Sé que fue un error • Mandra

By jjupiterzz

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«Desearía que exista una palabra más que amor... Porque realmente la amo.» Luego de un año de lo ocurrido ent... More

1. No puedo más
2. La actitud de Sandra
3. La aparición divina
4. ¿Qué es esto que siento?
5. Aceptarlo
7. Discusiones y confusiones
1 año de "Sé que fue un error"
8. Amar
9. Sonrisas
10. El apartamento
11. Franco
12. Palm Beach
13. Palm Beach II
14. Tú y yo
15. Navidad
16. Rumbear
17. Cariño
18. Un atardecer
19. El perdón
20. Un comienzo a tu lado
21. Amor
22. Te quiero
23. Visita
24. Un regreso inesperado
25. Una pareja traumada
26. Roomies
27. Sólo tú
28. Colección
29. Estoy seguro
30. Fashion Group
31. Propuesta
32. Jugar sucio
33. Nidito de amor
34. Mejor amigo
35. Insinuaciones
36. Suegros
37. Cerca
38. El gran día
39. Marido y mujer
Final.
Epílogo.

6. Algo mutuo

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By jjupiterzz

Entré en pánico al ver a Sandra totalmente fría, con los ojos abiertos como platos, sumamente roja.
Al sentir su suave mano, por más que yo haya provocado esto, mis mejillas ardían.

Tal vez a los dos nos gustó mucho habernos tomado de la mano. Pero, prometo que esto sólo el comienzo.

Después de haber salido de mi nube, reaccioné. Al instante, decidí preguntarle si se encontraba bien.

- Sandra, ¿Está bien? - Pregunté.

- Sacudió su cabeza. - Sí, sí, Doctor. E-Estoy muy bien.

- Me-Me alegra Sandra. Bueno.. - Me olvidé lo que iba a decir.

- ¿Sí? - Dijo sin más.

- ¡Ah! Sí. Entonces, nos vamos a las siete de la noche, ¿Le parece? - Dije.

- Sí, Doctor, me parece muy bien. Aquí lo espero, y gracias por la invitación. - Se le dibujó una sonrisa.

- No hay de nada, Sandra, yo sé porque lo hago. - Solté. - Nos vemos luego.

- Hasta luego, Doctor. - Sonríe.

Caminé en paso rápido a la oficina, encontrándome con Armando. Él estaba en su asiento, con una sonrisa en sus labios.

- ¡Mario! Ahora sí, cuente. He esperado tanto este momento. Cuente, cuente, Calderón. - Armando continúa sonriendo.

- Nada, nada, me aceptó la salida - Contesté.

- ¡Felizmente, hermano! Y.. ¿Nada más? - Preguntó.

- Pues, en sí, no. - Dije.

- Suelte, suelte, ¡Escúpalo! - Insistió.

- Bueno, eh, nos tomamos de la mano. - Solté.

- ¡Qué! Mario pero que buen comienzo, picarón. - Soltó una risa.

- No pues, ¿Ahora soy Betty? - Río.

- Le juro que estoy muy feliz ¡Al fin hace algo bien en su vida! - Dijo en tono sarcástico.

- ¡Ja! ¡Ja! Que risa, ¿A dónde tan chistoso? ¿Saliste del circo? - Dije.

- Ignoró totalmente lo que le dije. - Espero le vaya muy bien en su cita con Sandra.

- Armando, no es una cita, sólo es una salida. Yo creo que está bien por el momento, aunque me hubiera gustado que sea así. Una cita. - Encogí los hombros.

- Bueno, al menos es un buen comienzo.

- Tiempo al tiempo, Armando. No quiero hartarla, quisiera que este tipo de salidas sean más constantes. Tampoco voy quedarme con los brazos cruzados viendo como Mikeri intenta estar a su lado. - Dije.

- No, no, no, yo tampoco. No quisiera verlo destrozado, Calderón. - Cruza los brazos.

- Sí, Armando. Sólo espero que eso nunca pase. Yo sé que Sandra sigue sintiendo algo por mí, y ese "algo" es lo que me motiva a luchar por ella, estoy a tiempo y eso me tranquiliza. - Sonreí.

- Lo sé, Mario, y yo sé que todo lo que está haciendo es porque ama a Sandra. Está aprendiendo a amar. - Me toma del hombro.

