¿Sólo te importa la aparienci...

By MsDalBich

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T/N es una joven que desde muy pequeña soñó con ser un guardia real, protegiendo al Rey y a la Reina de todo... More

✦ P R Ó L O G O I / III ✦
✦ P R Ó L O G O II / III ✦
✦ P R Ó L O G O III / III ✦
✦ C A P Í T U L O. I ✦
✦ C A P Í T U L O. II ✦
✦ C A P Í T U L O. III ✦
✦ C A P Í T U L O. IV ✦
✦ C A P Í T U L O. VI ✦
✦ C A P Í T U L O. VII✦
✦ C A P Í T U L O. VIII✦
✦ CAPÍTULO . FINAL ✦
✦ A C L A R A C I O N E S ✦ y extra.

✦ C A P Í T U L O. V ✦

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By MsDalBich

La noche ya había reinado, y después del suceso de la tarde, la osita y el mago decidieron quedarse para charlar, por lo que las horas pasaban y el par, al principio la seriedad y el ambiente tenso reinaba en ellos dos, sin embargo, al paso de los minutos este se tornaba más agradable, hasta el punto de que ellos ya se encontraban riendo por lo sucedido.

— Debiste ver su cara. Grande y horrible cuando el conejito saltó hacía el.

— Lo se Merlín jaja... también estuve ahí.

— Es verdad, lo siento —soltó en una breve risa.

— Así es como ves a las personas, ¿verdad?

— ¿Con~ mis ojos...?

— O sea sí, pero... las veces que te escucho hablar. Solo hablas de como lucen...

— ¿En serio? Yo no diría eso.

— Pero lo haces...

— Sabes, no puedo esperar a que veas como soy en realidad —cambió rápidamente el tema, haciendo a la pequeña negar divertida y algo fastidiada.

— Y, ¿Cómo es el Merlín de verdad? —cuestionó divertida.

— Puede que no lo creas, pero el Merlín verdadero; es famoso, muy guapo e incluso popular. No es rechoncho, bajito y verde...

— Sí. Eres rechoncho, bajito y verde —repitió T/N obvia—, pero también eres una persona maravillosa y-

— Espera, no creo que me estoy explicando bien —interrumpió el castaño con una sonrisa—. Si vieras como soy en verdad, lo sabrías exactamente.

— Creo que ya sé cómo eres en verdad... y, aun así, me parece que es genial y algo agradable.

— ¿Algo agradable? ¿Por qué no, "Muy agradable"?

— Porque eres algo egocéntrico, diría que hasta podrías ser amigo de Cualquiega.

— Auch, eso me ofende.

— Disculpa, pero pienso que es la verdad... aun así, eres agradable, amable, incluso creo que eres capaz de sacrificarte por los demás, ¿o me equivoco?

—No. No te equivocas —le responde el petiso con seguridad—. Soy capaz de sacrificarme por cualquiera.

—Por esa y más razones, sin contar algunas cosas, es que me gusta- estar aquí, contigo.

Merlín miro extrañado a la osita por sus palabras, para después soltar una risa entre incomoda y divertida.

— S-sí que eres graciosa, eh...

— Si, bueno...sabes quién soy, ¿verdad?

El castaño se quedó callado ante la pregunta, realmente no sabía de quien se trataba la osita o eso creía. Solo sabía que la mayoría de veces estaba tras la princesa, como si de un perrito faldero se tratara, aunque jamás pensó que sería alguien a quien conoce.

— No... —susurró esperando que la osa no lo haya escuchado, pese a que fue todo lo contrario, ella lo escucho con total claridad y aquello la hirió.

— ¿La protectora de la princesa? —dio una pista, pero el enano negó especulativo—. La que casi los hace pedacitos, cuando noquearon a Zapatos rojos —nuevamente el enano negó—... ¿la chica de la cicatriz?

Merlín por un momento pareció recordarla, y eso produjo un sentimiento de felicidad en T/N, no obstante, al ver como el enano volvía a negar, bajó sus orejitas dolida y se levantó.

— Yo... tengo que irme, la princesa de seguro me estará-

— ¿¡T/N?! —llamó Zapatos rojos, acercándose al par—. Aquí estas, Hans te está buscando. Oh, hola Merlín, ¿interrumpo algo?

