Mátame Sanamente

By ashly_madriz

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Cualquiera puede creer que la vida de las porristas universitarias solo se trata de las piruetas, los chismes... More

Prefacio
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58 (final).
Agradecimientos e información importante.
Aviso
Aviso 2

Capítulo 18

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By ashly_madriz

AMARGOS RECUERDOS: 

Algún día lograré salir de aquí, incluso si me lleva toda la noche o un centenar de años.  Me haces pedazos, hasta llegar al hueso; quiero sentirme vivaHola, bienvenida a casa.


Cuando volvimos a emprender camino solo pasaron unos cinco minutos hasta que volvimos a llegar a nuestro nuevo destino. Era una vereda a la orilla del lago, en donde teníamos que pasar por un sendero de rocas para poder sentarnos sobre la arena.

Saltamos una cerca de madera que casi hizo que me cayera de culo, teniendo así una de las mayores humillaciones de toda mi vida, pero a Aiden parecía estarle divirtiendo por sus expresiones.

La noche comenzaba a caer y había una vista hermosa de colores tornasol reflejados sobre el agua cristalina. Parecía una escena sacada de algún cuadro del mismísimo Botticelli, solo que sin la Venus y con algo más de viento.

Me llevé las rodillas al pecho y las estreché mientras veía a Aiden meditando qué decir. No era un silencio disfrutable, mucho menos cómodo, pero tal parecía que él lo había podido sentir también.

—No sé ni cómo comenzar a hablar. —Los ojos de Aiden se suavizaron cuando se inclinó y frotó mis manos para darme algo de apoyo.

—Comienza por el principio; esa extraña llamada esa mañana cuando me pediste que nos viéramos en la otra orilla del río y tu comportamiento extraño de los días anteriores. —Aiden se encogido de hombros.

—Sí, debería comenzar por ahí —le dije entre dientes, intentando rebobinar con lo sucedido—. Mi madre quería sacarnos del país solo porque sospechaba que iban a atentar contra ella, por eso estuve actuando tan extraño esa semana. Le había contado nuestra situación y tenía miedo de que te involucraran conmigo, era que vinieras o que te quedaras bajo tu propio riesgo.

»No sabíamos que el chófer de mi madre estaba involucrado, ni mucho menos que nos interceptarían unos francotiradores. Mi madre me protegió lo mejor que pudo y ya sabemos cómo terminó. Ella se tardó un par de horas en morir y después nos encontraron.

—¿Y luego? —inquirió con una mirada oscura.

—Creo que me sedaron, porque no desperté hasta algún tiempo después. Ellos querían cobrar los millones que dejaron mis abuelos. Eso no sería posible si aún seguía en la ecuación. —Las palabras salieron quebradas de mi garganta—. No tenía mucho sentido para mí.

»Luego entendí que mi madre no estaba administrando su fortuna, más bien, estaba administrando la mía. A pesar de que no los conocía, me dejaron hasta el último cochino centavo que tenían.

—Supongo que lo que siguió luego eso fue desaparecer del mapa —afirmó, estaba conmocionado y con el rostro tornó estoico. No me había dado cuenta de que se había pegado más a mí.

Yo asentí con la cabeza, porque en ese momento no supe como expresarme. Estaba recordando cosas que eran totalmente amargas para y que quería enterrar para siempre.

—¿Qué más sabes de ellos? —preguntó en voz baja, yo fruncí el ceño confundida—. De Amanda y del imbécil de tu padre, ¿o prefieres no hablar de ello?

—No sé nada de ellos, ojala lo hiciera. —Mi cuerpo tembló, intentando sacar de mi mente los recuerdos que llegaron disparados con flashes—. Quiero decir, supongo que fueron ellos quienes me drogaron, solo que tengo pesadillas donde todo parece como si hubiera sucedido, pero al mismo tiempo no sé si tener la certeza de que en verdad si paso.

—¿Cómo si hubieran manipulado tus recuerdos? —preguntó.