- Esto que siento, es amor. Pensé que nunca iba a lograr amar a alguien como amo a Sandra. - La felicidad me inunda.

- Mario, usted está cambiando. Estoy muy orgulloso de usted. - Palmeó mi hombro.

- Gracias, Armando, y espero que todo esto salga bien. - Dije.

- Yo sé que sí, si sigue lucha por ella.. Si se podrá. Tiene que arriesgarse.

- Lo sé, lo sé, Armando. - Sonrío. - Estoy muy contento. A las 7 de la noche saldremos ella y yo, y quiero llevarla a un Restaurante especial.

- Tal vez puede llevarla al Lenoir. - Armando sugirió.

- No, no sé. Quiero que sea muy especial y creo que ya sé a dónde.

6:40 pm

Ya estaba a poco de marcar las 7 de la noche. Me encontraba muy alegre y emocionado porque muy pronto llegará el momento de pasar tiempo junto a Sandra.

Decidí que vayamos a un restaurante muy bueno, en sí, uno de mis favoritos. El Lenoir fue una opción pero quería que fuese mucho más especial y romántico.

- Mario, ya van a ser las 7 ¿Está preparado? - Dice Armando, alegre.

- Me siento preparado, pero estoy muy nervioso.

Y sí, ni siquiera estaba en frente de ella y estaba sudando. Seguramente estaba con las mejillas rojas como un tomate, ya típico de mí.

- ¡Tranquilo, hermano! Tiene que calmarse, es necesario que se calme. - Armando intenta calmarme tomándome de los hombros y sacudiéndome.

- Lo sé, Armando. - Inhalé y exhalé. - Iré al baño para lavarme la cara, ya vuelvo.

Salí de la oficina. Todas las del cuartel estaban rodeando a Sandra y cuchicheando entre ellas.

- Buenas noches, ¿Ya están de salida? - Pregunté.

Ellas voltearon lentamente y me observaron con los ojos como platos.

- Ah.. - Esperé una respuesta.

- Sí, Doctor, ya vamos de salida. Sólo que.. Estábamos ayudando a Sandra a arreglarse. - A Sofía se le escuchaba nerviosa.

- Oh, sí, claro. - Asentí.

- Sí, Doctor. Si nos disculpa.. Vamos al baño, permiso. - Bertha hace una sonrisa nerviosa.

- ¿Okey? - Las observé extrañado.

Ellas entraron al baño de Damas y yo al de Caballeros.

ᥫ᭡

Las muchachas del cuartel estaban muy alegres por la noticia, les emocionaba la idea de que su íntima amiga iba a tener una romántica cena con un alto Ejecutivo de Ecomoda, y uno de los hombres más codiciados de Colombia.

Habían inquietudes en Inesita. Quería saber cuáles eran las verdaderas intenciones que tenía el Doctor Mario Calderón con ella, pero apoyaba ante todo a su querida amiga.

Betty estaba muy emocionada por Sandra, ella sabía sobre las intenciones que tenía Don Mario. Pero, claro, Betty también quería cuidar de su gran amiga y evitar que nuevamente sea lastimada.

Todas las chicas del cuartel sabían sobre el daño que le hizo el Doctor a Sandra. Ella se los confesó meses después de lo ocurrido.

- ¡Mijita, apúrese! ¡Que el Doctor Mario está esperándola! - Dijo Bertha en voz alta.

- ¡Ya sé! ¡Ya sé! Déjenme terminar. - Sandra continuaba aplicándose rubor.

- Ya, mija, ¡Que así está divina! - Aura María va hacia su amiga y le ayuda.

- Sandra, se le ve muy bien. - Betty sonríe.

- No, vea que.. Quedó d-i-v-i-n-a. - Sofía deletrea.

- Sí, mijita, ¡Está hermosa! Eso que no necesita nada de eso. - Dice Inesita.

- Gracias, muchachas, por ayudarme. Y es cierto, no necesito nada de esto. - Doy una vuelta y modelo. - Pero es una cena especial, y quiero deslumbrar.

- ¡Y LO HARÁ! - Dijeron las del cuartel al unísono.

Todas las muchachas salen rápidamente del baño de Damas hacia el escritorio de Sandra para que así, ella tome sus cosas. Mario aún no salía del baño, así que, decidieron esperar.

Momentos antes..