— No, princesa, no interrumpe nada. Es más, estaba por buscarla.

— Oh, en ese caso, ya me encontraste o bueno, yo te encontré a ti~ —concluyó con una suave risa, aunque al ver a su amiga algo triste se acercó a ella y acaricio su cabeza—. No te preocupes, le haré compañía a Merlín hasta que regreses —curveo sus labios en una linda sonrisa, sonrisa que hizo suspirar al enano a un costado suyo, haciendo a la osita sentirse más mísera—. Ve, a ver para que te necesita Hans.

La de madera solo asintió y caminó en dirección a la cocina, donde suponía que se contraría el enano chef.

— ¿T/N? —repitió Merlín, al ya no tener a la osa en su campo de visión.

— Sí —afirmó la castaña segura—. Lo es, pensé que ya todos lo sabían... ¿acaso no lo sabías?

— No... —algo dentro del mago lo hizo sentirse culpable. Pero no debía preocuparse por eso, solo debía preocuparse por volver a ser como era antes y listo. Una persona realmente increíble, según él.

— Por cierto —interrumpió la castaña los pensamientos del contrario—. Necesito mostrarte algo.

Merlín miro confundido a la princesa al ver como esta empezaba, o bueno, trataba de quitarse las zapatillas con fuerza. Aclaró su garganta y le preguntó si podría ayudarla, pero ella negó, afirmando que podía hacerlo sola, aun que de todas formas al final, acepto su ayuda.

— Como puede ser tan.

— ¿Tan tonto? —Hans trató de completar la oración de la osita que se quejaba a un lado suyo.

— ¿Tonto? ¡No! Tan... Taan

— ¿Ignorante?

— ¡Si! No, no, no...Tan ¡distraído! E-es decir, yo pensé que él ya sabía quién era, pero no~ el niño bonito ni idea de quien era —chistó—. Y yo arriesgándome para salvarlo, ni siquiera me dio las gracias en las ocasiones que lo ayudé, malagradecido enano, mentiroso... Lo que más me molesta, es que me estaba humillando yo sola, al casi confesarme, sabiendo que a él... Y a ella, ellos... Ellos se gustan.

Hans detuvo sus quehaceres al escuchar las declaraciones tan repentinas de su amiga quien parecía que estaba por llorar tras acabar de hablar, así que rápidamente limpió sus manos en su mandil y se acercó a la contraria para brindarle un abrazo de comprensión. La acción tomo desprevenida a la osa, quien solo se dejó abrazar y después de unos segundos, correspondió el gesto con necesidad, hundiendo su rostro en el pecho del otro, al menos tenia a Hans para apoyarla, algo que agradecía con todo su ser.

Después de algunos minutos entando abrazados, el duplo se separó y el petiso de risos negó divertido, acaricio la cabecita de la osita y procedió a entregarle una canasta. La pequeña ladeo la cabeza con confusión mientras recibía la misma.

— Ve al bosque en busca de moras, y espero que el aire fresco de ahí te ayude a despejarte.

— ¿Eh? S-si claro, muchas gracias Hans. Enserio, muchas gracias.

Y salió al bosque en busca de la pequeña fruta y con intenciones de aclarar sus pensamientos, aunque uno de ellos empezaba a hacerle crecer un mal presentimiento dentro de ella.

— No solo digo. ¿Dónde estaban cuando la fachada se vino abajo? Porque eso realmente fue aterrador y- ¡Ay!

El príncipe Cualquiera se sobresaltó al ver a la bruja de horas antes, sentada en su silla con el semblante sombrío, parecía la muerte.

— ¿Qué está haciendo aquí? —interrogó el rubio con molestia y temor.

Los guardias personales trataron de atrapar a la bruja. Pese a que ya la tenían, esta se desvaneció en el aire, apareciendo frente al príncipe de golpe.

— Eh venido por mis zapatos —explicó serena la mujer.

— Bueno, los tenía. —declaró—. Quiero decir los vi, pero esos... esos enanos y esa osa. —gruñó al recordar lo que le habían hecho pasar.

— No son más que enanos y- Espera, ¿dijiste osa? —interrogó la bruja.

