Nueva vida.
TODAS LAS noches en Rusia eran iguales estés donde estés, siempre estaba aquel frío calando hasta los huesos a pesar de ya ser verano, para muchos aquellos era totalmente normal, pero para los turistas era todo un reto no temblar cada segundo y colocarse abrigos tras abrigos para calentarse.
Una joven rubia corría por aquellas solitarias calles suplicando por ayuda, había sido asaltada y a pesar de haberle dado absolutamente todo a aquel hombre, él aún la perseguía pues además de eso quería robarle la vida. Ella se encontraba débil debido al esfuerzo y a sus múltiples heridas que la estaban dejando sin sangre casi por completo, además de que el frío le calaba de una manera horrible que cada vez que respiraba sentía que sus pulmones quemaban.
Se encontró a si misma atrapada en un pequeño callejón al final de la calle, miro hacia todos lados en busca de alguna salida pero lo único que encontró fueron aquellos ojos rojos que la habían estado siguiendo todo este tiempo, sin poder sostenerse más cayó al suelo de rodillas mirando con súplicas en sus ojos para que la dejara ir.
- No siempre se obtiene lo que se quiere.
Aquellas fueron las últimas palabras que escucho antes de caer al suelo completamente, el dolor se había ido y todo a su alrededor desapareció.
A pesar de ello, una punzada ardiente surgió en su cuello seguido de un líquido que quemaba todo su cuerpo, pensó que quizás aquella era su lecho de muerte y así se sentía el irte poco a poco de este mundo.
Lo siguiente a eso fue algo totalmente doloroso, pudo sentir como algo dentro y fuera de ella cambiaba, era un dolor insoportable que la hacía temblar o eso creía ella, fueron días que para ella parecieron años de intenso dolor agonizante hasta que de pronto se esfumó.
Despertó dentro de una habitación oscura sintiendo absolutamente todo a su alrededor, el eco de su respiración agitada lleno la habitación al no saber dónde estaba y que era todo aquello nuevo que podía sentir. Se puso alerta cuando escuchó unos pasos acercarse hasta aquella habitación, permaneció en silencio esperando a aquella persona entrará, unos minutos más tarde la puerta fue abierta dejando ver a una cabellera negra perteneciente a un hombre que la miraba sorprendido.
- No creí que despertarías tan pronto - le sonrió, se acerco a ella con demasiado cuidado, asegurándose de que no hiciera ningún movimiento contra él.
La chica sintió un ardor profundo en su garganta al ver cómo se acercaba, su nariz se llenó con un aroma exquisito que quiso probar casi de inmediato, aún así permaneció en la cama con su mano en su cuello tratando de soportar aquel dolor.
- Para ser neófito llevas bastante bien el auto control - le sonrió. La chica ladeó la cabeza sin entender -. Tranquila, te explicaré todo, primero tienes que alimentarte.
El hombre extendió un vaso completamente oscuro sin dejar ver que había en su interior, la chica lo tomó un poco dudosa y al abrirlo no pudo resistirse al aroma tan peculiar y delicioso que emanaba de este, sin pensarlo dos veces llevo aquel vaso a sus labios bebiendolo por completo en un pequeño lapso de tiempo. No estaba satisfecha pero aquel ardor ya se había ido.
- ¿Quien eres? - cuestionó la rubia, llevo sus manos a su boca impresionada al escuchar su voz.
- Soy Ethan - volvió a sonreír, aquella chica le recordaba a su hermana, pequeña e inofensiva a simple vista pero estaba más que seguro que podían defenderse ante cualquier cosas, por lo menos la chica sentada en su cama -. No eres de por aquí, ¿cierto?
La chica negó estirando el brazo para entregarle el vaso.
- Llegue aquí desde el otro lado del mundo, ¿puedes darme más? - Ethan tomó el vaso asintiendo.
- Antes que nada, ¿recuerdas que te sucedió?
- No con claridad - murmuró.
- ¿Puedes contarme lo que te sucedió? - cuestionó haciendo incomodar a la chica.
- Fui asaltada y herida - bajo la mirada a sus manos -, corrí a pedir ayuda hasta quedar atrapada, lo último que recuerdo es a un hombre de ojos rojos y mucho dolor - se encogió de hombros como si aquello no importará.
- ¿Tienes idea de lo que era aquel hombre? - la muchacha negó -. ¿Que tanto crees en lo sobrenatural?
