Luz de Luna (Saga Alfas #3.5)

By andreaa_gomez

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💫 HISTORIA FINALISTA DE LOS WATTYS 2021 💫 Jeremy Anderson es la definición de calma, era todo lo contrario... More

Prólogo
Primera parte: Jeremy
Capítulo 1: No he podido olvidarla
Capítulo 2: Es una cobarde
Capítulo 3: Retraso australiano
Capítulo 4: Es ella
Capítulo 5: Perfecto, a esa edad ya sabía cómo poner un condón
Capítulo 6: No es un él, es una ella
Capítulo 7: Quiero ser quien te ayude a sanar tus heridas
Capítulo 8: Yo voy a enseñarte a descubrir tu brillo
Capítulo 9: ¿Se puede tener un orgasmo con una hamburguesa?
Capítulo 10: No sé lo que quiero de la vida, pero lo quiero contigo
Capítulo 11: Está muerta para mí
Capítulo 12: Es mi madre
Capítulo 13: Lord Farquad está aquí
Capítulo 14: Feliz día del Pato
Capítulo 15: Que sales con una chica que tiene nombre de perro de concurso
Capítulo 16: Si las estrellas pudieran hablar
Capítulo 17: Porque soy, si somos
Capítulo 18: Érase una vez en prisión
Capítulo 19: Problemas de ira
Capítulo 20: Madeleine's es lo mejor
Capítulo 21: Quiero que seas mi musa
Capítulo 22: Nena, somos reales y somos infinitos
Capítulo 23: Son unas hipócritas
Capítulo 24: Mi Perdición
Capítulo 25 (Parte 1): Taylor
Capítulo 25 (Parte 2): Jayden
Segunda parte: Peyton
Capítulo 26: No quiero que hagan cochinadas bajo mi techo
Capítulo 27: Austin Price
Capítulo 28: La vieja Peyton
Capítulo 29: Marcus Especial
Capítulo 30: Feliz cumpleaños, Ariel
Capítulo 31: Diosa Luna, deja de ser tan hija de puta
Capítulo 32: Encuentros cercanos del tercer tipo
Capítulo 33: Positions
Capítulo 34: Cincuenta Sombras de Garfield
Capítulo 35: Freya, La Todopoderosa
Capítulo 36: El viejo Jeremy
Capítulo 38: Eso sí que no me lo esperaba
Capítulo 39: ¿Qué... eres?
Capítulo 40: Moda Mágica en París, obvio
Capítulo 41: Un pervertido es un pervertido, así esté en el más allá
Capítulo 42: ¿Pueden dar galletas caseras en mi funeral?
Capítulo 43: Protocolo Freya
Capítulo 44: Estás cosas no pasan en Nueva York
Capítulo 45: Soy Peyton Leticia Price
Capítulo 46: Señora Williams
Capítulo 47: No pensé que ahora también fueses caníbal
Capítulo 48: Duermes como una marmota
Capítulo 49: Entonces eres el desastre más hermoso que he conocido
Capítulo 50 (Parte 1): Este siempre será tu hogar
Capítulo 50 (Parte 2): Indestructible
Epílogo: Jeremy
Epílogo: Peyton
Agradecimientos
Carta de Peyton a Jeremy
Extra 1

Capítulo 37: Es George

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By andreaa_gomez

Nunca he sido buena tomando decisiones, la Diosa sabe que cometo errores hasta respirando por lo que ni siquiera me permito pensar demasiado mi siguiente error. Nuevamente no soy capaz de pegar un ojo en casi toda la noche.

Ni siquiera hacer mi rutina de ejercicio diurno me ha ayudado a poder liberar todo el estrés en mi cuerpo y poder borrar de mi mente al menos por unos segundos las palabras que Jeremy me dijo ayer. Me siento como una idiota, hace tiempo que lo superé, pero estos sentimientos que han reaparecido desde ayer me desconciertan. Sé que no lo amo, ya no, pero esta nostalgia no me deja en paz.

¿Por qué siento mi corazón hundido en mi pecho y estas incesantes ganas de llorar hasta dormir y no despertar más?

Me dejo caer sobre el suelo respirando aceleradamente. El sudor cae por mis sienes, mi frente y mi pecho mientras miro el techo de mi habitación. Ojalá pudiera desaparecer los diez días que aún restan para nuestra partida a California, pero le prometí a la tía Cynthia quedarme hasta el final del verano.

