Bruabba week 2021

By EskarinaSforza

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Pues eso More

Día 1: campeonato
Día 2: un cuadro de una puesta de sol
Día 3: cocinar es mágico
Día 4: Phenomena
Día 5: El arma secreta.
Día 7: Tier List

Día 6: En un puerto Italiano

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By EskarinaSforza


Housework/family/crossover

Había quien decía que Bruno Bucciarati, más que una panda de mafiosos, dirigía un hospicio de caridad para huérfanos. Quizás era comprensible cuando pensaba en la edad que tenían Fugo, Narancia, Trish y Giorno, pero a su manera eran todos como adultos responsables en cuanto a sus deberes con Passione se referían, y Trish era la protegida al ser la hija del jefe. Además, no es que la edad les dijese nada en ese sentido, Fugo era normalmente mucho más responsable que Mista a pesar de ser él menor y Mista un adulto al menos legalmente. 

El tema es que cuando lo hacía gente de fuera de la organización tenía cada vez menos problema en enseñarles si Narancia era una pobre y adorable huérfano o una mafioso peligroso. Que sí, Narancia era adorable, pero eso era algo para el ámbito privado. 

No todos los de su grupo eran niños a su cargo, aunque cuando lo invitó a unirse pensó que Abbacchio iba a ser el más dependiente de todos se encontró con que pronto era una ayuda de la que él dependía cada vez más. Antes de darse cuenta se vio a si mismo pasar de apoyarse en él a buscar su compañía fuera del trabajo. Claro, le parecía atractivo desde el mismo momento en que lo vio limpio por primera vez, pero no podía evitar mirarlo cada vez más. De acuerdo, quizás era algo más que atractivo, era muy atractivo y a cada momento descubría más cosas que le gustaban de él. Y un día se dio cuenta, en la soledad de su piso viendo una de esas películas que no admitía ante los demás que tanto le gustaban, que le gustaría vivir eso con el mayor de su equipo.

Desde que lo descubrió hasta que no pudo aguantarlo más y, en una ronda nocturna los dos solos, le besó (fue correspondido con ganas, nunca olvidaría ese momento) pasó unas semanas duras de no poder concentrarse cada vez que el otro entraba en la misma habitación y a la vez sufrir cuando no lo tenía cerca. En un principio pensaron en mantener la relación en secreto, pero la total ausencia de respeto en la intimidad ajena de Narancia y Mista cuando estaban intentando resolver una disputa los descubrió bastante rápido. Todo el grupo se alegró por ellos (aun faltaban Trish y Giorno en ese entonces) y comprendieron que para los de fuera y para Polpo seguiría siendo un secreto.

Si los demás miembros ya trataban a Bruno como a una figura materna, el hecho de conocer su relación con Leone les hizo virar automáticamente la vista a él y el comentario casual de que abba significaba padre en hebreo por parte de Fugo les hizo perder la cabeza. Abbacchio protestó, les dijo que eran ratas molestas y que a penas y tenía un par de años más que ellos, pero claro, esas protestas habrían sido más efectivas si no sucedieran mientras ayudaba a Mista a superar una crisis de ansiedad por darse cuenta de que las sillas tenían cuatro patas, castigaba a Narancia sin videojuegos por haber suspendido un examen y a Fugo sin documentales por haberle pegado a Narancia. Incluso se vio de vez en cuando llamando a esa pandilla "nuestros chicos" de una manera que no tenía nada que ver con la mafia.

A Bruno eso no le molestaba, entre ellos al menos. En privado eso le hacía soñar con un futuro en el que sus planes estuvieran más avanzados y pudieran ser una familia legal y acabar adoptando a sus propios hijos reales. Claro, aun eran jóvenes, tenían una vida más que complicada y llevaban poco tiempo juntos, no quería espantarlo. Según los demás miembros del grupo la única manera de espantar a Leone Abbacchio de su lado sería quizás fuego o abrirle un boquete en el pecho, aunque apostaban más por la segunda, el fuego no le espantaría. Después de todo se quejaba, pero era el primero que se aseguraba de que Narancia estudiase, Mista recogiese sus cosas y en general todos colaborasen en las tareas domésticas, la llegada de Abbacchio había facilitado también su vida en ese sentido.

Entre tanta bromita sobre padres y adopción, un día sin más se encontraron a un niño. Que un niño corretease solo por Nápoles no era tan extraño, por desgracia tampoco lo era que lo hiciese con ese aspecto harapiento. Lo que no era tan común era que llevase un pequeño mono encima.

-Leone, ¿hay algún circo por la zona? -los niños de los circos a veces correteaban por la ciudad haciendo pequeños amigos mientras estaban por la zona y de paso captando clientes- No creo recordar ninguno.

