Tú, Yo y El Mal

By MabelPazAvalos

216K 21.7K 15K

Dicen que todos tienen un hilo rojo conectado con otra persona. Bueno, pues yo creo que mi hilo es más bien d... More

PRÓLOGO
• CAPÍTULO 1 •
• CAPÍTULO 2 •
• CAPÍTULO 3 •
• CAPÍTULO 4 •
• CAPÍTULO 5 •
• CAPÍTULO 6 •
• CAPÍTULO 7 •
• CAPÍTULO 8 •
• CAPÍTULO 9 •
• CAPÍTULO 10 •
• CAPÍTULO 11 •
• CAPÍTULO 12 •
• CAPÍTULO 13 •
• CAPÍTULO 14 •
• CAPÌTULO 16 •
• CAPÍTULO 17 •
• CAPÍTULO 18 •
• CAPÍTULO 19 •
• CAPÍTULO 20 •
• CAPÍTULO 21 •
• CAPÍTULO 22 •
• CAPÍTULO 23 •
• CAPÍTULO 24 •
• CAPÍTULO 25 •
• CAPÍTULO 26 •
• CAPÍTULO 27 •
• CAPÍTULO 28 •
• CAPÍTULO 29 •
• CAPÍTULO 30 •
• CAPÍTULO 31 •
• CAPÍTULO 32 •
• CAPÍTULO 33 •
• CAPÍTULO 34 •
• CAPÍTULO 35 •
• CAPÍTULO 36 •
• CAPÍTULO 37 •
• CAPÍTULO 38 •
Liam Davis
• CAPÍTULO 39 •
• CAPÍTULO 40 •
• CAPÍTULO 41 •
• CAPÍTULO 42 •
• CAPÍTULO 43 •
Hermes Sevilla
• CAPÍTULO 44 •
• CAPÍTULO 45 •
• CAPÍTULO 46 •
• CAPÍTULO 47 •
• CAPÍTULO 48 •
• CAPÍTULO 49 •
• CAPÍTULO 50 •
• CAPÍTULO 51 •
• CAPÍTULO 52 •
Antonella Pasquarelli
Maxon Lee
Bratt Smith
• CAPÍTULO 53 •
• CAPÍTULO 54 •
• CAPÍTULO 55 •
• CAPÍTULO 56 •
• CAPÍTULO 57 •
• CAPÍTULO 58 •
• CAPÍTULO 59 •
• CAPÍTULO 60 •
• CAPÍTULO 61 •
• CAPÍTULO 62 •
Liam Davis
• CAPÍTULO 63 •
• CAPÍTULO 64 •
• CAPÍTULO 65 •
Bratt Smith
• CAPÍTULO 66 •
• CAPÍTULO 67 •
• CAPÍTULO 68 •
• CAPÍTULO 69 •
• CAPÍTULO 70 •
Lily Brooks
Lily Brooks
Lily Brooks
• CAPÍTULO 71 •
• CAPÍTULO 72 •
• CAPÍTULO 73 •
• CAPÍTULO 74 •
• CAPÍTULO 75 •
• CAPÍTULO 76 •
• CAPÍTULO 77 •
• CAPÍTULO 78 •
• CAPÍTULO 79 •
• CAPÍTULO 80 •
• CAPÍTULO 81 •
• CAPÍTULO 82•
• CAPÍTULO 83 •
• CAPÍTULO 84 •
• CAPÍTULO 85 •
• CAPÍTULO 86 •
• CAPÍTULO 87 •
• CAPÍTULO 88 •
• CAPÍTULO 89 •
• CAPÍTULO 90 •
• CAPÍTULO 91 •
• CAPÍTULO 92 •
• CAPÍTULO 93 •
• CAPÍTULO 94 •
• CAPÍTULO 95 •
• CAPÍTULO 96 •
• CAPÍTULO 97 •
• CAPÍTULO 98 •
FINAL
REPORTAJE POLICIAL
MARILIA

• CAPÍTULO 15 •

2.8K 241 63
By MabelPazAvalos

Entro a la oficina de rulitos sin que nadie se de cuenta -Obviamente entro sin tocar como siempre- y le pongo seguro a la puerta.
Está tan concentrado en su trabajo que no se percata cuando me acerco silenciosamente.

—¿Ocupado, rulitos?

—Para ti nunca, mi princesa. —Me sonríe y es suficiente para que yo vaya a sentarme en sus piernas—¿Lista para la película?

