Todavía recuerdo ese maldito día en que lo perdí todo, claro como podría olvidarlo, lo he intentado tantas veces y nada funciona, el recordar la miserable vida que he llevado, y que olvide hasta que lo conoci....
(...)
-Mamá, Papá, Buenos días_ dije mientras bajaba las grandes escaleras.
-¡Buenos días!_ contestó Mamá con una radiante sonrisa.
-Buenos días pequeña_ dijo Papá apartando su vista del periódico.
-¿Saben que día es hoy?_ pregunte.
-Como olvidarlo hija_ contestó tan elegantemente Mamá.
-Nunca lo olvidaremos, nunca..._ dijo Papá bastante seguro de sus palabras.
-¡Feliz cumpleaños!_dijo la voz que provenía de mi pequeña hermana.
-Mei, lo recordaste_ dije mirando a mi pequeña hermana.
-¡Por supuesto!_ dijo sonriente.
-¡FELIZ CUMPLEAÑOS!_ dijeron entre todos.
-Gracias, estoy muy contenta, de verdad, no saben cuanto..._ y era nada más que la verdad.
-Toma abrelo, es un regalo, lo escogimos especialmente para ti, espero que te guste..._ dijo mientras me entregaba una hermosa caja de regalo, la cual yo recibí con una gran sonrisa en mi rostro.
Comencé a abrirlo cuidadosamente; recuerdo que la envoltura era muy linda, con un gran moño que lo adornaba. Desamarre cuidadosamente el liston que formaba el moño, pues no quería dañarlo, después continué con la envoltura y me encontre con un hermoso collar en forma de corazón, me prometí que lo guardaría por siempre.
Completamente ironico.
-Es hermoso..._ los abraze y reimos por un rato.
Paso la tarde, comimos tarta; una deliciosa tarta que Mei había preparado. Un día normal, solo que el ambiente estaba lleno de alegría.
Eso me gustaba.
Poco después decidí ir a mi habitacion, la había pasado de maravilla.
Había dejado la escuela por razones que mis padres no me habían explicado, por lo que tenía tiempo sin divertirme así.
Estaba felíz porque pude estar con mi familia; la familia que tanto me quería.
El recordar todos aquellos momentos en los que sonreí, en los que vi a los que quiero, cuando los vi sonreír, quisiera poder seguir haciéndolo.
El cielo se pinto de negro.
Llego la noche y me prepare para dormir, por lo que busque un vestido corto y de seda.
La gran ventana de mi habitación parecía estar esperándome y alumbrando el lugar sólo para mí.
Me acerqué y comenzé a tararear una canción, todo esto mientras miraba la luna llena.
Por alguna razón esa noche era más brillante como ninguna... pensé:
-Tal vez porque hoy es mi cumpleaños_
Reí para mi misma, soy demasiado engreída al pensar así, eso no puede ser verdad. Seguí mirando la luna al compás de la canción que tarareaba.
Y entonces paso.
Un grito.
Un grito interrumpió mi pequeño concierto. Aguarde y seguí escuchado.
-Mei detente, ¡¿qué haces?!_
-Cariño, ¡corre!_
-¡No sin mi niña!_
-¡No lo hagas!_
Sin pensarlo dos veces corrí hasta donde provenían los gritos. La habitación de mis padres.
-Mamá, Papá, Mei, ¿qué sucede?_ abrí la puerta de golpe.
Me sorprendí, no solo por la fuerza que acababa de usar, si no de lo que mis ojos estaban viendo.
Mamá, estaba en el piso sangrando, Papá estaba incado a unos metros de ella sin hacer nada, su mirada parecía estar contemplando algo más.
Mamá ¿estaba muerta?.
Mei, ¿dónde estaba mi hermana?.
La busque con la mirada por toda la habitación hasta que di con ella. Estaba de pie, no muy lejos de donde se encontraba Mamá, sostenía una espada llena de sangre y unas cuantas gotas en su rostro.
-¡Mei!_ grite preocupada.
-¿Qué haces aquí?, deberías estar durmiendo..._ dijo seria.
-¿Qué es lo que sucede?, ¿quién hizo esto?_ mi desesperación era notable.
-Tranquila, fui yo... yo lo hice... ¡yo la mate!..._
-¿De que hablas?, no bromees, no es el momento, ¡tenemos que buscar ayuda rápido!_ me acerqué a Mamá.
