Scarlett Jhonson
Llegué a casa justo a tiempo para comer e irme, no sin antes despedirme de mi madre. Me preguntó cómo me había ído con Peter, pero preferí no contarle lo ocurrido y le mentí.
Pero en el camino recordé lo que Peter me dijo;
“Siento que ese payaso te conoce y te vigila”.
Esas palabras resonaron en mi mente.
¿De dónde saca Peter que ese payaso me conoce y me vigila?
Es mejor no volver hablar con Peter. Si yo estoy loca, Peter lo está más.
Llegué a mi lugar de trabajo, me vestí con mi uniforme y me puse hacer lo mío. Parece que hoy también será un día atareado, pero me sirve para distraerme y no pensar tanto en ese tétrico payaso y en Peter.
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En la hora de la salida fuí a quitarme mi uniforme y me vestí con mi ropa normal de esta mañana.
Ya íba a retirarme a mi casa, pero sentí necesidad de ir al baño y fuí. Al llegar al baño noté que no había nadie, mejor para mí y me dispuse a hacer mis necesidades.
Cuando acabé, salí y me miré en el espejo y noté que tengo grandes ojeras. Me siento como si estuviera en mis días.
Lavé mis manos y saqué de mi bolsa un labial rojo para remarcar mis labios. Guardé mi labial y peiné mi cabello con una trenza.
Justo cuando íba a salir, la puerta se cerró de un fuerte portazo asustándome, y la luz de los focos del baño comenzaron a parpadear. Intenté abrir la puerta, pero esta nunca cedió.
—Mierda, ¿Y ahora qué pasa?—Mascullé asustada y después me quedé a oscuras en el baño.
Ahora sí comienzo a asustarme más.
—¿Hola? ¡Ábranme, por favor! ¡Me he quedado encerrada!—Seguí tirando con fuerza de la puerta, pero nunca conseguí abrirla.
—Tan hermosa, delicada y débil, Scarlett.—Susurró una voz ronca y grave.
Me giré asustada, pero está tan oscuro que no veo al dueño de esa voz.
—¿Quién está ahí?—Pregunté temerosa.
—¿No te acuerdas de mí, dulzura?—Reconozco esa voz...—¿Tan pronto me has olvidado?—
Otra vez los focos comenzaron a parpadear, y en cada parpadeo ví a ese payaso acercarse a mí con una sonrisa tenebrosa.
—¡AYÚDA, POR FAVOR! ¡ÁBRANME!—Grité aterrada mientras golpeaba con desesperación la puerta.
Callé de inmediato cuando lo escuché reírse a mis espaldas.
—¿Te ha gustado la rosa y el collar que te regalé? Se te ve muy bien el collar.—Dijo coqueto.
—¿Qué? ¿Fuiste tú?—Pregunté incrédula.
Tomó mi cabello entre sus garras para olfatearlo.
—Hueles muy bien, tu aroma a pureza me vuelve loco.—Dijo con una mirada lujuriosa, y me alejé rápidamente de él.
—¿¡Quién eres y qué quieres de mí!?—Lo encaré.
La luz volvió y lo ví perfectamente; Su altura es intimidante y mis nervios se convirtieron en miedo.
Lo que más me intimida son nuestros tamaños, son terriblemente diferentes. Él tiene que bajar la cabeza para mirarme y yo subirla para verlo.
—Oh, lo siento, señorita. Olvidé mis modales.—Se presentó haciendo educadamente una reverencia.—Soy Laughing Jack, tu peor pesadilla. ¿Y qué quiero? Te quiero a ti.—Declaró mirándome con deseo.
Se acercó más y me acorraló en la puerta dejándome sin salidas.
Su mano garra acarició mi rostro y me miró profundamente a los ojos. Seguido de esto, acercó su cara a mi cuello y me lamió con su áspera lengua.
—N-No, p-por favor... Jack, no q-quiero.—Traté de alejarlo poniendo mis manos en su pecho, pero no se mueve ni un centímetro.
Mi rechazo lo molestó y mordió mi cuello dejando una marca dolorosa.
—¡Ay! ¡Déjame tranquila! ¡Aléjate de mí!—Las lágrimas no tardaron en brotar de mis ojos, me siento asqueada.
Intenté alejarlo de mí, pero este me tiene fuertemente sujetada que comienza a lastimarme con sus garras.
