𝓒𝐚𝖙𝗿ǐղ𝐚

Par KryzizBonny

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Catrina, una adolescente de 15 años, se adentra en un parque abandonado encontrándose con un extraño que camb... Plus

Capítulo 0 - Detalles Desconcertantes
Capítulo 1 - Dulces Recuerdos
Capítulo 2 - Adiós
Capítulo 3 - La Morte
Capítulo 4 - Negligencia
Capítulo 5 - La Sombra Fúnebre
Capítulo 6 - Reflejo
Capítulo 7 - Mina
Capítulo 8 - Sangre Fresca
Capítulo 9 - La Douleur Exquise
Capítulo 10 - Fragilidad
Capítulo 11 - Él
Capítulo 12 - Moral
Capítulo 13 - Noche Inolvidable
Capítulo 14 - Encierro
Capítulo 15 - Confesiones
Capítulo 16 - Obediencia
Capítulo 17 - Secretos
Capítulo 18 - Dejarse ir
Capítulo 19 - Linaje
Capítulo 20 - Ojos Violetas
Capítulo 21 - Sol
Capítulo 22 - Heridas
Capítulo 23 - La Corte
Capítulo 24 - Rabia
Capítulo 25 - Té y Muñecas.
Capítulo 26 - Rescate
Capítulo 27 - Negociaciones
Epílogo
Créditos

Capítulo 28 - Amor y Obsesión

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Par KryzizBonny

🦇 Antes de empezar: Además de la imagen de arriba, cada capítulo tiene un audio de música instrumental/ambiental por si lo quieren escuchar al tiempo que leen. Solo hagan swipe izquierda en cada imagen y den play al video.

La llevaban del brazo, Catrina se sentía agotada, había estado pensando posibles escapatorias cada segundo que había estado ahí.
Todavía no se le ocurría nada.

La vistieron de encaje blanco, le secaron y peinaron el cabello con piezas de oro y brillantes. Era claro que parte de las tareas de los seguidores de Cirse era arreglarla cada día, pues fueron rápidos, y si no estuviera en tal situación, hubiera apreciado su habilidad.

Caminaron poco hasta que llegaron a un tipo de domo-estadio. Cirse los esperó fuera de la habitación y ahora los guiaba usando una sombrilla.
Había sonidos extraños y guturales, lamentos y lloriqueos inundando la cámara, pero su rebote alrededor del domo hacía difícil localizar de dónde venían.
El techo era tan alto que la oscuridad se comía una buena parte. No reparó mucho en ello hasta que notó por qué Cirse llevaba la sombrilla. Una gota roja cayó a su lado y al mirar hacia arriba con detenimiento vio cadenas en diferentes niveles, sujetando cuerpos amordazados, mirándola con ojos enormes y bien abiertos. De vez en cuando uno que otro se agitaba o goteaba sangre sobre el suelo de piedra.

Era lo que había visto en cada una de sus pesadillas, y tras ese encuentro, deseó que se hubieran quedado en sus sueños.

—Enemigos, alimento, algunos curiosos que se intentaron escabullir en mi fábrica —señaló Cirse—. Son mis sirvientes ahora.

En el centro, había una amplia jaula elíptica con pinta de nido decorada con rosas frescas. La conocía, estaban en el mismo lugar donde fue la pelea contra Garret. Ya se imaginaba todos los sádicos eventos que se organizaban ahí.

Jack ya la esperaba dentro de la jaula, Solange yacía a unos metros, custodiada por vampiros en un asiento. Otros asientos se empezaban a llenar de vampiros de la Corte. Cirse tomó su lugar al lado de una vampira perteneciente al grupo que los habían capturado.

Los ojos de Solange se clavaron en Catrina, había una cierta mirada de complicidad, pero eso no le brindó esperanza alguna. Ya habían perdido, no había nada que se pudiera hacer, en cuanto le dieran el nombre, todo se esfumaría y sospechaba que sería pronto.

La metieron en la jaula, Jack de inmediato fue hacia ella y se abrazaron con fuerza.

—Tienes que inmovilizarme —le pidió Catrina.

—Eso no funciona, cariño.

—No podría matarte. ¡No quiero hacerlo! Por favor, promete que te defenderás, promete que intentarás sobrevivir, si tienes qué, acaba conmigo.

—De ninguna forma —Jack besó su cabello al tiempo que la mantenía en sus brazos.

Cirse se aclaró la voz interrumpiendo.

—Qué gusto que vinieran.

—¡Como si tuviéramos opción! —contestó gritando Solange.

Cirse le dirigió una mirada hostil. Los vampiros le cubrieron la boca.

—¿Todos están familiarizados con la leyenda de la maldición y la línea del demonio? Muchos de ustedes la conocen tan bien que me costó hacer que renunciaran a su amo Jack, todos temían al gran poder del demonio, algunos le siguen temiendo —dijo Cirse.

Hubo varios murmullos.

—Pero regocíjense, pues Jack de la Morte lo ha perdido. Ahora el demonio le pertenece a la chica que ven ahí dentro —dijo con una sonrisa—. Ella nos servirá para acabar con los cazadores antes de que ellos acaben con nosotros.

Solange no parecía impresionada.

—Se me ocurrió entonces darles una demostración. Necesitamos un nombre y qué mejor que el nombre del antiguo portador —dijo mirándolos—. ¿Alguien quiere adivinar? ¿Alguien lo sabe?

Todos miraron expectantes, la vampiresa que se sentaba al lado de Cirse, se levantó y caminó con calma hacia la celda. Los ojos de todos se concentraron en ella.

Abrió la reja y entró, Jack y Catrina retrocedieron.

La chica sonrió con amargura y se quitó la capa que cubría parte de su rostro. Tenía el cabello rubio y ojos verdes luminosos. El sentimiento que generaba era inexplicable, ahora que la volvía a ver, Catrina de verdad sentía que la conocía, de algún lugar, pero por más que pensaba, nada le venía a la mente. Jack parecía estar pasando por lo mismo.

