Tú, Yo y El Mal

De MabelPazAvalos

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Dicen que todos tienen un hilo rojo conectado con otra persona. Bueno, pues yo creo que mi hilo es más bien d... Mai multe

PRÓLOGO
• CAPÍTULO 1 •
• CAPÍTULO 2 •
• CAPÍTULO 3 •
• CAPÍTULO 4 •
• CAPÍTULO 5 •
• CAPÍTULO 6 •
• CAPÍTULO 7 •
• CAPÍTULO 8 •
• CAPÍTULO 9 •
• CAPÍTULO 10 •
• CAPÍTULO 11 •
• CAPÍTULO 12 •
• CAPÍTULO 13 •
• CAPÍTULO 14 •
• CAPÍTULO 15 •
• CAPÌTULO 16 •
• CAPÍTULO 17 •
• CAPÍTULO 18 •
• CAPÍTULO 19 •
• CAPÍTULO 20 •
• CAPÍTULO 21 •
• CAPÍTULO 22 •
• CAPÍTULO 23 •
• CAPÍTULO 24 •
• CAPÍTULO 25 •
• CAPÍTULO 26 •
• CAPÍTULO 27 •
• CAPÍTULO 28 •
• CAPÍTULO 29 •
• CAPÍTULO 30 •
• CAPÍTULO 31 •
• CAPÍTULO 32 •
• CAPÍTULO 33 •
• CAPÍTULO 35 •
• CAPÍTULO 36 •
• CAPÍTULO 37 •
• CAPÍTULO 38 •
Liam Davis
• CAPÍTULO 39 •
• CAPÍTULO 40 •
• CAPÍTULO 41 •
• CAPÍTULO 42 •
• CAPÍTULO 43 •
Hermes Sevilla
• CAPÍTULO 44 •
• CAPÍTULO 45 •
• CAPÍTULO 46 •
• CAPÍTULO 47 •
• CAPÍTULO 48 •
• CAPÍTULO 49 •
• CAPÍTULO 50 •
• CAPÍTULO 51 •
• CAPÍTULO 52 •
Antonella Pasquarelli
Maxon Lee
Bratt Smith
• CAPÍTULO 53 •
• CAPÍTULO 54 •
• CAPÍTULO 55 •
• CAPÍTULO 56 •
• CAPÍTULO 57 •
• CAPÍTULO 58 •
• CAPÍTULO 59 •
• CAPÍTULO 60 •
• CAPÍTULO 61 •
• CAPÍTULO 62 •
Liam Davis
• CAPÍTULO 63 •
• CAPÍTULO 64 •
• CAPÍTULO 65 •
Bratt Smith
• CAPÍTULO 66 •
• CAPÍTULO 67 •
• CAPÍTULO 68 •
• CAPÍTULO 69 •
• CAPÍTULO 70 •
Lily Brooks
Lily Brooks
Lily Brooks
• CAPÍTULO 71 •
• CAPÍTULO 72 •
• CAPÍTULO 73 •
• CAPÍTULO 74 •
• CAPÍTULO 75 •
• CAPÍTULO 76 •
• CAPÍTULO 77 •
• CAPÍTULO 78 •
• CAPÍTULO 79 •
• CAPÍTULO 80 •
• CAPÍTULO 81 •
• CAPÍTULO 82•
• CAPÍTULO 83 •
• CAPÍTULO 84 •
• CAPÍTULO 85 •
• CAPÍTULO 86 •
• CAPÍTULO 87 •
• CAPÍTULO 88 •
• CAPÍTULO 89 •
• CAPÍTULO 90 •
• CAPÍTULO 91 •
• CAPÍTULO 92 •
• CAPÍTULO 93 •
• CAPÍTULO 94 •
• CAPÍTULO 95 •
• CAPÍTULO 96 •
• CAPÍTULO 97 •
• CAPÍTULO 98 •
FINAL
REPORTAJE POLICIAL
MARILIA

• CAPÍTULO 34 •

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De MabelPazAvalos

Dos días después por fin es lunes. Ahora que he estado en la mansión de Ruggero he tenido que faltar muchas veces a la universidad, pero ahora me debo de poner al corriente con mis clases ya que no quiero bajar de mi buen promedio.

—¿Te gusta esta?—Le pregunta mi madre a mi hermano pues le enseña una bonita casa grande y elegante.

—Me gusta. Oh, Karol, ¿hoy verás a Valentina?

—Siempre la veo en la universidad.

—Deberías invitarla a la casa. Me gustaría su opinión antes de comprarme algo.

—Invítala tú.

—No seas grosera con tu hermano y hazle el favor para que vea a la chica que le gusta. —Mi madre me regaña y cuando se voltea para seguir preparando el desayuno mi hermano se burla de mi.

Si, acabo de viajar a un vivo recuerdo donde Hermes y yo estamos pequeños y mamá nos solía cocinar antes de irnos al colegio.

—Karol, tal vez no quieras hablar de esto pero ya es tiempo de que te quites el anillo.