Su enorme garra quiso meterse por debajo de mi vestido, abrí mis ojos asustada y reaccioné dándole una fuerte patada en su entrepierna.
Finalmente, me soltó y se alejó de mí tocando esa zona dónde lo golpeé.
Aproveché esto para huír de él, y la puerta se abrió como por arte de magia y salí corriendo despavorida.
—¡Eres una niña muy mala pastelito y tendrás tu castigo!—Rió dolorosamente.
Justo cuando íba a salir, mi jefe apareció atravesándose en mi camino, provocando que ambos chocáramos.
—¿¡Qué está haciendo aquí, señorita Jhonson!? ¡Me ha asustado!—Me regañó mi jefe.
—¡Lo siento! ¡Me quedé encerrada en el baño!—Hablé exaltada.
—Retírese a su casa, ya es tarde y es peligroso para una mujer estar a estas horas en las calles.—Habló autoritario.
—No se preocupe, ya me voy.—Salí corriendo de la cafetería con el pánico al tope.
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Llegué corriendo a mi hogar, estoy muy asustada, en todo el camino sentí como si él me hubiese venido persiguiendo. Siento que el corazón se me saldrá del pecho, me llenó de miedo tener tan cerca de mí a ese monstruoso payaso.
—¿¡Otra vez tarde, Scarlett!? ¿¡Andas por ahí con algún muchacho!?—Me regañó mi madre.—¡Si es así, házmelo saber! ¡Pero te diré que estas no son horas para andar por ahí!—
—No, mamá. No tengo novio, ni lo tendré, no quiero relacionarme con ningún maldito hombre.—Respondí molesta.
—¿Entonces? ¿Dónde estabas, jovencita?—Vuelve a interrogarme.
—Me entretuve en el baño y me quedé encerrada. Pregúntale a mi jefe, no te miento.—Contesté frustrada y cansada.
Mamá soltó un suspiro cansado y me miró.
—Está bien, te creo. Vámos a cenar.—Dijo ya más tranquila.
—No, mami. No tengo hambre.—Negué con una sonrisa forzada.
—¿Cómo no vas a tener hambre? Tienes que cenar porque la noche es muy larga, cielo. Estás muy baja de peso, casi no comes.—Insistió ella.
—Por favor, mamá. Sólo por hoy, llegué muy cansada y quiero dormir.—La miré suplicante.
Mamá suspiró derrotada.
—Está bien, sólo por hoy. Descansa.—Me dió un beso de buenas noches y repetí la misma acción que ella.
Subí directamente al baño para bañarme otra vez, me siento muy sucia. Me despojé de toda mi ropa y me miré en el espejo de cuerpo completo; Tengo marcas dolorosas que me dejó Jack en mis brazos y cuello.
—¡Auch!—Toqué la mordida de mi cuello.
Duele y arde mucho. Lo bueno es que mamá no vió estas marcas.
—¿Por qué me pasa esto a mí? ¿Por qué yo?—Sollocé con más fuerza.—¿Quién es él? ¿Qué es lo que quiere de mí?—
Me abracé a mí misma, estoy muy asustada.
Minutos después salí de la ducha, me puse mi pijama y me acosté a dormir.
Me dormí asustada, tengo miedo de Laughing Jack.
🍬🍭
Desperté en medio del bosque, es el mismo de aquélla noche y el de mis extraños sueños. Hay mucha niebla, no quiero estar aquí, no puedo ver nada. A lo lejos escucho otra vez aquélla melodía de caja musical y sin querer comienzo a cantar.
—‘Round And ‘Round The Cobbler’s Bench, The Monkey Chase The Weasel, The Monkey Thought ‘Twas All In Fun, ¡Pop, Goes The Weasel!—Canto mientras camino entre la densa niebla.
La niebla empezó a dispersarse dejándome ver aquél circo abandonado.
—Nos volvemos a ver, mi amada. Sé bienvenida a mi circo.—Me habló a mis espaldas muy cerca de mi oído y me lamió, haciéndome temblar de nervios y miedo.—Espero que esta vez te quedes y que nunca vuelvas a irte de mi lado—.
Sin darme vuelta comencé a correr con Jack persiguiéndome.
—No importa a dónde corras, ni dónde te escondas, jamás escaparás de mí.—Dijo a mis espaldas riendo como un lunático, y yo sólo lloraba e hipaba del miedo.
—¡Basta, por favor! ¡Déjame tranquila!—Grité atemorizada.
