Arriésgate Liz.

By Alleguerra

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Muchas veces nos aferramos a relaciones que nos hacen daño, simplemente decidimos quedarnos por miedo a estar... More

Prólogo
Capítulo II: Encuentro Fatal
Capitulo III: Raell Al Rescate
Capítulo IV: Se Terminó
Capítulo V: Ahogada En La Verdad
Capitulo VI: Mala Idea
Capítulo VII: En La Misma Habitación
Capitulo VIII: El Reto.
Capitulo IX: ¡Raell Traidor!
Capitulo X: Tu Paz, Es Mi Paz Liz
Capitulo XI: ¿Que Me Estas Haciendo Liz?
Capitulo XII: ¿Nos Daremos Un Tiempo?
Capitulo XIII: Todo Por Ella
Capitulo XIV: Desde Cero
Capitulo XV: Andrea Fuera De Control
Capitulo XVI: Te Casas Y Punto
Capítulo XVII: Te Lo Buscaste Aaron .
Capitulo XVIII: Hasta Nunca Aaron
Capitulo XIX: Al Perderte, Me Encontré ♥️
Capitulo XX: Solo Tú Y Yo
Capitulo XXI: Es Un Buen Partido 😏
Capítulo XXII: ¿Vives Con Él ?
Capitulo XXIII: Raiden
Reparto Masculino
Capitulo XXIV: Tu Mirada ♥️
Capitulo XXV: ¿Y Ahora Qué?
Capitulo XXVI: Celos
Capítulo XXVII: Resentimientos
Capitulo XXVIII: Mi Luz
Capítulo XXIX: Malentendido.
Capitulo XXX: En Mil Pedazos
Capitulo XXXI: Dejar Ir
Capitulo XXXII: Perdonar Sana El Alma
Capitulo XXXIII: te Seguiré Amando
Capitulo XXXIV: Aun Dueles
Capitulo XXXV: ¿Raell Que Haces?
Capitulo XXXVI: Noticias
Capitulo XXXVII: La Cizaña En Forma De Cuñado
Capitulo XXXVIII: El Mirador .
Epílogo

Capítulo I: Conociendo A Raell

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By Alleguerra

Hoy no podremos vernos amor, llegó mi mejor amigo y Andrea quiere hacerle una fiesta de recibimiento.

Leí el mensaje que envió mi novio y mi corazón se volvió trizas. De nuevo yo quedaría en segundo lugar cuando de Andrea se trataba.

¡A mala hora acepté esto!

Aaron y yo teníamos casi un año juntos, pero nunca estuvo en mis planes enamorarme de él hasta el punto de ser su segunda opción.

Cuando lo conocí él nunca me dijo que estaba con alguien más, pensé que era la única en su vida hasta que un día le descubrí varios mensajes con ella. Lo enfrenté y no tuvo opción que decirme la verdad, ellos eran novios desde el colegio y le era difícil cortar con esa relación porque sus padres la aprobaban y otros motivos que ni me importan.

Mi mundo se vino abajo cuando lo supe. Al principio traté de olvidarlo y dejarlo atrás, pero su insistencia y mi amor estúpido y ciego me llevó aceptar esta relación por como pinta ahora: Andrea la oficial y yo la otra.

Soy tonta lo sé, pero me involucre con Aaron hasta el punto que dependo de él totalmente. El paga el apartamento donde vivimos a escondidas, mi matricula universitaria, todo lo que necesito y sin contar que fuera de todo eso, me enamoré de él perdidamente.

Todo fuese perfecto si Andrea no estuviese en el medio. Muchas veces quiero quejarme, pero me controlo y no lo hago, al fin y al cabo yo decidí seguir con Aaron a pesar de saber la verdad.

Mi amigos me dicen idiota y no los puedo culpar. Ser la amante es denigrante y he aquí yo, conformandome con tan poco.