No entiendo lo que mi madre me dice y me percato de que era verdad, aún tenía el anillo de compromiso.

Juego con el e incluso le sonrío.

—No me digas que te gusta. —Me regaña mi hermano y yo me río.

—No sonrío porque lo extrañe, sonrío porque recuerdo que ya no estoy con él —Me lo quito—Ahora vuelvo.

—No te tardes, tu hermano te llevará al colegio.

—¡Eso sí que no! Tengo coche.

—Pero no licencia. —Se burla mi Hermes.

Ruedo los ojos y me voy a mi recámara de nuevo.
Pongo mi anillo en un cofre de madera pequeño y admiro todo. Es hora de cambiar mi estilo de habitación, tal vez les pida a Liam y a Valentina que me acompañen a comprar unas cuantas cosas.

Claro, con el dinero Sevilla, no pienso volver a tocar la tarjeta de Ruggero.

[...]

Llego a la universidad, me bajo de la camioneta y vuelvo a viajar en el pasado cuando Hermes venía a dejarme y todas las miradas caían en él; y era de esperarse que él les sonriera a las chicas.

—Borra esa maldita sonrisa —Valentina llega—O sino me veré obligada a quitártela a golpes.

—Preferiría a besos. —Me hago para atrás cuando mi hermano la toma de la cintura y la besa frente a todos, tal y como si marcase territorio.

Ella y Liam ya saben lo ocurrido, se los he contado ayer que no salí de la casa de mi madre.

—¿Quieren que los deje solos?

—Si.

—No. —Valentina se aparta—Liam nos espera allá adentro, Karol.

—Deja que la niña se vaya, quédate conmigo.

—Ésta niña es tu hermana y los está escuchando.

—Vete Karol, déjame a solas con la mujer más bella.

Siempre odiaba que fueran mal tercios con mis ex novios, así que preferí irme de ahí antes de que comenzara a vomitar. Aún no me acostumbro a verlos en esta situación. Ellos solían pelear mucho, ¿y ahora? No entiendo.

—Hola Karol. —Liam se me acerca junto con Arón, el chico con el que fui a la fiesta de Halloween—Pareces desorientada.

—Acabo de ver a mi hermano besarse con Valentina, aún no me acostumbro.

—Ni me lo digas. —Bufa.

—Liam me dijo que ya cambiaste de clases. —Añade Arón—O bueno, que no te gustaba cómo daba la clase el señor Clark y decidiste irte a las de Daniel Jones.

—Si, no me gusta mucho el modo de enseñanza del señor Clark. —Mentira—Pero ahora no sé dónde diablos queda el aula de Jones.

—Si quieres te puedo llevar al salón, sé dónde queda.

—Suena estupendo, ¿vamos?

—Adiós Liam.

—Karol, antes de que te vayas...—Se me acerca—¿Crees que sea correcto invitar a Sophia a salir? Es que me dijo que estaba mal en el hospital pero no me quiso dar más descripción y estoy preocupado. Sólo me dijo que ya estaba en su casa.

—Será mejor que la vayas a ver, no creo que pueda salir.

—Lo sé, pero ahora que tú no estás ahí, tendrán motivos para matarme si es lo que quieren.
Antes no lo hacían porque te respetaban, ¿pero ahora?

—No te harán nada, Antonella nunca dejaría que te hicieran daño.

—No lo sé, la llamaré hoy en la hora del almuerzo.

Asiento con la cabeza y le doy un beso en la mejilla en forma de despedirme para luego irme junto con Arón.

—Y... ¿cómo has estado?

—Bien, supongo.

—Hoy los del equipo de Hockey tienen entrenamiento, tal vez quieras venir a vernos a Liam y a mi. —Me río.

—No creo que...

—No es que te esté invitando a una cita, tal vez se escuchó así pero no. Yo soy un hombre con valores que si sé que una chica tiene novio, mejor no me meto.

—Si... no es eso. Lo qué pasa es que no se me da muy bien el Hockey porque no le entiendo, así que me aburriría.

—Entiendo. —Sonríe—Tu reputación es verdadera.

—¿Mi reputación? Mantengo mi perfil bajo.

—No desde que saliste con Sergio. —Seguimos caminando—Los que te conocen saben que eres una mujer ruda y autoritaria. Nadie sabe el cómo es que saliste intacta de la pelea que armaste en la cafetería, algunos piensan que se la mamaste al director y otros piensan que lo sobornaste.

—Tal vez hice ambas.

—No lo creo.

—¿No?

—Te conozco poco, pero no eres de ese tipo. Tal vez te pusieron un castigo y nadie se enteró.

—¿Y cómo sabes que soy así?

—Eres distinta, eres incluso extraña. Cualquier otra chica que la invitasen al entrenamiento de Hockey donde estaría Liam se moriría de la emoción.

—Liam me vale mierda, es mi amigo.

—Exacto. Pero aún así hay chicos guapos y sudorosos.

—No son mi tipo.

—Tú sí que eres el tipo de muchos.