De un momento a otro, todo se oscureció, cuando abrí mis ojos yo ya me encontraba en un cuarto oscuro y en una mesa de tortura, atada de todas mis extremidades y desnuda.
De la oscuridad apareció Jack con un cuchillo en su mano mientras me miraba con una retorcida sonrisa, debido a esto yo empecé a retorcerme en la mesa tratando de liberarme, pero terminé siendo débil y no conseguí nada.
—¡NO, NO, NO!—Grité retorciéndome desesperada viendo cómo se aproxima a mí con muy malas intenciones.
—¡SÍ, SÍ, SÍ!—Exclamó eufórico, perforando el cuchillo en mi hombro dónde empezó a brotar mucha sangre con frenetismo.
«Me siento como un animal agonizando».
—¡¡¡AAAHHH!!!—Grité a horrores por la terrible cuchillada en mi hombro.
La herida comenzó a arder y Jack lamió mi herida y succionó la sangre.
—¡DETENTE! ¡BASTA! ¡TE LO SUPLICO!—Jack sólo se reía de mi sufrimiento mientras que yo no podía hacer nada más que llorar, gritar y suplicar.
Ignoró mis súplicas y volvió a enterrar el cuchillo en mi pierna y solté un grito desgarrador, lastimando mi garganta.
Recibí varias puñaladas en más partes de mi cuerpo mientras Jack catareaba de la risa por mi sufrimiento. Se dedicó a lamer la sangre de mis profundas heridas mientras besaba y tocaba mis pechos con brusquedad, dejando arañazos y marcas muy notorias.
Mi cuerpo está cubierto de sangre y me cubre una gran capa de sudor debido al dolor muy intenso que estoy experimentando.
Reparé asustada cuando introdujo su dedo garra en mi pequeña cavidad. Primero empezó simulando círculos y leves embestidas, haciéndome sangrar y provocando espasmos en todo mi cuerpo.
—¡Ay...! ¡N-No...! ¡Para... Ah...!—Gimoteé adolorida.
—Eres mía, sólo mía, pastelito.—Reveló muy cerca de mí, mirándome con esos fríos y sádicos ojos.—El juego apenas comienza—.
—No... Por favor...
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—¡¡AAHH!! ¡DÉJAME EN PAZ! ¡LARGÁTE, NO ME TOQUES!—Desperté horrorizada de aquélla pesadilla, sintiendo el intenso dolor en las partes dónde me apuñaló y en mi zona vaginal, pero no tengo ningún rasguño.
—¡Scarlett, hija! ¿¡Qué te sucede!? ¿¡Por qué gritas, mi niña!?—Mamá entró a mi cuarto gritando preocupada y con ganas de llorar al igual que yo.
No dije nada, sólo me dispuse a llorar y a sollozar desconsolada.
Mi madre corrió a abrazarme de manera sobreprotectora para consolarme, pero yo no paraba de llorar y temblar.
—¡Tengo mucho miedo, mamá! ¡Vámonos de aquí, por favor!—Rogué llorando.
—Tranquila, mi niña. Ya pasó, sólo fue una pesadilla.—Habló dulcemente acariciando mi espalda.
Temo mucho por mi madre y más que nada por mí.
Entonces Peter no me mintió.
Laughing Jack me acecha y me vigila.
Laughing Jack sabe que estoy asustada, pero no se detiene.
Está en todas partes, me observa dormir, me sigue por las calles, lo veo en sueños, es realmente aterrador, no tengo escapatoria.
Poco a poco me fuí quedando dormida en los brazos de mi madre.
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Laughing Jack
—¿Qué sucede, mi algodón de azúcar?—Mascullé observándola desde las sombras.—¿Acaso no te agrado? Antes no decías lo mismo. Pues de alguna manera te voy agradar, dulzura—.
Ahora resulta que quieres escapar y quieres alejarte otra vez de mí.
Pues no, mi caramelo.
Puedo ser tu ángel guardián, tu protector y cuidarte muy bien. Pero también puedo ser un monstruo, tu peor pesadilla y ser el causante de tus peores miedos.
Disfrutaré mucho atormentando tu miserable vida, no escaparás tan fácil de mí... No otra vez, no lo permitiré.
Muy pronto te llevaré a mi mundo donde vivirás eternamente conmigo, ansío volver a tenerte en mis brazos.
Muy pronto... Mi Scarlett...