Mario llegó y abrió el grupo para lavarse el rostro. Continúo echándose su perfume favorito, se acomodó su corbata y se peinó. Sabía que era lo primordial, para Mario estar bien arreglado, siempre es importante.

Sin darse cuenta pasaron unos 15 minutos. Tenía que salir del baño, para que, pueda dirigirse con Sandra al restaurante el cuál había reservado hace unas horas.

Mario salió de este, se quedó atónito cuando vió a Sandra con un vestido rojo pegado al cuerpo que resaltaba sus curvas, unos tacones blancos y una cola de caballo.

- Camina hacia ella. - Se le ve muy bien, Sandra. - Mario sonríe.

- Gracias, Doctor. A usted también. - Sandra le devuelve la sonrisa.

Los dos obtienen un leve rubor rosita en sus mejillas.

- Gracias, Sandra. - Debido a los nervios, los dos sueltan una risa. - ¿Nos vamos?

Sandra asiente con la cabeza.

Armando sale de la oficina y se dió con la sorpresa de que ya estaban por meterse al ascensor, para así, tomar rumbo al restaurante el cuál quería llevar Mario a Sandra.

Se dió con la sorpresa de que estaban muy bien vestidos para la ocasión y los dos se veían muy bien juntos.

- Mario, ¿Puedes venir un momento? - Armando le dice desde la puerta de la oficina.

- Mario asiente. - Sandra, ¿Me esperas un momento?

- Claro que sí, Doctor, yo lo espero. - Ella responde.

Mario se acerca a Armando.

- ¿Qué pasa? - Mario pregunta.

- ¿Ya te vas a ir al restaurante con Sandra? - Armando sonríe.

- Sí, hermano. Ya me voy, deséeme suerte.

- Mucha suerte, Mario. Lleve todo con calma, ¿Está bien? - Lo toma del hombro, como es costumbre, reconfortándolo.

- Sí, Armando. Gracias. - Le jala la oreja y Armando le da un palmaso en la mejilla.

El cuartel y Betty ríen a carcajadas por las acciones tan repentinas de esos dos.

- Mario ríe. - Hasta luego, Betty. Que tenga buena noche. - Le da un beso en la mejilla.

- Hasta luego, Don Mario. - Sonríe. - Suerte. - Susurra.

- Hasta luego a todos. Que tengan buena noche. - Sandra y Mario mueven sus manos para despedirse.

- Igualmente, hasta luego. - Se despidieron al unísono todos los que estaban presentes.

Ellos estaban a punto de encaminarse hacia el ascensor, hasta que viene alguien desde el corredor.

Sí, era el Doctor Franco Mikeri, abrió los ojos como platos cuando los vió juntos.

- Hasta luego a todos, que tengan buena noche. - Dijo Franco confundido.

- Hasta luego. - Dijeron todos al unísono.

- Camino hacia Sandra y Mario por inercia le toma el brazo a la pelinegra. - Que tenga buena noche Sandra

Inesperadamente, Franco le da un beso en la mejilla a Sandra. Él entra al ascensor. Se cerraron las puertas y todos quedaron impactados por tal intensa escena.

Mario apretó el botón del ascensor así poder irse al restaurante.

Se abrió el ascensor y Mario invitó a Sandra a que pase primero.

- Gracias, Doctor. - Sandra pasa al ascensor y luego Mario.

Todos los observaron y sonrieron.

El ascensor abrió sus puertas en la recepción. Ellos se despidieron de Mariana que estaba recogiendo sus cosas y esperando a las del cuartel.

Por otro lado, Mikeri continuaba revisando la correspondencia que le llegó y los observó nuevamente causando que Sandra obtenga un rubor rosado en sus mejillas.

Sin más que decir, Mario y Sandra caminan hacia afuera y él habla con Wilson para que le indique donde se encontraba su carro.

- Wilson, cómo le va ¿Dónde está mi carro? - Le pregunta.

- ¡Sí, Doctor! Ahí está - Wilson camina en paso rápido hacia el carro de Mario.

- Vamos, Sandra. - Sandra asiente.

Mario le abre la puerta del copiloto a Sandra.

- Gracias. - Dijo Sandra.

Mario la ayuda a entrar y cierra la puerta cuidadosamente.

Luego, este camina y abre la puerta del piloto así él entrar.

- Muchas gracias, Wilson. - Dice Mario.

- ¡De nada, Doctor! - Sonríe. - Y.. Una preguntica.