—Lo sé. —Amo que alaben mi belleza y mi carácter.

—Tu tipo de persona son mayores ¿no?—Lo miro—Lo sé porque tu novio se veía muy grande como para estar en la universidad e incluso daba miedo.

—Exacto, ese es mi tipo de persona —Por ahora será mejor que siga manteniendo mi ruptura con Ruggero en secreto—Que me pasen de edad, de estatura, que tengan experiencia y que sean maduros.

—Aquí hay muchos así.

—¿Ah sí? Nómbrame una persona que sea grande pero no tan grande, soltero, con experiencia y con buena madurez.

—Míralo tú misma. —Me detengo en seco al llegar a la entrada de un gran salón. Ahí hay un chico, no, más bien otra persona muy pero muy atractiva que justo cumple los estándares que pido -Bueno, no sé si es maduro pero es mayor- y está organizando unos papeles—Daniel Jones, maestro de comercio.

—Veo que conoces a todo el mundo.

—Tengo amigas en esta clase, ellas me han platicado que es el maestro más atractivo de la universidad —Es Derek, viejas mentirosas—¿Verdad que cumple todos tus estándares?

—No me gustan los rubios.

—Todos tienen un gusto culposo por los rubios. Te dejo, que ya va a ser hora de que entre a mi clase.

—Adiós y gracias.

—No hay de qué.

Lo veo marcharse y me vibra el teléfono, es un mensaje de Liam que me dice que él invita mi almuerzo si yo le consigo una cita con Sophia.
Claramente le contesté con un si y me quedé pensando el cómo es que le diría ya que tenía planeado decírselo por teléfono.
Así que le envíe un mensaje.

Para: Soph.
Hola, mi amigo quiere salir contigo y no sabe cómo decírtelo, espero que te encuentres bien, besos.

Si, me encanta ser directa.

Guardo mi teléfono y me doy media vuelta pero choco contra el torso del profesor Daniel.

—¿Y tú eres?

—Karol Sevilla. Recién me cambio a su clase.

—Oh, eres de las de Derek.

—Yo no soy de nadie, pero si habla de que si era una de sus alumnas pues si.

—Ya sabía yo que ese profesor no impartía bien su clase.

—La imparte excelente —Lo defiendo—Pero quería expandir las formas de enseñanza así que vine con usted.

—Es como si, ¿me pusieras a prueba?

—Exacto. Dicen que es un buen maestro, pues vamos a comprobarlo.

—¿me retas?

—Usted lo entiende como usted quiera.

—¿Si te das cuenta que hablas con tu superior? Y así no se les debe de hablar a los mayores, se les debe de tener respeto.

—El respeto se gana, pero si usted quiere que lo trate con dulzura pues ahí ya es otra cosa —Lo interrumpo antes de que pueda contestarme—Así que me iré a mi asiento y tomaré una buena clase.

Intento irme pero me detiene con su voz.

—Sevilla. Ahora lo recuerdo, fuiste la chiquilla que se peleó por un hombre en la cafetería y desató una masacre de alumnos.

—No debería de hablar si no está informado. Yo no me peleo por hombres, yo no me peleo por nadie, considero que nadie merece tanta atención mía más que yo misma. Así que si yo desaté una "masacre de alumnos" fue para defenderme a mi, no a nadie más.

—Eso merecía expulsión.

—Vaya, pues yo me sigo viendo aquí.

Le doy la espalda y me voy a uno de los asientos de más abajo, a uno de los primeros para tener una vista clara del proyector.

Observo de reojo que Daniel se me queda viendo muy misterioso, pero decido ignorarlo.

—Karol Sevilla. —Hablan a mi lado, es una chica—La chica que desató la pelea en la cafetería con Cristina.

—Esa soy yo.

—Hemos escuchado hablar de ti.

—¿Hemos?

—Hola, soy Cesia. —Dice otra chica al otro lado de la castaña que tengo a mi lado.

—Y yo soy Alyn. —Habla de nuevo la castaña—Tú eres la que nos has salvado la bonita etapa de la universidad.

—¿Yo?

—Cristina solía ser muy irritante con nosotras, pero ahora que la han expulsado podemos vivir más tranquilas sin tanto estrés.

—Escuché que peleaban por Sergio, pero lo poco que te conocemos nos hace pensar que no es así.

—Si, de hecho sí fue por él pero no porque yo lo quisiera, sino que ella me provocó insultándome.

—Así es ella.

—Pero le has dado un verdadero golpe con aquella bandeja de cafetería. —Se ríen.

—Nunca las había visto, ¿comparto más clases con ustedes?

—Si. Excepto ésta porque tú la tomabas con el profesor Clark, alías mi hermoso bombón precioso. —Se me hace un nudo en la garganta al escuchar a Cesia hablar así de Derek.

—Por Dios Cesia, el maestro Daniel es mucho más guapo que Derek.

—Di lo que quieras, el profesor Clark y yo tenemos algo mutuo.

—¿Algo? ¿Tienen algo? ¿Ustedes dos?—Trato de tranquilizarme para no delatarme—Digo, ¿Ustedes son...?

