, eso ha llamado la atención de Hermes que sonríe y le señala a Ruggero dónde es que estoy.

Pasquarelli se apresura a querer entrar pero no se puede porque son muchos policías y en cualquier momento lo matarán. Cosa que a él no parece importarle tanto.

—No me hagas esto, por favor Karol —Harry me llega por detrás y me sujeta con fuerza llevándome de nuevo a la azotea.

He perdido de vista a Simón, seguramente le falta poco para llegar a la balacera y yo pataleo con fuerza para que me suelte pero me es imposible.

—¡Yo no nací para estar encerrada, Harry!

—¿¡Se te ha olvidado todo lo que pasó anoche!? No te dejaré ir así de fácil.

—¡Suéltame!

—¡No!

—¡Huye conmigo! ¡Harry! ¡Huyamos juntos! ¡Yo te daré una vida de lujos!

—Claro que huiremos —llegamos a la azotea—Pero será a mi modo.

Rápidamente me sube al helicóptero y fue suficiente para que el piloto pusiera marcha.
Me asomo por la ventanilla y tomo un fierro para estrellarlo y lanzarme, pero Harry me sujeta con fuerza para que no lo haga y lo último que alcanzo a ver es a Simón con un lanza llamas en manos.

A unos cuantos metros de distancia se escucha otra exposición.
Han derrumbado el edificio. Los disparos cesan y no tengo idea de quién ha ganado la batalla.

—Dijiste que no sabias porqué Ruggero Pasquarelli masacraba a todo el mundo —gruñe—Dijiste mentiras. Tú sabías que venía por ti.

—No sabía.

—¡Si sabias! ¡Deja de mentir! ¡Él vino por ti y no tengo la menor idea de cómo es que tú lo sabias!

La central estaba en medio del bosque, la luz del día me calaba en los ojos y me dolía la cabeza por los reclamos del hombre al que tengo alado.
Quise ignorar su pregunta, pero era muy necio.

—Habla.

—No.

—Habla.

—No.

—¡Habla ahora!

—¡Déjame en paz Harry! ¡No tenía idea! ¡Él es así, él y yo no nos llevamos!

Me quedo callada de mala gana.
Él está furioso conmigo, decide no hablarme por un largo tiempo y maldigo en mi mente de que no haya podido huir como quería.

Mi plan era distraerlos, usar la táctica de la casa de papel para que se enfocaran en los lugares ilegales y no en Ruggero.
Pero me ha tomado de sorpresa, creí que sería un poco más inteligente y planearía algo mejor.

A lo que eso me recuerda cuando tiré la silla por la ventana, ¿de verdad tenía pensado lanzarme de pisos tan altos? Porque ese era mi objetivo, ni siquiera me paré a pensarlo con claridad y ahora hasta suena estúpido.
Pero sabía que Ruggero me atraparía, siempre lo hace.

___________________

Me quedé dormida cuando me esposaron de nuevo y me subieron a un avión.
Me sentía agotada de haber pasado tanto tiempo en vuelo. Le calculaba tal vez unas quince horas, después hicimos una parada para subirnos a otro avión y de nuevo fueron tal vez otras quince horas.

No entendía muy bien dónde es que estaba, al bajarme junto a Harry vimos a los agentes Turner y Jackson que nos alcanzaron en otro vuelo.
El pelinegro de mi lado sólo cargaba con un bolso de equipaje, ¿iremos tal vez a otra central? ¿Me tendrán en una celda ahora si?
Porque si así fuera, todo sería más sencillo y mis absurdos sentimientos no interferirían con mi huida.

Vanesa no parece muy contenta conmigo, pero ninguno de los agentes se atreve a decirme algo porque Harry es como mi perro guardián que si se atreven a decirme algo saldrá a la defensiva.

La ciudad es grande, jamás había estado aquí y no reconozco siquiera una imagen de publicidad.
Hablan inglés, o bueno, algunos, pero el otro acento no puedo entenderlo.

Nos subimos a una camioneta blindada y nos hacemos de camino otra hora.
Ellos hablan sobre el operativo, lo hablan en Alemán para que yo no entienda pero siguen siendo tan estúpidos porque yo entiendo a la perfección.

—No deberías de comprometerte a tanto.

—Yo haré lo que yo quiera, Jonson.

—Eres un idiota por haberte clavado tanto con ella. Si nos hubieras dejado interrogarla bien nos abríamos evitado todo esto.

—A partir de hoy yo me encargo de ella en todos los sentidos.

—¿Y si se te escapa? —entra a la defensiva la detective Jackson—¿Qué harás?

—Eso no sucederá.

—Estaba apunto de suceder hace ya varias horas.

—Metete en tus asuntos agente Jackson y déjame a mi con los míos —le entregan una llave—No quiero que nadie sepa dónde estamos mientras todo esto termina y capturan a Ruggero.

Los agentes no parecían muy contentos con los planes de Harry pero ninguno se atrevió a seguir reprochando ya que sería causa perdida.