— Sí, eso dije.

Regina rechinó los dientes y miro molesta al príncipe.

— Entonces, ¡fallaste!

— Ah, claro que no falle. Solo... me tome un descanso. Sí, es un tiempo muerto calculado —se excusó con una sonrisa confiada—. Voy a volver el jueves, todos lo anotamos.

— ¡Silencio! —ordenó la bruja—. ¿Por qué no la pruebas? —le tendió una roja manzana, haciendo desconcertar al príncipe, así que continuó—. Para tener fuerza

— Manzana —atisbo Cualquiera—. La más sospechosa de las frutas~

— No tengo mucho tiempo príncipe. Aún podrías tener el mejor cumpleaños de tu vida, pero recuerda~ que lo que es malo para mí. Sera muy malo para ti —término en un gruñido, abalanzándose sobre Cualquiera, pero desvaneciéndose al atravesarlo. Ocasionando que este chillara asustado, pero rápidamente volvió a su semblante elegante.

— Agh... ¿Qué es lo peor que podría pasar? —dijo sin mucha importancia el rubio, tomando una manzana de las tres que se encontraban en su escritorio, mordiéndola. Sus guardias hicieron lo mismo con los otros dos sobrantes, pero a los pocos segundos una niebla carmesí los cubrió, transformándolos a unos grandes monstruos de madera

La joven osa caminaba de vuelta al hogar de los enanos, con una canasta llena de moras en pata y sus pensamientos mucho más calmados y más aclarados.

— Que estaba pensando al estar por declarar mis sentimientos. agh! Que torpe soy. Lo bueno es que ya no volveré a hacerlo, a él le gusta Zapatos rojos... no puedo obligar a una persona que no tiene sentimientos por mí, a quererme... eso no sería lo correcto.

— Vaya, vaya. Pero miren a quien tenemos aquí, otra vez.

T/N se giró rápidamente al reconocer la voz.

— Regina.

— Que grosera, sabes que aún soy tu Reina. Que no se te olvide eso.

— Lo siento su majestad. ¿Qué la trae aquí?

— Mucho mejor —habló con una leve satisfacción—. Como ya sabrás, estoy buscando a la chica que ayudaste a escapar —sacó un dibujo de Zapatos rojos y se lo extendió—. Necesito saber su paradero.

— Y ¿Qué le hace pensar que yo sé algo de su paradero?

— Porque la ayudaste a escapar —explicó obvia.

— Pues lamento decepcionarla mi Reina, pero no sé dónde está esa chica —mintió con una naturalidad, que ni ella misma sabía que podía hacerla—. Las dos nos estrellamos en medio del bosque y al despertar ella ya no se encontraba a mi lado.

— De acuerdo. Como veo que no quieres cooperar —atenazó—. ¿Qué pasaría si dijera que se algo sobre el paradero del Rey?

— ¿Qué?

— Lo que escuchaste pequeña —curveo sus secos labios en una socarrona sonrisa.

— S-sabe algo, ¿sobre el Rey Blanco? —Regina asintió tranquila.

— Si me dices dónde está esa chica yo te diré dónde está el Rey —zanjó—. Todos ganamos.

La osita sabia que ella fue la última en ver al rey, pero nunca pensó que sería capaz de hacerlo desaparecer, vaya ingenua que era y es, sin embargo, si ella realmente sabe sobre el paradero de este, necesita saberlo, por el bien del reino y por el bien de Blanca nieves.

— Como le dije su alteza. No sé dónde está esa chica —miró el rostro fruncido de la bruja y prosiguió—, pero podría ayudarla a buscarla. Y cuando lo haga, usted me dirá el paradero del Rey Blanco, todos ganamos —le repitió sus palabras con una sonrisa ladina.

La Reina miro divertida a la osa, era astuta pero no demasiado.

— Me parece correcto. Tú, me ayudas a encontrar a esa ladrona y yo te diré donde está el Rey —miró de pies a cabeza a la osa—. Antes que nada —de un momento a otro hizo que una niebla roja envolviera a T/N como anteriormente lo había hecho, volviendo a transformarla en una joven humana—. Listo, de esa forma se te será más fácil ayudarme.

