Mátame Sanamente

By ashly_madriz

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Cualquiera puede creer que la vida de las porristas universitarias solo se trata de las piruetas, los chismes... More

Prefacio
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58 (final).
Agradecimientos e información importante.
Aviso
Aviso 2

Capítulo 21

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By ashly_madriz

SOL Y LUNA:

Levanto mi bandera, tiño mi ropa. Es una revolución, supongo. Estamos pintados de rojo para que no encajemos. Prepárate, somos radiactivos. 


AIDEN

Tener un factor distractor en tu vida puede ser una mierda, y ciertamente yo tenía uno. Kira era como un foco encendido en medio de un callejón oscuro, rodeada por otro montón de luces apagadas, las cuales podía ver, pero no sentir. Se me era imposible intentar ignorar su presencia, no verla o hacer simplemente como si no existiera.

Ella era como ese sol brillante que opacaba al resto de las estrellas en el cielo, y que a pesar de ser de noche, su luz siempre iba a ser constante. La luz que le daba vida a mi mundo.

Estaba siendo un jodido imbécil con ella, pero no podía hacer otra cosa. No podía ponerme en evidencia y que creyeran que me estaba dejando llevar por una mini falda de porrista y que, por ella, todo se fuera a la mierda. Por más que la quería, tenía prioridades que Kira no podía saber, pero que directamente tenían que ver con ella.

Riven podía ser muy mi amigo, pero sabía en dónde y con quién estaba su lealtad. Eran tan sanguinario como para joderme si pisaba en falso y Kira estaba en su punto de mira. La candidata perfecta para convertirse en su futura víctima. Si mi interés era demasiado obvio hacia ella, más allá de lo superficial, los dos saldríamos más que jodidos... si es que salíamos realmente.

Ya no tenía el tiempo para ser un adolescente obsesionado como lo había sido anteriormente, y especialmente no con Kira.

Ni siquiera tenía la mente para salir de los vestidores cuando ya todos se habían ido. A pesar de haber corrido todas esas yardas por más de una hora, no había podido sentir aún el bajón de adrenalina que llevaba conteniendo por todas esas semanas, donde todo había sido un constante estrés y agonía. Aún quería moler a golpes a alguien cual saco de boxeo porque me sentía como una mierda frustrada.

Heck se estaba portando como una perra malhumorada y no podía desquitarme con él si no quería terminar tres metros bajo tierra, o peor aún, en el medio del océano pacifico siendo comido por tiburones blancos; él sabía cómo cubrir sus huellas para que en un par de años nadie siquiera recordara mi nombre.

—¿Aiden? —Escuché a una voz femenina llamarme desde la puerta, pero no podía distinguir quien era. Sabía que era familiar.

Cerré los puños a mis costados y solté una exhalación profunda para no llenarme la boca con más maldiciones de las que ya sentía, ciertamente había tenido días mejores.

Era demasiado malo como para recordar las voces de las personas que no eran relevantes en mi vida, porque así era, todas las personas que no me marcaban de alguna forma eran desechadas de mi cerebro, y las que me molestaban demasiado era más bien fácil deshacerme de ellas.

Envolví una toalla alrededor de mis caderas y me giré para enfrentar a la persona que me había hablado anteriormente, un poco ofuscado por la repentina interrupción.

Un suspiro aún más cercano se escuchó esta vez, haciéndome alzar la cabeza para saber de dónde provenía. A la vista apareció un cuerpo pequeño, casi diminuto, totalmente vestido de amarillo y con una sonrisa brillante. Los ojos de la chicha cayeron directamente sobre mí y en sus mejillas apareció un sonrojo casi inocente.

Mejor dicho, toda ella lo era.

—Buen juego el de hoy —confesó, con un evidente entusiasmo. La voz de Luna se escuchó dulce, mientras hacía su aparición en los vestidores—. Esperaba que no te hubieses ido para que pudiésemos ir a celebrarlo.