- Mario suelta un suspiro. - A ver, ¿Qué pasó, Wilson?

- ¿Por qué está saliendo con Sandra? - Wilson recibe un golpe de Mario.

- ¡Hombre! ¿Yo a caso le tengo que dar explicaciones? - Dice Mario con el ceño fruncido.

- No, para nada, Doctor. Vaya tranquilo, que tenga buena noche.

- Gracias. - Mario y Sandra ven que en la puerta estaban las del Cuartel, Armando y Betty, y al lado se encontraba Franco.

Ellas alzan una mano para despedirse. Se escucha claramente que ellos dicen "¡Hasta luego!" excepto Franco. Él no dijo nada, solamente los vió y se encaminó a su carro.

- ¡Hasta luego! - Dicen Mario y Sandra al unísono.

Mario sin darle importancia a Franco prende el carro y arranca así dirigirse al Restaurante que reservó para ir con Sandra.

Por unos minutos hubo un silencio muy incómodo, así que, Mario decidió romper el silencio.

- ¿Cómo está, Sandra?

- Muy bien, Doctor. Gracias por preguntar, ¿Y usted? - Dice Sandra.

- Me alegra mucho, de verás. Yo estoy bien, gracias. - Sonríe.

Los dos se miraron y soltaron una risa, la cuál hizo mucho más divertido su viaje hacia el Restaurante.

Hablaron mucho, tanto que por un momento se olvidaron del Mundo. Para ser su primera cita, no estaba para nada mal (Aunque no era una cita, bueno, tal vez)

La felicidad de Mario y Sandra se irradiaba en sus sonrisas. Sin darse cuenta, ya habían llegado.

- Oh, ya llegamos. Sé que fue un poco largo el viaje, pero ya estamos aquí. Espero le guste mucho. - Dijo Mario.

- Sí, ¡Está muy bonito el lugar! - Sandra sonríe.

- ¿Vamos?

Sandra asiente a la pregunta que le hizo Mario. Mario la ayuda a bajar, y pasan al Restaurante llamado "El Oasis" muy conocido y muy lindo.

Él iba pocas veces ya que quedaba un poco lejos de Ecomoda, pero, para esta ocasión.. Tenía que ir con Sandra.

Mario consultó sobre su reservación y los llevaron hacia la mesa, Sandra observaba todo su alrededor.. El lugar estaba muy bonito y era muy elegante.

- Aquí está su mesa. - Les dice el encargado.

- Gracias. - Dijo Mario.

Mario ayuda a Sandra para que pueda sentarse, acomoda su chaqueta y su cartera.

- Muchas gracias, Doctor. - Sonríe.

- No hay de nada, Sandra. - Le devuelve la sonrisa.

Viene el mesero para darles nuevamente la bienvenida, y entregarles la carta para que así puedan pedir lo que deseen comer y tomar esta noche.

- Gracias, a mí me da un Omelette de caviar Sevruga ¿Usted, Sandra? - Mario pregunta.

- Si, a mí lo mismo, por favor. - La pelinegra no sabía que pedir, ya que, nunca había venido a este lugar y no conocía sus platos.

- Y el mejor vino que tenga. - Mario se acerca al oído del mesero. - Es una cena especial. - Le susurra al mesero.

- El mesero asiente con la cabeza. - Me parece muy bien, ¿Eso sería todo?

- Eso sería todo, gracias. - Mario sonríe.

El mesero se retira. Mario y Sandra vuelven a conversar, cualquiera podría notar que esos tortolitos tienen muchísima química y se entienden muy bien.

Luego de aproximadamente 10 minutos, el mesero les entrega la entrada y el vino, luego, ellos continúan su conversación.

- Sandra, cada día falta menos para que se vaya con Franco a Palm Beach. - Dice Mario.

- Sí, Doctor. Ya falta poco, y me gustaría viajar, nunca lo he hecho. - Ella sonríe.

- ¿Y porqué nunca a tenido la oportunidad de hacerlo? - Pregunta.

- Lamentablemente es porque no hay plata. - Sandra continuaba comiendo.

- Me imagino, pero ya va a poder, y espero la pase bien. - Mario mira hacia otro lado.

- Eso espero, Doctor. Que todo salga bien y no pase nada malo. - Sandra sospechaba de Franco.

- Sí.. - Mario piensa. - Digo.. Sí, porque merece viajar y más a un lugar tan bonito como Palm Beach.