La peli-__ se encontraba estupefacta, tenía su cuerpo de vuelta y eso le alegraba. Pero había una ligera diferencia, ya no tenía puesta su armadura (era de esperarse), ahora poseía un vestido de color negro incluso unas zapatillas del mismo color. No le agradó mucho su vestuario, es decir, no puedes correr o luchar con un vestido, ¿o sí?

— Ey. Ya fue suficiente asombro —algo irritada, la reina chasqueó los dedos frente a la joven—. Como si nunca hubieras visto tu cuerpo, no exageres.

— No lo hago, es solo que me alegra tener mi cuerpo de vuelta —explicó con alegría—. Aunque el vestido...

— Tsk. Claro —le restó importancia y como antes había hecho con el príncipe. Le extendió una manzana, solo que está vez, la manzana poseía un color negro, que a simple vista pareciese que estuviera podrida, algo que no le agradó a la chica—. Ten está manzana. Necesito que la pruebes.

— ¿Acaso me va a volver a transformar? —interrogó dubitativa—. Si es así, no lo haré.

Regina suspiró pesadamente, sabía que no era fácil convencer a la caballera. Así que tal vez podría utilizar otros métodos

— Claro que no —con fingida ofensa miró a la menor de las dos por lo dicho, aunque rápidamente la cambio por una burlona—. Sabes... escuche de un pajarito que estabas por declarar tu amor a alguien. ¿O me equivoco?

T/N se tensó y por eso Regina sonrió malévolamente, había dado en el blanco. Jugar con los sentimientos de una joven primeriza enamorada, saber que podía moldearla a su modo en eso, y que cualquier palabra mal dicha cambiaría su forma de pensar o incluso ser, le fascinaba, así que continuó.

— Y eso, ¿Qué tiene que ver con comer la manzana? —acotó.

— Demasiado —adhirió—. ¿Se lo dijiste? ¿Acepto tus sentimientos? —interrogó con apremio la bruja.

La fémina negó acompasadamente, pero con duda, asiendo a la reina sonreír aún más.

— Oh, mi pequeña —habló con un tono fingido de cariño y comprensión mientras se acercaba a la joven—. Solo debes probar la manzana y todos tus problemas se resolverán.

— Pero-

— Confía en mi T/N, confía en mi —terminó con una gentil caricia en el rostro ajeno, seguido de extenderle la manzana—. Vamos, solo tienes que morderla, no es tan difícil.

T/N miró con recelo la mano qué sostenía aquella manzana negra, ¿es realmente fiable confiar en Regina? No, no lo es, así que rápidamente se alejó de la bruja y suspiró.

— Lo siento Regina, pero no voy a comerme esa manzana...

— Entonces no quieres saber el paradero del Rey —atenazó—. Bien, lo entiendo.

— ¿Qué? ¡Claro que sí! —exclamó la joven—. Es solo que-

— ¿¡T/N!? ¿Dónde estás? —gritaron a los lejos, estaba por ignorar la voz, pero al darse cuenta de a quien le pertenecía, se giró completamente, percatándose de la presencia de Merlín a la distancia.

— Merlín...

— Así que es el —dice escuetamente—. Ya sabes T/N, si te interesa saber dónde está el Rey Blanco, necesito encontrar a esa chica, y cuando ya la tengas frente a ti. Solo muerde la manzana y yo cumpliré mi parte.

Nuevamente se giró a ver a Regina, pero está ya había desaparecido, dejando solo la negra manzana sobre el césped. Vacilante se acercó a la fruta y la tomó, guardándola entre las moras.

— ¿T/N? —preguntaron tras suyo— ¿Eres tú?

Nerviosa mordió su mejilla interior y en un suspiro la soltó, seguido de voltearse y mostrar su mejor sonrisa de no pasar nada.

— Si~ soy yo —dejó de sonreír y comenzó a caminar.

— ¿Qué te ocurrió? —intrigado cuestionó el enano.

— A que te refieres con "¿qué me ocurrió?"

Merlín se quedó en silencio, buscando las palabras correctas para volver a preguntar, pero la joven no se encontraba con paciencia en esos momentos. Así que continuó su trayecto al hogar de este, pero antes se giró un poco hacía el castaño.