—Bueno y fuera que se fijara en mi, muy apenas se ha de saber mi nombre y eso porque viene en la lista de alumnos de esta materia, pero con el señor Jones —Siento de nuevo mi corazón latir—Jamás lo he visto con alguna chica, tal vez es gay.

—Escuché que sí es gay. —Digo, con la más grande sonrisa en mi mente—Jamás se le ha visto con alguna novia, no le conocen a nadie y se rumora que se le veía muy seguido viendo a los demás profesores. —Miento y me creen—Dicen que una vez lo vieron en el parque con un sujeto alto y que los vieron tomarse de la mano.

—¡No! Mi amor platónico no es heterosexual, gracias por decirme Karol, así ya no perderé mi tiempo en algo que jamás sucederá.

Soy tan miserable que no dejo que otras chicas se quieran fijar en Derek, pero así soy yo, y no me arrepiento.

—Para eso están las amigas. —Sonrío fingidamente.

—¿Amigas? ¿Ya somos amigas?

—Siempre quise ser amiga tuya.

—¡Claro! ¿Por qué no? Ustedes se ven muy agradables.

—¡Guarden silencio que la clase ya va a comenzar!—Grita el profesor Daniel quien se posa frente a la computadora para poner algo en el proyector, y una vez que ya todos están ocupando un lugar, levanta la vista y se encuentra con mis ojos porque estoy justo frente a él—¡Hoy se nos une una nueva alumna!—Lo maldigo a mis adentros cuando todos me ven—Estaba en la clase del señor Clark, pero ahora veo que tengo que rescatar a sus alumnos de lo mal que enseña.

Sé que lo ha dicho sólo para que se rieran los demás, pero a mi no me causó ni una pizca de gracia nuevamente.

—Si se cree tan buen profesor, pues deje de perder el tiempo con presentaciones porque le aseguro que el señor Clark no desperdiciaba ni un sólo segundo de su clase.

Las risas se callaron de golpe como si hubiera dicho algo muy grave.

—Como que hoy tiene muchas ganas de hablar, ¿no señorita Sevilla?

—Dado de que usted no empieza, pues si.

—Veo que defiende mucho al profesor Derek.

—El profesor Derek me da igual —Miento—Lo que no me da igual es que cretinos tengan que humillar a otras personas para sentirse bien consigo mismos.

—¿Cretino?

—Si.

—¿Me está insultando?

—Véalo como lo quiera ver.

El profesor me frunce el ceño cruzado de brazos. No sé si está enojado, no me interesa la verdad.

—Aquí no es como la clase del señor Derek, aquí se sigue mi reglamento y ahora como castigo va a venir aquí enfrente y darnos una breve explicación sobre cómo es que se utiliza el comercio en las aduanas.

—¿Qué yo de su clase?

—Si.

—Si me quiere ridiculizar, pues no lo conseguirá —Me pongo de pie y escucho como los demás ahogan un sonido de asombro.

—Bien, adelante.

Caminando firme, con la frente en alto y haciendo resonar mis tacones. Llego hasta la parte de enfrente y no me molesto siquiera en mirarlo pues voy directo a la computadora para poner unas diapositivas.

Soy inteligente, lo sé, es una buena cualidad mía y gracias a Derek he puesto mucha atención en esta materia porque me daba pena sacar malas notas con él.

Me até mi cabello en una coleta de caballo y comencé a dar la clase.

—El comercio en las aduanas. La verdad no me sirven estas diapositivas, pero las usaré solo por los dibujos. —Todos prestan atención—Las aduanas es el lugar donde...

Y si, ahí estoy yo. Dando la clase de un nuevo maestro que posiblemente ya le caiga mal porque a mi ya me cae mal él. Hago esto porque nadie tiene derecho a hablarle mal a Derek y, bueno, la verdad se lo tiene merecido.

<<¿En qué mierda te estás metiendo Karol?>> me pregunta mi subconsciente.
<<¿Es que acaso no puedes ser una persona normal que no le guste meterse siempre el líos?>>

[...]

El timbre suena y los chicos me felicitan por la genial clase que he dado y me comentan que le han entendido a la perfección. 
Soy la última en salir porque tengo que dejar las cosas del profesor en su lugar y aparte guardar mis cosas.
Pero luego me doy cuenta que no estoy sola por completo, él está ahí, así que lo miro con mi sonrisa de superioridad.

—Buena clase.

—Lo sé.

—Se dice: "gracias"

—¿Dar las gracias porque me digan mis verdades?

—Era un cumplido, debes de ser educada.

—Seré educada con los que se lo merezcan.

—Cambiando de tema —Se aclara la garganta—Hay unas competencias entre las universidades.

—¿Competencias?

—Cada universidad busca a un buen alumno. Bueno, por lo general se escogen a dos alumnos, ya sean de cualquier grado porque competirían contra personas de sus edades.

—Entiendo.

—Es sobre varios temas, sería bueno que fueras una de ellos.

