𝗔𝗻𝗶𝗺𝗲: 𝗝𝘂𝗷𝘂𝘁𝘀𝘂 𝗞𝗮𝗶𝘀𝗲𝗻
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Sus pasos eran rápidos, más bien, parecía que estaba corriendo por su vida, con la cara empapada en sudor y sus mejillas rojas por correr, agitada y sin alientos, con los pies sumergidos en un dolor punzante, ella seguía corriendo ¿Qué era lo que había hecho? Alguien categorizada como un extra en la escuela, que no tenía nada de especial más allá que son gran boca para exclamar los pensamientos más agrios que se le ocurrían. Ella había decidido abrir su boca, había decidido decir una vez más lo que ella pensaba, ahora era perseguida por un grupo de locas que parecían querer quitarle los órganos a arañazos, por supuesto que aunque intento resistir, la superaban en número y por supuesto ella no era alguien físicamente capaz para tratar de cuatro maniacas.
Buscaba con su mirada algún espacio, mirando hacia atrás asegurando que nadie más le siguiera. En pleno pasillo no estaba segura, no tenía un lugar al cual esconderse, por supuesto que buscaba un Salvador, llegando en el momento oportuno cuando su muerte parecía acercarse a la vuelta de la esquina, sintió unos fuertes brazos rodear su cintura y adentrarla a un lugar oscuro. Estaba sentada sobre unas fuertes piernas, sintiendo un pequeño bulto rozar sus bragas. Una respiración profunda y pesada, que salía de lo más profundo de la garganta de su salvador, voz rasposa y manos fuertes que le sujetaban como a una pequeña muñeca.
-¿Tenías que venir hasta aquí?-Chisto en furia, quedándose imposiblemente quieta en su lugar, mientras aquellos brazos se abrazaban más en ella y la cabeza de Toji se acomodaba en su hombro, cerca de su cuello. Poco a poco el bulto empezó a crecer, esta vez rozando entre sus nalgas, hubiera agradecido poder tener sus shorts puestos.
-No podía esperar por ti. Estas cosas no me lo permiten-Extendio sus brazos, dejando ver dos manillas en sus muñecas, de un metal grisáceo que portaba dos cadenas de apariencia oxidada-Ayer no fuiste a dormir, no podía aparecer en la casa de tus amigas, pero tampoco puedes descuidar a quien estás obligada a retener-El bochorno se le subió a la cara, desviando si mirada con el ceño fruncido.
Toji era una aparición, una que alguna vez fue un gran hombre muy poderoso, la generación anterior a su abuela le habían asesinado y capturado su alma corrompida con ferocidad. Se habían encargado de mantenerlo encerrado en un jarrón, uno que cuando su madre decidió mudarse, se rompió en la mudanza. Aquel día en que lo conoció, con toda la fuerza que pudo, había logrado capturar sus extremidades con cadenas rotas que pesaban una tonelada, sedando así sus sentidos, al no poder regresarlo al jarrón, estaba obligada a mantenerlo bajo supervisión. Por supuesto que una maldición y una mujer que pasaba por los restos de la pubertad no podían estar simplemente solos en una habitación, aquel espíritu considerado demonio, había ejercido su poder sobre su cuerpo y ella no se quejaba ni se echaba a la pena.
Un agrio aroma inundó su nariz, un característico olor a limón. Toji se había apegado a ella como si su existencia dependiera de ello, más bien, se había vuelto dependiente a hacer sufrir a una mujer de voluntades fuertes, una que no quitaba el dedo del renglón y hacia el doble de esfuerzo para conseguir sus objetivos. Toji no prescindirá de ella y ella no lo hará de el.
-Podias esperar un poco, no lo sé, estuviste encerrado una eternidad-Toji Tomó sus piernas, desde sus muslos, apretando con deseo en ella, un cosquilleo se instaló en su intimidad viendo impasible como el hombre abría lentamente sus piernas y pasajeaba las mismas desde la rodilla hasta mucho más arriba de su falda escolar.
-Es tu culpa, me acostumbraste a esto, ya no quiero parar, quiero decir, tengo toda una eternidad para hacerlo, inmortal-Susurro lo último en un susurro caliente, uno que erizo su piel, dándole un escalofrío en su espalda.
Subió su mano hasta toparse con la tela mojada y caliente que subria el coño de la mujer. Acercó sus dedos y empezó a frotar por encima de esta, sintiendo la respiración entre cortada de la fémina en sus brazos, moviendo con tranquilidad su pene, aún en su ropa. Era una dulce ambrocia, una que había probado y de la que se había vuelto adicto. Casi siempre era ella quien tomaba el control, era ella quien le cabalgaba y le torturaba con sentones satisfactoriamente tortuosos, a pesar de que su rostro denotaba un inmenso placer que quería culminar, por más lágrimas que dejara caer, ella prefería esperar a las súplicas de el.
La situación era complemente excitante, se reía y lo disfrutaba, estaba en un salón de escuela, con la hija de la prestigiosa familia que le había encerrado hacia tantos años, y pos supuesto el afirmaba que el sexo se sentía mucho mejor cuando se amaba a la persona con las que estaba. Encerrado en ese jarrón, solo esa niña de mirada curiosa, le había estado alimentando con la energía de ella misma para que no muriera y se convirtiera en un insignificante fantasma, como cualquier humano ella estaba necesitada de la atención sexual de otro ser, y el por supuesto que se lo daría, el le daría todo lo que quisiera.
