El hilo que nos une.

By shheeyla_

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[EN PARON, PENDIENTE DE ACTUALIZAR] Habían oído hablar del hilo rojo del destino, pero nunca se podrían haber... More

Agradecimientos
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VERONICA LINCOLN

Han pasado 3 días desde mi paso por urgencias, los cuales he pasado en casa con mi madre viendo una gran variedad de películas, desde la saga de Twilight con mi apuesto marido Edward Cullen hasta la de Harry Potter con mi otro marido Cedric Diggory. Y si, tengo un serio problema con Robert Pattinson. 

En torno a los mareos, no he tenido ninguno pero si que me han salido unos sospechosos moratones en las piernas sin ningún sentido, aunque no les he dado gran importancia porque me suelen salir a menudo, pero nunca me han salido tantos.

Es jueves por la tarde y no he  hecho absolutamente nada. Tenia pensado llamar a Fred pero caí en la conclusión de que mañana tiene examen de historia del arte y he preferido dejarle un mensaje dándole ánimos:

Buena suerte Fredy.

Eres mas que un estúpido papelito con preguntas.

Demuéstrale a la profesora Monroe quien manda.

<3

Estuve un año en historia del arte.

La peor decisión de mi vida.

Aunque suene increíble, preferiría hacer 3 horas seguidas de matemáticas, antes que una de historia del arte.

Hoy mi madre trabaja hasta tarde, así que me toca a mi hacerme la cena.

Sin pensarlo, saco una pizza del congelador y la meto al horno 15 minutos.

Mientras tanto, me puse los auriculares, entre en mi playlist y me tire al sofá. 

Empieza a sonar "Drivers License" de Olivia Rodrigo y me sumerjo en mis pensamientos.

El desmayo, Fred, mi madre, el tabaco, Jason, los estudios, Yanet y diversas cosas mas pasan por mi cabeza mientras siento cada estrofa, cada frase y cada palabra de la canción.

And all my friends are tired
Of hearing how much I miss you, but
I kinda feel sorry for them
'Cause they'll never know you the way that I do, yeah
Today I drove through the suburbs
And pictured I was driving home to you

#

Es la hora de almorzar.

Me dirijo a la cafetería para encontrarme con Fred y preguntarle como le fue el examen, pero antes pasare por mi taquilla para dejar unos cuantos libros.

Mi taquilla esta en la primera  planta de las 5 que tiene mi instituto.

Gracias a dios.

No se que seria de mi si estuviera en la quinta, odio subir escaleras, me matan.

Me encuentro en la segunda planta. Estoy apunto de llegar a las escaleras pero oigo una voz detrás de mi.

— ¿Verónica? — me resulta familiar.

Me giro para ver quien es.

No veo a nadie.

— Juraría haber escuchado mi nombre. — digo en voz baja mientras giro sobre mi propio eje para ir hacia las escaleras.

Dé repente una mano toca mi espalda haciéndome saltar del  susto. — Hola Verónica — dice la voz de nuevo.

Me vuelvo a girar.

Mi cara se ilumina al ver quien es.

Yanet.

Iba con un precioso jersey gris que conjuntaba a la perfección con sus converses, grises también.

— Dios Yanet, casi me da un infarto. — le digo aun recuperando la respiración.

Se ríe dejando al descubierto el adorable hoyuelo que tiene en cada mejilla — Quería asustarte, y veo que lo he conseguido. — vuelve a reír.

Me rio con ella.

— Oye ¿Qué tal estas? Me dejaste preocupadísima el lunes. — me dice mientras baja las escaleras conmigo.

— Estoy genial, creo fue un bajón de azúcar, ya que ese día vine corriendo con Fred porque llegábamos tarde.

Ella me mira aliviada y finalmente llegamos al segundo piso.

— Voy a la cafetería con Fred, ¿quieres venir? — le pregunto amablemente.

— Ahora no puedo, he quedado con Stuart en la biblioteca. — me dice mientras intenta esconder la pequeña sonrisa que le sale al pronunciar el nombre del chaval.

Stuart era el "chico nerd" del instituto. Es un chico muy callado pero a la vez muy adorable. Tiene el pelo rizado y los ojos verde pistacho. Comparto alguna clase con el y me ha ayudado unas cuantas veces.

La verdad es que los shippeo muchísimo, negaría que lo hago porque son los "Nerds" pero, si que lo hago por eso.

— Deja de esconder esa sonrisilla, esta claro que te gusta Stuart. — le digo con una sonrisa picara.

Noto un tono rojizo en su cara. — No me gusta. — me dice mirando a otro lado.

— La forma en la que sonríes al pronunciar su nombre te delata Yanet, aparte, creo que a el tambien le gustas.

Noto su cara cada vez mas roja.

— ¿Eso crees? — me pregunta intrigada.

— Uy, ¿A que viene tanto interés de repente? Si me acabas de decir que no te gusta. — le digo ampliando mi sonrisa picara.

— Bueno se me hace tarde, me tengo que ir. — me dice ignorando lo que acabo de decir.

— Lo que tu digas romanticona. — le digo dejando escapar una pequeña carcajada.

Dios mío tienen que acabar juntos por favor.

Sigo mi camino hasta la taquilla.

Hay bastante gente por el pasillo.