— Y tú, ¿qué haces aquí? —interrogó seriamente.

— ¿Ah? Sí, sí... digo, Hans me pidió que te buscará —respondió algo nervioso—. Me dijo que te estabas tardando demasiado y por eso me mandó a buscarte. No porque haya estado preocupado por ti, no, no... Un poco, solo un poco.

— De acuerdo. —no muy convencida, volvió a caminar, seguida del castaño.

¿Realmente Hans lo había mandado en su búsqueda?, sabiendo lo que pasó con el... o es que quería lograr algo o mejorar algo, cualquiera de las dos, no iba a cooperar.

Algunos días había transcurrido, días en donde la joven guardia evitaba al máximo al enano mago. Cada vez que este intentaba hablarle o preguntarle algo, T/N se alejaba o le respondía cortante. Necesitaba deshacerse de sus sentimientos hacia el castaño, no eran correspondidos y eso le dolía. Ya estaba resignada a verlo con su amiga, pero duele verlos tan cercanos, tan alegres, se podría decir que eran el uno para el otro... Y a todo esto no ayudaba la presión que crecía en ella cuando veía la manzana lúgubre que Regina le dio. Saber que con solo un mordisco podría delatar a Zapatos.

Sus pensamientos y sentimientos eran un revoltijo en esos momentos.

— Oye, T/N —dijo la castaña acercándose a la mencionada.

— Sí, princesa.

— Ahora sí me vas a contar como volviste a ser humana otra vez —cuestionó Zapatos rojos.

— Ya se lo dije princesa —murmuró entre dientes la guardia—. De un momento a otro una neblina me cubrió y puff, me transformó...

— Está bien... —dudando aún por la vaga respuesta de T/N, dirige su atención a un bolso que tiene colgado en su torso, notando como había algo redondo en su interior—. Y, ¿qué tienes ahí? Desde que volviste de esa ocasión, lo empezaste a llevar. ¿Y tú armadura? ¿La vas a volver a usar?, también tu cabello, ¿Qué le pas-

— ¡Princesa! —exaltada la interrumpió—. Todo pasó por esa niebla que me cubrió, me dio está ropa he hizo que mi cabello se viera así. Además no se dé donde pueda sacar una nueva armadura, la mía se perdió en el bosque.

— E-entiendo, es solo que-

— ¡Wuujuu!

— ¿Pero qué...? Oh... Merlín —saludó la joven caballera al ver al mago aterrizar frente a ella—. Bueno princesa, me voy a ayudar a Hans a traer la pintura, con permiso.

Zapatos rojos solo asintió con una leve sonrisa. Pero se desvaneció al ver como su amiga se alejaba con seriedad. ¿Qué le había pasado?, ¿será que está enojada con ella?, o ¿hizo algo que la molestó? No, imposible, T/N nunca se enojaría con ella, pero quien sabe...

— Zapatos rojos —llamó Merlín a la castaña al verla inmersa en sus pensamientos—. ¿Está todo bien?

— ¿Eh? Sí, sí. No te preocupes.

— Bien, entonces —tomó suavemente la mano ajena, seguido de indicarle que se colocase en cuadro abierto de la nueva estructura que habían estado reconstruyendo todos estos días para remplazar la anterior y que ya se encontraba terminada—. Quédate justo ahí.

— De acuerdo —dijo sonriendo.

— ¡Pino, Noki y Kio! —gritó Merlín—. Ya pueden comenzar.

— Okidoki. —respondió uno de los trillizos, seguido de dos afirmaciones más por parte de los otros.

Maravillada, T/N miraba al robot trabajar, los trillizos eran realmente impresionantes, con sus inventos increíbles. Incluso pudo ayudarles en uno, una cámara polaroid como ellos lo llamaron.

— ¡T/N! —pestañeo varias veces para volver a la realidad al escuchar como la nombraban—. Sí, dime... Hans

— Puedes ayudarnos —la caballera asintió y bajó los baldes de pintura que aún sostenía entre sus brazos, colocándolas a un costado. Inmediatamente tomó la soga que Merlín, Arturo y Hans habían comenzado a jalar de acuerdo a las indicaciones que la princesa les había empezado a dar para que la estructura sea bien colocada. La cual en menos de dos minutos ya se encontraba en su lugar.