Golpes suenan en la madera de la puerta y aunque no quiero ver ni hablar con nadie, el desconectarme por completo lo único que hará será que comiencen a hacer preguntas que no quiero escuchar y que no voy a responder.

—Pasa.

Josh aparece al otro lado de la puerta, sonriente y me mira con el ceño fruncido pero sin borrar su sonrisa.

—¿Entrenando a esta hora?

—Me pareció divertido.

—Claro —ríe—. Ya las cosas para el día de campo están listas.

Una sonrisa auténtica se dibuja en mi rostro. Ayer, después de mi momento de desasosiego, decidí que si Jeremy no me diría la verdad, alguien podría acercarme a ella: Ariel. Esa niña es demasiado lista para su conveniencia y también espero que sea fácil hacer que suelte la sopa. Puede que no sepa toda la historia, pero por lo menos me dará algunas piezas del rompecabezas que aún desconozco.

—Eres perfecto —le digo con una sonrisa y Josh simplemente se pega al marco de la puerta.

—Me lo dices seguido.

—Eres un idiota —río mientras tomo un cojín de la cama y se lo lanzo. Pero él lo esquiva cerrando la puerta.

—¡Te espero abajo!

Aunque no quiero salir de mi habitación, saco las fuerzas de mi alma para levantarme del suelo y dirigirme al baño para ducharme. Mi plan es simple, hacerle las preguntas correctas a Ariel y tal vez sobornarla un poco con dulces para que me diga lo que necesito saber.

La excusa perfecta para que Tyler me permitiera tener a su hija todo el día sin poner muchos peros fue para que tanto él como Abby descansaran. No sé lo que es tener un bebé recién nacido en casa, pero sé que la falta de sueño y mucho trabajo no son una buena mezcla para ningún matrimonio.

Me ducho con rapidez, intentando no tardarme demasiado. La presencia que me ha acompañado desde hace más de una semana tiene especial atención en querer aparecerse cada vez que estoy en el baño. Es que hasta existen los pervertidos en el más allá.

No estoy del mejor ánimo hoy, pero sé que tengo que fingir lo más que pueda frente a Ariel. El tiro puede salirse por la culata si en lugar de yo descubrir lo que pasa en la manada, Tyler termina enterarse de mi situación actual. Ya dentro de mi armario, termino por decidirme por un vestido suelto de flores y una chaqueta de jean claro junto con unas sandalias.

El corrector y la base se han convertido en mis mejores amigos estos últimos días por lo que los aplico generosamente sobre las enormes ojeras que hacen lucir mi rostro demacrado. De estar en clases podría engañar a Josh y decirle que simplemente es por no dormir por leer tantos libros. Pero sé que ni siquiera con esa excusa, me creerá. ¿Desde cuándo me volví tan buena mintiendo?

Salgo de la habitación con mi teléfono en mano y le envío un mensaje a Tyler para que esté atento a mi llegada con Josh para buscar a Ariel.

—Esto luce genial —sonrío cuando veo la cesta tejida sobre la encimera de la cocina. Desde aquí puedo oler algunas de las cosas que le pedí a la tía Cynthia que preparara anoche, solo porque si yo las hacía alguno terminaría con una indigestión. Después de mí intento con los muffins simplemente he decidido que la cocina no es lo mío.

—Ahí está todo lo que pediste —confiesa Josh—. Solo espero que Ariel no sea quisquillosa.

—Con padres como Tyler y Abby, nunca —río. La única persona lo suficientemente quisquillosa con la comida que he conocido debe odiarme en este momento con más fuerza de lo que lo hizo el último año.

—Entonces andando.

Le sonrío a Josh cuando toma la cesta y nos dirigimos a la camioneta. Sonrío genuinamente al ver el sol en lo alto del cielo, es un día hermoso para tener respuestas. Y bueno, para tener un día de campo también.

El camino a casa de Abby y Tyler no es largo, pero es tiempo suficiente para poder pensar en cosas que preguntarle a Ariel sin que Josh sospeche de más o que piense que estoy loca y uso drogas de nuevo.

—Veo que alguien está emocionada —sonrío cuando veo a Ariel sentada en el columpio que se encuentra en el porche de la casa. Su cabello rojo está recogido en dos coletas y lleva shorts y una camisa floreada.

La niña corre adentro de la casa y aprovecho ese momento para bajar de la camioneta. Ariel no tarda en aparecer con una mochila de abeja y jalando a una desarreglada Abby de la mano. Creo que este día libre de unas cuantas responsabilidades le ha venido como anillo al dedo.