—Me olvidaste por completo —la chica se dirigió a Jack—. No recuerdas mi voz, no recuerdas mi rostro, no recuerdas mi aroma.

La reconoció entonces. No solo de los recuerdos borrosos de Jack, sino de sus mismas experiencias. Fue la silueta que la apresó contra el suelo en el cementerio, la silueta que la acosó fuera de la ventana, solo que ahora se veía mucho mejor y más "viva" si se podía decir eso... una diferencia como si hubiera bebido sangre.

—Oh, no. ¿Aina?— murmuró Catrina insegura.

Jack volteó a ver a Catrina con los ojos bien abiertos y luego al rostro de la chica que se acercaba.

—Parece que las vergüenzas no se detienen —dijo Aina intentando mantener la calma, pero sus ojos no mentían, había un fuego y cólera enorme.

—Pero... —comenzó Jack—, ¿cómo?

—¿Cómo?— rio ella dolorosamente —. ¿Cómo? Más bien, ¿por qué? ¡¿Por qué no te preguntaste NADA acerca de mi muerte?! ¡Yo no morí ese día, Jack! Caí del precipicio, quedé muy malherida, los árboles amortiguaron mi caída y mi vestido evitó que llegara al piso.

Catrina sintió todo lo que Jack sintió en ese momento, un vacío que lo jalaba al centro de su estómago. Una sensación de calor en una forma de pena, la visión se le nubló unos segundos, repasando todo lo sucedido esa noche, en su mente vio caer a Aina del precipicio una y otra vez.

—Escuché las búsquedas que hicieron para hallar mi cuerpo, pero no pude reaccionar a ellas. Me encontró tres días después la misma vampiresa que te hizo.
Anne me dio su sangre para curarme, mas yo pensaba que te habían asesinado y mi cuerpo se rindió. Claro que mi cuerpo no sabía que iba a renacer así.

—¿Por qué no dijiste nada? ¡Nos hiciste pensar a todos que estabas muerta!

—Anne me tuvo cautiva, no podía controlar mi sed alrededor de mortales, naturalmente no podía contactar con mi familia.
Te visitábamos en la cueva mientras yacías inconsciente, pues la maldición retrasa el despertar. No te podíamos tener en la casa, ya que si despertabas y bebías de mí, conociendo mi nombre y apellido, estarías obligado a matarme.
Así es, me contó sobre el demonio, sobre por qué lo habías heredado tú y yo no.

—¿Y por qué no estuvieron ahí cuando desperté?—preguntó él con pena y arrepentimiento —. Hubiera cambiado todo... no hubiera asesinado a mis...

—¡Esperamos un mes, pero despertaste en el peor momento posible! Hubo una masacre en un lugar cercano y los cazadores empezaron a husmear. Se instalaron en la villa, vigilaban cada casa y no podíamos salir con libertad. Uno de esos días en los que no pudimos ir a verte, saliste de la cueva y regresaste a casa.

Anne sabía que todo iba a colapsar, sabía que no ibas a poder controlar tu sed. Sabía que los cazadores ya sospechaban de nosotras de todas formas. Me mandó lejos para protegerme, me prometió que iría por ti y nos encontraríamos en Londres.

No volví a saber de ella.
Luego me enteré del incendio en tu casa. Fueron tantos días miserables preguntándome dónde estabas porque sentía que estabas vivo, pero no había nadie que lo confirmara.

—Yo tampoco sabía que estabas viva, Aina. ¿Por qué no intentaste...?

—¿Cómo te atreves a siquiera pensar que no intenté buscarte ni contactarte? Caminé por casi todo el país para encontrarte solo por esa corazonada y cuando lo hice, ¡vi como te enredabas con una prostituta! No solo eso, estabas feliz, mucho más de lo que jamás te había visto, y luego te escuché hablando sobre tu fantasía de la chica de ojos violetas... Nada sobre mí, ni una sola mención.

Al parecer he sido bendecida, o mejor dicho, maldecida con la habilidad de ver los sueños de los demás.
De los tuyos vi como yo solo era un personaje muy incidental y como cada vez se borraba más y más mi rostro hasta que quedó solo una silueta.

Te odiaba por no recordarme, pero no me podía arrancar la ilusión de que un día lo harías, así como el amor que te tuve y pedirías que un milagro me trajera de vuelta a ti —volvió a reír, esta vez dolorosamente—. ¡Todo este tiempo lo esperé! ¡Cada día de mi vida inmortal!
Saliste de la orden y empezaste a soñar sobre cuando estabas vivo. Comenzabas a resignarte sobre encontrar a la chica de ojos violeta, te forzabas a olvidar.
Estuve cerca, pero entonces llegó ella. ¡Es como si la vida misma me escupiera en la cara! ¿Cuáles eran las posibilidades de que se materializara la predicción de una charlatana? ¡Es una estupidez! ¡Es solo una coincidencia! ¡Abre los ojos!

Me alegré cuando pensé que la habías asesinado en el parque... pero no. ¡Tenías que darle la sangre! Quise destruir su cuerpo en cuanto la dejaras sola en la tumba, pero —tomó unos segundos para decir lo siguiente—, entonces vino a mí la perfecta venganza, hacer que ella misma te asesinara, justo como en tu estúpida profecía.
Esperé a ese momento. Le iba a dar tu nombre, lo intenté dos veces pero fallé. Aún te amaba.
Pero no más. No después de verlos. Los resiento. ¡Los odio!
Odio que se jacten de todo lo que yo no pude tener por elegirte, Jack.
¿Por qué nunca fui yo? ¡Te di todo, aun cuando tú no podías darme nada! ¡¿Por qué?!