Con los ánimos por el piso, me fui a duchar y comi algo ligero antes de comenzar a estudiar. Yo también iba a la universidad, pero apenas estaba comenzando el segundo semestre en diseño gráfico. De echo, allí fue que conocí a Aaron, estaba un día en la cafetería y él me ofreció un café y así comenzó todo. Me contó que iba culminando su carrera de economía y me pareció lo más interesante de la vida. Obviamente me había gustado desde el primer momento y desee con muchas ganas que fuera mío.

Ya lo era y no iba renunciar a él tan fácilmente.

Además, solo faltan dos meses para que termine su carrera y que nada se interponga entre nosotros.

Hice mis deberes pendientes y cuando comprobé la hora eran las doce de la noche. Con razón mis ojos ya estaban pesados.

Vi un mensaje y sonreí cuando vi su nombre en la pantalla. A pesar de estar con ella, me escribía a mí.

Liz porque no respondes??

Que haces en línea tan tarde ??

Sonreí por sus celos locos, él era muy inseguro cuando se trataba de mí.

Tengo miedo que llegue alguien más y te arranque de mi lado.

Me decía siempre.

Ja. Si supiera que nadie podrá arrancarlo de mí corazón tan fácilmente.

Estaba estudiando, no te pongas así.

Su respuesta llegó rápido.

Estoy en el edificio, ya voy subiendo.

Mi corazón dio un vuelco cuando leí el mensaje y como una loca guarde todos los libros y medio arregle la cama. Quise cambiarme de ropa pero escuché la puerta del apartamento abriéndose.

—¡Llegó el hombre de tu vida mi amor! —Aaron saludó cuando cerró la puerta.

Llegué hasta el recibidor y me sonroje cuando se me quedó mirando completita. Tenía puesta solo una bata de seda. Obvio, si mi pensado era dormir no esperarlo a él.

—Toda esa espera valió la pena, ahora que te veo así —se acercó a mí y cuando me tuvo entre sus brazos, me apretó la cintura con deseo.

Casi gimo en el acto.

—Tengo ganas de ti Liz —dijo con su voz enterrada en mi cuello—. No veía la hora de venir a verte.

Sus palabras me derritieron completa. Siempre tenían ese poder sobre mí.

—Quiero quitarte esta bata —comenzó a subirla poco a poco, hasta llegar a mis glúteos—. Apretar este rico trasero y darle nalgadas por no responderme rápido —dio una palmada y di un brinco en mi lugar.

Luego sostuvo mis mejillas demandante y me dio un beso voraz, lleno de pasión y deseo. Se lo correspondí y llevé mis manos a su nuca, tirando de los cabellos que tenía más arriba.

Me cargó y con mis piernas enredadas en su cadera me llevó hasta la cama en mi habitación. Allí nos besamos, me quitó la poca ropa que tenía y fui suya sin control.

Terminamos agotados y con la respiración entrecortada me acercó a él, para que reposara en su pecho.

—Te amo Liz —dijo y cerré los ojos reconfortada con esa frase.

Eran ese tipo de cosas las que me hacían soportar toda esta situación y guardar la esperanza de que todo pasaría pronto.

—Te amo Aaron —respondí y nos quedamos en silencio disfrutando nuestra compañía.

—Te extrañé mucho —dijo luego de un rato—, lo único bueno en esa reunión fue ver a mi amigo de nuevo.

Levanté un poco la cabeza para mirarlo, —¿Tenías mucho tiempo sin verlo?.

—Si, él se fue a estudiar a Italia —comentó y lo escuché atenta—. Recién terminó su carrera el mes pasado, ya era hora de volver a casa.

Supe que hablaba de Raell, ambos eran muy amigos desde pequeños, pertenecían al mismo vínculo social adinerado. Muy pocas veces lo vi por video llamada cuando hablaban los dos y en una que otra foto.

—¿Y se quedará definitivamente en Barranquilla?.

Asintió, —Por lo que dijo si, aunque conociéndolo seguro se dedica a viajar a él no le gusta un solo aposento.

Suspiré para mis adentros, ese también es mi deseo, poder viajar por todo el mundo y conocer muchas culturas.