Tras varios minutos nos detuvimos en un vecindario lindo con las típicas casas con jardines bonitos y todo bien cuidado.
Para ser específicos, nos detuvimos frente a una casa de dos pisos con un jardín de sueños.
Los vecinos parecían ser los típicos que se meten en tu vida privada y que son chismosos, no entendía qué hacíamos aquí pero preferí no decir nada porque sigo enojada conmigo misma.

Harry me abrió la puerta, entré y no había nadie.
Me quedé ahí parada esperando a que algo pasara pero lo único que sucedió fue que Harry llegó conmigo y se puso a mi lado.

—¿Dónde estamos?

—Ah, ¿ya hablas?

—¿Dónde estamos?

—No te lo diré, aún no sé si puedo confiar en ti.

—¿Aquí me mantendrás encerrada?

—Bienvenida a nuestro hogar, pequeña.

—¿Nuestro qué?

—Estoy quebrado económicamente —suspira—No sabía que una casa en este lugar costaba una fortuna. Me enteré cuando estábamos en el avión.

—¿Compraste la casa mientras viajábamos?

—Si, ¿te gusta?

—¿Estás demente? —me mira sonriendo—¿En qué estabas pensando?

—Era aquí o tenerte en prisión. Te aseguro que estarías en un lugar espantoso, hemos salido de nuestro territorio.

—¿No estamos en los Estados Unidos?

—No estábamos. Y ahora definitivamente es un lugar nuevo.

—¿Habías venido antes?

—No —se lo toma todo a gracia—Casa nueva, ciudad nueva, quebrados económicamente, pero lo importante es que nos tenemos el uno al otro, ¿no?

—Con una simple llamada puedo hacer que te transfieran millones —frunzo el ceño—Sólo necesito un teléfono.

—Si... no lo creo —me deja ahí de pie y se va a recorrer la casa. Me siento incómoda, ¿debería de hacer algo? ¿Escapar? ¿Nada?—En unas horas o en unos días Mason me transferirá dinero.
Pero no te preocupes, no estoy tan quebrado, tengo lo suficiente como para ir a hacer las compras de comida y tal vez te puedas comprar un cambio de ropa porque, no creo que quieras seguir usando mis bóxers.

—¿Qué te asegura que no escaparé?

—Nada —suspira—Pero no lo harás. Te quedarás conmigo, dejaremos que las cosas se calmen allá afuera y después veremos lo que pasa después.

Vuelve a mi para tomarme de la mano y guiarme más al fondo.

La casa es acogedora, sería perfecta para una familia simple. No es una mansión claro está, pero es amplia y ocupa todo el espacio suficiente.

Me muestra que aquí en la primera planta está compuesta por una linda cocina con isla y todo lo que necesitamos.
El comedor contiene sólo seis sillas, toda la casa está decorada de colores cálidos como el beige, café, blanco y negro.
El living tiene sofás lindos y al detenerme a mirarlo, él se coloca detrás de mi y suavemente me toma de la cintura para susurrarme al oído:

—¿Te gusta?

—Mi casa es más bonita.

—No sé dónde vivas ni cómo estás acostumbrada a vivir pero supongo que ha de ser llena de lujos, ¿No es cierto?

—Obvio.

—Bueno, pues yo te puedo ofrecer esto y prometo que en el futuro te daré más.

Me vuelve a tomar de la mano y me guía a la segunda planta.
Recorremos un pasillo, pasando una habitación, un estudio, un salón vacío, un baño, y al final otra habitación que puedo suponer que es la principal por el tipo de adornos.

»Es acogedora«

—Tenemos un baño propio aquí.

Y supongo que quiere que los dos durmamos en la misma.

—¿Por qué haces esto?

—¿Hacer qué?

—Estaba apunto de huir y ahora, ¿compras una casa para los dos? ¿Te gastas todo tu dinero? ¿Eres bueno conmigo? Dime, ¿por qué?

—Así es el amor.

—Deberías dejar de amarme, yo ya lo hice.

—Si tú lo hiciste, aunque no lo creo, no significa que yo lo haga —toma mi mejilla y siento una corriente eléctrica por todo mi cuerpo—¿Sabes lo que pienso?
Pienso que a ti lo que te hace falta es amor.

—¿Qué?

—Tal vez no te han dado suficiente o tal vez no te lo dieron cuando eras pequeña. Dime, ¿te lo daban?

—Ni al caso tu pregunta —intento irme pero me vuelve a sujetar para que lo tenga muy de frente—Suéltame.

—¿Sabes lo que es el amor?

—Suéltame.

—¿Te lo daban en tu infancia?

—Suéltame ya.

—Sólo quiero saber.

Suspiro al darme cuenta que no se va a rendir.
Mantengo nuestras miradas conectadas y con la cabeza en alto le contesto:

—Si. Si me daban amor.

—¿Quién?

—Mi madre.

—¿La que se fue y los dejó?

Abro la boca y la vuelvo a cerrar. No sé a qué punto quiere llegar con todo esto.