—Creo que no soy la mejor para ese papel.

—Tal vez no. Pero tienes algo que muchos no, y es la seguridad en hablar en público sin titubear, sudar o morderte las uñas.

—Me alaga.

—No es para tanto.

—Pero no estoy interesada —Tomo mis cosas y me dispongo a irme.

—¡Ganarás dinero!

—¡Me limpio el culo con dinero!

Salgo del aula y observo que varios alumnos me miran con sus sonrisas.

[...]

Las horas pasan, y pasan, y pasan.
Camino después de varias clases a la cafetería donde no hay nadie porque no es la hora del almuerzo.
No tuve tiempo para comer porque estaba ocupada en mis clases.

Cojo una bandeja y coloco lo que compraré.
Visualizo a ver si reconozco a alguien y para mi suerte veo a las chicas de esta mañana, así que me siento con ellas.

—Wow, jamás te habías sentado con nosotras.

—Ahora son mis amigas.

—Hoy estuviste estupenda, le has cerrado la boca al señor Jones.

—Hubieras visto su cara cuando te observaba dar la clase mejor que él. —Cesia se ríe—Prácticamente te miraba con la boca abierta.

—Si bueno, nadie se mete conmigo...

—¡Karol!—Si no volteo no me ve. Si no volteo no me ve. Si no volteo no me ve—¡Karol!

—Chico guapo acercándose.

—Es su mejor amigo. —Dice Alyn—Liam.

—¡Karol! ¡Ya te vi! ¡Hazme caso!

Suspiro dejando mis patatas fritas y veo como se acerca corriendo hasta sentarse a un lado de Cesia que se pone totalmente roja por su presencia.

—Sé a qué vienes, y sé que te dije que te ayudaría pero no me ha contestado el mensaje.

—¿En serio? Qué raro, a mi tampoco me contesta.

—Seguro está ocupada o sigue lastimada.

—Karol, necesito verla.

—¿Desde cuándo te interesa una chica en especial?

Liam quiere decir algo pero se calla al ver que no estamos solas. Y como es de costumbre, da su mejor sonrisa coqueta al saludar a las chicas que seguro y ya se les mojaron las bragas.

—Soy Liam Davis, jugador de Hockey, ¿Ustedes son...?

—Alyn.

—¡Y yo soy Cesia!—Les sonríen y ruedo los ojos por lo patéticos que se ven los tres—Ganaste el premio con el mejor disfraz en este año, te veías muy apuesto.

—¡Cesia!

—¿Qué? Es la verdad Alyn —Eso sólo le sube el ego a mi amigo que les sonríe más—El tema era dar miedo, por eso era Halloween, no entiendo por qué te han escogido si tu disfraz no era escalofriante.

—Yo tampoco lo sé, tal vez por mi lindo rostro.

—Tal vez.

—Eres muy linda, no sé por qué no te había visto antes. —Hace que Cesia se sonroje más.

—Gracias.

—Deberíamos de salir algún día.

—¿Sa...Salir? ¿Juntos? Digo, si, claro, me parece bien.

—La verdad suelo ir al grano. Eres muy bonita. —Me mira para cambiar de tema y yo no puedo hacer nada porque me parece que mi hamburguesa es más entretenida que todo este circo—Karol, ¿me ayudarás entonces?

—Para eso están los amigos, ¿no?

Me alzo de hombros y Liam parece estar más que contento. Si, es tanta su emoción que abrazó a Cesia y después la besó frente a nosotras.

Se puso de pie con toda la tranquilidad del mundo dejando a la pobre chica en estado de shock.

—¡Ey! Pero me ayudarás a ir por unas cosas saliendo de la universidad. Recuerda que necesito remodelar mi habitación.

—¡Con todo gusto! ¡Adiós! ¡Adiós Cecilia, adiós Alison!

Lo vemos marcharse y trato de no reírme por cómo es que las nombró antes de irse.
Si, así es mi amigo, ni siquiera fue para memorizar los nombres de las chicas.

—¿Sueles juntarte con chicos muy guapos?

—¿Liam guapo? Se me hace más atractivo una torta de chorizo que él.

Las hago reír y me dedico a continuar con mi almuerzo.

[...]

Le aviso a Hermes que me iré con Liam a comprar unas cosas al supermercado y no reprocha. Me sorprendió que no lo hiciera pero luego me dijo Valentina que saldrían juntos y lo entendí todo.

Me alegro tanto de que mi hermano ya no tenga miedo de salir con alguien públicamente.

Caminamos por las afueras de Los Ángeles, casi no hay gente por aquí, bueno, de hecho son demasiados pocos los que están por aquí y eso que es de día aún.

Decidimos ir por un helado antes de tener un cansado día de compras -qué más bien implica que yo le pague el helado a Liam- y cuando regreso con él, veo que se encuentra coqueteando con unas chicas.

Me detengo para no arruinar sus conquistas y me entretengo chupando mi helado y viendo a la nada.