—Si.

—Hoy has estado muy feliz, ¿Hay algo que tenga que saber?

—Estoy feliz porque me has levantado el castigo.

—¿Ah si?—Pregunta coqueto y me besa—Entonces pórtate bien para que ya no tengas castigos. Tú mereces vida de princesa.

Vuelve a besarme y en eso mi celular vibra; él fue más rápido que yo y me lo quita enseguida.
Es una notificación de Derek.

Número desconocido:
Hay que hablar bien, deja tu puto orgullo de lado, deja de ignorarme.

—¿Quién es?

—Nadie. —Se lo quito.

—Dime ahora, quién putas es.

—Es alguien sin importancia, ¿Podemos irnos al cine ya?

—No hasta que me digas de quién es ese mensaje.

—Es de un chico de mi universidad, un compañero. Me ha estado molestando diciéndome cosas de que quiere que nos veamos y cosas así...—Miento—Pero lo tengo bajo control.

—Dame nombre y apellido. Voy a matarlo.

—¡No!

—Aprende, Karol. —¿Ya no soy princesa?—Si alguien te estorba en la vida, quítalo de tu camino.
Eso es algo de lo que vas a ir aprendiendo al paso del tiempo; ahora dime nombre y apellido para mandar a matarlo.

—Ey, lo tengo bajo control. —Lo beso—Deja que yo me encargue, me puedo defender sola.

—¿Segura?—Si, estoy segura que no quiero que maten a Derek.

—Si. ¿Podemos ya ir al cine?

—Bien, adelántate porque tengo que guardar unos documentos antes.

—Vale.

Intento irme pero él me detiene y me besa; segundos después me deja libre pero cuando vengo en el pasillo comienzo a tener cosquillas en los labios.
Rulitos tiene una manera muy agresiva en dar besos, muy posesiva, apasionada y con un cierto deseo que mataría a cualquier chica.
Eso me encanta.

Estoy cerca de llegar al cine cuando observo a alguien hablando por teléfono no muy lejos de ahí.
Quise hacerme la idiota y pasarme de largo pero desgraciadamente me ha visto y se ha acercado a mi.

—Mi chica, ¿Vas al cine?

—No soy tu chica, déjame en paz.

—¿Siempre eres tan agresiva?

—Con los mentirosos si.

—Tú también me mentiste.

—Lo sé. —Me alzo de hombros.

—Eres una chica difícil.

—Que no quisiera viajar en tu Ferrari y malgastar tus millones no me hace una mujer difícil, sólo una mujer inteligente y no interesada.

—Lo del Ferrari me funciona con todas.

—Pues conmigo no.

—Que lastima... me hubiera encantado llevarte a cenar y poder pasar una buena noche en mi habitación. Tú, yo... velas aromáticas. ¡Sólo imagínate la escena! Tú en cuatro sobre la cama y yo clavándote mi verga.

—Mira, Bratt. —Me acerco a él—Deja de molestarme, yo no tengo tiempo ni energía para malgastarla con alguien como tú ¿Vale? Puedes ir a conseguirte a otras putas porque conmigo no vas a contar y voy a pedirte de una manera amable que me respetes.

—¿O sí no...?

—No me retes, y atente a las consecuencias.

—Me encanta el peligro. —Se acerca a mi y no retrocedo. Por un momento se me queda mirando a los ojos y si piensa que yo seré la primera en apartarlos o agachar la mirada, está muy equivocado—Ver tus ojos es como ver los ojos de Hermes. Eres una versión de él pero en mujer.

—Gracias por el alago, pero no me gusta que me diferencien con otra persona. —Hablo claro—Soy Karol Sevilla. Apréndete bien mi nombre porque ésta va a ser la última vez que te lo digo. No soy, "tu chica" no soy, "la chica de los ojos verdes" y no soy, "la hermana de Hermes".

—Bien, Karol Sevilla. —Me sonríe—Supongo que ya te hablaron de mi, ¿No?

—No, y no me interesa la verdad.

—Bratt Smith. Cientifico, asesino, francotirador, Hacker, ex militar, construyo armas y misiles radioactivos, valiente, atractivo, sexy, con un gran pene y millones de dólares en mi cuenta bancaria. —Su sonrisa es la más arrogante que he visto nunca—Y yo a ti sólo te conozco como la hermana de Hermes. Dime, Karol Sevilla, ¿Qué papel juegas aquí?