—Se marchó cuando eras muy nena, la veías muy pocas veces y lo recuerdo porque me lo habías contado ya antes.

—Mi hermano me quiere a su manera.

—¿Tu hermano te daba abrazos y besos cuando te sentías triste?

—Yo nunca me sentí triste.

—¿Te abrazaba cuando te sentías feliz? ¿Te decía cumplidos? ¿Decía que te amaba en voz alta?

Montones de Flashbacks pasan por mi cabeza.
Recuerdos de Hermes y yo de pequeños, tratando de recordar alguno divertido o bueno pero lo único que recordaba era que me enseñaba defensa propia, me enseñaba a usar armas con filo, recuerdo cuando me trató de enseñar a usar pistolas pero no finalizó.
Era exigente con mis notas, siempre quería que sobresaliera y que jamás pero jamás llorase.

Frunzo el ceño, porque los recuerdos de mi padre son algo similares y puede que incluso más lindos pero todo se va a la mierda porque sé que todo era falso. Si me hubiera querido, jamás me hubiera vendido.

—Yo... recibí una clase de cariño.

—¿De quién?

—De mi abuela.

—¿La que falleció?

—Si. La que mataron.

—Pequeña —vuelve a tomarme de la mejilla—Yo te daré todo el amor que te tengo. Te hice aquellas preguntas porque cada vez que te quiero abrir mi corazón me mandas por un tubo.

—Yo no... te mando por un tubo.

—Compré una casa y me dijiste que la tuya estaba más bonita —se ríe, y maldigo cuando también me saca una sonrisa.

—No hablaba en serio.

—Lo dijiste para lastimarme.

—Dale, no seas sentido.

La risa cesó y aunque yo había vuelto a mi ceño fruncido, él me sonreía como si de verdad fuese lo más bello del mundo.

—Déjame expresarte mi amor.

—Harry...

—Dices que no me amas. Sea verdad o mentira, cada que lo dices me lastimas y si de verdad ya no sientes nada por mi, por favor no lo digas.
Cuando te diga te amo, no sientas la presión de corresponderme. Tal vez tu orgullo no te lo deja decir.

—¿Entonces qué digo?

—Nada. Simplemente nada —me besa—Te amo.

[...]

Habíamos llegado agotados por los vuelos en avión y decidimos dormir un rato.
Pero al abrir los ojos lo encontré mirándome y acariciándome la curva de mi cintura.

"¿Qué me ves maldito?"

Quería decírselo pero recordé nuestra charla hace rato y decidí callar.

Yo también lo observé.
Sus ojos claros, sus labios rozados, su pelo negro intenso, ¿será que es teñido? Tal vez si, todos los de su familia lo tienen rubio, ¿será que se lo dejará rubio él también?

—¿Qué piensas?—me pregunta cuando frunzo el ceño.

—¿Tendrás el pelo rubio?

—¿Quieres que me lo deje al natural?

—No me gustaría.

—Pues entonces no —sonríe—Además ya me encariñé con este color —hace una pausa—¿Te gustaría pintarte el pelo tú?

—Siempre he deseado tenerlo de color blanco.

—¿De verdad?—asiento—¿Y por qué no lo haces? ¿Por qué no te lo tiñes?

—Es una tontería.

—Si te gusta, no es una tontería —suspira—Te prepararía algo de cenar pero la alacena está vacía, así que saldremos a dar una vuelta.

—¿Me esposarás?

—¿Tratarás de huir?

—¿Cómo sabes que no mentiré?

—Porque confío en ti. Sé que suena absurdo después de lo que hiciste de tratar de huir, pero así son las cosas.

Vaya, a éste hombre de verdad le importo.

Podría huir, correr, esconderme en algún sitio y tratar de regresar a los Estados Unidos.
Pero me siento muy cansada para hacerlo, no quiero huir, tampoco es que haya alguien en casa al que extrañe mucho como para hacer un viaje así de largo.

Bratt, Maxon, Liam, Valentina, Hermes y mis hombres me buscan por compromiso, porque soy la líder de ahí, o tal vez porque son mis amigos pero creo que más bien es el primero.
Es simplemente por respeto. Y no extraño a nadie.

Por otro lado aunque Ruggero esté incendiando todo por encontrarme, no deja de ser el mismo hijo de puta que me hizo mucho daño.
¿Qué pasaría después? ¿Querría que me lance a sus brazos y lo perdone así nada más? ¿Que deje de lado mis traumas y que lo "ame"?
Está loco.

Pero mi otro lado me recuerda que Derek, mejor conocido como Harry, también me ha lastimado y tampoco me apetece mucho estar con él pero hasta ahora se ve la mejor opción.

Creo que tomaré esto como unas pequeñas vacaciones hasta que me encuentren.

—No huiré.

—¿Lo prometes?

—Lo prometo.



El aire fresco me da en la cara. Es de noche, hace frío y hay un poco de viento. Eso debe de ser porque ya debemos de estar en los primeros días de diciembre tal vez.