Asentí nuevamente, porque la verdad era esa; como si me hubieran implantado recuerdos que no eran míos o que no me pertenecían del todo.

—No lo sé. No recuerdo mucho, pero es como si me hubieran lavado el cerebro, ya sabes, esos adoctrinamientos que les ponen en las películas distópicas para lavarles el cerebro a las personas.

Aiden no pudo evitar reír, a pesar de que también pareció consternado mis declaraciones.

—Podemos parar esta conversación, no quiero presionarte y que termines colapsando —aseguró con ojos cristalinos.

—No sé dónde estuve realmente, pero se sentía como Europa. Fueron demasiadas horas de viaje como para permanecer en este mismo continente. Fuimos en un vuelo privado y estoy segura de que hablaban en algún idioma como sueco.

—¿Por qué qué te llevarían a suiza? —cuestionó después, mirándome a los ojos.

No sabía si estaba buscando algún rastro de mentiras, o si de verdad no podía procesarlo.

—Lo cierto es que fuimos hasta un lugar que parecía una iglesia muy renacentista. Lo confirme cuando llegué, era una especie de abadía Cristiana. Idea de Amanda. Me mantuvieron ahí todo este tiempo. —Aiden intentó acercarse más, pero yo intenté tomar distancia, lo necesitaba para tener el valor de seguir hablando—. No hablé con nadie en tres años, de hecho. Me obligaron a hacer voto de silencio y dormíamos en un catre.

Me concentré en el recuerdo, rogando que fuera más claro, pero todo lo que podía recordar eran sus ojos.

—¿Y cómo se supone que huiste y llegaste hasta América? ¿No suena muy absurdo el que escaparas de un lugar al otro lado del mundo? —Él, muy tristemente, dejó caer la cabeza, como si dudara de mis palabras.

Yo no quería decirle que había dado en el clavo. Pero solo porque yo recordaba el no dejar de correr. Otro de mis recuerdos parpadeantes. Me mordí el labio. Sabía que había sido un golpe de suerte.

—Un día corrí. Sé que herí a alguien y solo corrí. —Mi voz chirrió—. Mis manos estaban llenas de sangre ¿sabes?, creo que era la hermana que estaba de ronda esa noche.

Aiden estrechó los ojos buscando algún atisbo de mentira o falsedad en mis palabras, pero no la había. No podía mentirle a él; podía ocultar algunas partes de la verdad porque aún no sabía si podía confiar en él del todo, o si iba a contarle a su tío algo de Amanda.

—Supongo que luego pediste ayuda y regresaste. —Asentí a lo que dijo—. No te preguntaré si denunciaste porque no soy la persona que está del lado correcto de la ley, pero si quiero saber dónde están los hijos de puta. —Su mirada parecía enfurecida, pero seguía escondiendo sus emociones bajo esa máscara de recelo y frialdad, esperando que yo diera un paso en falso. No lo culpaba por no confiar en mí, porque yo tampoco confiaba en él—. ¿No es peligroso que estés aquí? Tu casa está como a una hora en auto, Kira.

—Huyeron cuando se enteraron de que estaba en el país. Si supiera donde están no estaría aquí conversando contigo, más bien, estaría encargándome de otro asunto. —Hice un ademán de énfasis

Era cierto, no estaría con sus amiguitas las conejitas si supiera donde están. Alteré mi lista de asuntos de los cuales encargarme por esa situación tan jodida.

—Te toca ahora —le pedí, manteniendo mi vista sobre él. Quería saber qué había sido de su vida y sobre todo si seguía en el negocio.

Se recompuso en la arena con una exhalación profunda y comenzó a hablar:

—Luego de que desaparecieras, creo que la pase tan mal que mi mejor amigo se convirtió en la reserva de tequila del brandy de mi tío. Riven tuvo que patearme en el culo un par de veces para volver en mí —confesó, entre dientes. Inéditamente me puse nerviosa por sus declaraciones, pero lo que más influyó fue de nuevo la mención de Riven. ¿Por qué sentía que no estaba siendo del todo sincero? No pareció notarlo, porque continuó—: Mi tío me estaba volviendo loco hasta que simplemente volé del nido. No he sabido de él en un tiempo.

