Segunda oportunidad

By AndreaSoledad0

630K 44.4K 2.1K

Soledad decide cerrar las puertas al amor, al ser traicionada y agredida por la persona que juró que la amarí... More

Sinopsis
Prólogo
Capítulo 1: Heridas del pasado
Capítulo 2: Un nuevo compañero
Capítulo 3: El principio de una amistad
Capítulo 4: Conversaciones sinceras
Capítulo 6: Una mujer decidida
Capítulo 7: Confesiones de una noche apasionada
Capítulo 8: Sentimientos inexplicables
Capítulo 9: Una solución misteriosa
Capítulo 10: Regalo
Capítulo 11: Dilemas
Capítulo 12: Una nueva entretención
Capítulo 13: Confesiones perturbadoras
Capítulo 14: Enfrentamientos
Capítulo 15: Algo inesperado
Capítulo 16: Una decisión difícil
Capítulo 17: Despertar en la realidad
Capítulo 18: Un cambio inesperado
Capítulo 19: Una pequeña despedida
Capítulo 20: Fiesta de despedida
Capítulo 21: Aceptar la realidad
Capítulo 22: Nada es perfecto
Capítulo 23: Mensajes
Capítulo 24: Situaciones ilógicas
Capítulo 25: Muestras de arrepentimiento que nadie cree
Capítulo 26: Siempre hay algo que te puede sorprender
Capítulo 27: Deseos reprimidos
Capítulo 28: ¿Qué hacer?
Nota de la autora
Capítulo 29: Enfrentamientos
Capítulo 30: Miedos
Capítulo 31: Dolor
Capítulo 32: Una nueva esperanza
Capítulo 33: Recuperación
Capítulo 34: Una respuesta
Capítulo 35: Encuentros
Epílogo
Anuncio

Capítulo 5: Atreverse a más

18.9K 1.3K 40
By AndreaSoledad0

Gaby y Diego han terminado su amorío. Creo que él busca una relación seria y a ella no le interesa. Es extraño esto, generalmente es al revés. De todas maneras me alegra tener una amiga como ella: fuerte, decidida, que sabe lo que quiere y que, por sobre todo, sabe disfrutar de la vida. Sinceramente no puedo dejar de admirar su actitud. Ella siempre me dice que en su otra vida debió ser hombre y que yo probablemente debí ser monja, lo que no me hace mucha gracia.

Gaby insiste en que yo miro con otros ojos a Benjamín, que debería darle una oportunidad, pero yo simplemente no lo creo así y prefiero que no sea así. Aunque debo reconocer que me encanta estar con él, es un chico lleno de alegría, con el que comparto mucho dentro del trabajo y que, últimamente, se ha vuelto indispensable para mí.

Sé que dicen que la amistad entre hombre y mujer no existe, pero yo sí creo que él puede ser solo mi amigo. Hay varios años de diferencia entre Benjamín y yo, tenemos una visión de la vida muy distinta y él, definitivamente, no se fijaría en alguien como yo. Además, hay un punto muy importante, no me gustaría perder la amistad de alguien como Benja.

A mi hija le simpatiza la idea de que tenga un nuevo amigo y que salga con él, dice que tengo que disfrutar la vida, sobre todo ahora que estoy sola. Tal vez hasta ella sea más madura para pensar que yo y eso me encanta.

Al final acepté la salida de este sábado con Benja y sus amigos. Gaby ahora que está sola no tuvo problema en sumarse a nuestra salida y para mí mejor. Sé que es anticuado pensar así, pero no quiero ser la única mujer en un grupo donde casi todos son desconocidos para mí.

Benja, antes de salir del trabajo, me dijo que quería verme linda, que me arreglara. Opté por hacerle caso, es más decidí que ya era hora de mostrar mi pequeño tatuaje. Me coloqué un vestido con la espalda descubierta, de color azul oscuro. Recogí mi cabello y me maquillé, como hace mucho tiempo no lo hacía. Observé aquellos pequeños cambios en el espejo, sintiendo que era otra mujer, llena de confianza y de una actitud que había estado dormida hace muchos años.

A las once en punto, Benjamín estaba parado en la puerta de mi casa esperando que abriera. Me puse un abrigo y salí.

La noche estaba algo fría, pero el aire fresco me hacía sentir mejor. Tomamos un taxi y nos dirigimos a una discoteca que estaba en las afueras de la ciudad, no sin antes pasar a buscar a Gaby que, como siempre, estaba deslumbrante. A pesar de eso, esta noche no me sentía menos que ella, sabía que tras aquel abrigo había un vestido que resaltaba mi cuerpo, que mostraría una nueva faceta de mí.

Al llegar a la discoteca dejé mi abrigo en la guardarropía y de inmediato las miradas curiosas de Gaby y Benja acariciaron mi cuerpo.

—Estás increíble amiga —dijo Gaby.

—Increíble es poco —agregó Benjamín —quiero verte mejor, ven, date una vuelta —pidió.

Tomó de mi mano y la alzó sobre mi cabeza haciéndome girar. De repente sentí que sus miradas se posaron sobre la mariposa que volaba en mi espalda.

—Oye ¿Cuándo te hiciste eso? ¿Por qué no me habías contado nada?—. Antes que pudiera responder algo siguió hablando—. Está hermoso el tatuaje, me encanta.

—Es lindo —afirmó Benjamín.

Después de un rato conversando sobre el tatuaje, decidimos irnos a una mesa y pedir unos tragos. Los amigos de Benja no tardaron en llegar. Luego de un par de copas, Gaby se fue a bailar con uno de los chicos que había llegado. Pasaron un par de canciones y vi a mi amiga colgada del cuello de su compañero de baile, besándolo apasionadamente.