Dirijo la mirada hacia el suelo para evitar cualquier tipo de contacto visual con cualquiera, pero lo único que consigo con eso es no ver mi alrededor y chocarme con la gente. 

Dé repente veo a un chico de alrededor de 14 años corriendo hacia mi como si llegara tarde a algún sitio.

Pasa con tanta rapidez me empuja haciendo que se me caigan los libros al suelo.

Me agacho y empiezo a recogerlos.

Falta uno.

No lo veo por ninguna parte.

Miro a mi alrededor sin levantar la cabeza del todo. 

Veo unos pies a mi derecha, no muy lejos. La persona a la que pertenecían estaba apoyada en la pared.

Ahí esta.

Mi libro.

Justo al lado de aquellos pies.

Gateo hasta el, pero la persona se me adelanta y lo empuja con uno de los pies hasta que llega a mi.

— Gracias. —  digo aun sin levantar la cabeza.

Lo recojo y levanto la mirada para ver quien la persona que me lo ha pasado.

Mi rostro se palidece al ver quien es.

Mierda.

Caleb.

Me esta mirando, con una ligera cara de asco, como de costumbre.

¿Por qué esta aquí solo? Va a todos lados con sus amigos.

Parece triste.

Viste con una sudadera Lacoste blanca, unos pantalones negros y unas Nike air force 1 blancas al igual que su sudadera.

Me levanto y sigo con mi camino como si nada hubiera pasado.

Por fin llegué a mi taquilla.

La abro y dejo mis cosas, finalmente voy a la cafetería.

CALEB ANDERSON

Observo a la gente andar por los pasillos como si nada malo pasara.

Sin ningún tipo de preocupación.

Yo mientras tanto estoy deseando irme de aquí.

Desde el diagnostico del doctor veo todo de otra manera.

Sin color ni diversión, todo gris.

Neutro.

Me dirijo hacia la puerta de salida.

Cruzo el campo de futbol hasta llegar a las gradas.

Me siento arriba del todo y miro a mi alrededor. No hay absolutamente nadie, todo esta vacío. 

De pronto la conversación en la consulta del doctor viene a mi mente por quinta vez esta mañana.

Su hijo tiene un tumor. — dijo el doctor mirando la pantalla del ordenador.

¿Cáncer? — pregunta mi madre apurada.

—  ¡¿QUE MI HIJO TIENE EL QUE?! — grita mi padre en medio de la consulta. – No puede ser, tiene un partido de futbol importante el sábado, no puede faltar.

Tranquilícese señor Anderson, su hijo tiene un tumor benigno en el riñón izquierdo. Al ser benigno, no se expande a otras partes del cuerpo y puede ser extirpado fácilmente. Y en torno a lo de el partido, no se preocupe, le daré medicación para los mareos y no tendrá ningún problema. Cuando pase la temporada, le operaremos para extirparle el tumor y caso resuelto.

A mi padre lo único que le preocupa es el futbol. Me obliga a entrenar a diario para impresionar a los ojeadores que vienen a los partidos y que me llamen para jugar en algún equipo importante.

Pero en mi opinión, el futbol es una perdida de tiempo.

No me gusta nada. Solo juego porque mi padre me obliga.

Dejo de mirar al horizonte para centrar la mirada en mis piernas.

Llenas de moratones, como era de esperar.

Me he pasado toda la semana entrenando con mi padre en el jardín de casa. La nieve había mojado la hierba y en consecuencia, había formado barro, el cual hacia que el suelo resbalase el triple.

Vuelvo a mirar a delante.

Veo dos personas a lo lejos.

Entrecierro los ojos para ver mejor quienes son.

Son un chica y un chico.

Verónica y su amigo el desagradable. Creo que se llama Fred.

Automáticamente una mueca de asco se forma en mi cara.

Verónica me cae fatal y supongo que será mutuo.

Pero al contrario que ella, yo no tengo motivos.

Soy yo el que no paraba de humillarla en primaria. En esa época, quería hacer que la gente me respetara y se riera conmigo, así que la utilice a ella. En verdad me siento mal por ello pero no es plan pedirle perdón ahora. He cambiado, soy otra persona completamente diferente pero todo el mundo me sigue viendo como Caleb el guay, al que no le preocupa nada, el capitán del equipo de futbol y el que tiene a todas las chicas locas. 

Ese Caleb murió hace 1 año. 

Cuando me di cuenta que realmente no era yo.

Era la persona que mi padre quería que fuese. 

Siento mi móvil vibrar en el bolsillo de mi pantalón.

Lo cojo y miro la pantalla.

*3 mensajes nuevos de Connor*

VEN AHORA MISMO AL GIMNASIO

ALGUIEN NOS LA HA JUGADO :0


*FIN DEL CAPITULO*

NOTA DE LA AUTORA:

Hola lectores <3

¿Qué opináis sobre Caleb?

Lo siento por tardar en subir nuevo capitulo, pero no me veía inspirada.

¿Os a gustado el capitulo? Contarme jeje

Me encanta que comentéis en los párrafos, me rio muchísimo al leeros JAJAJ.

No olvidéis darle a la estrellita y recomendarle la historia a algún/a amigx o familiar :)

REDES:

Instagram: shheeyla_ (me encanta leer vuestros mensajes de apoyo <3)

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