—Quinn —reí y corrí a abrazarla—. ¡Pensé que no vendrías!
—¿Me estás botando de tu fiesta de cumpleaños, Julien Garnier? —preguntó fingiendo un poco de indignación, yo me negué enseguida.
—De verdad me alegra que pudieses venir, ¿cómo estás?
—Mejor, me tomé un buen descanso. Solo vine a dejarte tu regalo y a darte un buen abrazo, no podía no hacerlo, eres mi amigo, después de todo —comentó feliz, me entregó una bolsa de regalo y sonreí.
—Muchas gracias, Quinn. ¿Y mi abrazo?
Ella se echó a reír y abrió sus brazos para mí. Era más como un abrazo fraterno, recibí el cariño de la hermana que nunca tuve, y eso se sintió bien.
—Lamento de nuevo si te sentiste mal por mi culpa, no fue justo.
—Tú no tienes la culpa, Nick. No puedes hacerte cargo del actuar de otros todo el tiempo. Sé que tus fans no son así, o la mayoría de ellos —rio un poco—. Ya pasó, no te preocupes. Además, vi cómo el caos se reunió en Buzz para hacer cosas bonitas por mí aquel día, muchos me mencionaron y pidieron disculpas por cosas que no habían hecho. Está todo bien con ellos. Que un par de tontitos haya procedido de esa forma, no significa que todos sean así.
—Me alegra escuchar eso —Sonreí sincero. Y una duda saltó en mí—. Espera un momento, ¿estuviste hablando con Chase? ¿De dónde sacaste lo de niño bonito? —pregunté curioso.
Toda la seriedad del asunto se fue cuando Quinn me propinó una sonrisa pícara.
—Nick y Bianca sentados bajo un árbol —canturreó y yo solo cerré los ojos para negar con la cabeza.
—Te lo contó —asumí.
—¡¡Vivan los novios!! —gritó alzando los brazos.
—¡Quinn! —Le tapé la boca mientras nos reíamos.
—¡Te sonrojaste! ¡Te gusta! ¡¡Te gusta!! —repitió divertida.
—¿Qué te contó?
—Que te gusta una chica llamada Bianca —contó y se sentó a mi lado—. ¿Cómo la conociste?
Ladeé un poco la cabeza y vacilé antes de decir algo.
—Esa es una pregunta compleja —comenté frunciendo un poco los labios—. No la conozco precisamente —traté de explicar, Quinn me miró confundida—. Esta es una historia bastante graciosa, te vas a sorprender —dije con una risilla nerviosa.
—A ver, cuenta para reírme —dijo y alzó una ceja.
Tomé aire y empecé a hablar. Desde el asunto de la cuenta fandom hasta el pequeño y gracioso detalle de ser shippeados por Bianca. Lo había olvidado por completo.
—No puedo creerlo —dijo mirando el cielo, se rio un poco.
—¿Qué estás esperando para ir a verla, Nick?
—¿Qué? —pregunté—, ¿yo?
—Estás diciendo que mañana en la tarde se va a Italia, ¿por qué no vas a verla? ¿Eres tonto?
—Y si...
—Y si, ¿qué? —preguntó, se puso de pie y me pegó en el brazo—. ¡Yo no te crié de esa forma! Tiene su reunión familiar virtual hoy, e imagino que estará alistando sus cosas para mañana, pero puedes ir a verla antes de que se vaya, ¿no?
—Puedo —asentí.
—Y, ¿qué estás esperando? —Quise responder, pero la verdad, no sabía qué decir—. No esperes a no poder tenerla cerca para arrepentirte de no haberla buscado. —Quinn me ofreció una sonrisa y palmeó mi espalda—. Yo venía a dejarte un regalo, y al final me iré con un chisme bien contado. Me voy satisfecha.
Quinn me dio un beso en la mejilla y me despeinó.
—Gracias, Quinn.
—Feliz cumpleaños, Nick. No pensaba venir, pero luego de llamarte, pensé que estaba mal no venir, aunque sea un momento. Pero ya es hora, debo irme antes de que The Orb intente sacar un nuevo titular para su portada. ¿Sabes que están afuera intentando averiguar quién entra o sale de tu casa?
—Gracias, y le diré a Kevin sobre eso.
