Annelise Jhonson
—¿¡Cómo es posible que aún no encuentren a mi hija!?—Grité notablemente alterada.
Ahora mismo me encuentro frente a dos oficiales. Desde hace semanas que hice la denuncia por el secuestro de mi hija y aún no la encuentran.
«¿Dónde tiene ese maldito payaso a mi hija?»
—Tranquila, señora Jhonson. Hacemos todo lo que podemos, pero... No sabemos el paradero de ese asesino disfrazado de payaso.—Explicó el oficial con calma.
Obvio no les conté que ese payaso no es humano.
Me juzgarían loca.
Discutimos un rato más sobre la desaparición de mi hija y se marcharon dejándome con una enorme angustia en el pecho.
Nunca debimos volver a esta maldita ciudad, sino nunca hubiésemos vuelto nada de esto habría pasado.
Nunca olvidaré la apariencia de ese payaso.
Lo recuerdo perfectamente...
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—Mira, mami; Él es mi nuevo amigo.—Cuando Scarlett era pequeña dibujó a ese payaso y me lo mostró.
—Oh, ¿Tu amigo? Pues... No se ve muy amigable.—Recuerdo que ese payaso era horroroso.—Es feo—.
—Pues es muy amigable y muy bueno conmigo. Y no es feo.—Dijo Scarlett haciendo pucheros.
—Bueno, si tú lo dices.—Nunca le presté atención a lo que me contaba Scarlett.
.｡.:*✧✧*:.｡.
Ese monstruoso payaso era real y yo pensé que era un simple amigo “imaginario” de mi niña.
«Qué estúpida fuí. Todo esto es mi culpa».
Nunca le presté atención a Scarlett, la descuidé mucho y ahora son las consecuencias.
«Juro que te encontraré, mi niña».
Yo la parí, la crié y la cuidé para que creciera y cumpliera sus más deseados sueños. No para que apareciera nuevamente ese desgraciado en nuestras vidas y me la arrancara de mis brazos para destrozarle su vida y su cuerpo.
Te encontraré como sea y huíremos juntas de ese payaso.
Sólo espera un poco más...
Un poco más... Mi niña Scarlett...
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Scarlett Jhonson
Creo que llevo varios días enteros encerrada aquí, mi pie encadenado duele, ni se diga la fea herida de mi pecho dónde Jack me quemó con ese fierro ardiente. Me quedará una gran cicatriz.
Creo que moriré pronto aquí y es lo que más deseo... Morir...
¿Qué fue lo que hice mal para terminar así?
¿Tan mala persona soy?
Mi pulso se aceleró al escuchar pasos afuera de la puerta. Esta se fue abriendo lentamente, lo primero que ví fueron las garras de Laughing Jack y luego asomó su cabeza con una enorme sonrisa en su rostro, dándome escalofríos.
—¡Buueenoos díííaaasss, Scarlett!—Saludó con voz chillona.—¿Cómo dormiste, pastelito? ¿Bien? ¡Que bueno, me alegra!—
Se acercó a mí y quitó la cadena de mi pie. Mi pie quedó con una gran marca, junto con sangre a causa de esa puta cadena.
Me llevó al baño para tomar una ducha y quitarme toda la suciedad y la sangre de mi cuerpo.
Después de eso, me cargó en sus brazos y me llevó a nuestra habitación. Ahí me sentó en la cama para curar mi pie, él se sentó a mi lado para sujetar con fuerza mi pierna, lastimándome.
No quise reclamarle nada por temor a que me deje encerrada otra vez en ese espantoso lugar. Solté un quejido de dolor cuando desinfectó la herida y colocó una venda en mi pie y la amarró en forma de un moño.
—¡Listo!—Exclamó feliz.
Yo sólo estaba callada mirando un punto fijo en la pared. Siento que algo ya no anda bien en mí, ya no sé ni quién soy, ya no sé ni qué día es, ya no sé qué voy a hacer.
Tengo miedo...
Sólo quiero escapar de aquí... Sólo quiero ir a casa con mamá.
Cuando menos me dí cuenta, Jack se encontraba frente a mí mirándome de forma seria y penetrante. Esto me puso muy nerviosa.
—D-Deja de mirarme así.—Miré a otra parte evitando verlo.
—¿Estás pensando en abandonarme de nuevo?—Frunció su entrecejo mostrando molestia.
Negué asustada.
—Tu eres mía, pastelito.—Susurró ronco en mi oído y lamió mi oreja provocando temblores en todo mi cuerpo.
—Aunque yo no quiera.—Respondí seca.
Me miró muy fijamente a los ojos, sus ojos son tan profundos y oscuros que ya no muestran ni una pizca de cordura en ellos.
Sus garras fueron recorriendo mis piernas y comencé a sollozar. Lamió y mordió mi cuello suavemente.
Su dedo garra quisó meterse bajo mi toalla de baño, pero le pedí que se detuviera y lo hizo.
—Tú... Me amas... ¿Cierto?—Me miró con un semblante serio.
Negué con temor y él me empujó con fuerza en la cama y caí boca arriba, y lo ví salir furioso de la habitación.
Lo único que hice fue llorar.
🍬🍭
Ha transcurrido una semana completa y no he visto a Jack desde ese día que se fue enojado.
Pero me he sentido un poco mal. Me refiero a que me mareo constantemente, tengo vómitos, ascos y a la vez mucha hambre y muchos malestares más.
Espero que no sea lo que estoy pensando. Más bien se debe a que no he comido bien y el tipo de vida que me dá Jack.
Sí, eso debe ser.
Terminé mi desayuno, pero sentí unas inmensas ganas de vomitar, corrí al baño y vomité todo mi desayuno.