—Aina, yo... —dijo Jack con cierto pesar—. Jamás te amé, te lo dije varias veces y de verdad quise hacerlo, pero no pude —negó él—, siempre lo supiste. Me iba a casar contigo solo porque me agradabas, pues eso era lo que querías. Yo jamás lo entendí.

—¡Estoy de acuerdo, jamás lo entendiste!— dijo ella, de sus ojos brotaban lágrimas.

—Aina...

—¡Hoy todo termina! Ya no pensaré más en ti, por fin me libraré de esta maldición que me has puesto desde el instante en el que te conocí —dijo ella—. Ja...

—¡No lo hagas! —gritó Catrina tapando sus oídos, pero era inútil, escuchaba perfectamente. —. Por favor —pidió—. No puedo siquiera mirarte, me avergüenza haberte causado tanta miseria y no imagino lo que has pasado todos estos años, pero por favor. No me obligues a matar a esa persona que ambas amamos. Por favor.

—En verdad lo merezco —dijo Jack—, pero no es justo para ella, Aina. Catrina no hizo nada. Si quieres asesinarme con tus manos, si quieres torturarme, no voy a poner resistencia, solo pido que la dejes fuera de esto.
Siento que las cosas hayan pasado de esta manera. No puedo retroceder el tiempo. No puedo hacer nada más que disculparme.

—Tus disculpas son vacías, Jaques Ash... —las lágrimas de Aina brotaron con más fuerza— No, no significan nada. Ja... Jaq Ash... no puedo, no puedo —dijo finalmente y se dejó caer en el piso con la cara entre las manos. Era un llanto crudo y lleno de dolor, un llanto de un corazón que permaneció roto por muchos años.

Jack volteó hacia Catrina y ella asintió, tenía la nariz roja y luchaba por contener las lágrimas en sus ojos. Jack fue hasta Aina y le extendió la mano.
Aina lo miró con cautela ante el gesto, dudó en tomar su mano, pero al final lo hizo y Jack la ayudó a levantarse.

—Lo siento de verdad. Nunca tuve malas intenciones contigo —le dijo él, sus ojos eran sinceros y escondían cierto dolor.

Aina seguía confundida. Ella era una amenaza. Había visto a Jack tantas veces destruir a sus enemigos en segundos que pensó por un momento que ese sería su destino. Incluso pudo haberlo hecho antes, había entrado a la jaula sabiendo del riesgo de morir sin siquiera pronunciar palabra. ¿Por qué no lo hizo? ¿Por qué no la había asesinado?

—Aunque no pudiera forzar a mi corazón, estaba dispuesto a darte todo lo que quisieras y necesitaras —continuó él—. Eras de las únicas personas que me miraba y trataba como un ser humano y no como una carga o un monstruo. Jamás quise lastimarte. Tú eras mi vida.
Si te olvidé fue porque me forcé a hacerlo, pensar en ti me dolía mucho.

Aina lo miró por unos momentos, sus ojos eran más azules de lo que los recordaba. Sintió su corazón latir por su cuenta, algo que no había sucedido en bastante tiempo. Ella asintió quitándose las lágrimas del rostro y lo abrazó. Él la abrazó de vuelta.

—Ay, por Dios— vociferó Cirse harta, su voz hizo eco y algunos de los cadáveres se agitaron, sus seguidores aguardaron silenciosos y expectantes—. Me hartan. Estaba de tan buen humor. Recuérdenme matarla después —le dijo a algunos vampiros cercanos—. Todos lo tratan como si fuera la gran cosa. ¡Vaya historia patética de redención que te cargas! ¡No puedo creer que de pronto todo mundo ame a Jaques Ashford! —sonrió al pronunciar el nombre.

—¡No! —gritó Aina.

Catrina se quedó congelada. Las lágrimas ya no pudieron ser contenidas en sus ojos, pero pudo ver que eran de sangre, una le cayó en el pecho manchándole el vestido blanco.

Aina jaló a Jack de la mano y lo lanzó fuera de la jaula, cerrándola de inmediato tras él.

—¡¿Qué haces?! —dijo él regresando a la puerta tratando de abrirla, pero era inútil, la llave la tenía Aina.

—No te preocupes... —dijo ella con una sonrisa, las lágrimas brotaban abundantes de sus ojos—. Yo lo arreglaré, soy una chica fuerte. Te amo y te amaré hasta el final.

—¡Aina, abre la puerta, no hagas esto, es innecesario!

La vista de Catrina se oscureció por completo.

Aina le apretó la mano a Jack a través de los barrotes.

—Solo te pido que no me olvides otra vez. Mírame bien, déjame vivir, aunque sea en tus recuerdos —dijo antes de ser jalada y lanzada lejos por el demonio. Su cuerpo golpeó contra el otro lado de la jaula.

Catrina se quedó frente a puerta de la celda y empezó a golpearla con fuerza para llegar a Jack. El metal, mismo que usaban los cazadores, comenzó a doblarse.
Jack estaba perplejo frente a ella. No quería traicionar los deseos de Aina, pero no podía privar a Catrina de asesinarlo, si lo hacía, ella moriría.
El demonio se detuvo y lo miró desde adentro con satisfacción. Como si hubiera escuchado esos pensamientos y esperara que él abriera la puerta.
Jack asintió y fue a la cerradura, quizá con telequinesis podría abrirla desde afuera sin necesidad de la llave.

—¡Aina Tella Fiennes! —gritó la otra chica desde dentro de la celda, golpeando a Catrina y forzándole los dedos a la boca, Catrina mordió de inmediato, arrancándoselos y bebiendo su sangre.

—¡No dejen que escape! —gritó Cirse, al tiempo que Catrina lanzaba a Aina lejos e iba tras ella.