Miraba sorprendida a mi amiga, esa facilidad que tenía de aprovechar todo momento para pasarla bien era increíble.

—Tú deberías copiar el ejemplo de tu amiga, disfrutar, pasarla bien sin tanta complicación —me dice al oído mi amigo.

—Yo no podría actuar así, tengo una hija...

—Ella no está acá —interrumpió —de seguro si te acercas un rato a la pista no faltará quien te saque a bailar.

—Yo no podría hacer eso —respondí.

—Claro que puedes y lo vas a hacer.

Se paró y me tomó de la mano casi arrastrándome a la pista. Después todo lo que había bebido no tenía mucha fuerza de voluntad para negarme a nada.

—Ahora te quedarás por acá, yo voy a estar cerca, tú disfruta, déjate llevar.

—¿Y si alguien intenta besarme o tocarme? ¿Qué voy a hacer? No quiero hacer esto—. Comencé a preocuparme.

—Está en ti negarte, baila con alguien que te guste y si te quiere besar tú déjate llevar, si después no quieres nada más con él, te vas a la mesa y punto.

—Está bien, lo intentaré.

Me dejó frente a la pista de baile. Comencé a observar a mi alrededor. Al pasar un par de minutos con mi copa en la mano, empecé a sentir que las miradas de varios hombres me veían como una presa. Mis ojos se clavaron en un hombre de camisa y pantalón negro, alto, bien formado que me pareció atractivo.

Debía tener unos 30 años y parecía perfecto para consumar el plan de Benjamín. Se acercó a mí al darse cuenta de mis insistentes miradas.

—Hola, preciosa ¿Por qué tan sola? —preguntó el chico y al verlo de cerca me pareció aún más guapo. Sin embargo, su frase tan cliché me molestó.

—No estoy sola, vine con una amiga, pero ella se fue a bailar.

—Bueno, si quieres puedo hacerte compañía.

—Está bien —extendí mi mano —mi nombre es Soledad.

—Al parecer le haces honor a tu nombre. El mío es Alfonso. Es un gusto conocerte.

Alfonso me parecía el tipo de hombres que acostumbra a ir a aquellos lugares simplemente de cacería, pero para el propósito daba lo mismo. Me ofreció comprar un trago y luego de intercambiar algunas palabras nos fuimos a bailar. Mi mirada, de reojo, se encontraba con la de Benjamín que había aprovechado mi ausencia. Estaba con una chica rubia, de cuerpo casi perfecto. No pude evitar sonreír frente a lo que estaba viendo.

No quería echar a perder la conquista de mi amigo, pese a que no estaba del todo a gusto con mi acompañante momentáneo, pero la simple idea de buscar otro, me parecía que sería un fracaso. Al menos este era guapo.

Comenzamos a bailar un par de canciones, sintiendo que nuestros cuerpos cada vez estaban más cerca. Sentí su brazo rodeando mi cintura y mi cuerpo estremeciéndose al contacto de su piel. Acariciaba mi espalda, deslizando su mano una y otra vez por ella. La adrenalina de sentir que estaba haciendo algo incorrecto invadía mi estómago, mientras nuestros rostros estaban cada vez más cerca. Podía sentir su aliento cerca del mío. Comencé a temer por mí, por aquella cercanía tan íntima que me recordaba la imagen de Gaby besando al amigo de Benja.

Dimos una vuelta y mi mirada se encontró con la de Benjamín. Me cerró el ojo y luego miró a la rubia con la que bailaba y la besó. Gaby podía, Benjamín podía ¿Por qué no podía hacerlo yo?

La mano de mi acompañante acarició mi rostro y luego con ambas manos lo sostuvo. Cerré los ojos, dejándome llevar por lo que quería en ese momento: Sentirme viva, deseada, sensual.

El calor de sus labios pronto envolvió los míos, en un pequeño y sensual beso. Mi corazón palpitaba, mi piel empezó a arder. Estaba llena de deseo, quería más, mucho más y estaba dispuesta a conseguirlo. Lo jalé de la camisa para acercarlo a mí nuevamente. Nuestras bocas se encontraron, pero no solo ellas, sino también nuestras lenguas se abrazaban en un beso lleno de pasión, de deseo. Su lengua no dejó lugar en mi boca sin recorrer, mientras sus manos, cada vez más osadas, exploraban los lugares permitidos de mi cuerpo.

Sus besos hacían que el calor de mi cuerpo creciera, mis manos se enredaban en sus cabellos, mi piel anhelaba sentirlo desnudo, dentro de mí. Esta sensación era nueva para mí, pero me gustaba.

—Si quieres podemos ir a otro lugar, más íntimo —comentó Alfonso.

La idea comenzó a dar vueltas en mi cabeza, mientras podía sentir sus labios deslizándose en mi cuello, tentándome a aceptar. ¿Qué debía hacer ahora?


Continue Reading

You'll Also Like

33.5K 3.5K 38
Rebecca chica popular y novia de un chico atlético con sus amigas irin y Heidi las hermosas de la universidad chicos ricos que le hacen la vida impo...
209K 12.8K 17
¡Madre mía! No me acordaba de ésta novela mía. Creo se trata la segunda que escribí o la primera... Bueno, la cosa es que hace diecisiete años!!!! Ai...
185K 9.5K 64
Alejandra Smith , chica de 22 años , es una joven con carácter fuerte pero reservada. Salio de su ciudad natal para buscar nuevos horizontes, para sa...
5.3K 439 10
Y pensar que en un principio este hombre siempre me irritaba. Lograba sacarme de mis casillas con facilidad. Siempre haciéndome la contra en todo. Ér...