Son tres mujeres. Una rubia. Una castaña y una pelinegra. Las tres le sonríen a Liam como si fuera un Dios o algo así.
Decido mejor sentarme para esperar a que acabe y admirar al cielo.

¡Pero de repente alguien me arrebata el helado de Liam y se lo empieza a comer!

—¡Ey!

Otra persona toma mi helado y también lo chupa sin asco alguno.

—Me gusta el chocolate.

—A mi también.

—¿Qué hacen aquí?

—Teníamos ganas de verte, ¿qué no ves?—Si, Bratt y Maxon están a mis lados y me tuve que poner de pie para fulminarlos por comerse mis helados.

—No te ilusiones, no te veníamos a ver. Veníamos porque descubrimos que Sophia quería venir a ver a tu maldito amigo, así que rastreamos su teléfono y aquí estamos. —Bratt se alza de hombros y entonces aparece Sophia en mi campo de visión.

—Recibí tu mensaje Karol, lamento por no contestarlo pero me entusiasmé tanto que se me ha olvidado.

Y ahí estaba, de pie sin muletas ni nada de yeso en alguna parte del cuerpo.
Siempre ha estado tan linda, es muy bella...
¡Liam! ¡Joder!

—Oigan, ¿y si los invito por un helado? Ya mero se los acaban y seguro que Sophia quiere uno. —Trato de desviarlos pero no se mueven.

—¿Y Liam?

—Se me perdió de vista, pero seguro se adelantó.

—Iré a buscarlo. —Sophia tan sólo avanza unos pasos y capta la escena a unos metros de nosotros, una escena muy desgarradora para ella porque es Liam siendo coqueteado y coqueteando también con tres tipas.

Los chicos se percatan de eso y se paran derechos.
Me maldigo mentalmente por haber dejado que Liam hiciera algo así.

—Soph...

—Hijas de puta.

—Sophia, cálmate. —Le digo y ella voltea a vernos con la sonrisa más malvada que jamás le había visto.

Me dio un escalofrío. Sé que quiere llorar, pero aún así sonríe como si fuera el diablo.

—Estoy calmada.

Pero entonces, el corazón se me acelera cuando saca su pistola con bloqueador de sonido.

—¡No!—Le grito, pero los chicos me sujetan cuando ella empieza a marchar con Liam—¡Ni se te ocurra tocarle un dedo a Liam!

—Ella hará lo que quiera hacer.

—¡Cierra la boca Bratt! ¡La mato si le hace algo a Liam!

—En una pelea entre ustedes dos, creo que ganaría ella.

—No lo sé Bratt. Sophia tiene más experiencia y también por eso perdería, porque sabría que si pelea contra la princesa pueden que la maten de una peor forma.

—¡No soy princesa! ¡Y suéltenme!

Mi corazón se empezó a acelerar mucho. De nuevo sentí aquella desesperación incontrolable, era horrible no poder hacer nada porque estos chimpancés no me dejaban.

—¡Liam! ¡Mi amor! —Escucho el grito de Sophia y veo que Liam la ve asombrado.

—Sophia, ¿qué haces aquí?

—¿Ella es tu novia?

—¿Tienes novia?

—Es linda, pero no como nosotras. Dile que se vaya Liam, por favor —Las chicas lo provocan y Liam no sabe qué hacer.

Pero lo que yo veo desde aquí, es que Sophia tiene el arma escondida en su espalda.

—¡Si! ¡Soy su novia! —No deja de sonreír—¡Hoy mismo nos hemos hecho novios!

—Oye Soph. No te confundas, yo no tengo novias.

—¡Dije que SOY tu novia!—Todos nos quedamos perplejos cuando saca el arma y les dispara a las tres chicas hasta matarlas.

Liam se queda paralizado por tal acto. Los chicos se sorprendieron por aquello, tanto que me sueltan y nos vamos corriendo para tranquilizar a Sophia.

Pero no hay nada qué tranquilizar, ella lo ha tomado de la mejor manera y se ha aventado a los brazos de Liam abrazándolo y besándole los labios en besos no correspondidos por él; ya que aún sigue paralizado y con la cara llena de las gotas de sangre que le salpicaron.

—¡Bratt! ¡Maxon! ¡Hermanos! ¡Hoy me he hecho novia de Liam! ¿¡No es así mi amor!?—Liam no contesta. Sólo suda de los nervios—¿¡No es así mi amor!?

—S...i...

—¿¡Sí qué!?

—Si... mi amor... somos novios.

—¡Hay que dar un paseo! ¡Muero de hambre! ¿Me llevarás a comer a mi lugar favorito?

—Claro.

—¿¡Claro qué!?

—Claro mi amor. Iremos a donde tú quieras.

—Oww. ¿No es tan tierno mi novio, Karol?

No digo anda. Ahora diría muchas cosas como que Liam es un idiota por haberse enredado con una loca obsesiva o cosas así, pero mejor me callo.

—¡Nos vemos hermanos! Regresaré en la noche para cenar con Dalton. —Me mira—Mi pobre amigo aun sigue en cama y come por sondas, pero es lindo hacerle compañía.

