Alguien había entrado a su habitación.
Jin Zixuan realmente no podía dar fe de eso eso. No era como si algo hubiera sido arrojado al suelo o volcado, era más como si alguien hubiera manejado con cuidado sus artículos personales, los hubiera tratado con cuidado, hojeó sus libros, abrió los cajones de su escritorio y luego lo alisó todo, lo volvió a colocar con precisión en su lugar. Su habitación parecía extraña, puesta en escena como la escena de una obra de teatro.
Giró en círculos, frunciendo el ceño. Todo era dorado o amarillo, los muebles estaban dorados, ornamentados y cubiertos de peonías, y había muchos muebles. A su madre nunca se le había permitido tener voz en la decoración de los aposentos privados del Heredero. Por lo general, la visitaba en sus habitaciones, en lugar de tener que lidiar con su negativa a abrir los ojos en los suyos, no le gustaba hablar con ella cuando tenía los ojos firmemente cerrados, era desconcertante.
De hecho, parecía muy chillón, después de estar en Gusu Lan, con sus paredes blancas y vistas a los árboles.
—¿Le pasa algo, joven maestro?—preguntó el mayordomo de su padre. El hombre sudaba profusamente, el rostro cubierto por una sonrisa que seguramente no podía sentir.
Regla setenta y ocho, setenta y nueve.
—Quiten esa mesa y ese juego de estantes, esta habitación está muy desordenada.
Las cejas del mayordomo se elevaron hasta la línea del cabello, su sonrisa se volvió aún más tensa.
—¡Nada ha cambiado en absoluto, joven maestro Jin, se lo aseguro!
—No obstante, quiero que se muevan. Y esas cortinas bloquean la ventana, haz que las bajen. ¿De qué sirve tener una ventana si no puedo ver a travez de ella?
—Lo haré... ¿Joven heredero del clan? ¿Dónde le gustaría que se coloquen los artículos?
—No me importa, en cualquier lugar que crea conveniente.
¿Cuál era el nombre del hombre?
—¿Cómo era tu nombre?
El mayordomo de su padre dejó caer el quemador de aceite ornamental que había recogido y miró hacia arriba, sorprendido y con la cara abierta.
—¿Tu nombre?—Jin Zixuan lo incitó.
Pavo real, dijo una voz desdeñosa en su cabeza.
Jin Zixuan cerró los ojos y los volvio a abrir.—Disculpe, ¿sería tan amable de recordarme su nombre?
—Jin Peizhi, heredero del clan.
—Gracias por ayudar en este asunto, Jin Peizhi.
—Este existe para servirte, heredero del clan.—dijo Jin Peizhi, y se inclinó profundamente.
—¡Ah, Zixuan, es bueno tenerte en casa!—Su padre le dio dos palmaditas en la espalda y luego lo sujetó por los hombros y le sonrió con los ojos húmedos. Él asintió con la cabeza como si estuviera demasiado abrumado por la emoción para hablar, Jin Zixuan se habría conmovido más si no hubiera visto a su padre practicando una bienvenida similar a su primo ZiXun en un espejo. Se preguntó cuántas veces su padre había trabajado en esa sonrisa para que fuera convincente, si había merecido más práctica que ZiXun.
Tendría que ver a ZiXun en algún momento.
Mierda.
—Padre.—Jin Zixuan se inclinó profundamente.
—¡Pero deberías haber vuelto a casa antes, hijo mío! ¡Hubieras evitado todo el alboroto!—Jin Guangshan lo amonestó, todavía sonriendo, pero ahora sus ojos estaban secos y calculadores.
—Lamento mucho haberle causado algún problema, padre. Por favor perdoneme. Tuve suerte de que Cloud Recesses estuviera a salvo gracias a las acciones de madre y las de Nie MingJue y los Jóvenes Maestros Lan y Jiang.
Jin Guangshan gruñó en reconocimiento, hizo un gesto a Jin Zixuan para que caminara con él y comenzaron a caminar por el jardín ornamental.
—Tu madre se puso un poco nerviosa.—dijo su padre, casualmente, con las manos entrelazadas a la espalda.—Las mujeres pueden ponerse así en su momento de la vida, temperamentales. Escuché que ahora a ido a Lotus Pier.
—Fue a visitar a Madame Yu, sí.—dijo Jin Zixuan, con cuidado.
—Por qué alguien querría visitar a esa perra... pero tu madre siempre ha sido alguien a quien le gusta llevar la contraria.—Le dio a Jin Zixuan una mirada de reojo.—Esa tiene que ser una visita privada, ¿comprendes, hijo? Su propia decisión.—Jin Zixuan debió parecer confundido, porque su padre suspiró y continuó.—No es un asunto del Clan Jin.
