El pánico no tardó en generarse y los diferentes Jounin que se encontraban presentes no perdieron ni un minuto para empezar a desalojar el estadio.
— Seijun, llevate a Hima y a Hikari.
— Sí madre, vamos.
Las chicas se alejan en un rápido movimiento.
— Nosotros debemos ayudar al desalojo, Hinata encargate de los palcos derechos, Neji de los izquierdos. Yo levantaré una barrera para que no lleguen más allá, ¡Dispersión!
Una enorme barrera evita que sigan dañando a los civiles, pero aún después de cinco minutos el desalojo no termina, no hay suficientes ninja para acelerar esto.
De repente siento que me atraviesan el pecho, se roban mi energía y sólo conozco a alguien lo suficientemente fastidioso para hacer eso.
El Otsutsuki del tren no tarda en reírse en mi cara, aunque el gusto no le dura mucho pues Neji ha llegado y con su puño suave logra cortar su caña de pesca.
— Has cometido el peor error de tu vida al tocarla.
Mi barrera desaparece en lo que recupero el aliento.
— No puedo creerlo, un ser tan inferior como tú no debería tener esa pureza ocular.
— Neji apartate.
Lanzo un hueso largo seguido de mis falanges, el primero es repelido fácilmente pero lo segundo logra impactarlo de forma limpia. Aún sangrando el tipo me ve con satisfacción.
— Tú eres una de nosotros, lo siento en tu chakra, lástima que seas una mestiza.
Es lo último que dice antes de que el puño de Neji impacte en su pecho, justo donde debería estar el corazón.
— Yo me encargaré de él, tu sigue ayudando a la gente a salir.
Lo saca del estadio dejándome sola, prácticamente no queda nadie y me dirijo a la salida. En las escaleras me encuentro con Mitsuki.
— ¿Qué sigues haciendo aquí? Éste lugar ya no es seguro.
— Estoy esperando a Boruto y Sarada, hay que sacarlos también de aquí.
Su silenciosa súplica no me afecta en lo más mínimo, yo podría sacarlos pero sus padres no me lo permitirían.
— Ellos estarán bien, sus padres los protegen, pero yo estoy a cargo de ti y le prometi a tu padre que te cuidaría.
Lo agarro del brazo y me lo llevo arrastrando hasta la salida. De vez en cuando voltea hacia atrás y mi agarre aumenta.
— Mitsuki más te vale no escapar, sólo serías un estorbo.
— ¿No le importa lo que les pueda pasar?
— Sí, pero confío en Naruto, él no dejará que nada nos lastime, por algo es el Hokage.
— ¿Por qué lo hacen?
Frunce el ceño confundido, todavía no comprende el amor que Naruto tiene por la aldea y por cada habitante que vive en ella.
— Por amor.
— Seijun me dijo algo parecido pero sigo sin entender.
— ¿Seijun?
Ahora sí me detengo, el chico sólo voltea a verme como diciendo "Sí ¿Qué tiene?".
— ¿Desde cuándo hablas con ella?
— Nuestro camino a casa es similar.
Un ataque hace temblar toda la estructura desde sus cimientos.
— Tenemos que irnos antes de que esto nos caiga encima.
Sin preguntarle lo levanto llevándolo en mi espalda, él es rápido pero no tanto como yo. Por la velocidad aprieta su agarre en mi cuello, salimos en menos de un minuto.
La gente sigue arremolinandose a los alrededores.
— ¡Despejen el área es peligroso!
Sólo algunas personas me hacen caso, otras son demasiado estúpidas para entender que si se quedan en dónde están nadie asegura su seguridad.
— ¿Por qué no se mueven?
— Por imbéciles.
Siento a alguien acercarse a sorprendente velocidad y apenas soy capaz de evitar el ataque, el Otsutsuki lanza varios ataques con su caña de pescar sin atinar uno.
Es hasta después que me doy cuenta que no intenta darme a mí sino a Mitsuki, agradezco al cielo el no haberlo bajado de mi espalda. Sin embargo, esto limita mis movimientos y lo único que puedo hacer es evitar que me golpee.
— Agarrate muy bien, tenemos que evitar a éste tipo.
Aprieta su agarre y comienzo a saltar para alejarlo lo más que se pueda. Veo que a lo lejos Neji y Gaara intentan alcanzarnos.
— Podría distraerlo, de esa forma usted tendría tiempo de atacar.
— Si tu padre se entera que te utilicé como anzuelo, el Otsutsuki será el menor de mis problemas.
— ¿Y cómo planea vencerlo?
— Buena pregunta.
La caña está a nada de alcanzarnos pero Harusame logra atravesarla y absorber gran parte de la herramienta. El enemigo se para en seco con la mirada fija en la espada.
El arma regresa a las manos de su nuevo dueño, Takumi toma una posición de ataque y la seriedad que pocas veces he visto en su mirada se hace presente.
— No dejaremos que toques a nuestra madre.
¿Dejaremos? Detrás de él Usami aparece, tranquilo, imperturbable pero con varios kunai en la mano, listo para cualquier paso en falso.
Maldito infierno, ¿Qué demonios hace aquí?
— ¿Por qué? ¿Por qué seres tan inútiles cómo ustedes poseen esos ojos?
Intenta atacar con su Byakugan pero mi hijo activa el suyo, no sé lo que intentan o lo que ven pero ambos se han involucrado en una batalla reñida, hasta que mi conejito decide ayudar a su hermano.