- Así es.. - Sandra dice confundida.

Mario tomó un sorbo del vino a causa de lo nervioso que estaba. Sinceramente, él no quería que ella viaje con Mikeri. Pero tenía que ser, y todo ya estaba planeado.

El Mesero les entregó su comida y ellos disfrutaron del momento, los dos intentaron no hacer notar que les gustaba estar juntos, pero.. Sinceramente, todo era mutuo.

A Sandra le brillaban los ojos y en su sonrisa se notaba como le hacía feliz estar frente a él, platicando, y compartiendo la felicidad en un lugar tan romántico como este.

Mario estaba muy feliz de estar con ella, de poder amarla en silencio sin que ella lo sepa. A él ya le comenzaba a gustar admirar el brillo de sus ojos.

- Doctor, nunca había venido a este lugar, no sabía que existía. - Dijo Sandra observando a su alrededor.

A Mario le causaba ternura como la pelinegra veía el lugar con su boca entre abierta.

- Sí, es mi favorito, pero vengo muy pocas veces y lo elegí para este momento muy especial para mí. - Mario sonríe.

Intercambiaron sonrisas y nuevamente apareció un silencio, un silencio que no fue incomodó. Escuchaban la música clásica.

Corrió mucho tiempo y ya era tarde. Mario tenía que llevar a Sandra a su casa, para que pueda descansar.

- Sandra.. Es momento de irnos, ya es muy tarde. - Mario hizo un puchero, no quería que esto terminará.

- Sí, Doctor, lo sé. - Sandra abultó sus labios.

- Mesero, la cuenta, por favor. - Dijo Mario.

El mesero le indicó lo que tenía que pagar y Mario le entregó el dinero en efectivo, ya que, en ese momento no traía su tarjeta de crédito.

- Muchas gracias, hasta luego. - Se despidieron al unísono mientras Mario ayuda a Sandra a pararse y ponerle la chaqueta.

- Gracias por la ayuda, Doctor. - Dijo Sandra.

- Es un placer, Sandra. - Sonríe.

Ellos se retiran del restaurante y suben al carro, Mario la ayuda nuevamente a Sandra a subir a este y cuando él termina de hacerlo, sube por su cuenta.

Prende el carro y arranca, se dirigen a la casa de Sandra. Quedaba un poco lejos del restaurante pero sabían que el viaje hasta allá no iba a hacer para nada aburrido, y todos sabemos que eso pasa cuando estás con la persona correcta.

- Sandra, ¿Qué le pareció la cena?

- Me gustó mucho, Doctor. Muchas gracias por la invitación.

- Sandra, fue un placer para mí. Me gustó hacerle esta invitación, fue muy especial. - Mario la miró.

- Sí, lo fue. - Sandra también lo miró.

El semáforo cambió a rojo y Mario no quería omitir este momento, así que, decidió hacerle un chiste muy malo a Sandra.

- Sandra.

- ¿Dígame, Doctor? - A Sandra le despierta la curiosidad.

- ¿Usted sabe qué le dice un techo a otro techo?

- Uhmm, no lo sé, ¿Qué le dice? - Ella sonríe.

- Techodemenos.

Sandra ríe por tal mal chiste que salió de la boca de Mario, y él también ríe, no pararon de hacerlo hasta que el semáforo cambió a verde y tuvo que arrancar nuevamente.

Mario vió temblando a Sandra.. Hacía mucho frío y ella solo llevaba una chaqueta que no la abrigada muy bien.

- Sandra, usted está temblando. Tome, mire, acá tengo esto para que pueda abrigarse un poco más. - Mario le entregó un abrigo que le regaló Armando en su cumpleaños.

- Muchas gracias, Doctor. Lo necesitaba. - Sandra se lo puso, como este era muy largo, acababa en sus piernas.

- ¿Ahora sí? - Pregunta.

- Ahora sí, Doctor.

- Lo mantendré aquí, para que, cuando venga y tenga frío, se lo dé. - Dijo Mario.

Sandra sonríe y le agradece por tan bonitos gestos que tiene el Doctor Mario con ella, nadie podría imaginar que iba a llegar a hacer algo así por alguien.

Nunca le había salido del corazón algo así a Mario, ni tampoco preocuparse tanto por alguien.. Simplemente, eran cosas que casi nadie podía esperar de Mario.