Le dio un codazo a la manga de Jin Zixuan.—Ahora tienes la edad suficiente para ver el panorama general. He estado pensando que es hora de que te incluyas más en la planificación del futuro del Clan y con eso en mente... —Jin Guangshan juntó el pulgar y el índice para enfatizar y luego frunció el ceño.—Las cosas están un poco... complicadas... ahora, con Wen Ruohan. Él puede robar almas, aparentemente, tiene un ejército de títeres sin alma.
—Lan WangJi dice que son fáciles de superar.
—¿Lan WangJi? Pensé que ese chico no hablaba.—Su padre se sorprendió.
—Habla a veces.—Dijo Jin Zixuan, también sorprendido de encontrarse defendiendo a Lan WangJi.
Su padre negó con la cabeza.—Algo anda mal ahí, es extraño. ¡Y una manga cortada! Lan Qiren debe estar escupiendo sangre.
—No creo que a él le importe esa parte.
—Bueno, él no ha hecho mucho por educarlo, ¿verdad, si le gustan los niños? ¡No hay nietos allí! No es de mucha utilidad para el Clan.
Los recuerdos se apoderaron de Jin Zixuan, estaba de pie ante las puertas de Gusu Lan bajo la llovizna, sosteniendo a Wei Wuxian del codo. Lan WangJi se había abierto paso a través de los cultivadores Wen como si estuviera bailando con ellos, Lan WangJi se había resbalado y caído, y su clan había clamado por él al unísono y anhelando.
El ruido que había hecho Wei Wuxian entonces.
—Lan WangJi es muy valorado por Gusu Lan.—es todo lo que se le ocurrió a Jin Zixuan.
—Todos son extraños. ¿Quién querría vivir así?—Jin Guangshan negó con la cabeza.
—Pero tu madre... es incómodo, con los Wen ahora mismo. No se lo ha puesto más fácil metiendo el pico así, sería mejor decirles que necesitaba el consuelo de un viejo amigo en su momento de problemas.
—¿Comodidad?—La mente de Jin Zixuan se quedó atónita.
—Ya sabes, cosas de mujeres. Ella está envejeciendo, a menudo se vuelven un poco extravagantes cuando pierden la apariencia.
—¿Quieres... que insinúe a los Wen que Madre se ha vuelto loca? ¿Por qué esta vieja?
—¡Eso es!—dijo su padre, complacido.—No vamos a ponerlo en pancartas ni nada, solo algunas pistas aquí y allá.—Jin Guangshan se detuvo y miró a su hijo.—No voy a lidiar con títeres sin alma subiendo los escalones de la Torre Koi, solo porque tu madre se ha metido en un lío.—Su voz era dura y su sonrisa desapareció.—Los Wen se harán cargo de Lotus Pier. Triste, pero así es. No les voy a dar una excusa para mirar al Clan Jin. ¿Entiendes, Zixuan?
—Te comprendo, padre.—dijo Jin Zixuan.
Su padre volvió a sonreír y empezó a caminar. Después de un momento miró hacia atrás por encima del hombro.—¡Sigue así, Zixuan!—exhortó jovialmente.—No te has convertido en una flor delicada, ¿verdad? ¿No eres un manga cortada?
—¿Qué?
—Te has quedado un poco callado. ¡No es usual de ti! ¡Pensé que podrías tener un poco de Lan Wangji sobre ti!
Jin Zixuan se dio cuenta de que se estaba clavando las uñas en las palmas, respiró hondo y relajó los dedos.
—No, no soy un manga cortada.—dijo.—Sólo estoy un poco cansado, pero Lan WangJi no es delicado.
—Pero ese otro... Ese chico Yunmeng.
—¿Wei Wuxian?
—Si. El bastardo de Fengmian, estúpido de su parte criarlo en su casa.
—Lo llama tío.
—No engaña a nadie. ¿Cómo es él?
—¿Wei Wuxian? Muy inteligente. Se luce mucho, pero realmente es muy inteligente.
—Hmm. ¿Y ustedes son amigos?
—No somos enemigos.—Jin Zixuan se encogió de hombros.
Su padre estaba pensativo, tamborileando con el dedo en el labio inferior. Este fue un momento tan bueno como cualquier otro, tomó un respiro profundo.
—Padre, sobre Xue Yang...