Harry me entregó una sudadera de algodón de él y la siento tan acogedora porque huele a su perfume.

Me toma de la mano, y salimos del vecindario.
Lo veo caminar y siento cosas en el pecho porque no puedo creer que sea mucho mayor que yo y se vea tan joven a la vez.
Bueno, ¿será que me habrá dicho la edad verdadera?

—¿Cuántos años tienes? ¿28?

—Derek Clark tiene 28.

—Derek es falso.

—Harry Moore tiene 26, soy seis años mayor que tú —tiene la edad de Hermes—¿Me veo joven?

—No parecías de alguien de 28, no puedo creer que te creí.

—Cuando dices una mentira todo está en tu seguridad al decirla —me mira sonriendo—Pero creo que eso ya lo sabrás, eres una gran estafadora.

—Por supuesto.

Salimos del vecindario y caminamos por las largas calles oscuras por varios minutos hasta que nos adentramos a la luz. Seguro que aquí no es el centro de la ciudad, pero sí que hay tiendas.

Pasamos por una repostería, panadería, restaurante, hotel, peluquerías, negocios pequeños hasta que a lo lejos vemos un supermercado.

Quién diría que esto me parece "romántico". Pero no le pienso decir que estoy disfrutando esta caminata porque no le pienso subir el ego.

»Si, pero deberías de decirle que tú no sientes el frío y que es absurdo que te dé su sudadera.
Acéptalo Sevilla, no se la rechazaste porque sentiste lindo«

—Me alegro de que sigas usando el brazalete que te di. Tenían pensado quitártelo al igual que tus armas, teléfono y cartera pero les dije que no.

—No te hagas ilusiones, la uso porque le quedaba a las prendas de ropa que usaba, no porque te haya estado extrañando ni porque sea algo significativo.

—Ah, entiendo.

»Bravo Karol, te dijo que no le dijeras cosas feas cuando te dice cosas lindas y es lo primero que haces. ¿Hasta cuando vas a dejar de ser tan grosera?«

Hasta que yo quiera maldito subconsciente.

Harry toma el carrito de compras al meternos y todo está iluminado que incluso me calan los ojos.
Me mantengo a su lado sin saber qué hacer porque es él quien pagará y dice que no tiene tanto dinero.

—Supongo que comenzaremos con los lácteos.
¿Leche? ¿Yogurt? ¿Queso? ¿Eres alérgica a algo?

—No que lo recuerde.

—Bien.

Seguí caminando a su lado pero ya no le prestaba atención a lo que echaba, miraba a los alrededores viendo los letreros en inglés y eso no me daba señales de dónde es que podría estar.

El inglés es el idioma más usado en el mundo, podría estar en cualquier sitio y tampoco es que haya tanta gente a estas horas de la noche para preguntarle mi ubicación.

—¿Éste cereal? O este.

—¿Perdona?

—¿Dónde estás pequeña? Regresa a la tierra —se ríe—Te veo distraída, mejor debo darme prisa para que cenes pronto.

Lo miro por un momento e inconscientemente me río porque parece irónico que mientras él me trata lindo yo estoy averiguando saber en qué ciudad estoy.

—Por Zeus, estuve comiendo pan y agua por meses, ¿de verdad piensas que me molesta no traer nada en la panza?

Pero mi chiste no le dio gracia.

—No me gusta que tengas aquellos pensamientos.
Si, anteriormente no tenías la posibilidad de comer pero ahora si y no me gusta que te malpases.

—Era sólo un chiste —hago una pausa—El cereal de bolitas está bien.

Una vez que lo echa en el carrito de compras, sus ojos se van a lo lejos y cae en el apartado de ropa.

»Ropa de supermercado, ¿de verdad está pensando comprar aquí? Karol, ¿de verdad estás cayendo tan bajo? Es como la ropa que venden en Walmart que están las cosas en oferta«

—Creo que necesitas bragas.

»¿¡Ropa interior de esta tienda!? Karol Sevilla, tu vida siempre ha estado llena de lujos y, ¿ahora te pondrás bragas de un lugar como este?«

Voy detrás de él cuando se pone a mirar la poca ropa de mujer que hay aquí.
Observa los precios, y siento algo en el corazón, es algo así como un toque de ternura.

—Sé que no es Victoria's Secret pero estarás cómoda con estos.

—Gracias.

—Y... tal vez podríamos escoger algún cambio de ropa.

—¿Ya no quieres compartir la tuya conmigo?

—No creo que te sientas cómoda.

—Me sentiría más cómoda usando algo tuyo a... eso.

—¿Discriminas las prendas de aquí?

—No te ofendas Harry, pero no creo que...

—¿No crees que puedas usar algo como esto? ¿Crees que te saldrá alergia o alguna enfermedad?

—Oye, cálmate.

—Karol, yo te lo quería comprar con todo mi cariño, no creí que fueses de esas personas.

—¿De qué hablas?