Esa era una terrible idea, pero claro, no se lo diría.

—Genial... supongo —le respondí, escondiendo la mentira detrás de unas palabras corteses. Estaba debatiéndome si debía rechazar su oferta o no, aunque seriamente, era una idea de mierda y si esto me iba a llevar por ese camino prefería declinar enseguida—. Es una buena idea, solo que... no esta vez, Luna.

Su cuerpo se tensó y una expresión llena de decepción se dibujó en su rostro anteriormente feliz, haciéndola parecer más joven de lo que realmente era, casi como una niña angelical.

—Aiden —interrumpió a mi negativa—. Me lo debes. Estuviste ocupado estas últimas semanas por la pretemporada... esperaba que pudiésemos hacer algo, incluso me desviaste las llamadas.

No sabía cómo contestar a eso, porque realmente mi experiencia lidiando con mujeres era mínima, completamente reducida. Sobre todo a las que estaban confundidas y seguramente iban a salir heridas.

Se acercó a mí, me miró de frente y pasó una de sus manos por mi cabello mojado. En el acto, y de forma inconsciente, gruñí, alarmándola. Me había tocado antes y nunca había reaccionado de tal forma, como si me cuerpo se estuviese rehusando sentir a tu contacto.

Pero lo cierto era que mi cuerpo desgraciadamente se encontraba marcado por otra persona, una de las cosas que no sabía cómo explicarle.

Al instante pareció avergonzada y eso no evitó que se excusara después:

—Lo siento... realmente esperé, ya sabes, salir a distraernos un poco luego de todo el estrés previo al partido.

Siempre sabía que decir, pero esta vez las cosas eran complicadas. No estaba estresado por la temporada o alguna mierda similar; tenía problemas, problemas reales que implicaban a chicas maníacas de cabello rubio y ojos color esmeralda.

Terrible combinación que no iba en nada con esta chica.

Le di una sonrisa amable, para así tranquilizarla; aunque realmente, era una expresión totalmente falsa que utilizaba regularmente con las personas para hacerlas sentir seguras, aunque sabía que la había cagado.

Luna no estaba acostumbrada a verme actuar así, mucho menos con mi evidente estado de desnudez, solo bóxers debajo de la toalla y todavía goteando agua por todo mi cuerpo. No le tomó más dos segundos volver a poner sus manos sobre mí, solo que nuevamente no sabía si estaba preparado para recibir su contacto, por lo que no me inmuté.

Iba a ser afable con ella, no un reverendo imbécil.

Me estaba envolviendo en un abrazo que no podía devolverle. Era tan pequeña que me llegaba por debajo del pecho, lo que me recordaba que Kira tenía la estatura ideal para recostar su cabeza contra él y poderla estrechar fuertemente. Estaba total y completamente jodido por ella, por lo que si no actuaba con sensatez la historia iba a repetirse.

—¿Entonces fueron duras las prácticas? —habló Luna de repente, sacándome de mis pensamientos. Era una chica dulce, sensata y atenta.

Que se interesara en mi me hacía sentir aún más culpable de lo que ya era por haberle dado alas antes, tenía que cortarlo antes de que se estrellara con la realidad, pero no quería arruinar su inocencia.

No teníamos nada, éramos un ligue ocasional, pero habíamos salido tantas veces en el semestre pasado que ella y mis compañeros se habían hecho a la idea. Tal vez por eso fue su sorpresa por verme con Kira. No era un santo y ellos lo sabían, de vez en cuando intentaba drenar toda la mierda que llevaba dentro, no funcionaba, porque eso solo podía lograr una única persona.

Estudiábamos la misma carrera y hacíamos trabajos e investigaciones ocasionalmente porque era muy mala en ello y yo estaba dispuesto —como el chico bueno que no era—, a ayudarla con sus tareas.

Solo nos habíamos besado una vez y había sido accidentalmente, luego de eso hicimos como si nada hubiese pasado, éramos solo amigos. Tenía una amiga normal.