Un grupo de vampiros atraparon con facilidad a Jack, pues él seguía perplejo tras aquel sacrificio. Le vino el mismo recuerdo de la noche en la que murió. Ese mismo sentimiento de impotencia, de que todo se le había ido de las manos, de verla sacrificarse por él.

Sintió entonces un golpe en la cara que le quedó punzando. Uno más en la otra mejilla.

—¡DESPIERTA, MALDITA SEA!

La pequeña Soleil le dio otra bofetada. Estaba frente a él, al parecer en algún momento se libró de sus captores. Alrededor de ellos, había varios vampiros muertos. Intentó abofetearlo una vez más, pero Jack le detuvo la mano, aunque seguía sin poder reaccionar por completo.

—Bebe —se abrió la muñeca Solange y se la ofreció—. ¡Solo una probada! Y más te vale no dejarme dientes marcados si no quieres perderlos —le advirtió ella.

—¿Por qué?

—¡Porque da pena verte! —dijo Solange y luego giró los ojos—. ¡Luces patético! Estás en buena condición todavía, pero te necesito a top. Las cosas acaban de cambiar. Tardaron un poco, pero ya están aquí, así que contrólate porque vas a probar tu utilidad ahora mismo.

Jack observó los alrededores. El lugar se cubrió de una nube de polvo extraña. Sintió movimiento, personas vivas, sin aroma alguno, entraban al salón arrasando a su paso los vampiros que se encontraban.

—No creí que llegáramos a este punto, no sabía exactamente qué pasaría, pero estaba semi-preparada. BEBE.

—Son muy jóvenes, Solange. —murmuró Jack, su sentido le decía que no había nadie mayor de 17 años en aquel lugar.

—Somos los únicos no corruptos de todas las tribus Sinne. Hoy cambiamos el sistema, no volveremos a trabajar para La Corte ni en conjunto. ¡Hoy acabamos con La Corte!

Jack apretó los puños.

—No puedo tomar tu sangre, Catrina tiene que matarme.

—No es así. No tiene qué.

Jack volteó a verla, aquello definitivamente lo trajo de vuelta a la tierra.

—Cuando me dijiste que no usaste al demonio en contra de Garret y que Catrina ahora lo tenía, investigué cada material al respecto en existencia... bueno, con cada material me refiero a un libro, ¡solo hay un maldito libro del tema! ¿Puedes creerlo?
Tuve que hasta ir a Estonia porque no me quisieron mandar el condenado libro y sus fotografías eran de lo peor... aunque ya viéndolo, probablemente se hubiera deshecho en el camino. Uno pensaría que digitalizarían tal libro...

Jack se aclaró la garganta, impaciente. Solange estaba tomándose tiempo que no tenían.

—Lo siento. En primera, decías la verdad, no había forma de que supieras el nombre de Garret porque nuestros nombres son números que solo son dados a nuestros padres. No sabía que tener el nombre real fuera requerimiento para usar el demonio. En segunda, hay una posibilidad de anular el nombre, pero no quería decírselo a Cat porque aún sospechaba de ti y no quería que tuvieras esa información a menos que fuera necesaria, por eso vine con ella.
Se puede anular al matar a quien pronunció el nombre. No creo que puedas salvar a Aina, pero puedes matar a Cirse y salvarte.

—¿Estás segura?

—No. Solo había ese registro antiguo de que sucedió. El libro era del siglo V, estaba en algún idioma ligeramente parecido al Selonio, una lengua ya muerta, quizá la solución real se perdió en la traducción, así que podría o no funcionar.

—Pero es algo —dijo él y Solange asintió al tiempo que le agitaba la muñeca. Él tomó su mano con cuidado obedeciendo, sabía lo que era beber de un cazador, lo había hecho muchas veces antes, aunque nunca de un donador. Era como beber de una multitud. La energía era mucho más y llegaba a él en un golpe.

La sangre de Solange también le abrió sus recuerdos. Pudo ver a Catrina riendo después de volar por los aires tras caer de una bicicleta, la vio comiendo una hamburguesa gigante, desparramando todo en la parte opuesta, y luego quedándose dormida cabeceando al intentar estudiar con sus amigas, al tiempo que ellas le pintaban la nariz roja y dibujaban corazoncitos de colores por el rostro. Todo fue a través de los ojos de la cazadora.

El enlace se rompió y Jack no pudo evitar sonreír.

—Ahora sabes lo preciada que es para mí. ¡No lo arruines! —le dijo Solange.

—Intentaré no hacerlo.

—Y no te emociones, sanguijuela. Esto no es nada. Mataste a mi hermano. Nosotros NUNCA estaremos bien, pero si queremos salvar a Catrina y cambiar todo, es necesario ganar esta batalla primero —dicho esto, del cabello se sacó dos pequeñas estacas y se las dio discretamente.

Era un arma que no se veía a menudo. Eran las "últimas esperanzas".

—No las voy a necesitar. Nunca las uso en realidad, siempre se me olvida que están ahí, pero creo que te serán de utilidad contra esos dos —miró de reojo a los dos guardias de Cirse. —. Tengo que ir con mi equipo. Estoy segura de que hay varios vampiros antiguos entre las líneas.

—Lleva un grupo si pueden a la cámara de agua. El ejército de Cirse son vampiros que la odian. Solo los podía controlar con los poderes mentales de Yoltic. Serán de ayuda. Que de preferencia vayan vampiros-cazadores a negociar con ellos.

Solange asintió y se marchó.

Jack volteó a la celda, Aina estaba muy malherida, Catrina jugaba con ella como gato con su juguete favorito. Era horrible tener que ignorar aquello, pero no podía hacer nada. Tenía un nuevo objetivo.
Se dirigió hacia Cirse, recordaba la promesa a Torn de no matarla, pero con todo lo que sucedía... la posibilidad de estar con Catrina, la fantasía de salir vivos de ahí juntos nublaba por completo su juicio.