—Que tú me hayas dicho hasta de lo que te vas a morir no quiere decir que yo contaré toda mi vida contigo. —Lo reto—Cuando te enteres del papel que hago aquí, quiero que me ofrezcas una disculpa por el acoso que me haces.

—Uh, una chica discreta... me excita.

—Y una chica que te puede romper la cara.

—Si eso implicaría tener tus manos sobre mi, por mi encantado. —Lo fulmino.

—Eres un asco de hombre.

—Por lo general las mujeres dicen que soy muy sabroso.

—Piérdete de mi vista. —Pero no se quedó atrás, él también me retó por varios segundos hasta que se alejó de mi con su estúpida sonrisa de arrogancia.

—Nos cruzaremos de nuevo, mi chica de los ojos verdes.

Y lo veo irse.
Genial, estaba teniendo un buen día como para que este imbécil me lo arruinase así de fácil.

Totalmente enfurecida me meto al cine y me siento en los asientos de atrás.
Minutos después rulitos llega con el ceño fruncido como es de costumbre y se sienta a mi lado.
No sé qué película ha pedido que pongan, pero se ve de acción.

Tenía pensado ver la película, relajarme y ser por primera vez amable con Ruggero.
Pero ahora lo único que quiero desquitar es mi enojo.

—Ya me aburrí, ésta película es un asco.

—Dijiste que te gustaban las de acción.

—Pero esa es un asco.

—Tienes razón, ¿Quieres que mande a poner otra de tu agrado?

—Qué te parece si nos divertimos un poco.

—Soy todo oídos.

—¿Boxeamos? Vi que tenías un ring de boxeo en el gimnasio.

—Princesa...

—No me llames princesa, yo no soy una princesa. —Me pongo de pie—Ven conmigo o sino conseguiré a alguien más para que boxeé conmigo.

No dejé que me contestase, me fui directo al gimnasio.

Me coloqué unos guantes de boxeo negros, me quité el suéter que tenía y lo esperé.
Por un momento creí que no vendría, hasta que lo vi asomarse y vi que se quitaba: el saco, la pistola, una navaja, su reloj, unas llaves, otra pistola y se subió al ring con los guantes ya puestos.

—¿Quieres desquitar tu enojo?

—Si. —Ambos comenzamos a dar brinquitos para calentar.

—¿Por qué no lo hacemos más divertido?

—Te escucho.

—Por cada que yo te deje en el suelo, te quitas una prenda de ropa.

—Me gusta. Así podré verte desnudo.

—No si tú lo quedas antes.

Fue tan ágil, me tomó de sorpresa cuando me atacó con los puños y me hizo caer con una patada.
Me reí, no lo negaré, fue divertido.

—La blusa. —Pide—Primero quiero ver a mis nenas.

—Dalton controla las cámaras, ¿Seguro que quieres que también él me las vea?

—¿En serio crees que dejaría que eso pasara?—Sonríe cínico—He tardado en llegar porque desactivé esta área desde mi teléfono.

—Muy astuto. —Hago lo que me pide, me quito la blusa y me pongo de pie.

No dejo que comience con los brincos, pues le tiro un golpe en su barbilla, otro en la mejilla y aunque él me los tira en el abdomen, como quiera lo hago tambalear con una patada en el muslo.
Aprovecho que está así y le suelto otra patada en el abdomen y cuando trata de soltarme un golpe a la cara, lo esquivo y le doy otra patada que lo hace caer de rodillas así que lo remato con un fuerte golpe en la cara que lo hace caer.

—La camisa, rulitos. —Le exijo y éste ríe escupiendo la sangre de su boca pero como quiera se la quita.

[...]

Él queda en bóxer, y yo quedo en bragas.
Él queda con la boca sangrando y el labio partido, y yo quedo con dolores de abdomen, con la cabeza adolorida y con el labio al igual que él.

Esta es la última partida y comienzo con un golpe en el abdomen pero él es ágil y me agarra ilegalmente del brazo y me estrella con las cuerdas del cuadrilátero.
Me acorrala y sus ojos se mezclan con los míos.
Ambos estamos agitados, pero ambos queremos más.

—Esto no es legal para el boxeo.

—Sabes que voy a ganar, princesa. Ahorremos la vergüenza de desnudarte frente a mi en un lugar que no es mi habitación.