Una amiga a quien estaba a punto de arruinar, porque antes e incluso de que intentara responder a su pregunta esta ya se estaba lanzando directamente a besarme, llevando sus manos a mi pecho como si siempre lo hubiese deseado.

Me besó como si quisiera dejar algunos puntos en claro aparte de un «te he extrañado». Tenía que doblarme lo suficiente como para devolverle el beso y que no fuese evidente que no quería que invadiera mi espacio personal.

No supe porque lo hice, pero estuve condicionado a corresponderle a sus labios, no en la forma que lo hacía con Kira, más bien fue frío y automatizado, pero al fin y al cabo mis labios se movieron al compás de los de ella.

Fue tan tranquilo que casi se sintió gélido. No tenía ese fuego ni esa esencia pasional que incluso, desde mi adolescencia, había tenido con Kira.

Luna, ciertamente, era preciosa. Parecía un duendecillo corriendo por el bosque, con su cabello corto y negro con reflejos azules, la piel pálida y sonrisa alegre. Pura inocencia que podía contaminar si la tocaba demasiado. Deseaba que no fuera tarde y estuviera lo suficiente lejos para no lastimarla.

Aunque no sentía eso por ella, no tenía las ganas y la conexión física que tenía con Kira, la apreciaba y no la dañaría.

La diferencia entre ellas era que una había nacido rota y había podido ver en mí mismo lo jodida que ella estaba también, pero no Luna. Si la tocaba se volvería para las personas tan letal como el cianuro.

Siempre era consciente de lo que sucedía a mi alrededor, por lo que no me fue difícil notar a la otra persona que hizo en ese instante acto de presencia en el lugar.

—¿Aiden? Qué demonios... —Un sollozo ahogado retumbó contra las paredes del baño, alertándonos de que un demonio estaba a punto de entrar a la sala.

No tuve que verle el rostro a la persona que habló para descifrar a quién pertenecía esa voz. Maldije interiormente, porque no pensaba que el universo fuera una perra tan mezquina como para hacer que Kira no siguiera una simple petición como esperarme en la fiesta.

No es ningún secreto que me encanta una pelea. ¿Pero una pelea por una chica? Eso nunca había sucedido antes, excepto cuando las mujeres de mi tío se peleaban en la casa para convencerme a tener sexo con alguna de ella, cosa que no iba a suceder.

Lo que Kira no hizo alguna vez con Stacy —para expulsar su ira contra en el pasado—, lo iba a hacer con Luna en la actualidad. Nunca me había arrepentido tanto en mi vida de algo como lo que pasó después.

No era un secreto que en mi vida había estado involucrado en muchas peleas, pero nunca una en donde la chica fuera agredida por otra y mucho menos siendo yo la causa principal. Aunque no podía esperar nada menos de Kira siendo ella como era: animal y territorial.

En segundo y sin que lo pudiese evitar se había abalanzado contra el menudo cuerpo de Luna, arrastrándola del cabello. Era mucho más alta, también su madre la había obligado a practicar tantas cosas antes, que en un tiempo atrás también había hecho artes marciales y era una experta en patear traseros.

Estaba de una forma enferma obsesionado con ella. No podía separar el acostarme con ella solo por deseo al quererla realmente como persona. Simplemente aunque quisiera, y para demostrarle algo a Heck, no podía ir y usarla porque era conveniente y lo hacía enojar. Le haría pagar a ese hijo de puta con todo lo que pudiera pensar. Ella era mía, pero eso también la hacía un arma para utilizar. Era tan explosiva que las cosas no podían salir bien si solo iba y le decía todo eso.

Nunca se lo contaría, pero esas palabras siempre permanecerían en mi cabeza como un tormento.

Conscientemente estaba empezando a preocuparme, porque no había reaccionado en el momento a la situación; incluso yo no podía mentirme sobre eso, porque si no lo hacía ya hubiera llamado Heck y le habría dicho que a la mierda nuestro trato. No podía enviarla de vuelta, mucho menos llevarla a la arena para usarla en mi contra. No se la entregaría luego de recuperarla.