—Sophia, no. —¿Yo dije eso?—No te llevarás a mi amigo bajo amenaza.

Si, yo lo dije, porque aunque quisiera quedarme callada no me gustaba ver tal escena tan humillante.

—¿Disculpa?

—¡Liam es mi amigo! Él me vino a acompañar para hacer unas compras. Así que no puedes llegas así nada más y matar a unas chicas inocentes.

—¿¡Inocentes!? ¡Eran unas zorras!

—¡No merecerían que las mataran!

—¿¡Tú que vas a saber!?

—Pues al parecer ahora yo tengo más uso de razón que tú.

—Liam y yo estamos enamorados. ¡No te entrometas! —Grita—Vámonos mi amor.

Cuando tira de él para llevárselo yo quiero ayudarlo pero los chicos me vuelven a tomar para que no lo haga.

—¡Sophia está loca!

—Sophia está traumada.

—¡Loca! —Maxon suspira y deja que Bratt hable mejor.

—Sophia perdió a su mejor amiga. Perdió a Simón, al chico que conoció desde que eran pequeños y ha visto la manera en que se mató.
Ahora convive con un Dalton que se encuentra muy enfermo aún. Todas los días ella va a verlo pero él ni habla ya que también ha caído en depresión.

—Es como si conviviera con un vegetal.

—Ruggero se pasa regañándola desde que te fuiste y eso que apenas han pasado dos días.

—Ella está mal.

—¿Y eso es justificante para que trate así a Liam? ¿Eh?

—Si.

—Lamentablemente se "enamoró" y ahora es la única persona con la que quiere estar pero Ruggero no había querido dejarla salir a buscarlo porque a nadie le agrada Liam. Por eso se refugia en sus brazos.

—Así que mejor cállate y vayamos a hacer esas malditas compras que dijiste.

Ellos comenzaron a caminar y yo por detrás de ellos.
Tenían razón, jamás llegué a imaginarme el dolor que sentían ellos por las pérdidas.
Ana era su mejor amiga, Simón y ella se criaron juntos y Dalton era su mejor amigo. Aunque esté vivo, como lo dijeron los chicos, sigue siendo un vegetal.

[...]

Los chicos se entretienen criticándome y criticando a todos los que caminan a nuestros lados.
Yo me entretengo viendo los cojines y sábanas de color blanco. Quiero que mi habitación se vea más adulta.

—¿Les gusta éste? O este.

Les pregunto sobre unas lámparas y ellos hacen como si pensaran, pero al final no me dicen nada porque se entretienen con las demás cosas así que suspiro irritada, ellos nunca cambian.

—Bratt, a qué no te ligas a esa morena de allá.

—¿Quién? ¿La de chinos, Maxon?

—Si. Desde hace rato que te hace ojitos y tú ni en cuenta.

—Bien, iré a ligármela. —Escucho su plática sin querer queriendo y veo de reojo que Bratt se acerca a ella con una sonrisa.

Sonrío malvada en mi interior y tomo el carrito de compras para avanzar hacia él.
Maxon al percatase de eso, me sigue para que no cometa alguna tontería.

—Si... y nos podemos ir en mi Ferrari. No conozco bien la ciudad, recién regreso desde hace mucho. —Maldito, esa charla me la hizo el día que me conoció.

—¡Bratt!—Grito y ambos me ven—¿Qué haces aquí? Los niños esperan en el auto y, ¿tú coqueteando?

—¿Niños?

—¿Tienes hijos?

—¡Si! ¡Una niña y un niño! Ah, y viene uno en camino. —Me toco el vientre y la morena se pone colorada de la vergüenza—Así que te pediría por favor que no le vuelvas a creer a éste maldito, ya nos estamos divorciando.

—¡Mentira!

—Yo mejor me voy.

—¡Miente! ¡Es mi amiga!

—Adiós.

La chica se va y tanto Maxon como yo nos carcajeamos por lo que acababa de hacer.
Bratt me fulmina y toma un cojín para aventármela con todas sus fuerzas a la cara hasta tambalearme al pecho de Maxon y lo hice caer; yo caí arriba de él, pero aún así no dejamos de reír.

Maxon me empuja para que me quite y toma otro cojín para lanzárselo a Bratt pero éste se quita y le da a un señor tatuado.

—¿¡Quién me lanzó esta cosa!?

La risa no deja de cesar en mi, pues Maxon dejó de reír y se puso derecho sacando pecho para enfrentar al señor.

—¡Yo! ¿¡Algún problema!?

—N...o

El grandulón se marchó asustado por el porte de Maxon que no nos quedó de otra más que seguir riéndonos.

[...]

Ambos me van a dejar a mi casa. No pasan claramente, así que no me ayudan a bajar todas las cosas por lo tanto tengo que ir y venir.
Cuando tomo las últimas bolsas, me asomo a la ventanilla de Bratt para despedirme.

—Gracias por el aventón.

—¿No nos preguntarás por Ruggero?