—¿Cómo estas tan seguro? Dale, comprobemos quién pierde.

—Vas a perder tú.

—Yo no tengo el rostro lleno de sangre.

—Pero no tengo el abdomen adolorido, ¿Qué creías, qué no veo como te retuerces de incomodidad?

—Puedo aguantar.

—No me gusta lastimarte.

—Típico discurso de un perdedor.

—...¿Qué?

Le doy un fuerte golpe en el rostro que lo aleja y no dejo mucho tiempo para darle otro en el abdomen, brazo, pecho y una patada hasta hacerlo caer.
Claro que se ha levantado muy rápido, pero como quiera ha tocado el piso y eso quiere decir que...

—¡Ey!—Se me tiró encima como un jugador de fútbol Americano, dejándome caer de golpe y él sobre mi—¡Yo gané!

—Me tomaste de sorpresa, no fue justo.

—Aprende a perder.

—Aprende a jugar limpio. —Nos fulminamos—Quítate las bragas, ahora.

—Tú quítate el bóxer, ya. —Nos volvimos a fulminar por segundos, hasta que sus ojos caen a mis labios.

—Quítate las bragas, nena.

—Tú has perdido, no seas tramposo.

—Tú atacaste de sorpresa, estábamos en un tiempo.

—Yo nunca vi que estábamos en un tiempo.

—No sabes las reglas.

—No sabes perder. —Su mirada volvió a mis ojos, para después besarme como sólo él sabe besarme.

Puedo sentir la sangre; no sé de quien, no sé si mía o la de él pero el beso sabe a metal.
Se saca los guantes y yo también lo hago.
Cree que puede dominarme, pero no lo dejo así que lo hago rodar por lo duro del piso hasta ponerme encima de él y tomar el mando. Cosa que no le gustó, pues me hizo rodar para él quedar sobre mi y así sucesivamente hasta que ya no parecía un encuentro Sexual, sino una lucha de nunca acabar.

Se fastidia a tal punto que me sujeta de la espalda y se pone de pie, obligándome a rodearlo con las piernas y se baja del ring conmigo en brazos.

Me sienta y me pasa la ropa, menos mi sujetador ya que se lo guarda en su pantalón haciéndolo bola.

—Sabes que yo gané.

—No lo creo nena, no lo creo.

Lo veo irse y me río a mis adentros siguiéndolo.
Todo va bien, hasta que pasamos por una área donde exactamente todos los de la élite estaban reunidos.
Todos dirigen la mirada a nosotros: a la sangre, a nuestras fachas y a lo sudados que estamos.
Ruggero los ignora y se va de largo, pero yo no puedo ignorar a mi hermano que tiene el corazón en la garganta.

—¡Karol! ¿¡Qué te pasó!?

—Nada, me divertía. —Intento irme de largo pero él no me deja.

—¿Has dejado a Ruggero así?—Habla Dalton y yo asiento.

—¿Peleaban de verdad? ¿A golpes?

—Sólo fue un poco de boxeo.

—¿¡Y lo dejaste así!?—Se burla Simón riéndose junto con Agustín.

—¡La amo! ¡Me encanta!

—¡A mi también!

—No me gusta que juegues a estas cosas, Karol. Ruggero es alguien peligroso y da gracias que no te dejó peor.

—Hermes, yo le gané. Por eso está enojado.

—Una de dos. O le ganaste porque eres buena, o le ganaste porque te dejó ganar.

—Me haya dejado ganar o no, creo que sí le di unos buenos golpes. —Digo con el ego alto.

Pero después mi mirada cae en el chico del fondo, aquel de los ojos oscuros que me observan con admiración o tal vez arrogancia, no lo sé.

—Que bueno que demuestres que eres una Sevilla. —Besa mi cabeza y me deja ir, pero aún siento los ojos de Bratt sobre mi hasta que salgo de ese lugar que me llevará al pasillo hacia la habitación de Ruggero.

Pero no pude ni dar vuelta en el pasillo porque alguien me ha tackleado como futbolista y no me bastó para sentir sus brazos y saber que había sido rulitos.

Me reí, y sé que me debería de enojar por la manera tan agresiva que me cargó pero sólo me dio risa.
Bajó las escaleras conmigo y en menos de unos minutos ya estábamos en el patio trasero.
Me dejó en el suelo, y no dijo nada sólo comenzó a caminar y yo a un lado de él.

