—Me ha dejado, ¿no es cierto, Abby?
Ella asintió con tristeza.
—Pero la pregunta es qué vas a hacer al respecto.
Justin se había tapado la cara con las manos.
—Dejarla marchar —dijo al cabo de un minuto—. Ya le he hecho bastante daño.
— ¡Justin, no! Va a tomar un vuelo a Houston, aún estás a tiempo... Calhoun está abajo en el coche esperándonos y...
—No sabes cómo la he tratado, Abby... Lo que le he hecho pasar, y todo por culpa de mis estúpidos celos, del miedo a perderla por otro... ¿Qué puedo ofrecerle yo?
—¿Por qué no tratas simplemente de decirle que la amas? Es lo único que ella quiere.
—Tal vez sea lo mejor que se vaya —farfulló poniéndose de pie y caminando arriba y abajo por la habitación—. Puede que encuentre a alguien mejor que yo y...
Así no llegarían a ningún sitio, se dijo Abby. En otras circunstancias se lo habría dicho con mayor delicadeza, pero no había tiempo:
— Selena está embarazada —le soltó.
Justin, que se iba a sentar en ese momento en una silla, no calculó bien por la repentina noticia y se cayó al suelo. Se agarró al borde de la cómoda para levantarse, tembloroso y con los ojos como platos.
—¿Embarazada? —repitió—. ¿Está embarazada y no me lo había dicho?
No hizo falta decirle nada más a Justin. Se pusieron en camino de inmediato, y corrieron por todo el aeropuerto, pero cuando llegaron a las puertas de embarque, el vuelo hacia Houston ya había salido.
Calhoun y Abby no sabían qué hacer. Justin se había quedado catatónico cuando la mujer tras el mostrador le dijo que el avión ya había despegado. Se desmoronó, y cayó al suelo, quedándose sentado con las piernas flexionadas, temblando incontrolablemente. Las lágrimas rodaban por sus mejillas, y miraba fijamente las losetas con los ojos muy abiertos, espantado por lo que había hecho.
No paraba de repetir «la he perdido, la he perdido...», y de nada servía que le dijeran que la encontrarían, costara lo que costara.
Solo entonces, al levantar Calhoun la cabeza un instante, vio entre la gente que iba y venía, una figura de pie, a lo lejos, observándolos, con una maleta en las manos.
Selena se acercó lentamente donde se encontraban, y se detuvo frente a Justin. Este, como atraído por un imán, alzó los ojos hacia ella, y Abby y Calhoun se alejaron discretamente, dejándolos a solas.
—Estás aquí... —murmuró Justin incrédulo.
—Iba a marcharme —admitió Selena con lágrimas en los ojos —... pero no pude. Siento haber huido de este modo, pero ya no podía aguantar más.
—No tienes por qué disculparte —repuso Justin secándole las mejillas con los pulgares—. Nunca te di una oportunidad. Creí que te había perdido... Y no podía soportarlo, no podía soportar la idea de perder todo lo que amo...
Selena esbozó una sonrisa y le tomó la mano entre las suyas.
—¿Por qué no me dijiste nunca que me amabas? Yo jamás he dejado de amarte, Justin, y nunca podré dejar de amarte. Tú eres lo único que yo quiero.
La otra mano de Justin se aferró a las suyas.
—¿Acaso no lo sabías... aunque no te lo dijera con palabras? —murmuró mirándola a los ojos con amor—. Habría cruzado brasas descalzo si tú me lo hubieras pedido. Tú eres todo mi mundo, Selena. Te amo...
Selena se acercó más a él y lo rodeó con sus brazos. Justin la tomó por la cintura y la besó en la frente.
—Oh, Dios, Selena... Si tú supieras... Yo creía que te habías casado conmigo solo porque estabas sola y asustada.
—Y yo creía que me lo habías pedido porque te daba lástima —le contestó ella sin tratar de retener ya las lágrimas.