Cazadores jóvenes y anónimos disminuían con rapidez los números de los seguidores de Cirse.

—Diría que es una lástima que tengamos que enfrentarnos —le dijo Jack a Cirse al alcanzarla—, pero no sería cierto.

—¿Te sientes satisfecho de hacer tantas tonterías? —espetó Cirse—. La Corte es la última barrera contra la tiranía de los cazadores y lo sabes porque ese fue tu propósito por mucho tiempo. ¿Crees que te ayudan? Date cuenta de que solo los eliminarán después, en un exterminio absoluto con el uso del virus.

—Qué extraño que te dignes a usar la lógica justo cuando estamos por acabarte. No hablabas así cuando pensabas tener la ventaja.

—Aún la tengo.

Sus guardias intentaron interceptar a Jack, pero desaparecieron en un segundo. Jack les había lanzado las "últimas esperanzas" a cada uno en un movimiento casi imperceptible y se habían clavado limpias en sus corazones, dejando dos nubes de polvo.

—Terminemos esto. Lo hemos pospuesto por mucho tiempo y sin tus seguidores, será muy fácil.

—Ay, Jacky, Jacky... —miró Cirse hacia arriba—. ¿Tú crees que estoy sola? —dijo con una sonrisa torcida, alzando los brazos y bajándolos de inmediato.

Varios cuerpos antes colgados de las cadenas como decoración en el techo, se escurrieron y cayeron cual larvas, salpicando de sangre y podredumbre el piso, sus mortajas se fusionaron con sus pieles llenas de pliegues y uno a uno se puso de pie frente a Jack.
Ahora notaba que no se veían como humanos comunes, era como si alguien los hubiera hecho muy mal. No tenían cuello ni mentón. Sus brazos eran cortos, mientras que sus manos eran más grandes de lo normal y tenían garras. Su columna torcida los forzaba a pararse como en forma de S.

—Como siempre demuestras tu cobardía, Cirse.

—Tú tienes tus métodos, yo los míos, veamos cuáles son más efectivos.

Los cuerpos atacaron a Jack, sus cabezas casi se partían a la mitad por una boca aberrante llena de filosos dientes. Su velocidad era similar a la de un vampiro, pero sus ojos vacíos, sin brillo, indicaban que no había inteligencia alguna.
No podría usar su mente en contra de ellos, pues estaban huecos.
Algunos caminaban con piernas, otros andaban en cuatro. Aquellos con cierto daño gateaban o se arrastraban.
No eran más fuertes que él, pero su número, velocidad y movimientos errantes sin sentido empezaban a ser ventaja.
Los pliegues de sus pieles amortiguaban los golpes bien, por tanto, tenía que usar las uñas para partirlos o más fuerza para causarles daño.

Los sonidos guturales que emitían parecían un tipo de gárgara seca, algunos de ellos seguían emitiendo chillidos y lamentos humanos, algunos incluso repetían palabras o frases, lo cual hacía aquello aún más horroroso.
Uno pedía desesperado por su mamá con una voz infantil, otro se reía tosiendo al final, uno más gritaba el nombre de un equipo de fútbol e insultos. ¿Acaso habían sido personas?

Su olor era amargo, como un ácido putrefacto.
Sus fauces lograron avanzar hasta arrancar varios pedazos de la piel de Jack, pero él no se rendía, desmembraba a las criaturas con mano experta.
Sus dientes eran especialmente filosos y sus mandíbulas tenían mucha fuerza. Cada que lograban morderlo con éxito tragaban la carne, desesperados y varios se abalanzaban a la bestia que lo había logrado. Era inquietante y grotesco.

Poco a poco, los seres se transformaron en torsos, cabezas y pedazos irreconocibles.
Cuando hubo acabado con todos, miró a Cirse triunfante. La piel le sangraba, pero entre la sangre sintética y la sangre de Solange, su cuerpo había logrado cerrar y reponer casi todo lo que las criaturas le habían arrancado.

Cirse le devolvió la mirada, también lucía cansada por la invocación, sin embargo, volvió a sonreír y hacer la misma seña. Del techo cayeron el triple de cadáveres. Cirse se alejó de ahí tambaleándose y tras alejarse, se quedó en el piso de rodillas recuperándose.

Jack los miró cansado. No creía que hubiera forma de vencerlos ahora, pero no podía darse por vencido. Veía a Cirse mucho más pálida de lo normal y si llegaba a ella rápido, quizá tendría oportunidad. Ese pensamiento le daba fuerzas. No tenía que destrozarlos a todos, solo llegar a su invocadora.

Entonces escuchó un estruendo metálico que rompió su concentración. Torn había aparecido a su lado, tirando al suelo la caja enorme como ataúd de sus bosquejos.

—Eres un tonto —le dijo—, apenas pude terminar la caja, si me hubieras dado más tiempo, si no me hubieras encerrado... ¡Eres tan necio! ¡Ni pude decorarla bien y eso me hierve!

—Por décima vez, el entregarme no era un plan para luego acabar con Cirse —le dijo Jack.

—Ahh, ya veo. ¿Y qué estás haciendo ahora entonces, querido? —preguntó Torn tronando la lengua —. ¿Estamos "no acabando" con Cirse?

—Olvídalo.

—Lo siento. De verdad intentamos detenerlo, le explicamos tus deseos mil veces y no comprendió nada. No sé si es necedad, que nunca pone atención o senectud vampírica—dijo otra voz, era Pres—, aunque ahora me alegro no haberlo logrado contener. ¿Qué demonios son estas porquerías? ¿Se pueden beber?

—Su sangre está muerta, son una especie de cadáveres reanimados —le dijo Jack—. ¿Dónde está Vener?

Pres le señaló cómo estaba del otro lado peleando contra los vampiros seguidores de Cirse.