Quiere tener una caminata romántica.
Seré lo que sea, pero sigo siendo mujer y sé de estas cosas.
Y admito que no es nada romántico si hay montones de hombres armados cuidando la zona como si fueran a venir a atacarnos o algo por el estilo.
Aunque, acepto que su manera de querer "ser romántico" me ha dejado sin palabras.

—¿No estás cansado? Creí que preferías darte un baño después de que te gané en el boxeo.

—Mmh.

—Me dejaste ganar, ¿Cierto?

—...Si.

—Vale, pues valió la pena. —Le sonreí—Me divertí.

—Me alegro, siempre andas con tu cara de amargada pidiendo mentalmente auxilio y que te trague la tierra.

—Yo creo que ese serías más bien tú. —Nos reímos.

—Tienes razón. Pero vine aquí al jardín porque hoy tuve un día muy bueno y no quería que se acabase.
Hoy estuviste muy feliz conmigo, me fue bien en el trabajo y Bratt regresó. —Ese hijo de puta—¿Ya lo conociste?

—¿A quién?

—A Bratt.

—Si. —¿Para qué mentir?

—¿Y? Qué tal, de qué hablaron.

—Pues, normal.

—¿Normal?

—Si...—Cuando veo que deja su sonrisa por fruncir el ceño, decido cortar la conversación a su modo.

Lo tackleo y lo tumbo a la piscina junto conmigo.
Se sobresaltó, e incluso vi que algunos matones se nos acercaron pues es al patrón al que acabo de derribar.

—¡Joder!—Grita pero se ríe—¡Tramposa!

—¡Necesitabas un baño!—Me carcajeé pero fue mala idea pues se me aventó encima, me tomó de la cintura y al levantarme al aire me dejó caer muy fuerte.

No me quede atrás. Me forcejeé hasta liberarme y aventarme sobre él como un jugador de lucha libre.
Él trató de agarrarme de vuelta pero como soy ágil, me le trepé en la espalda y lo hundí en el agua.
Ambos estábamos muertos de la risa, y aunque yo sea ágil y fuerte; él me gana por mucho.
Ahora fue él el que me sujetó el cuerpo y me estrelló contra la pared de la piscina para no tener escapatoria.
Cara a cara. Sus manos muy aferradas a mí para no dejar que me moviera y ¡Eso me prende!

—¿Siempre piensas en pelear? O querías desatar tu ira de nuevo conmigo.

—Me gusta desatar mi ira contigo.

—¿Por qué estás enojada? ¿Qué te ha puesto tan de malas? Primero llegaste a mi oficina y cosa que no haces, te me sentaste en las piernas.
Pero tan sólo te llegó el mensaje y te pusiste a la defensiva, ¿Es ese chico el que te puso de malas?—En parte si, pero había sido Bratt el que hizo más.

—Un poco.

—Ay mi princesa. Deja que lo mate por favor. Ahorita mismo puedo enviar a mi gente a su casa, es fácil rastrear a personas créeme.

—Y yo ya te dije que ese sujeto me pertenece y si alguien lo va a matar, seré yo. —Sonríe malvado.

—¿Has matado a alguien?

—No.

—Es una sensación muy placentera. Matar a personas que no merecen ni estar en la tierra es como limpiar al mundo de gente que estorba.

—Matar es malo.

—Aquí nadie es bueno, princesa. —Se acerca a mi rostro—Tú no eres buena.

—Si soy buena.

—No. —Se acerca más—El hecho de que te vayas a casar con el diablo te hace la peor persona del mundo. —Y me besa.

Deseo, posesión, lujuria.
No. No sabría como describir sus besos y del sólo imaginarme que besa de igual forma a otras, que besó de igual forma a la Lagartona de Ana o a más...
Mierda Karol, ¿Estás celosa? ¡Él es el enemigo! ¡Enemigo! ¡Tienes que huir de aquí joder!

—Deja de tocarme, rulitos.

—¿Por?

—Porque hay bastantes hombres aquí, me incomoda.

—No quiero que te incomodes en tu casa.

—Esta no es mi casa. —Lo miro a los ojos—Esta no es mi casa, yo no soy tuya y no voy a casarme contigo.

—Íbamos tan bien, princesa. —Se enfadó más sin embargo no lo demostró pero me siento capaz de decir que ya lo conozco.