-Oye..._
-¿Qué pasa Mei?_ no le preste mucha atención, estaba preocupada por Mamá, buscando con desesperación algún indicio de que estuviera viva.
-¿Podrías salir de aquí?, todavía no termino... todavía... falta Papá, ¿podrías salir?_
-¿Mamá?, ¡despierta, abré los ojos!, ¡Mamá!... por favor Mamá..._ esto no está pasando, ¿verdad?.
-¡Te estoy hablando!, ¿por qué no me escuchas?_
-Mamá... Mamá está..._ dije al borde de la lágrimas.
-¡Ya lo se!, te lo dije yo lo hice, yo la mate, ¿qué no estabas escuchando?_ gritó.
-¿Por qué?_ estaba asustada, de mi propia hermana.
-¿Por qué?... descubrí todo, ¡todo lo que nos ocultaron por años!_ ahora ella estaba enojada.
¿Por qué ella estaba así?
-¿A qué te refieres?_ no me gustaba su tono, no queria escuchar, aunque una parte de mí necesitaba saberlo.
-No somos... humanas, no somos lo que ellos nos hicieron creer_
¿De que está hablando?.
-Yo soy un Ángel... ¿sorprendente no?... y tu_
-¡No es verdad!, ¡no lo digas!, ¡no quiero escucharlo!_ cubrí mi cabeza.
-Un... demonio_ dijo riendose para finalmente verme con asco.
-Yo.... un demonio... no es verdad..._ ¿qué estaba pasando?.
-¡Detente Mei!, _______ no la escuches ha perdido la cordura a causa de ella, ¡tienes que huir!, ¡corre!_ grito mi padre tan deseperadamente.
-¿Ella?..._ fue lo únicco que pude decir. Papá hablaba enserio, aunque quise hacerle caso, mis piernas no respondían.
-Por un momento casí te me escapas, pero me temo que tengo que terminar contigo_ se dirigió a Papá y esa mirada de nuevo apareció en su rostro.
¿Donde estaba mi hermana?.
-Detente... detente... dejalo..._ dije sin aliento, las palabras no salían, Mei se acercaba cada vez mas a Papá.
Justo frente mis ojos, aquella gran espada ya manchada de sangre se colocó en en cuello de mi Padre y sin vacilación aquella que se suponía era mi hermana acabo con la vida de Papá.
Sangre. Demasiada Sangre.
-Murió... por fín... mira, seré libre nadie me controlará... ¡mira Ángel!, ¿lo hice bien?_
-¿Ángel...?_ repetí.
-Muy bien hecho, aprendíz, haz pasado la primera prueba. Esto es magnífico, es tu primer día y ya haz matado a un par de impuros, bien hecho... buena chica_ le acaricio la cabeza.
El rostro de Mei se lleno de satisfacción y parecía una gata a punto de ronronear por aquella acción.
-¿Quién eres?, ¿qué le hiciste a mi hermana?_ el enojo que sentía hizo desaparecer la tristeza.
-¿Por qué una basura como tú me habla?_ me miro con repulsión.
-Responde_ dije firme.
-Mei, ya sabes que hacer_ apartó su vista.
-Pero... ella es..._ su rostro cambio, ella también estaba asustada, tanto como yo.
-Mei, no debes cuestionar las órdenes que te doy, como una simple aprendiz si no cumples con tu trabajo te haré lo mismo que hiciste con ellos_
Su rostro daba miedo.
-Sí... como ordene_ hizó una reverencia.
-No la mates, solo capturala... nos será útil para los experimentos, nos facilitará las cosas un poco_
-Sí_ Mei se acercaba cada vez más, y más...
Recuerdo, la mirada de Mei.
Fría, tal y como si la controlarán.
Por algúna razón, en algún lugar podía ver a mi hermana. Era como si pidiera ayuda. Aunque se iba desvaneciendo cada vez más... hasta el punto en que ella pudiera desaparecer.
Mei volteó su espada, solo la mire y sin mas sonreí.
"Mi última sonrisa, de verdad"
Mei se sorprendío, pero no debía dudar, su rostro inmediatamente volvío a llenarse de frialdad. Sin volver a dudar golpeo con el mango de la espada mi nuca.
Logré ver a Mei soltando su espada y sosteniéndome en sus brazos cuando me aproximaba a caer al suelo.
La voz de aquella mujer fue lo último que escuche.
-Bien hecho... vamos a casa...._
Hola mi Neko