Y nos despedimos, la acompañé a la puerta del estacionamiento y salió en el auto de guardaespaldas. Fue lista en no llegar con su auto, así despistaba a los que estaban esperando fuera.
—¿Dónde está el del cumpleaños? —oí gritar a Chase desde la casa, sonreí y entré a la fiesta.
Me divertí, Bee, Chase y yo bailamos juntos, además se unió Valentina, y lamentablemente, también Caleb.
Pero aún así fue un buen cumpleaños.
El caso es que no pude dejar de pensar en lo que Quinn me había dicho durante toda la noche.
Ella tenía razón, si quería verla, tenía que buscarla. Después de eso, se iría a Italia y no sabía cuándo podría verla.
Nick 🦋
«hola» 03:46
«Iré a verte al aeropuerto, puedo ir a verte al aeropuerto?» 03:46
Moví los dedos sobre la ventana del auto. Estaba nervioso, no lo iba a negar.
Kevin estaba harto de mí y lo había dicho de forma explícita.
Pero no podía evitarlo, la iba a ver.
Ese mismo día, a las siete de la mañana, Bianca me contestó el mensaje. Me respondió que si era en serio lo que decía, por un momento dudé y pensé en decir que era una broma. Pero ya no estaba en situación de retroceder. Le dije que sí, y ella me comentó que estaría en la cafetería esperándome.
El tema se ponía más intenso porque debía ir desapercibido con Kevin a mi lado. Entramos al aeropuerto y subimos a la segunda planta sin problema.
—Estaré por aquí observándote de lejos —me dijo—, así les daré privacidad, pero no mucha.
Me eché a reír, pero él estaba serio. El siempre estaba serio.
Asentí y caminé solo hacia donde ella dijo que estaría.
Sentía como si estuviese a punto de tener una taquicardia.
Y se puso más fuerte cuando la tuve en mi radio de visión. Ella estaba sentada con la mirada inmersa en un libro. Tenía una sonrisa graciosa y de vez en cuando tomaba un sorbo de café.
—Bianca —la llamé. Me ignoró. Fruncí el ceño y me acerqué un poco más, casi al frente suyo.
Ella alzó la vista y se asustó, se tapó la boca para no gritar y se quitó los auriculares. Por eso no me había escuchado, estaba escuchando música.
—Ay. Hola. Dios mío, no estaba preparada para esto. Hola. —Se rio un poco, cerró el libro y se puso de pie—. Nick —dijo mi nombre y unió sus manos—. Hola.
—Hola, Bianca —me reí también.
Me acerqué un poco y no tuve mucho tiempo de pensar, ¿le daba un abrazo? ¿un apretón de manos? ¿Un choque de puños?
Ella parecía tener la misma batalla en su mente, entonces decidí tomar la iniciativa y abrí mis brazos para ella.
Bianca me sonrió y se me reinició la vida.
Caminó hacia mí, cerrando el poco espacio que faltaba y nos abrazamos.
Tenerla en persona era algo totalmente distinto.
—¿Por qué tuvimos que esperar hasta ahora para vernos? —preguntó bajito.
—No lo sé —respondí. Y algo pareció cambiar en ella, porque se alejó de mí y me dio una sonrisa que intentaba no verse triste—. ¿Estás bien? —dije, tomé su rostro con las manos y ella asintió alejándose un poco más.
—Todo bien. —Asintió segura. No quería decir que no le creía, pero no le creía. Lo raro es que, al cabo de segundos, volvió a ser la misma de siempre—. ¡Te tengo un regalo de cumpleaños! Me hubiese gustado hacer algo más elaborado, pero me avisaste tarde que venías.
Bianca tomó un sobre de papel y me lo entregó.
—¿Puedo abrirlo?
Ella asintió y nos sentamos frente a frente.
Era una ilustración en la que salía el personaje principal de Trick, pero con mi cara. Reí al ver que, al fondo, estaba Chase junto a un cerdito.
—Bianca, esto es increíble. Muchas gracias, me encanta.
—¿En serio te gusta? —Sonrió feliz. Yo asentí.
—Está genial, hasta me veo más musculoso que de costumbre —mencioné, ella se echó a reír—. ¿Te estás riendo de mis grandes músculos? —pregunté, ella se rio más.
—Qué tonto eres. ¿Cómo la pasaste ayer?
