20. TERAPIA.
Caminé hacia la oficina de Liam. Me había llamado para darme otra pila de libros.
-¿Simplemente no puedes estar un día sin pelear, verdad?
Me acerqué a su escritorio. -Si, buenas tardes a ti también. Ella empezó... Y no peleo siempre.
-Mencióname una vez en la que hayas estado conmigo sin pelear con alguien.
-Pues cuando nos conocimos yo -estaba peleando con los de la fiesta-. Cuando te vi fajando -le grité-. Cuando pedí trabajo -peleaba con Johanna-... y cuando conocí a tus padres -peleamos en la mesa.
Hice una mueca y cerré la boca.
Arqueó las cejas y señaló la pila de libros sobre su escritorio. -El primero es de Stephen King... tómate tu tiempo, se publica en un año. El segundo es el de Suzanne Collins, tienes una semana.
Suspiré. -Bien.
-Luce -llamó logrando detenerme a medio paso de la puerta.
Giré hacia él. -¿Si?
-¿Sería mucho pedir que no le rompieras nada a Kennya?
Rodé los ojos. -No voy a lastimar a tu Barbie, si es lo que te preocupa.
-Lo que me preocupa es que me des una razón obvia para despedirte.
-Ya te he dado mil razones.
-Lo sé y mira que me lo he planteado... pero tienes talento en la escritura, hasta ahora lo dejo pasar por que nadie más lo sabe, pero Kennya es alguien importante aquí y se enterarán si le rompes la nariz.
-Su operada nariz.
Gruñó. -Lo que sea, no puedes atacarla.
-Bien.
-Hay cámaras en todos lados, no tienes que pagar la cafetera.
Lo miré. -¡Me diste un sermón cuando ya sabías que yo no había hecho nada!
Rodó los ojos. -Esta vez pude encargarme personalmente del asunto y ya fue bastante raro para todos, no puedo volver a hacerlo, la próxima vez estarás a merced de Hammelton y como ya te habrás dado cuenta no vas a salir bien parada.... Enserio Luce ¿En qué estabas pensando al decirle a Hammelton que se acostaba con Kennya?
-En que Hammelton se acostaba con Kennya.
¿Duh?
Cerró los ojos y negó con la cabeza. - Solo ve a hacer esas reseñas.
-Gracias.
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Miré a Quentin por el rabillo del ojo. Estaba realmente molesto.
Ibamos en camino a nuestra primera terapia para familiar del control de ira... y la verdad es que eso nos hacía la misma ilusión que bebernos un licuado de pulgas.
-Tampoco creas que me hace mucha gracia venir a terapia.
El taxista nos miró por el retrovisor.
-Entonces vamos a casa, tengo cosas más importantes que hacer -sugirió Quen mirando hacía el exterior.
-Escuchaste lo que dijo la oficial Gómez, van a quitarme tu tutela de inmediato si no asistimos.
Dos horas después de la pelea en la escuela de Quen, había recibido una llamada de la oficial Gómez, una de mis compañeras en la secundaria de la militar, al parecer se enteró del asunto de la tutela de Quen y pudo interceder por nosotros. Debíamos asistir a terapias familiares y del control de ira... y precentar resultados convincentes para librarnos de todo eso.
Quen gruñó pero se quedó callado.
Al entrar a presentarnos con la doctora Maria le planteamos el problema y ella se limitó a asentir con la cabeza y escuchar.
-Comenzaremos la sesión hoy mismo ¿Qué les parece hablar de sus sentimientos?
-Genial.
-Una jalada -respondió Quen.
-Quentin...
-Luce -imitó en un chillido ridículamente quejumbroso.
-¡¿Lo ve?! -lo señalé- Así es todo el tiempo.
La doctora Maria me silenció con un gesto.
-Quentin, tú primero... ¿Qué es lo primero que piensas cuando ves a Luce en la mañana?
-Que la mascarilla de aguacate de Luce apesta a vomito.
-Prefiero apestar la casa a...
-Déjalo, continúa.
-Luego solo quiero ir a clases ¿Para esto me hicieron venir a terapia? Es lo mismo que publico en Facebook.
-Luce, hablame de tu primer pensamiento al despertar.
Suspiré. -Pienso que tengo que mover mi trasero o llegaré tarde a trabajar y mi tirano jefe va a obligarme a ir horas extras.
-Hablame de tu tirano jefe -pidió.
Ay no, incluso en terapia tenía que hablar de él.