Estaba mintiendo, a pesar de su esfuerzo porque yo no lo notara, sabía que estaba ocultando más de lo que había dicho y quería decir. Para alguien que solo conociera al Aiden mariscal de campo, sus palabras serían la meca de la sinceridad. Para mi eran como la mentira más sucia nunca antes escuchada.

Tuve un impulso para hablarle de frente, pero los nervios solo espeté:

—¿En serio, Aiden? Sé que sigues en el negocio, no me creas tan ilusa.—Sus ojos azules se dirigieron hacia mí, alzando una ceja.

—Supongo que Riven se ha vuelto una perra chismosa —cuestionó rondando los ojos.

Éste coloco un brazo alrededor de mis hombros, para estrecharme contra su cuerpo.

—Es todo lo que recuerdo, Aiden. Al principio estuve negándolo... pero, en serio, lo estoy viendo como una nueva oportunidad.

—Hay cosas que no quieres contarme. Lo acepto. Hay cosas que no te contaré tampoco —confesó, como si no tuviera otra opción más que contármelo.

—Entiendo —acepté suspirando, porque no podía hacer más nada que ir con la corriente y ganarme su confianza de nuevo

—Solo deseo que puedas superar esa mierda terrible. —Sus palabras sonaron amargas contra mis oídos, porque aún no teníamos la confianza necesaria para soltar todos nuestros demonios internos, pero al mismo tiempo solo quería sentirlo. Quería que ese momento fuera nuestro, lejos de la escuela, lejos del drama, lejos de todo—. Hay cosas que hice que simplemente no mereces saber, pero todo ha sido tan horrible para ti como para mí. La mayor parte del tiempo me siento como un asco, demasiado sucio y manchado; una escoria humana. Lo peor, es que sé que no es mi puta culpa del todo.

»¿Sabes cuál fue el pago que le dio mi madre la noche de tu cumpleaños número quince a mi tío en retribución por lo que hizo por nosotros todos esos años? Mi alma. —Las palabras parecieron atorarse en su garganta, como si le constara decirlo—. Se libró del yugo cediendo una carga peor para mí. Supongo que te odié por abandonarme tal como ella lo hizo aquel día.

—¿Quién era ese hombre? —articulé inquisitivamente.

—El padre de Stacy —confesó con duda. Vi un atisbo de culpa sobre sus helados ojos y una brillante lágrima deslizarse por una de sus mejillas.

Mierda, no podía creerlo. Simplemente era demasiado, como para poder aceptarlo. Me era demasiado inevitable ponerme a tejer una teoría conspirativa de lo que había sucedido. Aiden había asesinado al padre de Stacy y yo había sido cómplice de ello por casi seis años y no me había importado.

¿A eso se refería con que era ella había obtenido de mí una pequeña retribución por todo lo que le había hecho pasar? No tenía forma de saber que había visto y escuchado todo... pero finalmente, yo tampoco era inocente, había callado por mi propio egoísmo y no me arrepentía. Yo no había tocado a esa persona, ni sabía que ella se iba a ver arrastrada en el proceso.

Tal vez en su retorcida cabeza creía que de alguna forma le había quitado a Aiden y también había colaborado con lo de su padre.

No hice su vida imposible en la secundaria... bueno, no del todo. Y recientemente le había metido una paliza. En ese momento me sentí culpable y me lamente un poco por haber sido tan miserable con ella, pero realmente Stacy, me había hecho cosas peores que no merecían ni el perdón de Dios. Cosas que no valen la pena que Aiden sepa, porque ya estaba lo suficientemente atormentado con haber asesinado al padre de esta.

—¿Por qué? —pregunté con un hilo de voz.

—¿Por qué? —repitió.

—¿Por qué lo asesinaron esa noche?

—Supongo que mereces saberlo —confesó teniendo la mirada perdida.