—Hola, Peyton —me sonríe y se agacha un poco para besar la frente de Ariel—. Por favor, recuerda el protector solar, el repelente de insectos y en su mochila hay un cambio de ropa por si ocurren accidentes. Y...

—No te preocupes, Abby —le digo riendo un poco ante sus órdenes y haciéndola detenerse—. Lo tendremos bajo control, ¿cierto, Ariel?

—Así es —asiente mirando a su madre—. Nos vemos, mami. Te amo.

—Yo también te amo, nena.

Ariel corre del lado de su madre y no tarda en subir a la parte trasera de la camioneta para comenzar a cuchichear con Josh.

—Lo tengo bajo control —le aseguro, para que pueda estar tranquila—. Descansa un poco y relájate. Ambos háganlo.

—Lo haremos. Gracias, Peyton.

Le sonrío nuevamente a Abby antes de volver a subir a la camioneta y Josh comienza a conducir.

—¿Qué haremos hoy? —pregunta Ariel sentada en el medio de los asientos traseros con el cinturón de seguridad cruzando su pecho.

—Pues iremos al parque y tendremos un día de campo. Después, si quieres, podemos ir al orfanato o ver una película en casa.

—¿Podemos hacer todo eso? ¿Y comer helado? —pregunta y yo sonrío mientras me giro para mirarla.

—¿Qué tal si hacemos todo eso?

—¡Sí! —sonríe y aplaude. Cuando me acomodo en mi asiento, Josh sonríe de lado y puedo imaginar que es lo que piensa: "esta niña nos tiene a todos entre sus dedos".





Cuando llegamos al parque, en lugar de quedarnos en una mesa, decidimos estirar el mantel de cuadros en el suelo. Sólo para dejar de escuchar a la molesta voz de Abby en mi cabeza, obligo a Ariel a llenarse de bloqueador solar y luego la rocío con repelente de insectos. La niña tiene la piel tan sensible que estoy segura de que Abby notara si no hago exactamente lo que me pidió.

No puedo evitar sonreír mientras veo a Ariel jugar con Josh en los juegos del parque. Intenté ir con ella, pero me dijo que quería ir con "mi novio del acento gracioso". Cruzo mis piernas, igual que un indio y apoyo las palmas de mis manos en el mantel, detrás de mi espalda.

Los guardaespaldas están lo suficientemente lejos como para que pueda olvidar que están ahí o, más importante, para que no vean los temblores que han comenzado a sacudir mi cuerpo. La luna llena es en tres días y sé que si no quiero que mi cuerpo colapse, es vital que me transforme.

—¡Mírame, Peyton! —grita Ariel antes de lanzarse por un tobogán amarillo y abajo la ataja Josh, haciéndole cosquillas. Sé que extraña a sus hermanas, la menor es sólo un par de años mayor que Ariel. Por pasar el verano juntos le prometí a Josh que iríamos a Inglaterra por las fiestas y para las vacaciones de primavera. No es como si las festividades tuviesen mayor relevancia para mí que lo usual. Con enviar una imagen de Internet a los más cercanos deseando felices fiestas es más que suficiente.

—Tu novio es muy divertido, Leticia —me dice Ariel sentándose frente a mí cuando vuelve junto a Josh y frunzo el ceño.

—¿Cómo sabes que ese es mi nombre...? Tyler te lo dijo —afirmo y la niña ríe negando.

—No, escuché a mi papi cuando te lo dijo. Es un lindo nombre.

—¿Verdad que sí? —dice Josh con una sonrisa y yo lo fulmino con la mirada.

—Tú eres un idiota —lo señalo y luego a Ariel—. Y tú, no me llames así.

Con mis brazos los más rígidos posibles para evitar que Josh y Ariel se percaten de mis temblores, abro la cesta de picnic y saco los sándwiches y la ensalada de frutas que Josh empacó.

—¿Estas feliz siendo la hermana mayor? —le pregunta Josh a Ariel cuando comenzamos a comer y Ariel asiente.

—Austin duerme mucho pero cuando despierta mira mucho mi cabello. Papi dice que es porque le gusta el color.

—Capaz y le gustan las pelirrojas cuando crezca.

El ceño de Ariel se frunce mucho y hace una mueca con sus labios.

—No. Austin será un bebé por siempre.

—Que tus padres no te escuchen —ríe Josh y palmea los bolsillos de su pantalón cuando termina su sándwich.

