NARRA JORGE:
-No vuelvas a tomarme
así, que no soy nada tuyo-
espetó Martina- ¡Vámonos, Mer!
Mercedes me miró
enfurecida, pero al ver que
Martina estaba tan enojada
prefirió hacerle caso.
Subieron al carro y
arrancaron.
Me quedé ahí, estupefacto,
pero sabía que yo mismo
me lo había buscado.
Tenía razón, no era nada
suyo. ¿Entonces por qué le
reclamaba de esa manera?
¿Por qué la había tratado
así? Recordé lo fuerte que
la tomé del brazo y me
estremecí. ¡Malditos celos
que siempre me cegaban!
Me levanté del suelto, me
sacudí la tierra y me dirigí
a mi auto. Conduje a toda
velocidad hacia la
carretera que salía de Los
Ángeles sólo quería que
los recuerdos de la última
hora salieran de mi
cabeza.
No vi de dónde salió: sólo
recuerdo sentir adrenalina
al ver en cámara lenta
cómo el tráiler se
estampaba de frente a mí.
Vi unos puntos brillantes,
blancos... oh, se han
vuelto de colores. De
todos los colores: rojos,
azules, verdes... en
distintos tonos todos.
Imágenes sin sentido se
creaban en mi cabeza;
sentía como si estuviera
navegando a la deriva.
Todo carecía de formas,
pero esos colores eran
hermosos. De pronto todos
los colores empezaron a
volverse diminutos puntos
en forma de una figura que
yo conocía, creo que era
un círculo. Y todo daba
vueltas y vueltas...
Me faltó el aire, y sentí
una fuerte sacudida que
me recorrió y me
recompuso. ¿O me
descompuso?
Se fueron los colores.
Se fue el aire.
Empecé a caer.
Todo se puso negro.
"Estoy aquí", dijo una voz
en mi cabeza...
NARRA MARTINA:
-¿Quieres otro café?- me
preguntó Mercedes.
Estábamos sentadas en la
sala de espera del
hospital. Llevaba cinco
días -¿o habían sido
más?- sin separarme ni un
sólo minuto de Jorge.
"Será tu culpa" decía el
mensaje.
El médico decía que Jorge
ya estaba fuera de peligro,
pero aún no despertaba, y
yo estaba desesperada:
necesitaba verlo reír,
hablarle, decirle que todo
iba a estar bien, saber que
estaba bien.
- Negro, sin azúcar ni
crema- contesté.
Mercedes me miró,
compasiva, y se fue a la
cafetería por los cafés.
-No puedes estar tan así,
Tini- dijo Facundo- ya oíste
al médico, él va a estar
bien.
Recordé lo que había
pasado desde el día del
accidente de Jorge.
- FLASHBACK-
"Te advertí de tu
ingenuidad, todo será tu
culpa. Aunque supongo
que no te importa; al final
no apuñalé tu espalda".
Estaba tan enojada por la
discusión con Jorge, que el
mensaje sólo logró
enfurecerme más.
-¡Malditos, déjenme en
paz!- grité enfadada.
-¿Qué pasa Tini? ¿De
nuevo los mensajes?
-Sí. Esta broma se esta
pasando de pesada.
- FIN FLASHBACK -
- FLASHBACK -
-¡Martina, te buscan!- gritó
mamá desde abajo.
Me enderecé de un salto,
¿había dormido
demasiado? No: el reloj
marcaba las tres y media
de la tarde. ¿No llegarían
a las cuatro?
Bajé a la sala, Ruggero
estaba sentado en el
sillón. Cuando traspasé el
umbral de la puerta, mamá
volteó a verme con cara
de preocupación. ¿Dónde
estaban los otros?
-Hola Ruggero- intenté sonar
serena- ¿pasa algo?
¿dónde estan los demás?
-Cariño, será mejor que te
sientes- dijo mamá.
