NARRA MARTINA:
Me acomodé un mechón
del cabello detrás de la
oreja, nerviosa. No sabía
qué pensar; en el
campamento Jorge fue muy
lindo conmigo, vivimos
momentos muy bonitos,
pero éramos unos niños;
ahora era diferente. ¿Qué
hay de mis sentimientos
ahora? ¿Había algo más
que un profundo
sentimiento de amistad
por él? Recordé cuando
Facundo llegó a casa y me
dijo del accidente de Jorge casi me
desmayé de dolor y pena,
de pensar que no volvería
a verlo. Recordé todo lo
que sentí estos cinco días
en que no despertaba, el
miedo de que quedara en
coma o algo así.
¿Sentía algo por Jorge?
-¿Hola? ¿Tierra llamando
a Tini?-dijo Jorge
-Ah... perdona, me
distraje. ¿Qué decías?
-¿Cuánto tiempo he estado
aquí?
-No mucho... sólo cinco
días.
-¡¿Cinco días?!- gritó
Jorge, consternado- ¡eso
es mucho tiempo!
-Si... pero lo bueno es que
despertaste y estás a
salvo- le di un ligero
apretón en la mano a
manera de apoyo, pero él
la retuvo cuando intenté
retirarla.
-Y contigo- sonrió
ligeramente, y se le
subieron los colores al
rostro.
-Yoyi y Tini hasta el
fin- sonreí también.
Nos quedamos un rato
riendo y hablando hasta
que la enfermera que me
había traído dijo que tenía
que irme antes de que
alguien se diera cuenta de
que estaba ahí.
Me fui, prometiéndole a
Jorge de que al día
siguiente me pondría al
día con las tareas -era
sábado y desde el lunes
en la tarde no me había
despegado del hospital- y
después de eso iría a
verlo.
Mientras iba camino a
casa pensé en lo cansada
que estaba casi no había
dormido en todo este
tiempo. Mercedes me hizo el
favor de llevarme a casa
en cuanto llegué tuve una
leve intervención por parte
de papá y mamá, que
estaban preocupados por
mi relación con Jorge. No
los culpaba primero papá
lo tenía por pandillero y
después se accidentaba.
Les expliqué lo de los
frenos, que no había sido
su culpa, pero aún así
tenían cierto recelo hacia
él.
Subí a darme una ducha, y
después me acosté a
dormir.
Mientras caía en brazos
de morfeo, pensé si mis
padres tendrían razón al
pedirme que no saliera
con Jorge. ¿Sería mala
influencia para mí? Yo
sabía que era un chico
malo, pero me constaba
que últimamente él había
intentado mejorar, estaba
pasando los exámenes por
sí mismo y ya ni siquiera
salía tanto a fiestas.
No, claro que Jorge no
podía ser malo para mi.
Me di cuenta de que tal
vez sentía más cosas por
él de las que me gustaría
admitir.
NARRA JORGE:
Martina vino puntual todos
los días en la tarde. A
pesar de que ya había
estado cinco días dormido,
tuve que quedarme otros
cinco días en el hospital
por exámenes médicos y
revisiones. Me dijeron que
me había llevado un buen
golpe en la cabeza, y por
eso no querían dejarme ir
hasta estar
completamente seguros de
que no tenía secuelas. "Es
un milagro" repetían todos
una y otra vez.
Así que cuando por fin me
dieron el alta era jueves, y
ya habían terminado los
exámenes finales. Mamá
tuvo que hablar con el
director para permitirme
hacerlos; después de
explicarle la situación dio
su consentimiento, pero
tenía que presentarlos al
siguiente lunes y
aprobarlos, porque ya se
había pasado el tiempo de
extras también.
Y gracias a Martina, Facu,
Ruggero, y todos los del
equipo -que se habían
vuelto increíblemente
buenos en todas las
materias y habían
aprobado sus exámenes
gracias a ella- aprobé
todos.
-No puedo creer que no
tendré que hacer curso de
verano; es la primera vez
en años- dije, feliz,
mientras Facundo me llevaba
a casa de Martina a darle la
noticia. Aún no tenía auto.
-Si no hubiéramos sido tan
flojos, tal vez podríamos
haber sido tan buenos
como Lodovica, y graduarnos
con honores el siguiente
año- Facundo rió, divertido.
-Bueno, no creo que tanto
así pero definitivamente
habríamos podido tener
mejor promedio.
-Sí... y a todo esto, ¿que
ha pasado con Martina? ¿ya
le has confesado....?
-No, aún no- fruncí el
ceño- pero pronto. Tal vez
se lo diga después del
partido.
-Wow, wow, wow, alto ahí.
¿Vas a jugar?
-¡Claro que sí! Los
doctores dicen que ya no
hay nada malo, ni riesgos,
así que jugaré en el
partido de la próxima
semana. Ya invité a Tini.
-Bueno... supongo que
está bien, entonces...
Llegamos y aparcamos
frente a la casa de Martina.
-¿Y se lo dirás así como
así?- Facundo hizo una cara
de desaprobación.
-No, claro que no-
contesté, sonriendo.-
Tengo una gran idea, y
Ruggero y tu me ayudarán...
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