Oí un jadeo salir de la garganta de Luna y fue suficiente para darme cuenta de lo serio que era el asunto y de donde estábamos en ese momento.

Era más grande que ellas, por consiguiente más fuerte, por lo que pude fácil separarlas. Si alguna dijo algo, simplemente lo ignoré, ya que estaba sonriendo como un maldito sádico disfrutando de un buen espectáculo.

Iría al infierno por corromper a los ángeles, lo sabía. Yo no era así, no estaba bien, pero mi naturaleza cruel me decía lo contrario, pero debía admitir que me encantaba cuán desafiante y caliente era Kira. La pelea; las constantes idas y vueltas, en realidad, pensaba que tenía oportunidad de levantarse contra mí.

Kira Backer no tenía elección. Su madre estaba muerta, su padre nunca la quiso y de seguro ya estaba más enterado de su regreso y solo estaba ansioso por enviarla de vuelta. Su nueva madrastra la tiró a los demonios, mejor dicho, ella era el mismísimo Diablo.

A pesar de todo eso yo siempre había sido lo único que había conocido en verdad, lo cual apestaba porque era casi seguro que destruía todo lo que tocaba, aunque yo no era quien la había destruido, habían sido ellos y quería hacerlos desaparecer con mis propias manos.

Por eso no la quería cerca. Esperaban poder romperla en pedazos y yo era lo único que los detenía de hacerlo. Si mi tío o su familia tocaban un solo cabello de su cabeza, les daría de comer sus huesos al perro de Bishop.

Burlando a mis pensamientos, nuevamente vi cuando Luna tragó nerviosa, mientras sus ojos intentaron conectar con los míos, me detuve sobre esta un momento, pero rápidamente volví mi atención hacia Kira. Estaba a punto de colapsar, su labio temblaba, al igual que su cuerpo, pero ninguna decía nada más allá que darse miradas de odio y de querer volver a tener las manos de una sobre la otra para despellejarse vivas.

Kira tenía los ojos inyectados en sangre, pero como siempre, era incapaz de dejar botar una sola lágrima, a diferencia de Luna quien tenía el rostro lleno de la evidencia de su llanto.

Solté un suspiro pesado, y me llevé las manos hacia mi cabello, sacudiendo las gruesas gotas de agua que caían del mismo.

—¿Qué mierda está pasando aquí? —La voz de Luna tembló de miedo al hablar.

Era una chica amante del amor y la paz, una total hippie empedernida. A diferencia de Kira, de quien podía jurar que esta tenía en sus manos algunos mechones del cabello corto de Luna entre los dedos.

Era una jodida psicópata, pero eso la hacía caliente como el infierno.

Levanté la mano y sequé las lágrimas del suave rostro de la chica que lloraba. Eso evidentemente iba a cabrear a la otra. Todavía tenía rastro del maquillaje suave que siempre usaba, solo que corrido debajo de los párpados. Sus oscuros ojos estaban delineados con marrón; sus pestañas largas y gruesas y sus labios manchados de un rosa claro a los lados la hacían lucir desaliñada, no sabía si por nuestro beso o por el forcejeo con Kira. Sus ojos se abrieron, pero no se alejó de mi mano.

—¡No, Aiden! —Kira interrumpió esta vez—. ¡No vengas a verme la cara de estúpida y no decirme una mierda!

Alcé una ceja para evidenciar mi falsa confusión.

—¿Qué le pasa a esta loca? —Luna reaccionó, tomando mi mano firmemente—. ¿Todas las porristas son unas perras psicópatas o qué coño le sucede a ella?

Quise interrumpir a Luna y hacerla retractar de sus palabras. Kira no era una perra en tal caso, ni mucho menos estaba loca, pero por el momento, debía tratarla como un juguete ocasional, por mucho que ella me importara y me doliese que la degradaran de tal forma. Era lo mejor.