- FIN FLASHBACK -
- FLASHBACK -
-Sí, acaba de ingresar al
quirófano de emergencia.
Pueden esperar en la sala
de espera con los demás.
Yo estaba totalmente
deshecha, mamá me
condujo hasta la sala de
espera. Ahí estaban todo
el equipo, Facundo, Ruggero,
Mercedes, Alba e incluso
Stephie.
-Pequeña- dijo Facundo, me
abrazó y yo comencé a
llorar aún más- no te
preocupes Martina, todo va a
estar bien. Todo estará
bien...- se le quebró la
voz.
- FIN FLASHBACK -
- FLASHBACK -
-El joven Blanco ha salido
bien de la operación. Es un
milagro que haya salido
con vida de un accidente
como ese.
Todos soltamos un suspiro
de alivio, y nos abrazamos
unos con otros, excepto
Stephie y Alba que sólo se
abrazaron entre sí.
-¿Va a estar bien?-
preguntó Ruggero,
esperanzado.
-Aún no podemos saberlo
con certeza. Debemos
esperar a que se recupere.
- FIN FLASHBACK -
"Quítame a quien más
quiero, y te quitaré a quien
más quieres"
No había remitente, mi
celular no marcaba ningún
número a donde contestar
el mensaje.
Definitivamente no era
Stephie.
En la sala de espera sólo
estábamos Stephie, Facundo,
mamá, Lodovica, la madre de
Jorge y yo. Todos se
habían marchado hacia
horas; mamá había ido a
la cafetería por un
refrigerio con la madre de
Jorge, Facundo dormía
recargado en mi hombro
Lodovica dormía sobre sus
piernas, Stephie también
estaba dormida frente a
mí, acostada sobre tres
sillas. No, ella no podía
ser la de los mensajes.
Recargué mi cabeza junto
a la de Facu. ¿Cuándo
terminaría esto?
- FIN FLASHBACK -
- FLASHBACK -
-¡Han pasado tres días!- le
grité desesperada al
médico.
-Lo sé, señorita, pero no
podemos obligarlo a que
despierte.
-¡Claro que sí, denle una
medicina o algo...!
Mercedes me abrazó fuerte
por detrás para evitar que
comenzara a golpear al
médico; yo me deshice en
lágrimas.
- FIN FLASHBACK -
- FLASHBACK -
-¡El estúpido de Peter!
Sólo él pudo tener razones
para hacerlo- gritó Ruggero,
muy enojado.
-¡A mi hermano no lo
metas, estúpido! ¡Una cosa
es que me defienda y otra
que sea un asesino!-
contestó Stephie.
Cecilia, la madre de Jorge,
empezó a calmar los
ánimos.
-Está bien, está bien- dijo
serena- no nos
precipitemos. ¿Están
seguros de que nadie más
querría hacerle daño a
Jorge?
-No que sepamos. Pero
nos encargaremos de que
el o la que lo hizo pague-
contestó Facu, tratando de
controlar el enojo de su
voz.
-Eso puede ser peligroso-
interrumpí- bastante
tenemos con lo que le
pasa a Jorge. ¿Quieres que
te pase algo a ti también?
-Haré lo que sea con tal
de que quien cortó los
frenos del auto de mi
mejor amigo pague.
- FIN FLASHBACK -
-Aquí esta, sin crema y
sin azúcar- dijo Mercedes
entregándome el café.
Me deshice del abrazo de
Facu, le di un sorbo a mi
vaso, y me supo a gloria.
Sentí como el sabor
llegaba lentamente a mi
estómago, y reconfortaba
a mi cerebro; no me había
despegado de la sala de
espera para nada. Casi no
había dormido ni comido,
salvo cuando Facundo me
obligaba a hacerlo.
Las investigaciones
policiales decían que el
accidente de Jorge fue
provocado. Alguien cortó
sus frenos, logrando que
cuando el tráiler estaba
frente a él no pudiera bajar
la velocidad.
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