—Como sea, ya no quiero seguir hablando de los demás —dijo y me atrajo a su pecho—. Ahora solo quiero disfrutar mi momento contigo.

Me dejé hacer y fui feliz cuando dejó un beso en mi frente.

—¿Vas a dormir conmigo hoy? —pregunté esperanzada.

—Hoy y muy pronto todos los días de nuestras vidas —susurró en mis labios y me enamoré cómo enésima vez de él.

Era tan tierno conmigo, así me era imposible dejarlo.

Nos abrazamos y dormimos acurrucados. Disfrutando del calor que emanaba nuestros cuerpos.

Si, así deseaba dormir todos los días de mi vida.

Me levanté temprano con la intención de hacer desayuno, ya que Aaron le gustaba comer y estar listo temprano para llegar a clases a tiempo. Preparé algo ligero para los dos y cuando comimos nos fuimos arreglar para irnos a la universidad.

Miré mi otra yo del espejo después de un rato y sonreí con el resultado, use un pantalón talle alto, un top blanco y una chaqueta de Jean. Sencilla pero bonita. Así era mi estilo.

Aaron entró al armario y me dio un escaneo completo, la sonrisa que tuvo al final me levantó la moral.

—¿Ese mujerón es mi novia?

Su halago me subió la autoestima a mil.

—Toda completa —le di un guiño coqueta.

Llegó hacia mí para darme un beso, bueno muchos besos.

—Ya nena, mejor vámonos antes que te arranque la ropa —dijo entre besos y risueños salimos del apartamento.

Entramos al ascensor del pasillo y esperamos pacientemente.

—Tengo que pagar el condominio de este mes —recordó de golpe—, con tantos rollos se me olvidó —mencionó y besó mi mano.

Me sentí tan protegida con ese gesto. La verdad es que mi vida entera dependía de él, desde que me conoció decidió hacerse cargo de mí. Antes de conocerlo yo vivía en una residencia cerca del campus y con el tiempo decidió alquilar un domicilio mejor para vivir los dos, también me ayudaba a pagar mi carrera y en todo lo que necesitara. Según él, así compensaba todo lo que debía soportar con lo de Andrea.

Si supiera que a mí no me importaría vivir sin comodidades, con tal que fuera solo mío.

—Yo sigo pensando que es muy caro este lugar —le comenté mi punto de vista—, yo estaba cómoda en mi antigua residencia.

Negó la cabeza en desacuerdo.

—Era muy pequeño amor, ni siquiera podíamos estar juntos en la ducha sin parecer dos pepinillos enlatados.

Eso me hizo reír.

—No exageres, lo que pasa es que estas acostumbrado a los lujos pero sabes bien que eso no me importa.

—Y por eso te amo y me juego todo por ti —me volvió a besar la mano—, porque no eres materialista —sus palabras me llenaron de ternura. Adoro cuando me trata así.

Llegamos al recibidor del edificio y salimos al estacionamiento, nos subimos en su camioneta y Aaron emprendió camino. Puse música todo el rato y cuando llegamos al campus bajamos del auto.

Aaron sostuvo mi mano y así entramos a la universidad. Aquí no teníamos que ocultarnos, Andrea no estudiaba y tampoco había nadie que pudiera vernos y armar chismes. Hasta los momentos estos seis meses lo llevábamos bien, aquí eramos la pareja perfecta, súper normal a los ojos de la mayoría.

Si supieran que esto era como de novela...

Aaron me acompañó a mi aula de clases y con la promesa de vernos para almorzar nos dimos un beso de hasta pronto. Entré al salón y me ubique junto a mis dos personas favoritas en este enorme lugar: Tommo y Tito.

En realidad se llamaban Tomás y Teobaldo pero yo les decía así de cariño. Eran hermanos gemelos y podía decir que mis amigos en mi corta lista social. Desde que estudiamos el primer semestre nos volvimos inseparables.

Era raro estar con ambos al mismo tiempo, como si tuviera un espejo a cada lado. Todavía me costaba un poco reconocer quien era quien sino me hablaban, lo único que los diferencia a mis ojos es su personalidad, Tito es más extrovertido y por lo tanto su actitud es más alborotada que la de Tomás. Siempre tiene un chiste para decir.