Nadie nos va a quitar de la cabeza esa chica.. Gina, la bella Gina Zuluaga.. También era imposible imaginar que era solo una amiga de él. Tal vez ese pensamientos no desaparece aún de la cabeza de Sandra, pero Mario algún día le confirmará que era solo una amiga para él.

Mientras Mario manejaba, Sandra veía la Luna, una hermosa Luna llena.. Que hacía aún más bello este momento que tenía con el Doctor. Sin que él se diera cuenta, ella lo miraba con admiración, una mirada de una persona que ama.. Que ama sin control.

- Sandra, ya llegaremos pronto. Falta muy poco. Usted sabe que estábamos lejos y el viaje es largo. - Encoge los hombros.

- Sí, no se preocupe, Doctor. - Dice Sandra.

Pasaron los minutos y ya habían llegado, estaban frente a la puerta de la casa de Sandra, Aura María y Mariana.

Él bajó primero, para poder ayudarla como lo hizo todo el día. Tomó la cartera de Sandra para que le resulte más cómodo ir a la puerta.

- Bueno, Sandra.. Ya estamos en su casa.

- Sí, Doctor. Finalmente. - Sandra suelta un suspiro.

- Espero le haya gustado mucho la cena Sandra, y que la haya disfrutado. Ese era mi objetivo y espero haberlo logrado.

- Si lo hizo, Doctor, pero.. ¿Le digo algo? - Sandra pregunta.

- Sí, claro. - El castaño responde.

- Espero esto se repita y que no quede en el aire. Me gustaría volver a salir con usted. - Sandra sonríe.

- Le prometo que sí. - Mario se puso aún más feliz al escuchar eso.

- Gracias por su atención, por lo caballeroso que fue conmigo, por prestarme su abrigo, por absolutamente todo. - Ella continúa sonriendo.

- Gracias a usted por aceptarme la invitación, pensé que no lo haría. - Dice Mario.

- Claro que no, Doctor. Si se la iba a aceptar, no dude eso. - Tomó el hombro de Mario.

- Está bien, Sandra. Hasta luego, que tenga buena noche. - Sonríe.

Sandra le da un abrazo a Mario para poder despedirse, fue algo repentino, un arranque.

Mario quedó impactado, pero, le devolvió el abrazo con mucha más fuerza.

- Gracias Doctor, que usted también tenga buena noche. - Sandra abre la puerta de su casa y se despide sólo con una sonrisa.

Mario le devuelve la sonrisa y sacude su mano en forma de despido.

Al ver que ella ya había entrado a su casa sana y salva, fue hacia su carro así ir a su apartamento.

- Wow. - Sonríe embobado. - No sé que pasó, pero, fue muy bello. Sentí esa conexión la cuál nunca había sentido. No sé explicar todo esto que me está pasando. - Él ríe nervioso.

El viaje hacia su apartamento no fue muy largo. Cuando llegó, se abrieron las puertas, dejó sus cosas y fue hacia el baño a darse una buena ducha caliente para poder dormir relajado.

Por otro lado, Sandra entró a su casa y vió que las chicas estaban dormidas, ya era muy tarde así que decidió ducharse.

Mario terminó de ducharse y se colocó su pijama, prendió la TV y se envolvió entre las sábanas.

Sandra al terminar su ducha, también se colocó su pijama y se hizo una agua aromática, entró a su habitación y pensó largo rato sobre todo lo que ocurrió con Mario.

Pasó mucho tiempo desde que Mario se quedó viendo TV y ya tenía mucho sueño, así que, la apagó y pensó un rato en la pelinegra.

- Ella es la persona que me hace feliz. - Él suspira.

Sandra sigue pensando en Mario, hasta que salieron unas palabras de su boca.

- Lo sigo amando apesar de todo. - La pelinegra sonríe.

Mario cierra los ojos y se queda dormido al instante.

Sandra tambíen, tenía mucho sueño y al cerrar sus ojos se quedó dormida.

Todo entre ellos, es algo mutuo.

_________________________________________

Hola! Quería pedir disculpas por la demora para que salga el capítulo 6, sinceramente, tuve muchos imprevistos. Espero este capítulo haya sido de su agrado, gracias por el apoyo que me han dado hasta ahora! Gracias, gracias, gracias! Los tqm! Esperen el siguiente capítulo! 🤍





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