Leone negó y arrancó a andar automáticamente detrás de Bruno, sin dudar ni por un instante en que iba a interesarse por el bienestar del niño, intentar recordarle la agenda era inútil, por lo que simplemente le mando un mensaje a Fugo diciendo que había un incidente H. Tenían un código para los ataques de Stand, para ordenes improvisadas, Bruno encontrándose con un animal herido, favor de anciano, favor de vecino normal, favor infantil y por supuesto, para huérfanos. El día que Bruno se enteró lo consideró una perdida de tiempo, que no era algo que pasase tanto como para molestarse en inventar un código. Fugo sin inmutarse le enseñó que no solamente pasaba más de un par de veces a la semana, sino hasta el tiempo ahorrado con el código.

-Ciao, ¿estás perdido? -preguntó Bruno con su sonrisa angelical.

El pequeño pareció confuso ante el hecho de que un adulto le hablase con amabilidad, cosa que el mafioso notó e hizo a su corazón latir con compasión. Le convenció para que fuese con él al menos a comer, si bien el pequeño iba a negarse, sus tripas rugieron a favor de aceptar la idea del hombre que acababa de conocer. El otro hombre que había a su lado tenía un aspecto intimidante pero no parecía realmente malvado. Aun así, acostumbrado a leer el ambiente, Abbacchio se fue llevándose con él a los demás y dejando a Bucciarati y al niño a solas.

-Osea que te llamas Marco Rossi y buscas a tu madre. Bien, tienes suerte, conozco a la mayoría de la gente de esta ciudad -le dijo con una sonrisa tranquilizadora fingida, pues acababa de ver a sus espaldas como Abbacchio sacaba a rastras a Narancia antes de que a este le diese tiempo a entrar corriendo al escuchar que había un mono- Dime quien es y no tardarás en...

-Mi madre está en Argentina, señor -le respondió el niño con una seriedad impropia de su edad- Quería coger un barco para ir a buscarla allí, señor.

Años de tratar con gente excéntrica sin parpadear le hizo a Bruno mantener una perfecta compostura. Ni más ni menos que cruzar en océano en barco, quería. Le dijo que volvería en un segundo, que él y su amiguito podían seguir comiendo tranquilos.

-¿Y bien? -le preguntó Leone.

-¿Puedo ir a jugar con el mono? -preguntó Narancia.

-¿Has encontrado a su familia? -preguntó Mista.

-Si tienes información puedo encontrarlos -le sugirió Fugo.

-Lo del mono... -insistió Narancia.

Bucciarati le hizo un gesto a Narancia para que fuese, sabía que no iba a quedarse tranquilo hasta que viese al dichoso mono; quizás hasta le servía al niño para relajarse.

-Dice que su madre está en Argentina y quiere ir a buscarla.

-Es un gran viaje -Mista dio un silbido apreciativo- Demasiado para un crio.

-Estoy de acuerdo en eso, por ello me gustaría que localizásemos a su madre antes de saber como proceder, ¿podrás hacerte cargo de eso, Fugo?

La pregunta era más una cortesía que otra cosa, sabía que Fugo era capaz de rastrear a una persona, pero todos le miraron pensando lo mismo. Si bien Fugo podría cumplir la tarea sobradamente, estaba claro, el rastreo y la investigación eran las especialidades de Abbacchio, por lo que dedujeron que necesitaba algo de él.

-Bucciarati -de fondo escucharon los gritos de Narancia gritando que el mono le había mordido, no hicieron mucho caso- Sé lo que estás pensando.

-No lo sabes -le replicó a su pareja.

-Oh, por supuesto que no sé que estás pensando en acogerlo en caso de que no demos rápido con su familia, Bruno -el mafioso se sonrojó al haber sido descubierto tan rápidamente- No podemos, es muy joven y nuestra vida es un desastre. Es un niño. 

Bucciarati lo miró fijamente de manera inexpresiva un largo momento, en parte para ganar tiempo para contra argumentar, pero es que por otro lado es que ese día Leone había estrenado un pintalabios nuevo y era difícil recordar que debía ser racional.

-Iba a sugerir buscar a su familia, claro está, que dices que adoptar a un niño -era bueno detectando las mentiras, pero mintiendo no tanto- Nos pondremos a ello, no llevará mucho tiempo. Es más, si ayudas a Fugo seguramente termináis antes de que el mono le saque un ojo a Narancia.