—Cuando mi madre se fue en un tráiler a algún lugar de México con su marido número trescientos, eso lo sabes, mi tío creyó que era mi nuevo dueño y por consiguiente yo su mascota. Sabías que me tocó hacer el trabajo sucio todos estos años, aunque con el pasar del tiempo, todo se hizo más gordo, ni siquiera te imaginas que estoy hasta el cuello hundido en esta mierda.

»Mi madre le dio la potestad de decidir qué hacer conmigo. —Parecía completamente herido al hablar, tan herido como ese niño pequeño que había visto llorar en el patio de recreo de la escuela con un hematoma en el rostro. El mismo niño que su madre siempre había olvidado y del cual, no podía recordar nada de su padre—. Se supone que iba a tener una "iniciación".

»Algo así como las mierdas bizarras que hacen en nuestras fraternidades. Solo que no pensé que sería la vida de ese hombre o la mía. Tuve que hacerlo y luego enfrentar las consecuencias. Era un traidor, Kira. En cada iniciación se piden cosas descabelladas, a veces el exterminio de alguien.

Yo había visto a ese hombre tendido en el piso antes de la llegada de Aiden, estaba casi segura que él no había hecho nada que hiciera que pasara el infierno, porque de seguro tenía mucho rato y ya estaba tomándose una taza de té con el mismísimo demonio.

—Ese hombre ya estaba más que muerto. —Me aclaré la garganta al hablar—. Estaba inerte y no respiraba. Aparte de que se estaba desangrando desde antes que aparecieras en la escena.

—No lo sé, quiero creer que no lo maté para poder seguir durmiendo por las noches —murmuró, sonando como un vestigio.

Aiden comenzó a sollozar y lo arrastré contra en mi camisa, y me quedé allí, abrazándolo no sabiendo qué infiernos podía hacer por él. Estaba sin palabras. Y nunca me sentí así antes. Solo hace unas semanas quería rasgar a este chico en piezas. Pero no me di cuenta que ya está arruinado. Solo que lo escondía mucho mejor de lo que yo podría hacer.

Miré hacia el cielo nublado, y apreté los dientes. No me gustaban las situaciones que no podía controlar, y Amanda, mi padre y su tío eran cosas que no podía controlar.

Pensé mis opciones y no había muchas. Pero estábamos rememorando cosas de nuestra vida que ambos no queríamos, podía solucionarlo con lo mismo que hice el día de esa noche trágica, cuando nos besamos por primera vez.

Hice lo mismo que esa noche, distraerlo de toda el desastre en su mente. Como los dos estábamos sentados sobre la arena del lago, me acerqué a él, subiéndome sobre su torso. No lo vio venir, tomé su camisa entre mis manos y estrellé mis labios con los de él. Fue un contacto salvaje y uno de entre tantos déjà vu.

Se separó de mí, estoico y me observó con ímpetu.

—Creía que ya no extrañaba tanto esto —suspiró, pasando la mano por mi cadera, trazando círculos imaginarios—. Y sé que tú también. Estás en este lugar, en Kelsen, y te veo con esas chicas y también sé que no perteneces ahí. ¿El papel de rubia hueca? ¿En serio, Kira?

Solté una carcajada, pues tenía un punto. Me conocía lo suficiente como para saber que en todo el rato que pasaba con ella, ningún momento era disfrutable y tenía ese constante ceño fruncido el rostro.

Sostuve su mejilla, pero miré hacia otro lado, con indiferencia. Pude ver la vergüenza escrita en sus ojos. Odiaba verse tan débil frente a mí.

Sabía que la cosa que lo había roto por completo, fueron las palabras que le había dicho su tío al oído esa noche. Por más vueltas y conclusiones que sacara, creo que él nunca estaría listo para hablar de ello.

Su dolor era algo que finalmente podía utilizar para acercarme a él, lo había hecho en el pasado, para hacerlo confiar más en mí. Que me necesite más.

No, no íbamos a estar más en este punto de ida y vuelta. No quería que sufriera, y para eso necesitaba de su participación. Nadie me había necesitado antes aparte de Aiden. Y ese es un tipo diferente de necesidad.

Para cuando sus ojos volvieron a los míos, me di cuenta que Katherine tenía razón. Si me lo pidiera, quemaría este pueblo hasta las cenizas por él. Sin importar quien quede de pie en mí camino.

Presioné mis labios de nuevo contra los suyos de forma casta, queriendo protegerlo del mismo desastre que habíamos arrastrado los dos. Era la única forma que conocíamos para no torturarnos más. Teníamos un tipo de amor menos racional y más físico.

Mi cabello cayó sobre mi cara cuando me incliné y lo besé suavemente en los labios. Sus manos se movieron a mis caderas y luego me empujó suavemente hacia atrás mirándome. Sus helados ojos brillaban casi fluorescentes en la oscuridad.

Él era increíble

Mi pecho se levantó y cayó, por la emoción del momento.

Aiden se movió hacia mí, sus manos se posaron sobre las solapas de mi chaqueta y asintió, estaba pidiendo permiso para sacármela. Sabía a dónde iba a dirigirse todo esto, no había sido intencional, pero si me quería, iba a tenerme.

Extendí mis brazos hacia arriba mientras él la quitaba, dejándome en mi blusa y jeans. Luego me saqué los zapatos y él hizo lo mismo.

Nos acurrucamos los dos en el suelo, yo recostada contra su pecho.

Por un momento, pensé que había muerto y vuelto a la vida en segundos. Su respiración se volvió superficial.

Cerró los ojos y murmuró:

—No quiero violar mi promesa de castidad.

Su sonrisa era tan brillante, tan perfecta que me hizo quedarme perpleja mirándolo. Santo Henry Cavill de los chicos sexys, si no reaccionaba y parpadeaba ahora iba a quedar como estúpida. Siempre era así.

Siempre las cosas entre nosotros habían sido así, espontaneas. Comenzaron de esa forma, podíamos estar sollozando y minutos después estar haciendo esta clase de cosas.

—¿Y qué te detiene? —le susurré entre risas, colocando las manos sobre su pecho.

Soltó una serie de maldiciones inentendibles y lo miré alzando una ceja. Necesitaba una señal para actuar y hacer las cosas bien. No me daba de otra.

Inicié una discusión mental conmigo misma de si debía hacerlo o no, porque Aiden me estaba mirando con los ojos nublados de deseo, como si de verdad me quisiera, y en ese momento me importó, iba a mandar todo a la mierda al sacarme la blusa que llevaba puesta.

Si yo tomaba la iniciativa, le daría más confianza; tal vez todo estaba muy reciente y podíamos arruinarlo todo apresurándonos y haciendo esta clase de cosas.

Lo observe con reconocimiento, como si me hubiese añorando todo este tiempo.

Sus labios se estrellaron contra los míos, duro, profundo, carnal. No pude evitar salirme de la órbita por unos segundos, sin importarme que estábamos en un lugar donde podía pasar cualquiera.

Mis manos viajaron dentro de su camiseta, tocando su piel caliente y su cincelado abdomen —ventajas de andar con un deportista—.

Tomé el dobladillo de la misma y deslicé sobre su cabeza lanzándole luego en el piso. Aunque ya era de noche y la luz de los postes no era muy brillante, pero podía verlo por completo, su cuerpo era brillante a través de la luz del sitio, y sus abdominales lucían trabajados y firmes.

Mi sorpresa debió ser demasiado obvia, porque me sonrió con suficiencia.

Seguí mirando, pero hubo algo que despertó mi sorpresa. Por su bícep derecho, en la parte interna, había un tatuaje increíble; amplio y con tinta negra. Sombras profundas hacían un contraste perfecto sobre su piel blanca. No me lo había visto venir, pero se veía tan real que estaba estoica pensando seriamente si lo estaba alucinando.

—¿Esos son...? —le pregunté tragándome las lágrimas. Necesitaba escucharlo de su voz.