Estaba cabreado por lo que había hecho y debía evidenciarlo. Ella no podía ir y golpear a la gente a su antojo solo porque sí. No estuvo bien besar a Luna, pero no teníamos un estatus, solo que su mente no funcionaba lo suficiente bien como para separar eso, aunque para ella no había pasado el tiempo, para mí sí. Había seguido con mi vida y no podíamos hacer que todo fuese igual que antes.

Ella sentía que la estaba engañando y aunque era cierto, lo hacía por un propósito. Tampoco quería herir a la otra quien había llegado a mi vida antes que sucedieran los últimos eventos. Era una buena chica, me interesaba no de la forma que ella creía. Kira también lo hacía. Las dos me interesaban, pero de formas diferentes, el error fue tontear con una cuando tenía un lazo tan fuerte con la otra.

Luna era un tapujo, pero no quitaba que lo que ella hacía estaba mal.

Los eventos habían sucedido tan rápidos que necesitaba tener la mente clara, me lamentaría luego, pero debía hablarle a Kira desde el sentido visceral y no desde la perspectiva del idiota enamorado.

—¡Estuviste fuera de lugar, Kira! —le grité finalmente, bajando las manos a mis costados para esclarecer el punto. No se sentía bien, para nada, pero no quería lastimar a ninguna tampoco—. No eres mi dueña. No puedes simplemente decidir si puedes golpear a la gente solo porque se me acercan.

Le di la espalda, planeando llevar a Luna conmigo para alejarme de ella. La agarré de la mano y le di un tirón para sacarla de ahí.

Luna soltó algunas maldiciones inentendibles, pero Kira quería seguir haciendo un alarido para dejar sus puntos en claro.

—Puedo hacer lo que sea que quiera mientras besas a una de tus malditas zorras. ¿Es porque Stacy se acuesta con tu tío que quieres una perra nueva? —bramó, las palabras saliendo como veneno en su voz.

Su piel hervía. Estaba muy enojada y Kira enojada era algo peligroso.

—¡No, no puedes! ¡Es mi vida! —bramé ofuscado.

Ella exhaló profundamente y la vi tensar sus dientes, entre nosotros no existía más nadie, incluso cuando estábamos con otra persona.

—¿Necesitas un recordatorio de tu vida? —Las palabras se escucharon quebradas al salir de su garganta, pareció detenerse de querer continuar.

Me tensé en el acto, pues vi cambiar la expresión de mi amiga por completo, ella querría luego hacer preguntas que no estaba dispuesto a responder.

—¿De qué coño hablas? —Me alejé de Luna. No esperaba que me soltara tan fácilmente.

Kira sonrió. No era perversa del todo, pero intentaba serlo.

—No necesito que me recuerdes que eres un hombre al que no le importa si corrompe a una mujer —me dijo con vehemencia, mientras se encogía de hombros.

Los ojos de Luna se estrecharon hacia mí. Sabía a qué se refería. Kira sabía cómo meterse en mi mente y manipular las cosas a su antojo, sus mismos viejos trucos no habían cambiado.

Debía darle donde más le dolía.

—Estoy escogiendo esta nueva vida. Y eso no va a cambiar —le confesé, sin reservas, aunque por dentro se había sentido como una puñalada en el estómago.

Era cierto, quería cambiar. Pero no podía, estaba tan metido en el único mundo que alguna vez conocí que no podía salir vivo del infierno.

Con una sonrisa siniestra en el rostro, me respondió:

—No me presiones, Aiden.

—¿Presionarte? —le pregunté, con una ironía palpable, luego negando con la cabeza le dije—: Hazlo peor para mí, Kira.

Ella no tenía el valor para atacarme por mucho que lo deseara. Mucho ruido y pocas nueces.

Dio un paso hacia mí, sus ojos mirándome de arriba hacia abajo, estudiando que hacer y qué decir. Se lamió los labios y luego soltó una risa oscura y sombría, que me hizo helar la sangre porque me recordó a mí mismo.