Mientras que Abbacchio investigaba la procedencia del niño Fugo hizo las pesquisas para encontrar a su madre. Efectivamente, estaba en Argentina, pero en un lugar donde no se podía hacer cargo de él; la buena mujer estuvo profundamente agradecida de enterarse de los descabellados planes de su hijo antes de que los pusiera en marcha. Le pasaron el teléfono a su hijo para que pudiese regañarlo personalmente... La pobre mujer se sintió aterrada ante la idea de su hijo cruzando los Alpes él sólo y le hizo jurar que no lo intentaría. Tardaron muy poco en dar con su familia en Génova, ese misma día se pusieron en marcha. A Bruno le costó muy poco que el capo de Génova contratase en la plantilla de médicos ocasionales de Passione al padre de Marco, por lo que en breves habría dinero suficiente en esa casa para que incluso la señora Rossi pudiese volver a casa con sus hijos.

-Debes reconocer que un niño dispuesto a pasar por medio mundo en búsqueda de una madre suena a la típica historia triste de nuestro equipo -le dijo Bruno en el coche a Abbacchio, estaban cansados y buscando el hotel, iban a aprovechar para tomarlo como una pequeña escapada entre ambos sin los demás-  Y seguro que pasaba la prueba de Polpo, tiene espíritu de lucha. 

Leone no le dijo nada, solamente sonrió levemente. Entre el día que se habían pasado conduciendo y llamar a los capos locales, había sido un día largo, osea que estaba aun más taciturno que de costumbre. Pero como siempre, a pesar de su modo silencioso distaba mucho de no estar pendiente de su jefe. Sabía que no era solamente el mocoso en concreto lo que le estaba pasando por la cabeza.

El hotel no estaba mal y, aunque casi tuvieron una pelea en la recepción cuando insistieron en darles dos camas en lugar de una de matrimonio, estaban cansados y la cama era cómoda y todo estaba limpio. Ya le darían una paliza a quien fuera necesario al día siguiente si se atrevían a mirarles mal. Que les diesen a esos homófobos, iban a utilizar a base de bien esa cama si no se dormían antes por puro agotamiento. 

Bucciarati era un hombre con gran capacidad de trabajo gracias a todos sus años en la mafia, estaba acostumbrado a sacar fuerzas de cualquier sitio para terminar sus trabajos, por lo que sacar fuerzas extra al ver a su novio salir de la ducha no le supuso ninguna dificultad pero si un placer.

-Estás pensando demasiado en el asunto del crio -le dijo Abbacchio mientras lo tenía relajado y recién aseado tras una sesión intensa de sexo, si habían estado vigilando por su hacían algo inmoral se habrían puesto las botas- Te conozco, sé que te pasa.

-Creo que Marco estará bien con su padre amore, no sigo pensando en él -le dijo mientras lo estrujaba y le dejaba un peso en el pecho, bastante más adormilado.

-No con Marco en concreto, con el asunto, sobre lo que hablamos. Si no me das la patada y comprensiblemente me dejas antes...

-No pienso dejarte nunca, idiota, te amo -le interrumpió Bruno acurrucado cómodamente contra él para volver a darle un beso sobre el corazón.

-Bueno, eso no habla bien de tu gusto, pero a lo que iba. Si no me das la patada antes, cuando seas un capo asentado y las ratas a nuestro cargo sean independientes... -la seriedad de su tono hizo que Bruno se incorporase para mirarlo a la cara- En ese tiempo, podríamos adoptar un hijo nuestro, en lugar de un soldato. Un hijo al que criar como tal.

Bruno se quedó completamente congelado en el sitio, como si le hubiese golpeado Ghiaccio en ese mismo momento. No lo esperaba.

-Siempre y cuando quieras, yo estoy bien con lo que me quieras dar, lo sabes.

Esa frase valió para descongelarlo en el acto, ¿Leone pensaba que su silencio era rechazo? ¿A tener un futuro con él?

-Leone, mi amore, quiero un futuro contigo, no pensaba que tu quisieras eso algún día conmigo -se dio cuenta de que sus ojos estaban al borde del llanto- Osea que si llego a capo y cuando crezcan Pana y Nara...

No mucho más tarde el suicidio del capo Polpo les pilló por sorpresa, como el hecho de que ahora era Bruno el que iba a sustituirle. Como siempre Leone fue el primero en enterarse esa mañana, pues la llamada de la cárcel les pilló a ambos en la cama aun.

 -Unos seis meses y cuatro años, para mis veinticinco -anunció Bruno.

-¿Umm? -le contestó Abbacchio medio dormido.

-Para que Fugo cumpla la mayoría de edad, aunque gestionar la adopción lleva su tiempo. Y claro, primero debes de hacer de mi un hombre decente... -vibraba de emoción, pero se dio cuenta de que su aun medio dormido novio no se enteraba de nada y se lo explicó.

-Umm, en dos años -tanteó Abbacchio- La boda. No voy a ser el padre de tu hijo sin que me hagas un hombre decente antes. Y en cuatro empezamos a mover la adopción.

-En cuatro años, amore. Ahora vístete, hoy tenemos que ir a Capri antes de que se muevan los demás. Tenemos que llegar si quiero ser capo.






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