Me complace verlo acorralado pero opta por irse a través de un portal.
— ¿A dónde se fue?— pregunta Mitsuki.
— Ni idea.
La tierra tiembla y de los bordes del estado comienzan a verse las colas de Kurama.
— Tenemos que irnos, ¡en marcha!
💧
Naruto se ha ido, o se lo han llevado mejor dicho. Sé que sigue vivo pues todavía sentí que su corazón latía, después de desaparecer los hospitales se llenaron con los heridos, entre ellos Hinata y Boruto.
Una vez que dejé a Mitsuki con el rubio, me lleve a mis dos hijos a un pasillo alejado. Takumi camina un poco por delante en una pose protectora, tampoco es que esté muy feliz con él, se ha teñido el pelo de negro y lo ha cortado a la altura de los hombros, sin mencionar el arete que trae en su oreja.
Hiashi me matará en cuánto lo vea, porque no importa que él sea un ser pensante, es mi culpa si no sigue algunos lineamientos del Clan.
— ¿Qué hacen aquí? Nunca les di permiso de regresar.
— Los extrañabamos mucho madre, creímos que no les importaría que adelantaramos nuestras vacaciones.
— ¿Dos meses? Takumi si vas a mentir al menos esfuérzate un poco más.
— ¿Qué tiene de malo? Hice lo mismo el año pasado.
— Te he dicho que al menos intentaras esforzarte más, no me quieras ver la cara de imbécil.
— Fue culpa mía, yo le pedí a mi hermano que fuera por mí a Amegakure.
— Usami...
— ¿Crees que te mandas solo? — Dios mío soné como mi madre.
— Quería volver.
— Pues ni te pongas cómodo, te regresas ahorita mismo a Amegakure.
— ¿Sólo yo?
Veo el dolor en su mirada, "Concéntrate Natalia, no puedes dejarlo aquí" "Ibamos a decirle la verdad" "Sí pero no ahora".
— Takumi también se irá, ¿creen que conseguirles sensei de élite es sencillo? No pueden simplemente botar todo cuando les plazca.
— Mamá, sé que ninguno heredó tu capacidad sensorial, pero puedo sentir que tampoco eres honesta con nosotros.
— ¡Takumi Hyuga!
— ¡Hermano!
"Salvados por la campana".
— ¡Tenía tantas ganas de verte hermano!
Hikari salta y Usami es lo suficientemente rápido para agarrarla en el aire y cargarla. Le da un abrazo de oso en lo que sigue repitiendo lo mucho que lo extrañó.
— ¿Te hice algo Hikari? Ni siquiera me saludaste.
— ¿Será tal vez porque decapitaste a todas sus muñecas hace años?
— Sólo fueron tres, además tu me ayudaste Seijun.
— ¿Qué ustedes qué?
— Nada— me contestan al unísono.
— Perdón ¿te podemos ayudar en algo?
Ursa no contesta a la pregunta de Usami, se ha quedado rezagada, viéndolos desde la distancia. Takumi inclina la cabeza mirándola fijamente.
— Se parece muchísimo a Kimimaro-sensei.
— Es su hija, Kaguya Ursa— contesta Seijun al mismo tiempo que le indica acercarse.
La niña vacila con cada paso que da y se limita a hacer una reverencia como saludo, Usami le ha dejado de prestar atención desde hace rato pero Takumi inclina su cabeza todavía observandola.
— ¿Te ha comido la lengua el ratón?
— Eso fue grosero, disculpate.
— Oh eso sería aún más grosero, pues es evidente que no lo siento en lo más mínimo... ¡Ay!
Seijun le ha pegado a Takumi, mientras ellos se pelean entre sí, Hikari no ha dejado de lanzar los por menores.
— Tenemos una nueva mascota, se llama Miki y es la ardilla más increíble que puedas encontrar.
— Miki es un nombre extraño para una ardilla.
— ¿De qué hablas? Le queda perfecto.
— Ok, chicos están haciendo demasiado ruido y estamos en un hospital, vamos a casa.
Cinco pares de ojos voltean a verme y silenciosamente aceptan mi sugerencia. Vamos rumbo a la salida cuando Hikari jala de la manga a Usami.
— Hermano ahora que estás aquí me ayudarás a entrenar ¿verdad?
— Por supuesto que sí.
— Podemos ir ahorita, los campos de entrenamiento están desocupados.
— No podemos Hikari, todavía no sabemos en dónde está el tío Naruto y la Aldea necesita de toda la ayuda posible.
Hikari hace un puchero pero todos sabemos que su hermano no dará su brazo a torcer.
— Lo siento Hikari, otro día será ¿sí?
— ¿Hermano?
Todos detemos nuestra marcha, Sasuke sigue viendo sorprendido a mi hijo, una gran cantidad de emociones pasan por él y me hace testigo de todas y cada una de ellas. Avanza varios pasos en nuestra dirección hasta que repara en Hikari.
Nunca en mi vida había sentido tanto odio por parte de una persona, por mucho que me caiga mal Sasuke sé que no es imbécil, ya sumó dos más dos.
Se queda dónde está con la mandíbula apretada y con los ojos más terribles que he visto, el odio es casi cegador. Por primera vez se instala un terror en mi pecho, va a matarme.