—Creo que necesitan más su fuerza allá, seguro hay varios centenarios —le dijo Pres—. Hay varios buenos cazadores, pero en general son iniciados y ya sabes que a Vener no le gusta que usen adolescentes como carne de cañón. Pero no te preocupes, nosotros podemos lidiar con estas cosas asquerosas.

—Torn, tenemos que matarla —dijo Jack.

—¿Qué? ¡No! —dijo Torn negando al tiempo que la sangre morada y viscosa de un cadáver le salpicó la ropa a Pres—. Creí que ya lo habíamos discutido.

—¡Aghh, esto es asqueroso! —se quejó Pres.

—Cirse le dio mi nombre a Catrina —dijo Jack.

Torn volteó a verlo serio sin comprender.

—Aina no murió ese día, también fue transformada por Anne. Ella se lo dijo a Cirse —explicó Jack.

Torn parecía muy sorprendido. Volteó a ver la jaula con la boca casi tan abierta como la de los cadáveres reanimados.

—Se arrepintió al último momento y dio su nombre para salvarme. Luego la pequeña Soleil mencionó que hay registro de que al matar al que pronuncia el nombre, se anula la muerte del condenado.

Torn se puso una mano en el pecho.

—Si ese es el caso, no podemos salvar a Aina. Es de verdad trágico.

Jack asintió.

—Pero podemos salvarte a ti, si matan a Cirse.

—Podría... al final de todo, estar con Catrina —murmuró Jack.

Torn lo miró con seriedad mientras partía un cuerpo a la mitad.

—¡¿Y no me podrías haber dicho antes de ir a hacer y cargar esa caja enorme hasta acá?! —le dijo, poniéndose serio casi de inmediato—. Solo prométeme una cosa.

Jack lo miró extrañado al tiempo que le arrancaba la mandíbula a uno de sus atacantes.

—Yo organizaré la boda, elegiré tu vestuario y te llevaré del brazo —exigió Torn.

Jack giró los ojos, pero no pudo ocultar su sonrisa, miró a Torn de regreso con complicidad y asintió.

A Torn le tembló el labio al tiempo que sonreía como si le doliera

—¡Lo siento! —ocultó su rostro—. Me veo estúpido porque ya no puedo llorar desde hace varios años, pero estoy muy conmovido —dijo Torn usando una mano como abanico, mientras que con la otra le arrancaba la cabeza a una de las criaturas—. Bien, deja de perder el tiempo entonces —volvió a decir—, yo seguiré con estas... cosas. No puedo inmiscuirme con lo de Cirse, intentaré que me sigan lejos o si no podría interferir cuando intentes matarla. ¿Crees que estos amigos tengan sed de sangre?

—Muy posible, se comieron mi carne con gusto —le dijo Jack —. Ve con él, Pres. Asegúrate que no regrese en un rato.

Ambos asintieron. Torn se abrió un rasguño en el brazo con la uña, la sangre fluyó y las criaturas concentraron su atención en él.  Corrió fuera del lugar con las bestias persiguiéndolo, Pres lo siguió y Jack corrió hacia Cirse. Ella se movió habilidosa, alejándose y poniéndose en posición de pelea.

Ambos se miraron cansados, después de unos segundos Jack desapareció y apareció, Cirse soltó un quejido y él la estampó contra una de las paredes. La sangre explotó hacia todas direcciones. Su nariz estaba destrozada casi tanto como el mismo muro.

Hubo otra explosión en el piso del otro lado del salón. Ella se levantó ahí con un alarido, tenía un hombro sangrando por una mordida, la mejilla amoratada y jadeaba sofocada e iracunda.

Los ojos de Cirse brillaron y de nuevo inició aquella lucha apenas perceptible. Cirse cayó por tercera vez, pero esta vez sostenía a Jack por el brazo. Movió los labios en un segundo y una bola de fuego le estalló haciéndole daño en el hombro. Ambos desaparecieron hasta que el piso quebró. Cirse estaba sobre Jack.

—Nunca te demostré mi verdadera fuerza —dijo Cirse, aprisionándolo con una mano—. Hubiera podido destrozarte en cualquier momento, pero te admiraba. ¡Qué decepción me diste!

Jack había aprovechado para meterse en su mente. Las manos de Cirse se despegaron de Jack y temblando fueron a su rostro donde se lo comenzó a rasguñar sola.
Él giró en un segundo y ahora era él quien la tenía contra el piso.

—Hubieras, pero no lo hiciste —dijo con una sonrisa provocativa y relamiéndose los labios ensangrentados —. Estuviste tan cerca... qué pena. Puedo notar que sin Yoltic no eres mucho.

Cirse lo pateó, arrojándolo lejos de ella, se tambaleó, no le quedaban muchas fuerzas, pero Jack volvió en un segundo y la estampó contra el suelo. Hubo otro chillido de su parte. La sangre salpicó a Jack.
Ella apuntó su mano con un temblor, él no sabía qué iba a hacer, pero la esquivó, notando una luz que le pasó de lado.
Debía destruirla ya.
Entonces hubo otro estruendo. La luz se había vuelto un orbe enorme que pegó contra la jaula donde Catrina estaba, deshaciéndole las rosas y abriéndola.

Él volteó, su amada, empapada de sangre, caminó hacia él hasta que en un instante invisible a sus ojos vampíricos, desapareció.
No podía verla, pero sabía qué estaba por hacer, él también desapareció para huir y tener más tiempo, pero Catrina se movió tan rápido que en segundos lo derribó y ahora lo sujetaba bocarriba contra el piso. Cirse soltó una risotada a su lado y se giró en el piso para alejarse un poco.

La mirada de Catrina era fría, se veía extraña, como si solo esa expresión tan ajena a ella le cambiara la forma del rostro.