—Bien, mis amigos se juntaron para molestarme toda la noche, estuvo divertido. Hubiese sido genial que fueses.
Bianca asintió un poco.
—Me hubiese gustado ir, pero mi hermana tenía que hacer su anuncio urgente.
—¿Qué quería anunciar? —pregunté—, digo, si se puede saber. No quiero ser indiscreto.
—Se va a casar —contó sin pensarlo—. Mi otra hermana se casa.
—¿En serio? Eso es genial —dije sonriente, pero ella no se veía tan feliz—. ¿O no?
—Sí, sí. ¡Es genial! —respondió—. Estoy feliz por ella, es solo que es la misma historia de siempre. Yo amo a mi familia, pero a veces son un poco insoportables. Es que los veo venir. Oye, Bianca. Se casa Zoe, ¿qué haces tan solita? No te ves tan feliz, ¿para cuándo traes a alguien? —imitó la voz de un señor. —Me agotan. Además, mi hermana se va a casar con su novio francés. Alto, guapo, educado, gracioso, se lleva bien con todos. ¡Mi papá ya lo aceptó en la familia! Al inicio no le caía bien, pero después de años, finalmente lo aceptó. ¿Sabes lo difícil que es caerle bien a mi papá? Es muy difícil. —Bianca se tapó el rostro—. Lo siento, parece que siempre me estoy quejando de mi familia.
—Seguro yo le caería bien —dije sin pensar. Bianca me miró.
—Nick, no hagas eso, por favor —murmuró.
¿Qué?
—¿Hacer qué? —pregunté confundido.
Ella inhaló para decir algo, pero las palabras no salieron. Negó con la cabeza y se puso de pie.
—Creo que es hora de irme.
—Espera. —Me levanté y me puse frente a ella. Agradecía que el lugar estuviese vacío. Todos estaban en el restaurante del costado, porque tenían varias ofertas llamativas—. Tengo que decirte algo —dije.
—Mejor no —dijo mirándome a los ojos, volvió a mostrarme esa sonrisa triste que no terminaba de convencerme.
—Pero no sabes lo que quiero decir.
—Lo intuyo.
—A ver, dime qué es. —Alcé las cejas, ella no sostuvo la mirada.
Entonces sacó su teléfono y me mostró la pantalla.
«Quinn Houston de visita en casa de Julien Garnier por su cumpleaños. ¿Vuelven a estar juntos?»
—Voy a decir algo y no volveré a tocar el tema. He estado sintiendo algunas cosas erróneas, Nick. Y no lo sé, tal vez confundí la admiración con... otra cosa —dijo, no me miraba—. No sé cuál sea tu situación con Quinn, pero no quiero ser parte eso, y creo que confundí las cosas. Hasta el momento mantuve las cosas como lo que somos: amigos, pero es que... A veces decías cosas que me parecía algo más, en otro momento yo me dejaba llevar y decía cosas también —Bianca se detuvo—. Estoy un poco agotada, Nick. Lo siento.
—Pero...
—Perdón por decirte todo esto e irme, pero quería hacerlo porque no sabía si volvería a verte. Quinn y tú hacen una bonita, y lo sostengo. Perdón por haberte matado en el fanfic —sonrió de lado y se acercó para darme un beso en la mejilla—. Hasta una próxima vez, Nick.
Esperó unos segundos, yo quería decir muchas cosas; pero por alguna razón, no supe decirlas, y guardé silencio.
Ella suspiró y se dio la vuelta para caminar hacia la salida.
—Bianca —dije, pero ella solo me miró, sonrió, y se fue—. Tú también me gustas —hablé.
No me escuchó. Quise correr, pero mis pies se volvieron pesados.
Entonces yo fui más fuerte y avancé. Caminé, fui un poco más rápido, me perdí y me encontré.
Una vez en la puerta de control, justo en el pasillo donde solo entraban los pasajeros, Bianca desapareció de mi vista.
¿Y si compraba un boleto solo para entrar?
Mi parte racional decía que no, todo lo demás, decía que sí.
—¿A dónde vas? —preguntó Kevin dándome el alcance.
—Vamos a casa, Kevin —dije bajando la cabeza.
Cobarde.
Ehh, muybuenasatodos
jiji
qué tarde es, nos leemos el próximo viernes
baaaaai <3