—Girasoles. —Aiden rodó los ojos, por lo obvio que era, pero yo estaba conmocionada—. Supongo que aún no estás del todo ciega. —Señaló hacia la parte interna de su brazo—. También supongo que eso te parecerá... un poco raro... Es casi como tatuarse el nombre de tu ex.

Estaba aturdida, pero maldición, no era raro. Era algo increíble.

—Son jodidos girasoles, Aiden. —No tenía palabras coherentes para decir.

—Obvio que lo son —repitió mis palabras, con una sonrisa ladeada, mientras se rascaba la nuca—. Me lo hice hace unos dos años —tragué en seco, luego de escucharlo. Maldición, se había tatuado girasoles, como ese absurdo apodo que me había puesto a los seis años—. En realidad... Ya sabes luego de que... desaparecieras, no la pase muy fácil. —Las palabras se enredaron en su garganta sin mover los labios, no salieron sino hasta después de que soltara una exhalación pesada.

»Creo que me hice mierda unas cuantas semanas luego con una botella de tequila en este lugar. Estaba arrepentido de nunca pudieses verlo por ti misma. Quien diría que en realidad lo lograrías, y aunque es difícil para mí estoy agradecido con la vida de cierta forma.

Aunque sus palabras habían movido algo en mi interior, no las sentía del todo sinceras, algo no estaba bien. Yo había llegado de nuevo, poniendo todos los planes que había estado construyendo patas arribas. No negaré que quería destruir todas sus bases y muros para meterme nuevamente dentro y que me hiciera parte de ellos.

—¿Y el tatuaje, Aiden? ¿Por qué te tatuaste específicamente girasoles? —inquirí con un hilo de voz. Eran demasiadas cosas que quería decirle, pero no podía.

Lo vi tragar en seco, y tomarme del brazo para acercarme contra su pecho.

—Porque, supongo que no estaba listo para dejarte ir tan rápido y quería llevarte conmigo siempre, de cierta forma así lo es. —Había sonado tan roto y quebrado que quise estrecharme más contra su pecho.

—No lo creo —afirmé, no del todo sincera, haciéndolo desviar su rostro para mirarme con confusión.

Mi labio inferior tembló y pensé que iba a quebrarme en cualquier momento. Los ojos me estaban empezando a escocer. Mierda. Iba a llorar.

Aiden no dijo nada. Él simplemente me tomó en sus brazos y me besó en la cabeza.

—Es un mierda difícil para mí y sé que para ti también, pero créeme que estoy agradecido de tenerte de vuelta —expresó ronco, alzando mi mentón para mirarlo a los ojos, pude ver la sinceridad en ellos—. Tú siempre serás mi brillante girasol, pero aún así bienvenida a casa, Kir.

Esperé que las lágrimas cayeran. Todavía no podía entender por qué le creí, quiero decir, era mi amigo de la infancia y mi obsesión adolescente que parecía tomar todo mi sentido común después de todo.

Aiden por momentos era tan sincero... tan real.

Eso me demostraba, aún más, que la única cosa que añoraba más que a él, era el recuperar la otra parte de mi alma arrebatada, pero que también lo había llevado a Aiden siempre en mi corazón

Me quería, quería a mi yo de antes.

El me giró y nos miramos frente a frente. Fui consciente de lo poderosa que era su presencia y de lo mucho que me gustaba, pero al mismo tiempo me sentía diminuta, pero antes de darle importancia y arrepentirme me estrecho contra su cuerpo con total plenitud.

—Es hora de irnos—murmuró, besando mi frente.

—Está bien. —Empujé su cabeza a un lado y él se rio entre dientes y maldijo mientras me tiraba con más fuerza contra él.

Con algo de vergüenza volví a reacomodar mi ropa en su lugar y el hizo lo mismo.

El viaje de regreso al campus fue tranquilo, excepto porque cuando llegamos todo el lugar parecía desierto y no eran ni las nueve de la noche.