Desabotuno el suéter negro que portaba la joven, deslizó el moño se corbatín que portaba y solo quitó los cuatro primeros botones de su camisa, levantando su sujetador y dejando salir los pezones de la mujer. Llevo una de sus manos hasta envolver el seno en su palma, sintiendo como el botón caliente chocaba contra su palma, llevo sus dedos hasta el interior de sus bragas lubricando con el néctar de su entrepierna, sacó su mano y acarició con sus dedos humedecidos el pezón.
T/N miraba atentamente todo, con la cara completamente roja, con sus ojos en un brillo de deseo indescriptible, preciono sus labios mientras jadeos y gemidos pequeños amenazaban con salir. Retenía tanto como podia, hasta que sintió un tirón en su pezón, dejando salir una queja de sorpresa acompañada por pequeñas lagrimas que se contenían en sus ojos.
Puso sus manos en las bragas de la chica que intentaba callarse, dejando la tela hasta sus rodillas, junto sus piernas y con un brazo le rodeó, levantándola levemente, sacando su pene. Duro, grande y chorreante, la punta brillaba por el líquido transparente que le había formado un pequeño charco en el pantalón. Abrió de nuevo sus piernas, esta vez, con su pene en su intimidad, su glande chocaba contra el clítoris de la joven. Toji empezó a mover su cadera, restregando su pene por los labios vaginales de T/N, su pene empezaba mojarse por el flujo constante que soltaba la intimidad de su mujer.
-Metelo ya Toji, metelo ya-Hablo con una voz dulce, pero no suplicante, era tentativa, como si ella estuviese poniendo sugestión en su cabeza. Toji no quería hacer esperar, era lo que menos le gustaba, no era un hombre paciente. Levantó de nuevo a la mujer y alineó su pene con su entrada.
-¿Lista?-Susurro con pesadez.
-Joder, si-Toji se hizo camino en su interior. Sentía la carne caliente y húmeda aprazar su pene, sintió un cosquilleo en su abdomen y soltó un largo suspiro.
Sin dar aviso, tomó el borde de la falda de T/N y dejó expuesta tal escena. Abochornada intento cubrirse de nuevo, sin embargo las inesperadas embestidas empezaron a jugar con su mente. El sonido de la sala era lascivo a más no poder, el sonido de un chapoteo constante con el choque de dos pieles. Cada vez, el ingreso de Toji era más y más profundo hasta tocar un punto clave en su interior. Toji había tocado millones de veces su punto G, ahora parecía estar tocando mucho más profundo, mucho más allá. El dolor era un agregado a la satisfacción, sintiendo como su glande chocaba contra su cervix. Su cabeza parecía ida, en otro planeta, mientras Toji aguantaba sus gemidos mordiendo uno de sus hombros descubiertos. Sosteniendo firmemente las piernas de la joven en alto, Toji no dejo las estocadas, estaba empezando a perder el control y empezó a empujar de forma brusca y profundo.
-To...ji To-Toji-Su voz parecía ahogada en saliva, mientras las lágrimas salían a montones y se colaban en su nariz y en su boca. Un intenso olor a limón le blanqueo los ojos, empezando a gemir con altitud, sintió como su abdomen empezaba a cosquillear.
-Voy a correrme, mierda, voy a correrme-Dijo Toji con voz pesada y gutural.
-¿Estará aquí?-Las voces femeninas se escucharon a las afueras del salón, Toji aún así no se detuvo, tapó la boca de su amada con su mano para ahogar los gemidos encontrolables.
-Este aula está cerrada estúpida, debe estar en los baños-Continuaron paradas afuera. Las embestidas se hicieron más rápidas. En el momento en que se marchaton, Toji pudo su mano en el cuello de la mujer y juntando con firmeza las delicadas piernas de T/N con sus brazos, entivintio profundo hasta si interior-Mierda, si-Mordio el hombro de T/N. La chica apretó en su erección con los ojos adornados en placer.
-D-dejame correr-Toji sacó su miembro, acariciando el clítoris de la joven, pronto, los fluidos salieron acompañados de la blanquecina escensia de Toji. Su cuerco se retorcia en espasmos largos que le dejaron satisfecho. La mujer a su lado parecía un verdadero desastre, no podía pararse bien, se sostenía con el apoyo de los fornidos brazos de su amante, mientras intentaba recuperar su aliento, aún, con los residuos del sexo escurriendo por sus piernas. Los ojos lascivos de la mujer le miraron con atención y Toji correspondió con un largo beso cargado de cariño y adoración.
-Vamos a casa, nadie se dará cuenta-Junto su frente con la de T/N, ayudandole a poner su ropa de nuevo a la normalidad. Acariciando su mejilla, beso su frente y entre lazando sus dedos, la saco del instituto.
Tenían muchas cosas que consentirse ese día.
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Holaaa. Este es un intento de lemon T/N x Personaje, que intente hacer.
Quiero aclarar que este tipo de sexo no es recomendable, si llegan a sentir que les duele, paren por favor, eso puede lastimarlos sus partes.
Recuerden usar gorrito en el acto y asegurarse de que no esté vencido o con agujeros. No lo abran con los dientes JAMAS.
LES QUIERO MUCHO