—De las interesadas.

—No soy interesada, simplemente no me fío de la ropa de aquí ni de cuántas personas seguramente se la han probado —miro a los alrededores—Estamos en un supermercado Harry, ¿qué esperabas?

—Nada. De ti nada.

Se me achica el corazón cuando toma el carrito y continúa con las compras.
Creo que si fui un poco grosera, él sólo quiera comprarme algo para sentirme cómoda y la he cagado.


Al pagar, el personal que le cobra le dice que su saldo llegó a cero.
Escucho maldecir, pero me avisa que aún le queda un poco de efectivo.

Eso fue lo único que me ha dicho desde que ¿peleamos? No tengo idea si eso fue pelea.

Venimos de vuelta por las calles pero ahora no me toma de la mano y se comporta callado con la mirada vacía.
Siento un vacío en el pecho, pero claramente no le voy a pedir disculpas porque eso no me va.
Dije lo que quería decir, y no me importa si hiero a los demás.

Llegamos a la casa, me metí a la ducha y él a la otra del otro baño.
Me aseguré de ponerme la crema para mis marcas del cuerpo y sonrío al ver que algunas están menos hinchadas. Sin duda esta crema ha servido de mucho.

Me coloco la misma sudadera de Harry, bragas y el pantalón de pijama. Salgo con la esperanza de verlo ahí en la cama, pero no está.

»Discúlpate«

No.

—Perdona, no sabía si querías que durmiese contigo —entra—Supongo que no, así que tomaré unas sábanas del ropero y me dormiré en otro lugar.

—Quédate, no me causas problemas.

—Si, no lo creo —me ignora pasándome de largo y es inevitable no sentir culpa—Los planes de aquí son quedarnos en casa la mayor parte del tiempo. Allá afuera hay una guerra y es peligroso.

—¿Para ti? O para mi.

Se detiene un momento para analizar mi pregunta y después bufa enojado.

—Supongo que para mí, ya que ese Pasquarelli te quiere consigo porque eres su maldito trofeo.

—Yo no soy trofeo de nadie.

—Claro que si, así te ven todos.

—¿Tú me ves así?

—Yo te amo, es diferente.

—Te hice una pregunta. ¿Acaso tú me ves como trofeo?

—Claro que no...

—Si lo dijiste fue por algo —ahora soy yo la que me enojo y camino hacia él—Es una lástima que pienses así. Te aclaro que no porque esté retenida contigo significa que estamos saliendo, ¿Okay?
Si, nos acostamos una vez, pero es todo.
Te ofendiste porque te dije que no quería ropa fea y barata, esperas una disculpa de mi parte pero ¿qué crees? Te equivocaste de persona porque aquí yo nunca las pido, sino que a mi me las imploran.
No me importa que estés enojado, no me importa que no quieras dormir conmigo y no me importas tú en ningún aspecto.
Lamento estar dañando tu maldito corazón con mis palabras pero yo no soy de las que se quedan calladas si algo no les parece.
Así que si, vete de esta recámara porque detesto el tener que verte —lo fulmino—Me repugnas.
No había querido pensar esto en voz alta pero, tú eres el maldito causante de todos mis daños.
¿Quieres curarme? Pues mátate.
Por tu culpa Ruggero desconfío de mi, por tu culpa me mandaron al sótano, por tu culpa mataron a los padres de mi mejor amigo, por tu culpa mandaron a la guerra a mis dos amigos, por tu culpa mi hermano casi muere, por tu culpa todo esto es una mierda.

—Me alegro que sepas que es mi culpa, pero aunque te arda, yo fui el causante de que abrieras los putos ojos y vieras que nada de eso te convenía.
¿Ya viste? A Ruggero no le importas, sólo te ve como su tesoro. Pero no ves eso porque toda tu vida ha sido así, todos te quieren por el físico o por la inteligencia pero nadie te va a querer por cómo eres.
Por ejemplo, yo.
Me gustaría decir que no te das cuenta del daño que me causan tus palabras pero sí que lo sabes y te vale.
Con esas actitudes no vas a llegar a ningún lado.

—No necesito llegar a ningún lado y mucho menos necesito a un hombre en mi vida.
Me gusta que las personas se fijen en mi físico y mi inteligencia, ¿querías afectarme? Pues sólo me alagaste.
Eso del romanticismo no se me va. Y si yo quiero morir sola y abandonada pues es mi problema porque aquí la única que me importa soy yo.
¿Te pasa algo a ti? Qué bueno.
¿Le pasa algo a Ruggero? Qué bueno.
¿Le pasa algo a mi hermano, padres, sobrinos o amigos? Pues qué bueno porque con que yo esté bien es suficiente.

—Qué malos pensamientos tienes.

—No es cierto, son realistas. ¿Llegaste solo al mundo? Pues solo te vas.

—Bueno. Pues quédate con tus pensamientos de mierda y muérete sola —Ay, dolió—Y si, acabo de decir que te mueras porque tú también me acabas de desear la muerte. Ya vi que no te importo y el querer cambiarte hasta ya parece algún chiste porque eso se ve imposible.

