Capítulo 1 - Dulces Recuerdos

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No supo cuánto pasó desde que se quedó dormida con los audífonos puestos, quizá menos de una hora, ya que el audio libro continuaba

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No supo cuánto pasó desde que se quedó dormida con los audífonos puestos, quizá menos de una hora, ya que el audio libro continuaba.

—Sí. Maté al dragón —leyó el narrador dentro de la bocina.

¡OH! Ahora tendría que regresar la pista sabiendo que ya habían matado al dragón.
Era la tercera vez que se dormía en ese capítulo, no podía evitarlo, pues la ficción se le hacía una pérdida de tiempo.
¿Por qué escucharlo entonces?
Bueno, su mejor amiga Solange se lo había recomendado con extrema pasión cuando casi la arrastró a comprarlo.

Se rindió. Puso todo a un lado adormilada y se tapó con la cobija. Justo cerró los ojos de nuevo cuando el teléfono de la casa rompió el silencio de la noche. Catrina lanzó su brazo hacia la fuente del ruido y se golpeó fuerte con la lámpara de la mesita. Estaba más dormida que despierta. Aguantando el dolor, tentó hasta encontrar la bocina.

—¿Hola? —gruñó.

—¿Catrina?

Al escuchar aquella voz, su cuerpo se estremeció. ¿Era un sueño?
Se sacudió la cabeza y comprobó seguir ahí con la bocina en la oreja.

—¿Israel? —preguntó en una especie de chillido antes de aclararse la garganta avergonzada y acomodarse el cabello. ¿Para qué o quién se acicalaba? No sabía. Israel no podía verla a través del teléfono, pero su cerebro seguía apagado—. Es algo tarde —añadió mirando el reloj. Eran las 2:30 am.

—Catrina... —intentó interrumpir él.

—No es que me queje —se golpeó en la cabeza reprendiéndose por su intento de plática—, ¡puedes hablarme cuando quieras! —¡NO, NO, NO! Ahora sonaba desesperada.

—Catrina. Escucha...

Y ella lo intentaba, pero él hablaba con voz muy baja.

—Me preguntaba sicontinuó él haciendo una pausa —, me gustaría que...

Alguien entonces descolgó el teléfono.

—¿QUIÉN ESTÁ HABLANDO A ESTAS HORAS DE LA NOCHE? ¿QUÉ NO TIENEN EL MÍNIMO RESPETO POR EL SUEÑO DE LOS DEMÁS? ¡TODA LA FAMILIA DEBE LEVANTARSE TEMPRANO EN UNAS HORAS! ¿CÓMO SE LES OCURRE?

Catrina casi deja caer la bocina del susto, su madre seguía pidiendo una explicación y ella moría de vergüenza.

—Lo siento, luego hablamos —Israel colgó.

Catrina colgó también azotando el teléfono, era la segunda vez que la interrumpían ese día. Israel habló esa misma tarde y su hermano Tomás se encargó de arruinarlo de forma similar, solo porque tomaba la siesta.
Bufó molesta y se tiró en la cama haciendo berrinche. ¡Debió darle su número de celular!

𝓒𝐚𝖙𝗿ǐղ𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora