Una Conquista Imperfecta

By LenaMesias

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Alana Disney sueña con tener su romance de cuento de hadas con su crush, el popular y carismático Adam Herty... More

UNA CONQUISTA IMPERFECTA
1 | Flynn Rider al ataque
2 | Cómo esconder un cadáver
3 | Encerrada con el Grinch
4 | El rechazo del crush
6 | Cómo (no) declararte a tu crush
7 | La misión suicida con el Grinch
8 | El secreto de una relación rota
9 | Ilusiones no correspondidas
10 | La bestia lectora y la princesa cantante
11 | Encerrados en un probador
12 | El paraíso de los nudistas
13 | No eres nadie para él
14 | Enamorada del chico equivocado
15 | No quiero extrañarte esta noche
16 | En la cama de un chico oscuro
17 | Me debes un beso
18 | El debate de los corazones rotos
19 | Me tienes en tus redes
20 | El chico entre sus brazos
21 | Antes de que me enamore
22 | Los celos disfrazados
23 | El dementor y su insecto acosador
24 | El secuestro del príncipe
25 | Tres corazones conquistados
26 | La tentación de un sueño erótico
27 | Ya no huyas de lo que sientes
28 | Él no es el chico que quiero
29 | Mi tormenta perfecta
30 | La noche del baile
31 | Di que me quieres
32 | El amor te vuelve débil
33 | Lo que más quiero eres tú
34 | Vuelve, aún te necesito
Epílogo | Pide un deseo
CURIOSIDADES
SERIE CONQUISTA
Extra 1 | Imperfecto
Extra 2 | Halloween con el Grinch
Extra 3 | Bajo las estrellas
Extra 4 | Para hoy y para siempre

5 | La fiesta de la conquista

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By LenaMesias

—Alana.

—¿Qué?

—¡Suelta el árbol!

—¡No!

Me aferré al árbol con más fuerza. Etel intentó tirar de mí una vez más mientras Cassie miraba alrededor con nerviosismo.

—¡Adam se va espantar si te ve como mono en su jardín!

—¡Que no voy a entrar!

—¡Me estás haciendo pasar ridículo!

Las últimas horas se resumen en una sola palabra: Desastre.

Cuando Adam me dijo que mi media le parecía linda, me convertí en el manojo de nervios más insoportable de la vida. Fuimos a la casa de Cassie para alistarnos ya que era la única con ropa decente, pero, como siempre, la única que se vistió decente fue ella. Traía un vestido floreado ceñido al cuerpo y una coleta en lo alto de su cabeza.

Ah, pero Etel y yo éramos otro caso. Etel se negó a ponerse un vestido donde habría puros hormonales descerebrados, así que optó por unos jeans y una blusa de tirantes anaranjada que combinaba con su cabello pelirrojo.

Y pues yo... yo la verdad no sé qué me puse, solo sé que quiero quedarme en este árbol y no entrar.

—Te estás ensuciando. —refunfuñó Cassie.

Se acercó y me acomodó la camiseta azul. Dios, ¿en serio había venido a una fiesta en camiseta? Al menos combinaba con mis ojos.

Eché un vistazo alrededor. Las personas que iban llegando nos miraban con el ceño fruncido y se alejaban rápido como si fuéramos una especie de locas en crisis de nervios. Y, por dios, las chicas parecían estar en un desfile de modas.

—¿Quién me dejó venir en camiseta y jeans? —me lamenté.

—Como si fuera fácil lidiar con una terca como tú. —se quejó Etel y me empujó. Mis manos dejaron de tocar el árbol y al instante me paralicé, caminando lentamente hacia la puerta como una estatua—. Ahora vas a ir y no meter la pata. No me dejes en ridículo.

—Sonríe y cuando encuentres la oportunidad te acercas a Adam como lo planeamos. —me aconsejó Cassie, soltando el moño de cabello rubio que traía en mi desordenada cabeza. Me peinó con los dedos y sonrió—. Le confiesas lo que sientes y listo.

—O al menos coquetea con él. —Etel me soltó y se puso frente a mí con una mueca—. Dios, te ves fatal.

—¿En serio?

—Espera. —Me dio un par de palmaditas en el rostro—. Para el rubor.

Me sacudí como un títere para quitarme los nervios de encima y, con una sonrisa de oreja a oreja, toqué la puerta.

—¿Qué haces? —se espantó Etel.

—Toco la puerta.

Etel se tomó el puente de la nariz, exasperada. La miré confundida. ¿Y ahora qué hice para hacerla perder la paciencia?

—¿Qué pasa? ¿Ustedes no tocan la puerta? Maleducadas.

—Es una fiesta de preparatoria, Alana. —Cassie soltó una risita—. La música está demasiado fuerte, si tocas la puerta nadie te va escuchar.

—Y te vas a quedar afuera como idiota toda la noche.

Oh. Empujé la puerta con suavidad, intentando asomar la cabeza para tantear el terreno, pero de pronto la puerta se echó hacia atrás bruscamente, jalándome hacia delante como estúpida.

Mi cabeza chocó contra algo duro que me hizo rebotar y un líquido frío me empapó mi camiseta. Santa madre de todas las camisetas, no a la de los Jonas Brothers. Miré apenada cómo mi camiseta se arruinaba por este líquido del mal. Oh, no. Esto no es...

Pasé las yemas de mis dedos por encima y olfateé moviendo la nariz como un cachorrito.

—¡Ew!

—Tiene que ser una broma. —espetó una voz ronca.

Esa voz.

Esa era la voz de un Grinch en potencia.

Me paralicé con las mejillas enrojecidas, levantando la mirada lentamente para añadir suspenso a mi muerte.

Axen estaba de pie frente a mí, mirándome con el rostro contraído por el enojo. Su camiseta oscura estaba manchada del mismo líquido y su vaso rojo tirado en el piso. Tenía la mandíbula tensa y unas feroces ansias por aniquilarme.

Si antes succionaba almas con la mirada, ahora era un asesino silencioso que te despedazaba con respirar cerca.

—¿Tienes una manía por tirarme las cosas?

Abrí la boca para defenderme, pero mis palabras quedaron silenciadas cuando sus ojos oscuros se clavaron en mí con más profundidad. Dios, ayúdame a no desmayarme del miedo.

—Tú deja de cruzarte en mi camino. —Me crucé de brazos, intentando mostrarme firme. Tú puedes, Alana. Deja de temblar, muestra tu furia y lo atemorizante que puedes ser. Entrecerré los ojos—. Y sujeta bien tus cosas que siempre me manchas. ¿Tienes manos de mantequilla o qué?

Axen frunció el ceño, mirándome otra vez como un bicho raro.

—¡Oye! —Escuché la voz de Etel a mis espaldas—. ¿Qué no te fijas por dónde vas? Entiendo que ella sea estúpida, pero no tienes que abusar de eso para dejarla peor de lo que ya está.

Cerré los ojos. Santa madre de todas las meteduras de pata, que alguien le cierre la boca.

—Y no vas a venir a mirarla mal, Flynn Rider. Ella tiene el cerebro del tamaño de una uva diminuta, pero me tiene a mí para defenderla.

—Etel...

—No, Cassie, no. Déjame ponerlo en su lugar. ¿Qué se ha creído para tratar como idiota a Alana? Solo yo puedo hacerlo. Que esté bueno no le da derecho a...

Se quedó callada. Todos nos quedamos callados. Los que estaban cerca a la puerta disfrutando del espectáculo se quedaron callados.

El rostro de Etel se tornó rojo, pero su postura desafiante no desapareció. Dios mío, podía ver en sus ojos los cabezazos contra la pared que se estaba dando.

Le eché un vistazo a Axen. Él la miraba fijamente.

Uff. Al menos Cara de Lápida no se estaba burlando.

—Señoritas. —Una voz coqueta apareció en el escenario del caos. Adam nos sonrió con su sonrisa perfecta y abrió la puerta de par en par—. He venido a rescatarlas de la humillación pública.

Mis piernas se volvieron fideos y la saliva se me escurrió de la boca. Él traía el cabello rubio oscuro desordenado y una camiseta a cuadros con las mangas remangadas. ¿Que si se veía bien? Esa palabra no le hacía justicia. Era todo un príncipe azul conquistador de corazones vírgenes como el mío y él lo sabía.

Axen soltó un resoplido, pasó por nuestro lado y se perdió en el jardín.

—Él es así. —Adam nos sonrió con una mueca de disculpa—. Parece que te quiere matar, pero es un buen tipo.

—Yo sí lo quiero matar. —murmuró Etel con fastidio.

Adam sonrió divertido. Etel y Cassie pasaron rápidamente a la casa con una expresión de ilusión en sus rostros, olvidando el mal rato. Yo me quedé de pie ahí, demasiado nerviosa para moverme.

—¿No quieres pasar?

—Si paso, ¿me prometes que nadie va tirarme su bebida?

Adam soltó una risa y me tendió su mano.

—No a menos que te alejes.

El corazón se me aceleró. Después de tres años de admirarlo desde la distancia, Adam me estaba sonriendo y tendiendo su mano a mí. Solo a mí. Formé una sonrisa de oreja a oreja y puse mi mano sobre la suya. Su tacto era caliente y suave. Perfecto.

—Dalo por hecho.

Al pasar por su lado, apoyó una mano en mi espalda baja y me impulsó a que entrara antes de liberar mi mano. Mi sonrisa tambaleó y no fue porque ya no tenía su mano en la mía ni por la cantidad de chicas que fijaron su atención en él, sino por la música a todo volumen y todas las personas que bailaban frenéticas por toda la casa.

Oh. Por. Dios.

—¡Alana! —Cassie corrió hacia mí, sonriente—. ¡Esto es lo máximo!

—Hay bebidas en la cocina, por si quieren. —Adam estuvo a punto de guiarnos hacia allá, pero la pelirroja de la mañana apareció de la nada, lo tomó del brazo y le susurró al oído. La expresión de Adam se tornó en una seria—. Disfrútenlo. —dijo antes de irse.

Fruncí el ceño. Mi momento con Adam solo había durado un par de minutos y está bien, conquistar a mi crush no tenía que ser fácil. Pero que ese bicho pelirrojo me robe su atención era diferente.

—Me siento como el patito feo rodeado de cisnes.

—¡Miren lo que traje! —Etel apareció con tres vasos rojos y nos dio uno a cada una—. ¡Para sobrevivir a la noche!

—¿Qué es esto? —Olfateé el contenido e hice una mueca de asco—. ¡Ew! Es lo mismo que Axen me tiró encima.

Etel pasó un brazo alrededor de mis hombros como un compinche.

—¿Quieres hablar con Adam esta noche? —Asentí dudosa. El alcohol se filtró en su aliento—. Gallina. ¿Quieres hablarle o no?

—Sí.

—¡Gallina! ¿Piensas quedarte esperando como Fiona a que tu príncipe azul te rescate de la oscuridad?

—¿No?

—¿Entonces piensas ser un títere de madera todo flacuchento a esperar que otros te manejen?

—¡No!

—¿Y qué me dices de la estúpida de Blanca nieves que se comió toda la manzana que le dio una vieja con pinta de bruja?

—Oye, que solo fue una mordida.

—¡No me importa! —Etel se tambaleó un poco y me puso el vaso en la boca. Miré a Cassie en busca de ayuda, pero ella estaba concentrada en reírse con un chico de remera roja—. ¡Tú puedes, Alana!

Cerré los ojos y dejé que el líquido de menta con alcohol bajara por mi garganta. Me aluciné como en las películas cuando todos aplauden a la santa que se toma su primer vaso de licor y la cargan mientras gritan su nombre y de la nada todos la aman. Pero cuando abrí los ojos solo vi a Etel mirarme con los ojos bien abiertos como una loca emocionada y a Cassie soltar una risita por mi cara de asco.

—¡Ew! ¡Wakala! ¡Fuchi!

Me quedé quieta un momento. ¿Por qué no empezaba a ver doble? ¿No se supone que estas cosas te marean y te llenan adrenalina? A mí de lo único que me llenó fue de pichi.

—¡Todos por aquí! —Escuché la voz de Adam venir desde la cocina—. ¡Hey, chicos! ¡Vamos a empezar a jugar!

Como un mosquito atraído por su voz, fui hacia allá con Etel y Cassie por detrás.

Adam estaba parado en una mesa con una mano cerrada en un puño como micrófono y veía a todos con su sonrisa perfecta. Tenía la camisa un poco abierta y el cabello despeinado.

—Yo la verdad no sé cómo demonios le dicen a este juego. —Señaló los vasos rojos con licor puestos en forma de pirámide en la mesa y se bajó de un salto—. La cosa es que consiste en tirar esta pelotita y si aciertas, no bebes.

—¿Y los que no aciertan? —preguntó un chico de la multitud.

Adam enarcó una ceja, como quien dice «¿Es en serio?».

—Entonces bebes. No tiene mucha matemática, Ryan.

Las chicas soltaron suspiros a mi lado. Fruncí el ceño. De verdad tenía mucha competencia por aquí. Santa madre de las soldadas caídas, ¿por qué vine a una fiesta vestida para una pijamada?

—Entonces, ¿quién se anima a ser mi compañera? —preguntó Adam.

—Es tu oportunidad, Alana. —me susurró Cassie, empujándome como si fuera un costal de papas.

—¿Estás loca? Mi puntería no es la de Mérida.

De pronto, una chica a mi lado levantó la mano.

—¡Yo!

Todos nos volvimos hacia ella. Me quedé boquiabierta. Etel sonreía de oreja a oreja con la mano alzada.

La traición. La decepción, hermano.

—Perfecto. —Adam le sonrió y entrecerró los ojos—. ¿Y tú eres...?

—Etel.

—Bien. Etel —Él se acercó lentamente hacia ella y le tendió la mano con la misma sonrisa que me dio a mí—, serás mi compañera.

Oh por dios. Cassie me sostuvo por detrás. Estaba al borde del colapso.

—En realidad no. —Etel empujó su mano lejos y me señaló—. Iba a decir que yo propongo a Alana.

Si antes la quería ahorcar por quitarme a mi chico, ahora no sabía si hacerle un altar o descuartizarla porque iba a quedar en ridículo.

Adam posó sus ojos verdosos en mí.

—¿Quieres hacerlo, Alana?

El rostro se me enrojeció. Etel me dio un codazo para que reaccionara, como si leyera mis pensamientos.

—Claro. —Acepté su mano con una sonrisa tímida y dejé que me llevara hacia un extremo de la mesa. Un chico se posicionó en el otro extremo, jalando a una chica a su lado—. ¿Tenemos que tomar mucho? —susurré con temor al ver los vasos llenos de licor.

—Solo si pierdes. —susurró Adam a mi lado.

—Mi puntería es muy mala.

—La mía es perfecta.

Me guiñó un ojo. Dios mío. Adam con tan solo sonreírme así de cerca como si estuviéramos compartiendo un secreto me hacía temblar.

—Entonces que empiece el juego. —le sonreí.







* * *

Solo diré: Adam y Axen los harán dudar de qué team son, prepárense.

¿Listos para la confesión de Alana y para conocer a un nuevo Danet?🔥

El próximo capítulo es el MARTES. Disculpen la demora hoy:(

Para los que leyeron ID, ¿notaron el cameo de Ryan? El chico de remera roja que ayudó a Lydia en el club con un Tyler ebrio de colado, diciendo que era demasiado joven para morir virgen JAJAJAJ.

¡Nos leemos pronto!


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