En fin, eran mi alegría diaria y quienes me acompañaban en mis momentos de soledad cuando Aaron estaba con Andrea. Y por supuesto, mis paños de lágrimas.

—El galán te vino a traer, ah —musitó Tomás cuando me senté junto a ellos.

—Por fin tiene tiempo para ti —Tito dijo de mala gana a mi otro lado.

Si, tenía la costumbre de sentarme en medio de ambos.

Miré risueña a Tito, —Nunca te va a simpatizar verdad.

—Jamás —declaró bordeando lo ojos.

En cierta parte entendía a mi amigo, al principio adoraba Aaron pero cuando descubrió lo de Andrea se enojó muchísimo y todavía no entiende como acepté estar en medio de ese desastre.

No está de acuerdo con mi teoría de que amo Aaron y voy a esperarlo estos dos meses para estar con él.

—Él no es mala persona Tito —defendí Aaron, aunque sabía que perdería mi tiempo. Tito ni volviendo a nacer lo acepta de nuevo.

—Ese tío solo te usa para su conveniencia y tú sigues ciega —me riñó—. Pero bueno ya eres grandesita y sabes lo que hacéis, me tocará recoger los pedacitos de corazón que caigan cuando te desilucione —se quedó serio y no le discutí más.

Habíamos quedado en no tocar ese tema, el tiempo le daría la razón a quien la tuviera.

—Por lo menos sé que no me dejaras solita —hice puchero y me dio una pésima imitación de mirada asesina—. Sabes que me amas —bromee y le di un leve pellizco en la mejilla.

Rodó los ojos.

-—Tenés suerte que si.

—Pff, tanto amor me empalaga —Tomás hizo una mueca.

—Y tú celoso porque no es contigo —le espetó Tito.

—Si Liz te ama a ti, también me ama a mí —se defendió—, recuerda que vinimos en paquete hermanito.

Negué la cabeza porque este par era igualito por fuera, pero muy diferente en personalidad.

¡Madre mía! Eran únicos por eso los quería mucho.

Vimos clases sin problemas y cuando dio la hora del almuerzo y Tito vio a Aaron acercarse a nosotros en el pasillo, puso mala cara.

—Ya viene el cazador de un tiro.

Tito le decía así a Aaron porque según él con un solo tiro logró casarme a mí y Andrea.

Si, era bastante creativo mi amigo.

—Pórtate bien —le advertí y se cruzó de brazos.

—Hola muchachos —Aaron los saludo serio, porque así era él con los chicos que estaban a mi alrededor. Así fuesen mis amigos.

Tito no habló, se notaba a leguas que se estaba mordiendo la lengua para no soltar algún saludo sarcástico.

—Hola tío ¿como vas?

Tomás si lo saludó, porque no tenía nada en su contra y Aaron le devolvió la sonrisa en saludo.

—¿Vamos a comer? —me preguntó mi amor y asentí.

Me despedí de los gemelos y con una despedida de Tomás y un berrinche por parte de Tito me hice camino con Aaron.

—¿No comeremos en la cafetería? —pregunté cuando note que íbamos hacia el estacionamiento.

—No amor, hoy vamos a comer con Raell —dijo y me tomó por sorpresa.

Nunca he conocido ningún amigo suyo.

No dije nada y emprendimos camino a quien sabe donde, me preguntó como estuvieron mis clases y me contó sobre las suyas. Que como está terminando la carrera todo es más exigente y cosas así.

Pasado un resto llegamos adonde quedaron él y Raell de verse y conocía el lugar, era un lugar lujoso de esos que están acostumbrados y que Aaron me trae de vez en cuando a cenar cuando estoy con él. La verdad no logro acostumbrarme, soy más de lo clásico y sencillo.

Aaron me guió a una de las mesas y allí ya estaba Raell esperándonos, cuando nos vio se levantó para saludar.