-Es Liam Woodget.
-¡¿Liam Woodget?!
-Ni se emocione, no es tan interesante.
-Ella quiere que sea como él -acusó Quentin.
-¡Solo fue una metáfora!
Yo solo le pedí que tratara de imitarlo y dejara de golpear personas.
La doctora María me miró como si la hubiera abofeteado. -Eso está muy mal Luce, no puedes vivir comparando personalidades, es una dura carga para el muchacho.
Lo fulminé con la mirada y me crucé de brazos resignada.
-Muy bien, busquemos ahora solo pensamientos positivos.
Ambos nos quedamos en silencio. Obviamente nadie tenía nada positivo que decir.
Carraspeó. -Quentin ¿Qué piensas de la comida que hace Luce?
Quentin resopló. -No prepara ni un cereal.
-¡Pues ya tienes Quince años y eres perfectamente capaz de...!
-Lucinda, no respondemos a nuestros sentimientos con violencia -reprendió la doctora Maria.
-Ella siempre esta gritando de esa manera... siempre me lastima con sus palabras.
Lo miré mal. Una lagrima rodó por la mejilla de Quentin.
- ¡Maldito mocoso!
-¡Luce! -la doctora se llevó una mano al pecho.
-¡Está actuando!
¡¿Es que no podía verlo?!
-No cree en mis sentimientos ¿lo ve? Siempre grita, nunca puedo hablar con ella -lloriqueó con labios temblorosos.
La doctora me miró mal.
-¡Eso no es verdad! ¡Él siempre me evita cuando intento hablar!
-Y me pide que sea como Liam Woodget -se llevó las manos a la cabeza y comenzó a tirar con rabia de su cabello- Ya no soporto tanta presión.
-Basta Quentin, te prometo que lo arreglaremos -me miró- ¿Tienes algo que decir Luce?
Si, que se pudra.
-No.
Negó con la cabeza. -¿Quentin?
-Yo solo quiero superar esto, solo quiero ser feliz y espero que Lucy pueda acompañarme a esta terapia diaria.
Rodé los ojos. -¡¿Es que no ve que está fingiendo?!
-¡Deja de gritar! -gritó la doctora. Se masajeó la frente, y sacó un pequeño brazalete- Nunca hago esto, pero tu realmente lo necesitas... dame tu mano -pidió.
- ¿Qué va a hacerme?
Sin esperar a que le diera mi mano me jaló y colocó el horrible brazalete negro. -Es un sensor, detecta las hondas sonoras y el volumen de cada una de ellas, libera descargas. Intenta gritar.
-¡No puede hacer esto!
Y de inmediato sentí un fuerte calambre en la mano.
- ¡Auh! -pero como grité "Auh" volvió a darme una pequeña descarga- ¡Ay!.. ¡Auch! ... ¡Maldita sea detenga esto! -más calambre.
-Que cool -sonrió Quentin.
Lo fulminé con la mirada, me calle (ya que no quería mas descargas) y miré a la doctora con mucha calma.
-Esto es ilegal, prohibieron los castigos dolorosos desde la época de la inquisición.
-¿Como explicas la pena de muerte con la inyección letal?
-¡Tú ya cállate!... ¡Auh! ¡Exijo que me quite esta porquería! !Ay! ¡Malditas... ¡Auh!
-Muchas gracias doctora -sonrió Quentin.
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N/A: Hola :3 hay varias cosas que había querido decirles en capítulos anteriores pero lo olvidaba y editar capítulos no es lo mio, así que aquí estan:
1) LES JURO que todos los capítulos los escribo con guión largo, no se porque Wattpad me los cambia a guiones cortos, mi unica teoria (después de ver que me borró también todos mis capítulos) es que me odia. Nuestros chakas no se cruzan.
2) Como ya habrán notado comenzaré a escribir capítulos más largos. Muchas gracias a quienes se toman el tiempo de enviarme un mensaje privado y darme sus consejos de escritura :)
3) ¡¿Dónde está tomlinson_lou_lou?! Es una de mis lectoras y su cuenta ya no existe (si, porque las acoso... A TODAS Y CADA UNA DE USTEDES ¬¬') Tomlinson_lou_lou si tienes otra cuenta dime que eres tú :'( Yo conozco a mis lectoras y extraño sus comentarios cuando no los veo
Y creo que eso es todo :) Muchas gracias por votar y comentar esta historia :3
=] Alex