Me sujetó con fuerza y me hizo enrollar mis piernas en sus caderas, sacándome de la piscina en brazos.
No se limitó a tomar una toalla, dejó que me pegase el viento a la ropa mojada y aunque tenía frío, me aguante.

Me bajó y se fue a su habitación.
Yo caminé firme tras de él pero me demoré porque exprimí mi blusa en la entrada para no entrar chorreando.

—¿Qué papel tienes aquí?—La fría voz de Bratt se escuchó cerca de mi—¿Por qué golpeas a Ruggero? ¿Por qué entras mojada?

—No doy información mía.

—Vives en esta mansión, yo vivo en esta mansión, así que por ley tengo derecho a saber lo que hace esta inquilina sino me quedaré pensando que no eres nadie más que la hermana de un gran científico.

—No me importa lo que pienses de mi.

—No traes sujetador.

—¿Qué?

—Se te marcan los pezones por la blusa mojada. Que rico.

¿Creía que me iba a incomodar? No.
Fije mi vista a otro punto y caminé firme, con la cabeza en alto.

—¡Son rosados y hermosos!—Gritó.

Me metí furiosa a la habitación de Ruggero y tan sólo cerré la puerta me quité la ropa y me metí a la ducha donde él ya estaba.
Pude ver que se sobresaltó cuando me metí con él, pero no dijo nada y me dio espacio bajo el agua.

Me dolía la cabeza, el labio y joder, mi abdomen estaba muy adolorido pero no hay nada más que me moleste tanto que los hombres como Bratt.
Me gustan sus físicos, pero odio ese tipo de carácter.

Derek es hermoso. Siempre me trató lindo y duro a la vez y eso me gusta, Derek me encanta.

Sergio no me gusta físicamente. Le hacen falta tatuajes como Derek y Ruggero, también le falta ser más maduro, tener más experiencia y aunque su carácter sea de un idiota, no se compara a Bratt.

Por otro lado, Ruggero tiene todo. Tanto físicamente como su carácter.
Ruggero me complace, busca lo mejor para mi y ahora me ha dado a entender que es capaz de ponerse unos guantes y pelear conmigo con tal de que me divierta... cosa que nunca haría Derek.
Me encanta que sea brusco y agresivo, y me encanta que tenga tanto autocontrol pues creo que nunca me ha gritado aún sabiendo que he hecho tanto para enfadarlo.

—Nena...—Gime y entro en razón. Estoy besándolo muy salvaje.

—Te necesito dentro de mi...

—Aún no es tiempo.

—¡Pero quiero!

—Aún no es tiempo princesa.

—¡Joder!—Me enfado—¡Necesito Sexo de verdad! ¡No que me masturbes! ¡No que trates de hacerme orales buenos!

—Aún, no es tiempo. —Contesta con el ceño fruncido.

[...]

Ruggero Pasquarelli

Me dolía la cabeza, anoche fue una noche de locos.
He estado en ataques terroristas o emboscadas, pero lidiar con mi mujer es otra cosa.

No me gustó golpearla ni aunque fuese sólo boxeo.
Pero cada que me soltaba un golpe me hacía recordar que ella era la mujer perfecta para pasar el resto de mi vida.
Karol Sevilla es otra cosa, ella no es de éste mundo y mujeres como ella no se encuentran en cualquier lado.

Me paseo por los pasillos de mi mansión haciendo llamadas y al parecer tengo que reunirme con otra mafia dentro de muy poco.
Pero antes de llegar al salón de la élite, me detengo en seco al escuchar algo que me llamó la atención.

—¡Es que...! Dios, ella es ¡Perfecta!—Es Bratt—El color de sus ojos verdes no se encuentran muy seguido. ¡Es hermosa! Es sexy, es rebelde y por lo poco que la he conocido he visto que es orgullosa, valiente y con carácter. —Hablan de mi mujer—¡Y no se atrevan a decirme que no es perfecta! Los conozco chicos, ella es el tipo de mujer de todos los de aquí.

—Si, Karol es el tipo de chica que todos aquí quieren. —Escucho a Agustín—En lo personal yo quiero a una Karol en mi vida.

—Y yo.

—También yo.

—Hasta yo. —Sophia.

—Pero no nos fijamos en Karol, Bratt. Nadie aquí se puede fijar en ella y no es sólo porque sea peligroso, sino porque también respetamos a nuestro amigo y entre amigos no se hace tal cosa.