Era alto, bien parecido y se notaba que le gustaba el ejercicio. También estaba bronceado, seguro de ir a las playas italianas.

—Llegamos al fin, el tráfico estuvo fuerte —Aaron se quejó un poco—. ¿Tienes mucho rato aquí?

Raell negó la cabeza.

—No mucho.

—Te presento a Liz, mi futura esposa —las mejillas me ardieron con las palabras de Aaron.

¡Su amigo conoce Andrea! ¿Que va a pensar de mí?

—Mucho gusto Liz —Raell me tendió la mano y tímida le respondí el saludo—. Tranquila, ya Aaron me contó todo sobre ustedes —trató de aligerar el ambiente. Al parecer notó mi incomodidad.

Le sonreí para no parecer tonta y nos sentamos.

—¿Que vas a querer, amor? —preguntó Aaron y vi el menú con duda. Lo único llamativo fue el pollo fritata y sin duda lo pedí.

—Una Barranquillera gringa ah —bromeó Raell y me colore de nuevo.

—Me gusta el pollo —me encorve de hombros.

Él se rió y su risa fue contagiosa. Me caía bien, era relajado, sencillo y sin infulaz de adinerado. De hecho, era el primer amigo de Aaron que conocía en persona, ya que por razones obvias no podía compartir con nadie de su vínculo.

A lo poco trajeron nuestro almuerzo y comimos entre pláticas y bromas. Me sentía cómoda, era bueno pasar tiempo con Aaron y aunque sea un amigo suyo. Por primera vez no me sentí la otra, la desplazada, la que no tiene derecho a estar con él en público.

—Mañana habrá una reunión en la costa —empezó a decir Raell—. Estarán ciertos empresarios y amigos de mi papá. Deberías ir, así conoces a Wilker Ramos, el empresario que recluta estudiantes de economía.

Note cómo mi novio se puso algo tenso.

—Ya sabes que no puedo ir a esas reuniones sin mi papá y el de Andrea —dijo Aaron algo serio—, ellos tienen otros planes para mí.

Raell rodó los ojos, —ya es hora que saltes de ese barco —lo aconsejó y la conversación me dejó intrigada—. Te hunden y no te dejan ser libre.

—No quiero hablar de eso —Aaron me miró de reojo nervioso.

Era como sino quisiera que yo escuchase algo o descubriera esa faceta suya.

Raell se acordó que estaba aquí y cerró la boca. Eso me dio un mal sabor de boca, algo se traían estos dos.

Aaron nunca me hablaba de sus padres, ni de su relación familiar. Ahora que me ponía a ver, no sabía casi nada de su vínculo social. Lo único que sabía era lo poco que me contaba, cuando estaba conmigo solo eramos él y yo

—Ya vuelvo, voy a responder una llamada —avisó Raell y se alejó de la mesa.

Aaron se quedó en silencio y yo también, me dedique a comer con la conversación de ambos en mi cabeza, aún así no hice preguntas y eso pareció relajarlo.

—¿Te agrada Raell? —preguntó y lo miré risueña.

—Es agradable —le hice saber—, pensé que sería engreido o algo así.

—Yo no me junto con engreidos —acotó—. Ya mucho tengo con aguantar la alta sociedad como para tener de amigo un idiota  —sonreí a su respuesta. Eso me gustaba de él, su sencillez y calidez.

—Aaron amor ¿que haces aquí? —se escuchó a nuestras espaldas y cuando vimos, era una chica castaña muy bonita.

Nos miraba confundida.

Él se puso pálido y sospeché de quien se trataba.

—¿Andrea? —su voz entrecortada me dio la razón.

Mi interior se revolvió y le pedí al cielo todo el autocontrol posible, porque en donde ella nos descubra se arma la buena.

*****

Hola hermosos lectores ❤️❤️💙

Les doy la bienvenida al enredo mental que me inventé por aquí 😂😂

Sus comentarios y su apoyo será el motor de mi inspiración 😍😍 de modo que espero conectar con todos ustedes.

Los amo en el amor de Cristo 💙 y espero seguir cumpliendo sus espectativas...

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