—Ese inútil que se joda —Sonrío—Mantengan vigilada a Sophia y que no mate a Liam.

—Nos pega un huevo tus ordenes.

—No somos tus esclavos.

—Pero sí podemos ser tus esclavos sexuales si es lo que quieres. —Me sorprende el comentario de Maxon porque él no es así conmigo, así que me río al igual que Bratt que le reprocha burlón:

—A ti no te queda ser así con la chimpancé.

—A mi me queda todo. —Le guiña el ojo y yo me río más fuerte.

—Adiós par de monos.

—Adiós chimpancé.

Los veo marcharse y voy directo a mi habitación.
Mi mamá llega con las manos en la cintura y como la conozco sé que me dirá algo importante.

—He hablado con tu padre.

—Creí que estábamos enojadas como para hablarle.

—Le he dicho que no necesitamos su maldito dinero y que se vaya a la...

—¿Qué?—Oh no.

—Lo que escuchaste. Así que dame las tarjetas de crédito porque a partir de ahora no las vas a usar más.

—Mamá, piensa audazmente. Si papá no te conviene pues bótalo. Pero lo que no puedes botar es tu estabilidad económica. Aquí es donde le debes de pelear el 50% de pensión por haber sido su esposa por muchos años.

—No necesito nada de ese hombre.

—¡Mamá! ¡Piensa con la cabeza!

—No hay discusión. Dame las tarjetas, porque ya no las usarás más.

—Pero...

—Dámelas.

A regañadientes se las entrego y me cuesta mucho soltarlas.

—¿Y de qué vamos a vivir?

—Yo estudié, Karol. Tengo titulo de contadora y ahora trabajo para un restaurante lujoso administrando sus ganancias.

—¿Desde cuándo...?

—Desde hoy. Así que el dinero que tendrás será por mi.

—No te ofendas mamá, pero yo estoy acostumbrada a una vida llena de lujos.

—Lo sé —Suspira—Pero es un sacrificio que tenemos que tomar si queremos tener una vida normal fuera de todo ese peligro.

—Tienes razón.

Odiaba la mafia, odiaba lo que hacía mi familia pero no me quejaba tanto porque sabía que de ahí salían todos mis caprichos.

—Ya verás que nos irá bien. Ahora que tu hermano se irá, es como si comenzáramos desde cero ¿entiendes? Es como si pudiéramos tener una vida normal.

—Eso sería un sueño.

—Puedes invitar a tus amigos a casa, puedes invitar a tus futuros novios, puedes hacer lo que sea que hacen los jóvenes universitarios. Claro, paso a paso, necesitamos que nos vaya bien primero.

—Entiendo.

—Vi que trajiste cosas para remodelar. Eso será lo último que tendrás del dinero de Hades; ¿quieres que te ayude?

—Me encantaría. —Comenzamos a sacar las cosas de las bolsas pero eso no impide que nuestra conversación acabe.

—Navidad se acerca. No tengo idea si tu hermano pasará la cena con la familia Zenere o con nosotros, pero tú y yo claro que estaremos juntas.

—Tal vez estaremos solas.

—Solas pero no mal acompañadas.

—Exacto madre, solas pero no mal acompañadas.

[...]

Sabía que debía de hacer algo al respecto con lo del tema del dinero.
Había dejado la tarjeta de crédito y débito de Ruggero en la mansión porque creí que ya no las necesitaría.
Las de mi padre las tenía guardadas porque estaba tan resentida que ni las quería sacar. Pero ahora que había vuelto a mi vida normal, pues no lo vi como mala opción.

Me paseo una mañana por los pasillos de la universidad camino a mi siguiente clase.
Sería bueno conseguirme un empleo. Sé hacer muchas cosas, pero no quiero nada que no use mi capacidad del estudio de mi carrera.

Tal vez sería bueno conseguirme un lugar para hacer prácticas, aunque sé que no pagarán bien porque soy estudiante aún.

Entonces veo a mi luz.
Ahí estaba el profesor Daniel Jones con una carpeta en las manos.
Dijo que pagarían en el concurso, y yo necesito dinero de una manera u otra.

Sonrío a mis adentros y camino derecha hasta su escritorio.
Me mira con el ceño fruncido al igual que yo.

—Bien, acepto.

—Qué cosa.

—Acepto que me representes en el concurso de la universidad. —Sonríe de lado.

—¿Qué te ha hecho cambiar de opinión?

—La experiencia. Jamás he hecho algo así y quedará bien en mi currículum.

—Piensas en grande.

—Lo sé.

—Bien. Nos reuniremos después de tus clases en la biblioteca para ponerte al corriente, ¿te parece?

—Me parece bien.

—Me alegro de que hayas aceptado.

Le sonrío y puedo ver que en sus ojos hay un toque de maldad tal vez. O tal vez sólo me quiere intimidar, lo cual no logra él ni nadie así que regreso aún con la cabeza en alto a mi lugar para tomar su clase.
¿Me debería de fiar de este maestro?


Mabel Paz

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