—No parece, es, imposible. No soy tu juguete.

—Ese es el punto —se acerca a mi—Deja de compárate con un juguete. Yo no soy tu padre que te vendió, yo no soy tu hermano que te crió a su manera, yo no soy Ruggero que con tronar los dedos ya te tenia a su disposición —joder—Yo soy yo, y yo simplemente te veo como lo mejor que hay para mi mundo. Tanto así, que si me dices que no quieres nada conmigo pues lo entiendo y te dejaré en paz —me fulmina—Sácate de la cabeza de que eres un juguete, de que eres un objeto, porque yo no soy ellos.

Antes de poder contestarle me dejó con la palabra en la boca y se marchó.
Cerró la puerta con llave y maldije internamente por esta maldita discusión.

»Te pasaste Karol«

Él también se pasó.

»No hay nada de lo que haya dicho que no sea verdad. Te sientes como objeto porque te han tratado como uno«

Maldita sea.



Me acuesto enojada, abrazo la almohada y quisiera tomar un cuchillo y clavárselo en la garganta para que dejase de ser así conmigo.
Pero al mismo tiempo tengo ganas de llorar e ir con él para pedirle disculpas.

Gracias a Zeus, la puerta tiene llave y me lo impide.

[...]

Es de día, me ducho y me pongo algo limpio de lo que me dejó Harry ayer.
Mágicamente la puerta no tiene llave, e ideas se me pasan por la cabeza como lo es el huir.
La abro lentamente, me doy el tiempo para asegurarme de que no está aquí y salgo de puntillas escaleras abajo.

La puerta estaba muy cerca de mi, pero no pude ir más lejos porque Harry estaba en la cocina.

El estómago me gruñe cuando huelo el desayuno, no olvido que anoche no cené.

—Buenos días —dice, y tengo que hacer fuerza para dejar de lado la idea de huir—Anoche no cenaste nada, así que siéntate.

Obedezco. Más bien porque tengo hambre.

Me sirve el plato lleno de comida y el estomago me vuelve a hacer ruido.
Harry se sienta a mi lado y antes de que pueda reaccionar, me da un beso en la mejilla.

—¿Ya no estás enojado conmigo?

—No es bueno irse a dormir enojados. Lamento mucho lo que pasó. Acepto que estuve mal, fui grosero y descortés. Te ofrezco unas sinceras disculpas.

»Discúlpate, anda hazlo«

—Gracias.

»¡Discúlpate!«

Continúo con el desayuno y se queda mirándome, esperando lo que mi subconsciente espera que le diga. Pero no lo hago.

Suspira pesado y continúa comiendo.

—Anoche encontré un juego de mesa en el ropero de la recámara que me quedé —dice—Sé que suena algo absurdo, pero tal vez podríamos jugarlo.

—Suena bien.

El desayuno fue en silencio. Al terminar, fui yo la que lavé los platos y los puse a secar.
Para cuando terminé, Harry ya estaba sentado en el living, en el piso, y poniendo el juego en la mesita de centro.

—Siéntate, te ganaré.

—A mi nadie me gana.

—Comprobémoslo.

Me siento al otro lado de la pequeña mesa para tenerlo enfrente.
Comenzó repartiendo el dinero, ya que el juego era el famoso Monopoly donde compras propiedades y embargas cosas.

Yo tomé la pieza del juego que era una bota, él tomó uno en forma de perrito.

—Yo seré el banco.

—¿Por? ¿Tienes miedo de que robe dinero y me vaya a la fuga?—lo cuestiono y se ríe de mi.

—Eres capaz de hacerlo, pero no en un juego.

—Entonces yo seré el banco.

—Bien, tú lo serás —me lo entrega—Comencemos. Tira los dados tú primero.


El juego comienza, llevamos todo con calma los primeros 30 minutos, eso porque aún no hemos comprado casi ninguna propiedad.

Para la hora y media, ya no me quedaba nada de dinero pero había comprado diez propiedades.
Harry aún no caía en ninguna de ellas, por lo tanto se burlaba de mí porque cada vez me quedaba con menos dinero.

La cosa se puso intensa cuando pasaron dos horas y exactamente yo tenía cuatro propiedades más que las suyas; yo tenía 19 y él 15.

El ambiente se había puesto tenso, sentía mi cuerpo rígido y ahora toda mi atención se concentraba en el maldito juego.

—¡Paga!

—¡Maldición!

—¡Paga maldita sea!—le grito y veo como me da billetes riéndose por mi expresión—¡Te haré embargar todas tus propiedades!

—¡Tira los dados!—así lo hago, y maldigo cuando caigo en una de las suyas y me restriega en mi cara su inmensa sonrisa cuando le entrego el dinero—Seré yo el que te haga embargar todo.

—¡Tira!

Le toca avanzar cuatro cuadros y cae en un apartado de tarjetas.