Como si una avalancha se hubiera llevado a cada estudiante a su paso y no hubiera dejado rastros de nada, porque ni siquiera los establecimientos comerciales se encontraban abiertos.

Ya en la casa de la fraternidad, me llamó la atención que todas las chicas y algunos de nuestros compañeros de clases estaban afuera, agrupados en un montón extrañamente silencioso. Sirenas se escucharon y un par de patrullas de policía llegaron para estacionarse sobre la orilla de la carretera. Al bajarnos de la moto el rostro de Aiden pareció confundido, al mismo tiempo preocupado; su expresión no era normal.

Él no era de los que se congelaban al ver un par de oficiales en uniforme.

«Vaya, pensaba que sólo hacían eso en las películas», pensé, cuando vi que un par policías se dirigieron a nosotros para indicarnos que hiciéramos fila con mis compañeras, quienes también parecieron preocupadas.

—Están violando el toque de queda. —El policía número uno pareció irritado al sostener su megáfono lo suficientemente cerca de nosotros para dejarnos sordos.

A esas alturas si alguien del campus no se había enterado de mi salida, seguro ya lo sabía. Por mi cabeza pasaron muchas cosas, pero la evidente era que iba a ser arrestada luego del primer calentón que tenía luego de mucho. Con suerte, Aiden no se sentiría amenazado.

—¿Toqué de queda? —Respondió Aiden, quien parecía tan sorprendido como yo.

Vaya mierda. Debía ir planificando cómo íbamos a pagar nuestra fianza, si por tarjeta o con efectivo.

—¿Han consumido alcohol, chicos? —reprochó el oficial número dos.

Aiden echó la cabeza hacia atrás y soltó una carcajada.

—¿Qué cree usted? —dijo Aiden vehemente.

Él no solía consumir mucho alcohol por su rendimiento en los juegos, no era un bebedor de cerveza barata precisamente.

—¿Tienen alguna idea de lo que está sucediendo en nuestros suburbios en este momento? —habló numero uno a través de su megáfono, alarmando a todos.

Aiden frunció el ceño, intentando comprender a que se refería el policía número uno, obviamente no éramos adivinos.

Por mi cabeza pasaron muchas cosas, desde las más banales hasta las más fatalistas. Estaba comenzando a exasperarme porque no iban al grano, si no decía una mierda nunca íbamos a poder saberlo.

—¿ Y qué se supone que está sucediendo? —hablé de repente, con las manos arriba en señal de rendición para aligerar la tensión.

No sirvió, el ambiente se tornó aún más pesado cuando mis compañeras dirigieron toda su atención a donde estábamos nosotros. El papel de Sidney como capitana era acercarse para ver que estaba sucediendo, pero no era una tan buena líder cuando se trataba de tomar el control en situaciones serias, en cambio, cuando se trataba de sexo, alcohol y fiestas la historia era otra.

—Todos los estudiantes deben volver a sus habitaciones de inmediato —ordenaron al unísono, como si fueran unos robots programados.

—¿Más o menos por? —le cuestionó Aiden, con el cuerpo tenso. No pude evitar acercarme más a él para estrechar su mano, se estaba poniendo ansioso y esa no era una buena señal.

Los hombres parecieron resignarse, iban hablar finalmente:

—Estamos investigando una posible desaparición, jóvenes. Se hará un conteo y los quieren ya mismo en sus habitaciones.

Las cosas siempre se ponían feas con una desaparición, ¿pero qué tan importante era esta como para alertar a todos en el pueblo? Luego lo sabría. 

X

Para celebrar los 12k estoy subiendo dos caps hoy, también para agradecer a una lectora todo el amor que me ha dejado por facebook. Estoy súper feliz, gracias por sus votos ycomentarios, me motivan a seguir actualizando, y pues bueno, debíamos aligerarun poco lo turbio con revelaciones turbias

 ¿Les gusto la doble actualización?

¿Les gusta que este dejando parte de lo que representan las canciones en los caps?

¿Tienen teorías?

Mil gracias por estos 12K. XOXO; Ashly. 

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