—¡No puede ser esto posible! ¿¡Qué voy a hacer!?—Miré mi reflejo en el espejo; Estoy más pálida y ojerosa de lo normal.
Observé con detenimiento mi vientre y lo noté un poco hinchado.
«¡Estoy muerta de miedo!»
«¡Esto no puede estar pasándome!»
Salí afuera de la carpa a caminar un rato por la tétrica feria para pensar. Si de verdad estoy embarazada yo no quiero a este bebé, yo no quiero el hijo de un violador y no sólo por eso, sino que...
¿Qué clase de padre va a tener?
Yo no quiero este tipo de vida para el bebé.
Además, presiento que este bebé será como él.
Desde hace un rato me siento vigilada y es muy incómodo y perturbador. Miré hacia el oscuro bosque que rodea la feria y alcancé a ver una silueta... Femenina.
—¿Jack? ¿Eres tú?—Pregunté temerosa.
De la oscuridad del bosque salió una chica payasa idéntica a Jack. Porta un vestido negro de estilo antigüo, medias rayadas blanco y negro, cabello negro, enmarañado y una mirada seria y penetrante.
—¿Q-Quién eres tú?—Cuestioné retrocediendo y ella se acerca lento poniéndome más nerviosa.
Se detuvo en seco con una mirada muy seria, de un momento a otro sonrió como una loca.
—¡Soy Laughing Jill! ¡Y nos vámos a divertir juntas! JAJAJAJAJA—Rió de manera histérica saltando hasta mí como una niña pequeña.
—¡Jack! ¡Ayúdame, por favor!—En este momento prefiero a Jack.
Íba a correr, pero mis piernas débiles no me lo permitieron y caí al suelo raspando mis rodillas. Aún en el suelo me giré a verla y esa payasa estaba a mis pies riéndose de mi desgracia.
—Me encanta ver tu cara de terror por mí JAJAJAJAJA—Se burló de mí.
—¡Vete a la mierda, perra!—Escupí con desprecio.
Su retorcida sonrisa se borró de su rostro y me miró con infinito odio. Me dió escalofríos su mirada, pero no se lo demostré a la muy maldita.
—Despídete, maldita.—Dijo con odio y sacó una gran motosierra.
No sé por qué, pero por instinto abracé mi vientre dónde se refugia el bebé y cerré mis ojos con fuerza esperando mi muerte.
Sólo oía la motosierra encendida, pero no pasaba nada. Abrí con temor mis ojos para verificar lo que sucede, brinqué asustada en mi lugar al ver la cara de la payasa muy morada y con los ojos muy abiertos, a punto de salirse de sus órbitas.
Esto es porque la mano garra de Jack aprieta con mucha fuerza su garganta. Después Jack arrojó a la payasa lejos de mí.
Jack me lanzó una mirada dura y penetrante y yo sólo bajé la cabeza con nerviosismo. Se acercó a mí tomando mi brazo con delicadeza y me colocó detrás de él, protegiéndome de la tétrica payasa llamada Laughing Jill.
Por instinto abracé el brazo de Jack buscando más protección de parte de él.
—¡Jack! ¿¡Qué te pasa!? ¿¡P-Por qué me t-tratas así!?—Gritó llorando, pero con una sonrisa enferma en su desagradable cara.
—¡Te voy a hacer una advertencia, Jill! ¡No vuelvas a ponerle una garra encima a Scarlett o terminarás muerta!—Jack amenazó a la payasa.
—¿¡Por qué!? ¿¡Tan rápido te aburriste de mí!? ¡Yo te amo, Jack!—Jill está llorando.—¿¡Qué tiene esta que no tenga yo!? ¿¡Eh!? ¿¡Acaso te has enamorado de esta mortal!?—
—Eso no te incumbe, ya no me interesas. Ahora lárgate si no quieres una pelea aquí y sabes que te gano, Jill.—Jack me miró de reojo.
Jill nos miró con mucha rabia y se acercó amenazante a nosotros y abracé con más fuerza el brazo de Jack.
—Te arrepentirás, Laughing Jack. Me las vas a pagar, infeliz.—Jill amenaza a Jack. Después ella me miró a mí, luego a mi vientre y sonrió de manera cínica.—Oh, ya entiendo. Nos veremos pronto, querida Scarlett—.
Jack tomó con fuerza el cabello de Jill.
—Mucho cuidado con lo que dices y con lo que piensas, estúpida. Mide tus palabras y tus acciones. No creo que quieras tenerme de enemigo... Ten cuidado.—Amenaza Jack severamente.
Yo me mantuve firme y seria para no demostrarle miedo a Jill, pero sí lo tenía. Ella desapareció en una nube negra sin borrar la sonrisa enferma de su rostro.
Cuando la payasa desapareció me percaté de que seguía aferrada al brazo de Jack. Él notó esto y sonrió lascivo, me asusté y corrí adentro de la carpa para encerrarme en mi habitación.
Ya cuando llegué a mi cuarto me senté en la cama respirando agitada. Grité cuando Laughing tiró la puerta de una patada.
—¡Aquí está Jack!—Exclamó eufórico.
—¿Qué quieres?—Pregunté temerosa.
Me miró serio, luego sonrió de manera líbida y me tensé ante eso.
«Oh, mierda...»
Empezó a caminar de un lado a otro en la habitación sin quitarme su mirada perversa de encima. Murmura cosas que no alcanzo a oír y luego ríe entre dientes, hasta que se detuvo en seco frente a mí.
—Buueenooo, ya que se fue el estorbo—, Se relamió los labios viendo mis ropajes.—¡Juguemos!—
Dió un paso adelante y yo dí dos hacia atrás.
—¡Jack, detente!