Cuando nos casamos,
no fue por la iglesia, ni por lo civil;
fue por nuestros corazones
y, por lo tanto,
dado que tú ya has pasado
a otra (forma de) vida,
como no hay registros
de ningún tipo,
ninguna manera de probarlo,
el recuerdo
de esa unión,
de lo que pudo ser,
y de lo que fue,
quedará para siempre solo
en mi corazón,
y por siempre, por
siempre
en mi sueño.
En aquel sueño,
que nunca se cumplió
pues (lo) trascendiste antes, mi amor.