Justin se puso de pie y la abrazó con fuerza, y la besó con ternura en los labios.
—Salgamos de aquí... Oh, Selena.. Selena Gomez, creí que me moriría... Creí que te había perdido...
Calhoun y Abby los llevaron directamente a casa.
—¿Por qué no vienen a casa a cenar? —les propuso Abby cuando se bajaron del coche—. María me dijo que ella y López se van a casa de su hermana, y no creo que ninguno de los dos tengáis muchas ganas de cocinar.
—Eso sería estupendo —se lo agradeció Justin—. Gracias por todo... a los dos.
—Vosotros haríais lo mismo por nosotros —contestó Calhoun asomándose por la ventanilla de Abby y guiñándoles un ojo—. Os esperamos a las siete.
Los despidieron y entraron en la casa, siendo recibidos por una María eufórica de ver de vuelta a Selena. Justin la alzó en sus brazos y le plantó un sonoro beso en la mejilla.
—Gracias por haber llamado a Abby, María, te estaremos agradecidos eternamente —le dijo Selena abrazándola.
La mujer se sonrojó, asegurándoles que no había hecho nada excepcional, y después se disculpó, diciéndoles que tenía que ayudar a López a recoger las cosas, porque se iban dentro de media hora.
Justin y Selena entraron de la mano en la casa, se sentaron en el salón, abrazados el uno al otro.
—Te quiero, Selena, aunque nunca haya encontrado el modo de decírtelo —le dijo besándola dulcemente.
—Acabas de hacerlo —sonrió Selena devolviéndole el beso apasionadamente.
—Si pudiera te compensaría por esos seis años, y por el tiempo que llevamos casados y no te he tratado como debería.
—Ya me has compensado por ello, Justin —le dijo ella con dulzura. Tomó su mano y la colocó despacio sobre su vientre—. Llevo dentro de mí un hijo tuyo — le dijo mirándolo a los ojos.
Justin ya lo sabía, pero oírlo de labios de ella lo hizo cien veces más hermoso, y más real. Le acarició el vientre con suavidad mientras volvía a besarla.
—Voy a dejar el trabajo —le dijo ella de pronto—. Creo que Tammy y el señor Holman se las apañarán muy bien sin mí.
—No tienes por qué hacerlo por mí, Selena. He sido muy egoísta.
—No se trata de eso, Justin. Ahora nuestro bebé es mi prioridad. Además, tal vez haga unos cursos, o vuelva a hacer labores de voluntariado social.
Justin se rio.
— ¿De cuántos meses estás?
—Creo que solo de seis semanas —murmuró ella.
—La primera vez que hicimos el amor —comentó él haciendo cálculos mentales.
Selena ocultó el rostro en el hueco de su cuello, sonrojándose.
—Sí, creo que sí —asintió entre risas.
—No está mal, ¿eh? A la primera —se pavoneó Justin con una sonrisa lobuna.
—No está «nada» mal —murmuró ella alzando la cabeza hacia él.
Justin agachó la suya para tomar sus labios, y ella se relajó, dejando que la acariciara. Suspiró dentro de su boca, y le echó los brazos al cuello para atraerlo más hacia sí. Los besos se fueron volviendo más apasionados, y pronto Selena pudo notar que él la deseaba. Había aprendido sus señales, pero aquella vez sería diferente, porque sabía que él la amaba y él sabía que ella a él también.
—La primera vez que lo hicimos... también fue aquí —murmuró Selena mientras Justin le iba desabrochando uno a uno los botones de la camisa.
—Si lo prefieres siempre nos queda la alfombra... —bromeó él.
—Justin... —se rio ella ante la ocurrencia.
—¿Qué? Es bastante gruesa, mullida y suave. Y además nadie nos verá. Y para aseguramos...
hola chicos ¿como estan? , gracias por sus votos.
ya estamos en la recta final de esta novela.
hoy subire el antepenultimo (que este :3) y el penultimo :"(.
axl victoria :3