Aquella pregunta dejó desorientada a la joven. Recordaba las historias que el padre del amigo de su hermana contaba cuando estaban la hoguera, ella las creía fascinantes, vampiros y lobos luchando por ver quien era el que hacía lo correcto hasta llegar a hacer un trato dividiéndose las tierras. Lo recordaba perfectamente a pesar de haber sido años atrás.
- No entiendo a donde quieres llegar.
- Lo que bebiste hace unos momentos era esto - de detrás de él saco una bolsa con un líquido rojo y espeso que anteriormente le habría parecido repugnante pero ahora ella lo ansiaba más que nada -, sangre del hospital del pueblo, O positivo - lo lanzó a sus piernas sobre la cobija, lo tomo un poco dudosa - ¿Te das cuenta de lo que eres ahora?
Miro la bolsa esperando que todo aquello sea una broma, ella no dudaba que existían seres que la capacidad humana no lograba comprender pero que ella fuera uno de ellos lo convertía en algo irreal y difícil de creer en ese momento.
- Un vampiro - murmuró.
- Pero no cualquier vampiro, de hecho creo que no lo eres completamente - se acercó más a ella -. He visto a muchos de ellos de cerca y puedo decirte que tu no luces igual - la señalo completamente -, tus ojos deberían ser rojos y sin embargo lucen en su color original pero los destellos rojizos siguen ahí, ¿no es emocionante? - expresó emocionado.
- No entiendo a donde quieres llegar - lo miro sin entender absolutamente nada de su emoción -. ¿Estas diciendo que soy vampiro pero también que no lo soy?
- Algo así - se encogió de hombros -, mitad y mitad quizá - se levanto conservando aquella emoción -, haré un par de llamadas, en el armario hay ropa y allí está el baño - señaló rápidamente antes de salir.
La chica permaneció en aquella cama por un buen rato analizando toda aquella información que acaba de entrar a su cabeza.
Un vampiro.
No lo creía, pensó que quizá estaba soñando o en el pero de los casos era una ilusión de la muerte.
Se preparó para lo que sea que estaba por suceder, necesitaba aprender más de ella y su nuevo ser, se negaba a mirarse al espejo por miedo de no verse en el, recordaba todas aquellas películas que miraba de pequeña con su hermana sobre vampiros y todo aquel extraño universo. En un descuido sus ojos se encontraron con ella misma frente a aquel espejo de cuerpo completo a un lado de la ventana.
Se tomó el tiempo de admirarse por completo, su cabello lucia mucho más brillante y lleno de vida, su piel se volvió más clara y suave al tacto, miro a sus ojos recordando lo que Ethan le había dicho unas horas atras, el verde y el rojo mantenían una lucha por ver quien permanecía en sus ojos, se mezclaban creando una ilusión extraña y única, se reconoció a sí misma hermosa de una manera inimaginable.
Le estaba comenzando a gusta su nuevo ser.
El tiempo paso más rápido de lo que ella quisiera, no era que me molestara ya que ella era inmortal pero le generaba miedo el tener que ver como su nueva familia se iba poco a poco. Ethan la había ayudado bastante en el control de su sed, al hombre le parecía extraño que a pesar de ser mitad vampiro pudiera controlarse tan bien, él se dudaba a llevarle sangre del hospital del pueblo para que ella no tuviera que salir a cazar y pusiera en riesgo su identidad.
Desafortunadamente, Ethan conocía los riesgos de ser un vampiro y el tener que mudarse con frecuencia le estaba resultando cansado, aún así se prometió no deja sola a aquella chica.
Con el pasar de los años la joven logró describir ciertos dones, como los llamaba Ethan, sobre ella, no era solo uno si no alrededor de diez que podía controlar casi perfectamente, aquello le aterraba y a la vez emocionaba, día con día los ponía en práctica en las profundidades del bosque donde absolutamente nadie podía verla.
Y así fueron pasando los años donde ella, junto a Ethan viajaban a menudo para ocultar su falta de envejecimiento, fue difícil por un tiempo hasta que Rowan decidió que ya no hacía falta que la acompañara a todos lados, fue difícil separase pero estaban más tranquilos el uno con el otro.
Les dejo una breve introducción de como fue que Rowan fue transformada y comenzó a vivir su nueva vida.
Gracias por tomarse el tiempo de leer.
Los quiero, adiós.
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