—¿Estás tan seguro de que quieres decir eso, cariño? —Sonrió con arrogancia. Detrás de esas palabras se escondía una promesa oscura que sonaba más a un reto, y me gustaban los retos—. Puede que te humille en tu propia cancha. Lo viste afuera, me gustan las caídas.

Mi boca se abrió ante sus palabras, mientras luna rodeo mi brazo, eliminando así el pequeño espacio entre nosotros. Su mano izquierda se deslizó hacia arriba y más allá de calmarme, me enfureció más. Ella nunca intentó intervenir, parecía perdida escuchando lo que vociferábamos Kira y yo, en el fondo se lo agradecía, puesto a que, si la irritaba más podía venir soltar algo no muy agradable.

La miré fijamente, era como una bomba de tiempo a punto de explotar sobre nosotros. Sus ojos vagaron por mi rostro.

—Sabías lo que estabas haciendo, Aiden. Y te dije que me odiarías en la mañana, pero no pareció importarte ni un poco cuando tenías tus manos sobre mí.

Ella sabía realmente lo que estaba haciendo y en donde debía atacar, pero necesitaba un momento. Necesitaba un puto minuto para pensar sin su voz en mi cabeza. Sus palabras me estaban ahogando.

Seguía estando allí, siempre, desde ese viernes por la noche cuando me atrapó la noche de la iniciación. Sus palabras no iban dirigidas hacia mí, mucho menos su rabia. Quería hacerle daño a la chica a la que había visto besarme minutos antes.

Luna reforzó su agarre sobre mi brazo, la escuché tragar en seco.

Luego de mucho pensarlo se decidió a intervenir, palabra tras palabra sin dejar de sollozar:

—¿Por qué está diciendo esto, Aiden? ¿Quién es ella?

—¿Eh? ¿Qué quién soy? —La mandíbula de Kira se tensó, mostrando que le molestaba demasiado lo que estaba escuchando—. ¿Por qué no te detienes un momento y le permites que te lo explique él mismo? ¿O voy a necesitar recordárselo yo de nuevo? —Su pecho subió y bajó rápido con cada respiración—. ¿Recuerdas que no tienes elección, Aiden? —Levantó la barbilla y sus ojos verdes hirvieron a fuego lento con rabia. Me gustaba lo que veía—. Deberías estar aterrorizada, cariño. —La respiración de Luna se cortó, estaba totalmente intimidada—. Porque voy a conseguir lo que quiero.

Eso había sido suficiente, necesitaba intervenir antes que continuara.

—No —gruñí—. Deja de desenterrar mi mierda, Kira. Para.

Luna me estaba jalando, suplicando sin palabras que nos fuéramos, pero Kira no nos dejaría ir sin tener la última palabra antes.

—Somos iguales, Aiden. Solo que a diferencia de ti. —Me señaló acusatoriamente con el dedo—. Yo no tenía sangre sobre mí. Sabías lo que estábamos haciendo. Pero no te preocupes, yo puedo entenderlo, solo que en el sentido más bíblico estoy más allá del arrepentimiento. —Su voz fue áspera como si hubiera estado guardando esas palabras por un largo tiempo—. Si no te gustan mis palabras, puedes seguirme besando si te he ofendido; o también, si quieres, mejor usa un condón conmigo la próxima vez. 

X

Y con esto cerramos el primer arco de mátame sanamente. Este cap va dedicado a doralis1010 y a flordelmal16. Muchas gracias por su apoyo y comentarios. Me hacen muy feliz.

¿Qué les pareció el cap?

¿Ya se prepararon para lo que vienen?

¿Teorías?

Rous_59 me pidió un saludito.  Gracias por leer. JAJAJAJ. 

Gracias a todos por leer, los amo. Bienvenidos a los nuevos lectores y a los viejos gracias por seguir aquí. XOXO; Ash. 


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