—Muy buena suerte para uno de tus contrincantes —lee—tira uno de los dados y multiplícalo por dos. Esa será la cantidad de dinero que tendrás que... darle.

—¡Ja! ¡Dame dinero!

Bufa pero no deja de sonreír porque de verdad el juego está muy entretenido.
Al final termina pagándome y por un rato continuamos con la jugada.

Sentía que me dolían los labios de tanto sonreír y esa emoción en el pecho era algo ridícula porque no podía creer que me estuviera emocionando tanto solo por un simple Monopoly.

Pero no era sólo eso lo que me emocionaba, sino también el hecho de verlo a él, verlo saltar cada que pasaba algo emocionante, ver cómo empuñaba las manos y golpeaba la mesa cada que perdía, ver sus pequeñas arrugas a los lados de sus ojos porque los hacía pequeños para "fulminarme" de broma.
Eran tantos pequeños detalles que le veía que me sorprendía de mi facilidad de observación.
No dudo que él haga lo mismo que yo.

Media hora después, él estaba con cinco propiedades embargadas y yo me sentía feliz porque lo había dejado en la banca rota.

Un viento recorre la sala de estar, una pequeña ventana está abrierta y veo que a Harry le da frío aunque tengamos la chimenea prendida.

—Está fuerte el viento, seguro que has de tener frío.

»No Harry, yo no siento el frío«

—Creo que el juego ha terminado, es más que obvio que ganaste —sonrío con sus palabras—¿Cuál fue tu secreto?

Se pone de pie para tomar una manta del sofá y mientras lo hace, yo prosigo.

—El truco es gastarte todo el dinero comprando todo. Si te diste cuenta, para la primera hora yo ya no tenía casi nada de dinero y eso fue porque entre más inversión, más ganancia.
Tú te quisiste ir por las propiedades más caras para que te pagara más, esa es una buena técnica pero yo que compré las más baratas pero muchas, me dejó más dinero.

—O sea que el truco es, invertir todo.

—Exacto.

—Eres una gran empresaria —se sienta a mi lado—Deberías de terminar tu carrera. Tal vez puedas presentar un examen para ya graduarte.

—Tenía pensado pedirle ayuda al profesor Daniel Jones.

—¿El rubio?

—Si —hace una mueca—¿Sucede algo?

—No me fío tanto de ese sujeto. Tiene algo que no me agrada y, tal vez le puedas decir a alguien más —suspira—Estamos en una nueva ciudad, aquí te lo pueden aplicar y que te den el certificado.

—¿por qué quieres ayudarme?

—Te metiste a estudiar eso por algo, supongo que porque te gusta y yo sólo quiero que todos tus sueños se cumplan.

Sus palabras me dejan callada, eso lo hace aprovecharse del momento y me pasa la manta por los hombros para cubrirnos a ambos.
Su brazo está encima mío, lo tengo tan cerca de mí que se me tensa el cuerpo.

Si no sentía frío, ahora siento que ardo en calor.

—Estuvo divertido el juego —cambio de tema—Solía jugarlo con mi abuela cuando era muy pequeña.

—Háblame un poco de ella, ¿cómo era?

—Mi abuela era una persona increíble, siempre tenía los mejores consejos para darme y sentía que pensaba mucho como ella.
Solía darme alcohol a escondidas de mi padre cuando era adolescente y le valían las reglas.

—¿Qué admirabas de ella?

—Hace unos días me acordé de ella, hay tantas cosas que podría decir que admiraba pero la que más me gustó fue de que, a pesar de que era muy coqueta, siempre le fue fiel a mi abuelo porque siempre lo amó.

—¿Admirabas la fidelidad?

—Exacto, desde ahí fue mi ejemplo a seguir —me río—Claro que no cuento a mi ex novio Sergio porque le era infiel contigo, pero creo que nunca lo consideré algo tan en serio.

—Entonces, cuando es algo en serio es cuando eres fiel.

—No. Es cuando yo lo considero serio.

—No entiendo.

—Por ejemplo, cuando salía con Ruggero yo no lo consideraba serio y recuerdo que cuando te vi una vez, me lancé a tus brazos y tuvimos relaciones sobre tu escritorio.
Después, pasaron ciertas cosas y comprendí que debía de serle fiel porque no era un juego.

—¿Te llegó a gustar?

»Joder, maldita pregunta«

—¿Cómo querría a un abusador violento?
Me humilló mucho, y sabes que con mi ego nadie se mete.

Estábamos recargados en un sofá, y eso le permitía acercarse más a mi abrazándome.
Levantó la mano para tocar mi mejilla y el calor me volvió a recorrer.
Nuestras miradas se conectan, y trato de permanecer sin expresión para intimidarlo pero ahora me es imposible.

—Por un momento creí que él te gustaba.

—¿Que si fuera así? A mi me puede gustar quien sea, soy independiente.

—Me moriría de celos. Eso pasaría.

—No tienes porqué, no somos nada.