No estaba ahí la chica que inflaba involuntariamente los cachetes cuando se molestaba. La que lo miraba dulcemente cada que despertaba antes que él, para después volverse a acostar con una sonrisa.
La chica que amaba ya no estaba ahí.

Catrina sonrió satisfecha, de su mentón y cabello escurría aún la sangre de Aina. Con una mordida salvaje y profunda, rompió la piel del cuello de Jack.

Catrina veía todo, sentía todo. Gritaba, pero su cuerpo no emitía sonido.

—Por favor, debe haber alguna forma —se dijo ella. Quería detenerse, pero no podía. La sangre de su amado le pasaba por la boca y llegaba a la garganta en borbotones, el demonio sorbía con fuerza.
Sentía su piel, su aroma, su corazón latir.
Miró a su izquierda, Cirse estaba inmóvil, pero no había señal de que hubiera muerto, yacía acostada con el rostro hacia el techo, con los ojos cerrados y una sonrisa placentera, la perra estaba recuperándose, murmurando hechizos.

Jack no se atrevía a quitársela de encima ni tenía las fuerzas para hacerlo, el demonio era muy fuerte y le sorbía la vida con rapidez, su cabello le hacía cosquillas en el rostro y en una parte de su espalda vislumbró el nombre reciente "Aina Tella Fiennes".
Jack siempre había sabido, muy en el fondo, que todo terminaría de esa manera.

Con Aina muerta, ahora era su hora. Amorosamente, apoyó la mano sobre el rostro de Catrina y tomando ese impulso como su deseo final, reunió sus últimas fuerzas para sostenerla y darle un beso de despedida.

—Nos vemos en el infierno, "Jaques Ashford"— se burló Cirse, sentándose para ver aquel espectáculo.

El beso pasó de ser un forcejeo a ser de verdad un beso. Sintió sus labios responderle. Sintió su agarre suavizarse. El demonio entonces se separó del beso y Jack vio esos ojos que adoraba.

Catrina sintió que el demonio la soltó, pudo controlar sus manos. Aún sentía la fuerza, pero esta vez podía controlarlo.
Jack estaba al borde, mas no lo había matado, aún no.
No sabía qué había pasado, pero no dejaría que su sed por Jack volviera a suceder.
Se desapareció y sin que Cirse pudiera notarla, con solo una mano la estrelló contra el suelo.

—¡¿Cómo?!— exclamó Cirse.

Catrina la separó del suelo y volvió a estrellarla con ira. Le mordió la clavícula y sintió el dulce elixir de su sangre.

—¡No puedes! ¡Nadie lo ha controlado y tú no vas a ser la primera! —gritó Cirse.

—Mírame —le dijo Catrina con la boca ensangrentada. Por fin terminaría todo.

La separó de nuevo del piso y lanzó por los aires. Cirse aterrizó al lado del cadáver de un cazador. Arrancó el sable de sus manos y apuntó a Catrina, quien caminó con paso lento.

—Eso no me va a detener —susurró Catrina—. No con este poder.

La mano de Cirse tembló, al tiempo que tropezó al caminar hacia atrás, tenía un tacón roto. Los ojos de Cirse derramaron más lágrimas y sonrió enloquecida.

—Ya lo sé. No es para ti. Polina Valentyna.

Catrina la miró confundida al tiempo que se le nublaba un ojo por las lágrimas de sangre.
¿De quién era ese nombre? ¿Por qué el demonio reaccionaba de nuevo?

Y antes de que Catrina pudiera hacer algo, Cirse se cortó la cabeza. Esta se deshizo en el aire antes de tocar el piso y su cuerpo la acompañó.

Catrina abrió la boca y se quedó de pie ahí un segundo que pareció un siglo, en cuanto entendió lo que había sucedido corrió hacia ella intentando desesperada hacer algo.
Trató reunir las cenizas que flotaban en el aire y caían con gracia al piso mientras sus manos temblaban, se metió los dedos a la garganta intentando vomitar la sangre que había tomado, pero nada salió.

Sintió una punzada fuerte en el corazón que la hizo sujetarse el pecho.

Había perdido.

Algo golpeó entonces a Catrina, todo el poder y fuerza que hasta hace unos momentos eran suyos, se habían esfumado.
Ahora luchaba por mantener el equilibrio, su vista empezaba a asemejarse a la que tenía cuando viva, sus pulmones le demandaban oxígeno de nuevo, pero como era de esperarse, respirar apenas y funcionaba.
Su cuerpo se sentía acalambrado y débil, era peor cada segundo que pasaba, un sentimiento helado muy familiar corría por su cuerpo.

Sin querer pensar más en ello, se dirigió tambaleándose hacia Jack. Yacía en el suelo, más pálido que nunca con el cuello y otras partes de su cuerpo cubiertas de sangre.
Tan pronto como llegó, él abrió sus ojos lentamente para mirarla, Catrina tomó su mano helada. Al menos tenía que salvarlo.

—Necesitas sangre —dijo ella abriéndose la muñeca temblorosa, pero muy poca sangre salió y Jack no pudo siquiera tragarla. No hubo cambio alguno.

—Creo que es muy tarde para mí, querida —dijo él rindiéndose, sujetando aún la mano de Catrina sobre su pecho.

—No digas eso. Llamaremos a alguien.

Él negó.

—Siento la muerte muy cerca.

Los ojos de Catrina se humedecieron. Pegó su rostro al pecho de su amado y lloró desconsolada.

¿Por qué tuvieron que terminar así?

Los había imaginado juntos. ¡Por fin hubiesen podido estar juntos! ¿Por qué la realidad distaba tanto del final que había imaginado para ambos? ¿Por qué había sido lanzada a tal mundo ridículo de ficción si no iba a tener un final feliz?