—¿Le temen a Hermes? ¡Ese estúpido qué! Esa mujer vale la pena y eso que apenas nos hemos cruzado unas cuantas veces.

—Bratt. —Se escucha Maxon—¿Por qué piensas que Karol está aquí?

—No me ha querido decir. Sólo me dijo: "Cuando te enteres porqué estoy aquí, quiero que me pidas disculpas..."

—Y espero que se las pidas. —Me meto al salón y todos se acomodan en sus lugares incómodos como si no quisieran que hubiera escuchado lo que dijeron; todos menos Bratt.

—Amigo, hola.

—¿Acaso nadie le ha informado por qué Karol está aquí?

—¿Deberían decírmelo?

—Bratt. —Comienza Simón—Karol fue escogida como la reina. Ruggero la ha escogido como su futura esposa y se van a casar dentro de nada.

—Es mi mujer de la que tanto hablas, Bratt. Y te pido que le tengas respeto porque si se lo faltas, es como si me lo faltases a mi.

—¿Tu mujer?—Indaga sorprendido—Vaya, no tenía idea y fui un idiota por no verlo venir. —Hace una pausa—Siendo sincero, no creí que Hermes la dejase tener novio o al menos un novio cómo tú...

—¿Como yo?

—Conozco a Hermes. Es un hermano muy sobre protector con su hermana.

—Esos ya son mis asuntos.

—Si... —Nos quedamos en silencio pero los demás chicos entendieron perfectamente que se debían de marchar, pues así lo hicieron.

—¿La ofendiste?

—¿A quién?

—A mi mujer.

—Viejo compréndeme. Regreso de Moscú después de mucho tiempo, después de tres emboscadas, y me voy con la idea de que mi amigo se sigue acostando con Ana porque es la única mujer que le aguanta sus fetiches sexuales, o más bien porque no quieres hacerlo con las demás por respeto.
Luego llego a Los Ángeles y me encuentro con una sexy trabajadora en una cafetería que cuando intento ligarla me dice que no y amenaza con que me van a cortar la cabeza. —Sonrío a mis adentros, esa es mi princesa—Luego la veo aquí y al parecer no se llama Daniela y yo no me llamo Andrés. Resulta que es la hermana de un ex colega de la infancia que quedamos mal y eso sólo me prendió más.

—Eres mi mejor amigo, Bratt. No me hagas mandar que te corten en pedacitos y que te echen a los perros.

—¿Serias capas? La amistad siempre ha ido antes que las mujeres.

—Pero ella es mi mujer, no es cualquiera Bratt.

—Y yo soy tu mejor amigo.

—Bratt...

—No. No es posible que prefieras a una mujer que conociste hace poco que a tu mejor amigo que se fue a Moscú aún sabiendo lo riesgoso que era. Me dijiste: "Confío en ti en que llevarás bien el plan de Moscú". Ambos sabíamos que terminaría mal, y aún así fui porque te quise complacer.

—Y lo aprecio.

—No me vengas con amenazas, Ruggero.

—Bien, lo lamento ¿Vale? Te confundiste, creíste que esa chica estaba libre pero ahora que ya sabes que es mía, pues ahora si tenle respeto ¿No?

—Por supuesto. No sólo es la reina de la mafia, sino la futura esposa de mi mejor amigo. —Se me acerca con los brazos extendidos—Que gusto haber vuelto a casa, te eché de menos. —Y me abraza.

...

Sé que todos aman las actualizaciones de madrugada:)

Mabel Paz

Continue Reading

You'll Also Like

Y Llegaste Tú By

Fanfiction

86.2K 5.7K 19
Terrence Granchester, es un prestigioso abogado que esconde un secreto, el cual, lo obligó a autoexiliarse de la ciudad que un día lo vio triunfar...
ETELVINA By Martina V

Mystery / Thriller

4.2K 192 37
"Cuando crezcas mi querida Etelvina, aprenderás que ver a través de los ojos no es tan fácil como uno cree. La mayor parte del tiempo, vemos lo que q...
8M 388K 85
Segunda parte de viviendo con mi mejor amigo. (NO ES PARA NADA NECESARIO LEER LA PRIMERA PARTE) Abby y Matt viven juntos en su casa. Estos hermanos...
576K 90.7K 36
Park Jimin, un padre soltero. Por culpa de una estafa termina viviendo con un completo extraño. Min Yoongi, un hombre solitario que guarda un triste...