—¡Hah! ¡Qué desastre resultó ser!—Su padre puso los ojos en blanco y suspiró dramáticamente.
—¿Qué?—Jin Zixuan se sintió estúpido y no le gustó.
—¿Se suponía que era tan inteligente, tan hábil, y fue derribado por Lan Qiren? ¡Patético!
—¿Así que estaba a tu sueldo?—La lengua de Jin Zixuan se sintió torpe.—¿Lo enviaste?
No pudo encontrar las palabras adecuadas. Lo eludieron, incluso mientras trataba de sacarlos de su mente. ¿Era así como se había sentido Wei Wuxian?
Bandeja, pensó. Cortinas Subterfugio. Traición.
—¡Meng Yao juró por él! Pero fue una total pérdida de dinero. ¡Tuve algunas palabras con Meng Yao sobre eso, créeme!
—¿Enviaste a Xue Yang a Cloud Recesses?
—¡Oh, no le pedí que matara a Wei... como sea que se llame! Le pagué para conseguir el Hierro.
—¿El hierro?
—El Hierro Yin. ¿Sabes sobre eso Zixuan?
—Sí, me han hablado sobre eso.—dijo Jin Zixuan.—Wei Wuxian está tratando de encontrar una forma de desactivarlo.
—¿Enserio? ¿Lo esta haciendo ahora? Eso es muy interesante, no estoy seguro de que podamos tener eso.—dijo Jin Guangshan.
—¿Disculpa?
—No es muy bueno si está inactivo, ¿verdad? ¿No lo ha hecho todavía?
—No, no lo creo. Casi muere, así que...
—Cuando llegue, dejaré en claro que lo quiero activo, solo... controlado.
—¿Lo has invitando aquí?
—He enviado a Jin Heng. Muy, muy bueno trabajando con las mujeres, y estaba dispuesto a intentarlo. El Segundo Jade no querrá a Wei una vez que lo atrapen con los pantalones abajo. Le daremos refugio, trae la plancha con él, todo está ordenado. No hay necesidad de estrangular a nadie. ¿Qué pasa?
—¿Enviaste a Jin Heng para seducir a Wei Wuxian?
—No creo que sea difícil. Todos los Lan son vírgenes, no es muy divertido.
—¡Pero está casado!
Jin Guangshan se rió y palmeó el hombro de su hijo.—¡Ah, eres tan respetable! ¡No debería haberte enviado a Gusu Lan!
—Regla tres.—se escapó de la boca de Jin Zixuan con más fuerza de la que pretendía.
La sonrisa se desvaneció del rostro de su padre.—Nunca me molesté en aprenderlos.—Dijo Jin Guangshan, encogiéndose ligeramente de hombros.—Y de todos modos, la mayoría de ellos solo se aplican en Cloud Recesses.
—No te comprometerás...—comenzó Jin Zixuan.
—Si bien.—dijo Jin Guangshan en voz alta.—El chico Wei puede venir aquí y ayudarnos con el hierro, tal vez nos ayude con algunos títeres propios.
—¡No lo hará!—dijo Jin Zixuan.
Jin Gungshan arqueó una ceja con complicidad y siguió caminando.
—Esto es urgente, es para Cloud Recesses, de inmediato.
Jin Peizhi hizo una reverencia.—Por supuesto, joven maestro Jin. ¡Se lo llevaré al mensajero de inmediato!
—¡No! Es decir...!
Jin Zixuan se tambaleó y cerró los ojos.
—No quiero que mi padre sepa que he enviado esto.—dijo.
Hubo una pausa.—Creo que la joven amante Luo acaba de regresar de visitar a su familia.—dijo el mayordomo mientras miraba pensativo por la ventana recién desnuda.
Una gran ola de alivio se apoderó de Jin Zixuan. No se había dado cuenta de lo fuerte que se estaba sujetando hasta que sus músculos suspiraron y se relajaron. Finalmente, un aliado. No estaría completamente solo aquí.
Quizás dos aliados.
—Gracias, Jin Peizhi.—dijo, e inclinó la cabeza.
Hablaba animadamente con un grupo de discípulos, rodeada de sus amigos. Cuando lo vio, su sonrisa se iluminó y saludó con la mano.
—¡Joven Maestro Jin! ¡Estás en casa y a salvo!
Los otros discípulos se desvanecieron, murmurando corteses excusas sobre la necesidad de entrenar, y ella les dedicó una rápida sonrisa.
—¡Comeré contigo más tarde!—ella prometió.
Jin Zixuan tosió.—En realidad, Mian Mian, ¿Puedo pedirte un favor?