—Yo te hice esto, lo siento tanto, no pude detenerme. No sé cómo se rompió. No sé si fue la segunda mención de tu nombre, que te dejé al borde de la muerte o el beso... no lo sé, ¡Quisiera que hubiera sido antes! Maldición, lo siento, lo siento... si hubiera...

—No. Por favor, no llores —él le sonrío débil mientras atrapaba su mano para besarla—. Tuve el privilegio de que me arrancaran la vida los labios más dulces, tengo a la dama más bella del mundo sosteniendo mi mano, haciendo cada uno de estos últimos segundos, los más valiosos que toda mi vida. Pese a lo que siempre pensé, no voy a morir solo.

—No, no lo harás. Moriremos juntos.

—Catrina, no...

—Bebí la sangre de Cirse... —le sonrió con tristeza y se encogió de hombros—, ella me dio su nombre y se mató. No lo vi venir, la subestimé. Este es el final para ambos, también siento a la muerte cerca—le besó la mano de vuelta.

Jack la contempló con pesadumbre.

—No... —dijo al tiempo que se le cerraron los ojos.

Jack sintió como se le iban los sentidos, de nuevo le calaba ese dolor punzante en todo el cuerpo, igual al que sintió cada segundo cuando vivía.
No podía moverse ya.
Su olfato fue lo primero en irse. Su vista se apagó y pronto ya no hubo tacto. Ya no sintió su mano ni su cuerpo cerca de él. Estaba flotando en la nada.

Justo como al principio, solo le quedaba su mente y, por tanto, se imaginó de nuevo esa fantasía recurrente.
Su país en verano, el pasto crecido, los campos de cultivo alrededor, el bosque cercano con sus florecillas moradas y diversos hongos creciendo salvajes, su casa reconstruida al fondo, las moras por el río y sus arbustos adueñándose de los caminos.
Deseó como nunca había deseado tan solo haber podido mostrárselo a ella.

No. Era más que eso.

Tenía que hacerlo. Tenía que rasgar la realidad y ocultarlos ahí por siempre. No podía fallar.

Y entonces, en esa escena entre la hierba, vio a lo lejos un vestido blanco y su cabello café ondulando en el viento.
¿Era ella?

Catrina aún sostenía su mano. Se acercó a él y le besó los labios. No había más expresión en su rostro, su mano se fue deshaciendo poco a poco al igual que todo su cuerpo.

Lágrimas corrieron por sus mejillas. Se tapó el rostro con las manos al tiempo que sollozaba fuerte.
Le vino otro dolor profundo y no pudo mantenerse sentada. Dejó que las cenizas de sus manos cayeran al suelo y ella les siguió. Se quedó tirada viendo hacia la piedra del piso un corto tiempo. Su cuerpo se congelaba y se endurecía. Su conciencia se desvanecía. Todos sus sentidos se iban poco a poco. ¿Así se sentía morir de verdad?

Hubo varios gritos de ánimo.
Catrina miró de reojo.
Los vampiros de la Corte eran cada vez menos y cuando eliminaron al último todos los cazadores volvieron a vitorear y se abrazaron gustosamente.
Solange sostenía la espada en alto, había sido la responsable de la última muerte. Se encontraba empapada de sangre que no era suya y jadeaba llena de alegría al tiempo que la felicitaban sus compañeros.
Ella volteó con esa sonrisa, buscándola con la mirada alrededor del domo, pero su sonrisa se extinguió al verla echada boca abajo con el rostro hacia ella.

Catrina le sonrió a su mejor amiga, ella estaría bien.

Y en ese mismo instante todo desapareció.

Nota de la autora:

Muchas gracias por leer y apoyar mi primera novela publicada "Catrina". ❤️🦇
Significa mucho para mí. Les juro que leo cada comentario con mucha alegría y aprecio cada uno de sus votos.
Las lecturas también me encantan pero lo malo de cuando son fantasmitas es que no les puedo agradecer personalmente el tomarse tiempo para leerme.

Me gustaría esa oportunidad así que al menos, si son tímidos o si no son de comentar, aquí en esta línea pongan su personaje favorito. —>

Y aquí con qué personaje se identificaron más —>

Si les gustó esta historia compártansela a todos los que les caen bien, si no les gustó compártanla a quienes les caigan mal. 👹

Una petición enorme que les voy a hacer es que, aunque sé que sienten mucha emoción al compartir libros que les gustan, por favor no den spoilers más allá del capítulo 5 ❤️
Hay muchos lectores que no leen si ven spoilers y les agradecería todo el apoyo posible.

Recuerden seguir el instagram de Catrina. Por medio de anuncios por aquí y anuncios por instagram es que les daré updates de los siguientes proyectos.

https://instagram.com/catrinavampira?igshid=1mx89tuu5lhab

También tengo otra novela diferente terminada. Se llama "El Corazón de una Mala Princesa" lo pueden encontrar en mi perfil. Es de fantasía, romance, acción, brujas y dragones.

En cuanto a "Catrina"
El siguiente libro de este universo se llama "Solange" y llegaremos a ver a muchos de los personajes de "Catrina" ahí.
Está en progreso, lo pueden encontrar en mi perfil.


Ahora, este fue de verdad el final. Espero no me odien pues no mentí con eso, pero antes de que algunos de ustedes saquen las 🔥 antorchas 🔥 para perseguirme 🏃🏽‍♀️ (por favor no, que corro muy lento) he aquí donde se divide la cosa.

Hay dos finales. Ambos existen el la misma línea de tiempo, ninguno cancela al otro. Se van a poder leer los siguientes libros aún si paran o continúan y todo va aseguir haciendo sentido.

¿Qué es lo que quieres leer por ahora? ¿Una tragedia o un romance?

Si lo que buscas es una tragedia aquí es donde termina la historia para ti.

Si lo que buscas es romance o te da mucha curiosidad, continúa al Epílogo.

¿Qué harán queridos lectores?

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Memes del Capítulo 😂

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