—¿Tienes mi teléfono? —Niego con el ceño fruncido y Josh se levanta del suelo—. Creo que lo dejé en el auto. Las niñas quieren una videollamada contigo. Vuelvo en un momento.

Josh deja un beso en mi frente y se va en dirección al auto a buscar su teléfono. Frunzo el ceño cuando veo a Ariel sonriendo y saludando a alguien. Busco con la mirada el recibidor de sus saludos y siento como el color se va de mi rostro al ver al sujeto. Se encuentra a unos metros, debajo de un árbol. Por primera vez puedo detallarlo: tiene una larga barba que le llega al pecho de un tono grisáceo, igual que su cabello. Sus ojos son oscuros, absolutamente negros.

Miro alrededor de nosotras y nadie parece prestarle atención a lo que hace Ariel.

—Ariel, ¿conoces a ese señor?

—Es George —dice como si fuera lo más normal del mundo mientras sonríe.

—¿Cómo conoces a George, Ariel?

—Es mi amigo —contesta—. Siempre me visita, pero no dice nada.

—¿Sólo él es tu amigo?

—No. Jimmy y Molly también lo son. Ellos si hablan conmigo —sonríe mirándome—. ¿Tú también los ves?

—Solo a George —le digo, intentando mantener la calma. ¿Quienes son estas personas que Ariel ve?—. ¿Quién más sabe esto, Ariel?

—Mis papis. George, Jimmy y Molly siempre están cerca, pero ellos no son malos. Hay otros que si lo son, como el que empujó a mi mami por las escaleras.

Aquello me descoloca mas de lo que ya estoy, pero intento que no se note para no desconectar a Ariel.

—¿Estás bien? —me pregunta cuando se percata del temblequeo de mis manos y las escondo detrás de mi espalda, sacudiendo la cabeza.

—Sí, no es nada de lo que debas preocuparte —le digo y ella asiente. Devuelvo mi mirada al árbol pero ya el tal George no se encuentra ahí. Miro a Josh volver a unos cuantos metros con su teléfono en mano y vuelvo a mirar a Ariel—. Este será nuestro secreto, ¿de acuerdo?

—Claro —sonríe la niña—. Nuestro secreto.

Cuando Josh llega, comemos la ensalada de frutas y Ariel se adueña de la videollamada con las hermanas de Josh, a quienes Ariel parece caerles muy bien.

La visita al orfanato es bien recibida tanto por las cuidadoras, como por los demás niños que aún residen ahí. Aunque Ariel ya es una Price de pura cepa, Tyler y Abby se encargan de que no olvide de donde viene, sus padres biológicos y su tiempo en el orfanato. Y aunque solo tiene siete años, ella sabe lo afortunada que ha sido por haber sido adoptada.

—Ella es una gran niña —me dice Josh cuando vemos a Ariel jugar a las muñecas con unas niñas del orfanato y yo asiento, recostado mi cabeza de su hombro.

—Lo es —murmuro.

Nos quedamos unas horas en el orfanato y antes de que anochezca, nos vamos a casa a ver películas. Todos en casa terminamos viendo películas de princesas mientras comemos pizza y cerca de las nueve, Ariel cae rendida en uno de los sofás de la sala.

—Creo que lo mejor es que la llevemos a casa.

Josh asiente y con cuidado de no despertarla, toma a Ariel entre sus brazos. Agradezco su gesto, me siento tan débil que apenas y puedo mantenerme en pie. Al menos puedo mentir diciendo que es por el cansancio del día.

Le envío un mensaje a Tyler cuando estamos a unos minutos y no me sorprendo de encontrarlo frente a la puerta, esperando a Ariel. Miro hacia arriba, a la ventana de la habitación de la niña dormida en el asiento trasero y me encojo de hombros, al ver al supuesto George parado en la ventana, esperando por la llegada de Ariel.

Ciertamente, estar con ella hoy le dio la respuesta muchas de mis incógnitas, pero le dio pie a muchísimas más.

Chan, chan, chan!!!!

¿Cómo están mis lobitos? ¿Qué les pareció el capítulo?

Para los que hayan leído Ecopxia, Molly puede que se un nombre conocido...

Bueno, momento de preguntas, ¿qué creen que pase en el siguiente capítulo? ¿Por qué Peyton se siente así después de su encuentro con Jeremy?

Aun quedan muchas sorpresas.

Los leo y los amo.

—Andre ❤

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