Tengo un nudo en la garganta, quisiera dejar de decirle cosas que lo hieren pero eso también me es imposible.

—Sé que no somos nada, pero no creo que seas demasiado ingenua como para no darte cuenta que entre nosotros hay algo.

—Claro que lo hay. Yo soy la delincuente y tú el policía.

—Claro que no, lo que tenemos nosotros es amor, o bueno, es lo que yo siento por ti.

—Mira pues...—no me deja terminar porque me estampa sus labios en los míos.

Acepto que no me quise alejar, se lo acepté, y lo peor de todo es que lo estoy disfrutando.

»quiero más«

Pasé mi pierna al otro lado de su cuerpo para quedar a horcajadas y profundizarlo.

El deseo me invade, tira ligeramente de mi cabello para besarme el cuello y los movimientos de mis caderas comenzaban a rozar ya su abultado miembro.

La manta se nos cayó, pero el beso cada vez tornaba más intenso.
Besaba con delicadeza mi piel, yo no quería eso, yo quería que me tratase con posesión y agresividad, sé que suena mal pero estás caricias no me excitan mucho.

—Déjame desabrochar tu pantalón.

Entonces, con toda su fuerza de voluntad me alejó un poco y me hizo parar.

—No tendremos relaciones.

—¿Estás de joda?

—No quiero tener intimidad contigo. Bueno, sí quiero pero no esta clase de intimidad.
Quisiera que me vieras como algo que deseas, pero no de esta forma porque sé que mañana o en unas horas me botarás como si yo fuese tu prostituta —tiene que estar bromeando este hombre—La intimidad que quiero es que te abras conmigo Karol, que lo nuestro no sea sexo sexo sexo, que sea más bien especial.

Lo fulmino, pero es imposible enojarme con él porque lo único que hace es sonreírme y acariciar mi mejilla con delicadeza.

—Déjate amar —continúa—Anoche heriste mis sentimientos, hoy en la mañana me disculpé porque recapacité mis actos, pero tú no lo hiciste y de verdad esperaba una reconciliación tan temprano.

—Yo no pido disculpas cuando tengo la razón.

—Me lastimaste.

—Te lo merecías.

—Eso no debe de ser así —hace una pausa—No es malo pedir perdón, es muy malo hacer sentir mal a las personas y más a las que te aman.

—No eres nadie para regañarme. Si pensabas que me harías recapacitar con tus palabras, pues te equivocaste de persona.

—Déjate amar —susurra para después tomar mi espalda y hacer que me recostase en su pecho—Déjate amar por favor. Yo no te haré daño.

Mi cuerpo está tenso, pero sus caricias en mi pelo y en mi espalda hacen que me relaje de a poco hasta quedar completamente suelta.

Nos quedamos así por unos minutos. Huelo su fragancia de shampoo, su perfume e incluso sus cremas faciales.

Todo combinado es mi olor favorito. Es el olor que me transporta a un lugar feliz donde me siento querida de verdad.

»Pero sigues siendo una grosera, discúlpate ahora mismo«

No.

»Él se disculpó contigo y ya te dijo que heriste sus sentimientos«

Él me los hirió cuando me enteré que Derek era una identidad falsa. Así que se aguanta.

»Te ama«

No me importa.

—Siento el latido de tu corazón —vuelve a enrollarnos en la manta—Está tan calmado, ¿yo te provoco calma?

—Si.

—Me alegro —besa mi cabeza—¿Te he dicho que eres la mujer más hermosa de mi mundo?

—¿De tu mundo?

—Si. Se supone que el cumplido es: "la mujer más hermosa del mundo" pero yo quiero ser sincero sin sonar como un charlatán. Eres la mujer más hermosa de mi mundo.

El corazón se me acelera, Harry se ríe, por lo tanto supongo que sintió lo que provocaron sus palabras en mi.

Cierro los ojos con fuerza y decido quedarme ahí.
No tenía sueño, pero el calor de sus brazos me hizo caer profundamente.

—Descansa pequeña.

...

Maratón 2/2

Hoy me levanté con ganas de publicarles dos capítulos un mismo día <3
Ahora que lo recuerdo, la última vez que hice maratón dejé de publicar en un mes jaja

Mabel Paz

Continue Reading

You'll Also Like

1K 51 13
Un chico murió por culpa de un Dios. Para redimir este error otro dios le concede la oportunidad de reencarnar en un mundo al azar con dos deseos. "...
93.4K 11.9K 32
Cuando Shoto llega de la escuela y se encierra en su habitación, puede viajar a su propio mundo de fantasía a través de las palabras. Un mundo dónde...
989K 105K 142
1era y 2da temporada ♥️ Sinopsis: En donde Jimin es un Omega mimado y Jungkook un Alfa amargado, los dos se casan por sus propias conveniencias. ⚠️...
198K 11.2K 18
El maldito NTR pocas veces hace justicia por los protagonistas que tienen ver a sus seres queridos siendo poseidos por otras personas, pero ¿Qué suce...