— Iré a traer las brochas para pintar, no tardo —soltando la cuerda, la guardia corrió hasta el árbol, donde la escoba que les ayudó a escapar aún se mantenía en ese sitio clavada—. Vaya, creo que no volverás a ser utilizada mi querida escoba.

Soltando una leve risa, agarró las brochas que se encontraban en las faldas de este, seguidamente de repartirlas a cada enano y a la princesa.

Todos empezaron a pintar. La princesa quiso ponerse a un lado de su amiga, pero Hans fue mucho más rápido.

Mientras pintaban, T/N pudo darse cuenta que algunas veces Merlín regresaba a verla, incluso llegó a toparse con su mirada, pero este solo se hacía el tonto y continuaba con su trabajo.

— ¡Ey! —observó como Hans regañaba a Jack al ver como este se dibujaba sobre la madera con ayuda de la pintura.

Después de algunas horas de trabajo y de risas y bromas entre algunos, por fin terminaron de pintar.

— Ahora sí, parece un hogar de verdad —menciona Zapatos rojos con alegría y cansancio.

— Sí, podría acostumbrarme a esto —añade Merlín.

— No, no. Yo no podría —declara Jack.

T/N miraba emocionada como los trillizos tomaban una selfie al dibujo que anteriormente Zapatos rojos había realizado, con el nuevo artefacto que hicieron, donde con ayuda de una manivela que al girarla lograban sacar varias copias de estos.

— Estás copias son perfectas! —expresa la princesa asombrada—. Muy buen trabajo.

— No solo fuimos nosotros, —dice Kio— también fue T/N, ella nos ayudó.

— Oh chicos, solo les ayudé a pasar las herramientas, no es la gran cosa. Ustedes hicieron todo el trabajo duro. —avergonzada mira a los trillizos, los cuales le brindan una sonrisa.

— Déjame intentar —dice Merlín empujando a Noki, para comenzar a darle manivela al invento, sacando más copias del dibujo de Zapatos—. Esto hará mucho más fácil encontrar a tu padre.

T/N sintió una punzada al escuchar eso y frunció el ceño.

— Desafortunadamente —dice Pino dando leves palmaditas a su robot—. Está cosa no volará.

— Está clausurada. -añade Noki.

— ¿Y necesita volar? —pregunta la princesa ante las declaraciones de los enanos.

— Claro. —afirma Pino.

— Los carteles no sirven si no podemos distribuirlos rápido princesa —añade T/N ya serena, mirando a su alrededor, notando como Merlín copiaba sus pequeños hechizos.

— Chicos~ Gracias por todo lo que han hecho por mí. —agradece Zapatos rojos, abrazando a los trillizos cariñosamente, quienes gustosos aceptaron la muestra de afecto por parte de la bella dama.

T/N por otro lado, ya se encontraba frente al árbol cuando una idea cruzo por su mente, idea que involucraba a la escoba que se encontraba incrustada en este, tomando un bocado de aire comenzó a jalar el objeto para poder sacarlo de ahí.

— ¿Te ayudo? —pregunta Merlín tras suyo al ver como la guardia no lograba sacar la escoba.

— No, yo puedo —murmura entre dientes, volviendo a jalar la escoba, ¿será que al volverse una osa por un tiempo, la volvió débil?—. Mejor sí, ayúdame por favor.

Merlín sonrió ligeramente y entre los dos, sacaron el objeto de limpieza del árbol y rápidamente la chica fue hasta los trillizos para entregárselos.

La peli-_ les explico su idea con la escoba voladora, a lo cual los tres enanos afirmaron convencidos y no tardaron en ponerla en marcha. Consistía en unir la escoba a la espalda del robot para que este pueda volar.

// Ey Salu2 n.n
Este capítulo lo iba a publicar el día de ayer, pero no me convenció mucho y tuve que modificarle algunas cosas, pero de igual forma aquí está
Disculpen si tiene alguna falta ortográfica o algo

Eso es todo por ahora, nos vemos en el próximo capítulo //

llEditado 16/08/2021

1/??

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