𝓒𝐚𝖙𝗿ǐղ𝐚

بواسطة KryzizBonny

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Catrina, una adolescente de 15 años, se adentra en un parque abandonado encontrándose con un extraño que camb... المزيد

Capítulo 0 - Detalles Desconcertantes
Capítulo 1 - Dulces Recuerdos
Capítulo 2 - Adiós
Capítulo 3 - La Morte
Capítulo 4 - Negligencia
Capítulo 5 - La Sombra Fúnebre
Capítulo 6 - Reflejo
Capítulo 7 - Mina
Capítulo 8 - Sangre Fresca
Capítulo 9 - La Douleur Exquise
Capítulo 10 - Fragilidad
Capítulo 11 - Él
Capítulo 12 - Moral
Capítulo 13 - Noche Inolvidable
Capítulo 14 - Encierro
Capítulo 15 - Confesiones
Capítulo 17 - Secretos
Capítulo 18 - Dejarse ir
Capítulo 19 - Linaje
Capítulo 20 - Ojos Violetas
Capítulo 21 - Sol
Capítulo 22 - Heridas
Capítulo 23 - La Corte
Capítulo 24 - Rabia
Capítulo 25 - Té y Muñecas.
Capítulo 26 - Rescate
Capítulo 27 - Negociaciones
Capítulo 28 - Amor y Obsesión
Epílogo
Créditos

Capítulo 16 - Obediencia

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بواسطة KryzizBonny

🦇 Antes de empezar: Además de la imagen de arriba, cada capítulo tiene un audio por si lo quieren escuchar al tiempo que leen. Solo hagan swipe izquierda en cada imagen y den play al video.

Había pasado ya una hora y seguía deambulando arrastrando los pies. Se quedó en silencio hasta que al fin pudo pronunciar algo con cierta amargura.

—No es justo.

—Bueno, eso tienen en común la vida y la muerte —dijo una voz que le pesó oír. Él caminó hacia ella.

—Déjame en paz, gracias por querer sacarme de ahí, en serio, pero en estos momentos no puedo lidiar contigo —amenazó Catrina.

—Pensé que por la forma en la que te prendías de mi pecho ya no existía hostilidad entre nosotros —dijo con una sonrisa—. Quizá me equivoqué.

Ella explotó.

—¡Por supuesto que te equivocaste! ¿Crees que olvido y perdono tan fácil? Estás muy mal. Estoy harta de todo. De ti, de ser lo que soy, de los malditos cazadores —suspiró—, de Israel...

—Así que es eso —dijo Jack interrumpiéndola y sonriendo—. Tu amigo mortal.

Catrina gruñó.

—Tienes sed, te comportas más irritable de lo normal. Estuve toda la noche observándolos, tal vez confundes ciertos sentimientos. Puedes haber estado enamorada de él cuando viva, pero ahora, ¿estás segura de no querer solo romperle el cuello?

—LARGO.

—Siento pena por ti, jamás has disfrutado propiamente de la sangre —dijo él con una sonrisa sádica—, aquella vez que te ausentaste, eso fue un placer mínimo.

—¡NO QUIERO SEGUIR ESCUCHÁNDOTE!

—Es común perder el control. Hay un punto en el cual la sed se apodera tanto de ti que te pierdes en ella. No solo te vuelves agresiva y sanguinaria por unos minutos, como fue tu caso. Tu cuerpo al considerarte inadecuada para alimentarlo mantiene tu mente fuera del juego por varios meses, incluso se pueden convertir en años, décadas... centenarios. Quizá ya lo has experimentado, como esa vez con tu familia. Sabes qué pasa, pero no puedes tomar control. Te conviertes en solo una espectadora.

Catrina se detuvo. ¿Acaso eso era señal de que el mundo ya no era lugar para ella? No podría tomar otra vida, prefería por mucho terminar con la propia.

—No es lo único que puedes hacer, cariño. Hay una solución a tu problema.

—No me digas así. ¡Largo!

—Bien, me voy. Diviértete entonces. Por cierto, ¿te has dado cuenta a dónde te diriges?

Catrina giró los ojos, pero de golpe comprendió que estaba a unas calles de la casa de sus padres. Sus pies la habían llevado de nuevo ahí. Se tapó la cara con las manos. Como si no hubiera sido ya suficiente vergüenza.

—Estoy harta de tus juegos, Jack. ¡Detente! ¿Dices la verdad o solo buscas otra forma de volverme loca?

—Si miento, juro arrancarme el corazón y entregártelo.

—Solo dame la solución. ¿Es beber poco de varias personas? ¿Es ese el truco?

—No, y no es un truco para nosotros. Ya te he dicho que somos vampiros diferentes a los comunes. Estamos muy por arriba de todos. No vas a poder dominarlo por muchos años más porque nosotros necesitamos más sangre para alimentar nuestro poder.

—¿Entonces?

—No es información gratuita —explicó divertido—, yo te digo cuál es la solución si tú me dices qué es lo que pasó con ese mortal.

—¿Es broma?

—No.

—¿Por qué no solo lo arrancas de mi mente como siempre?

—Quiero que tú me lo digas.

Catrina casi escupe fuego.

—¡OK! —vociferó ella muy agitada—. ¿Quieres saberlo? ¿Quieres humillarme más? ¡BIEN! ¡Al fin, ya nada me importa, puedes reírte todo lo que quieras! Israel me rechazó. Lo amo y él no siente lo mismo. ¡Me estoy muriendo por dentro! ¿FELIZ?

Jack se dio la vuelta, pero de cierta forma Catrina podía saber perfectamente que él sonreía.

—Tú deberías estarlo. Atraías atención innecesaria, quizás hubiera terminado mal, con ambos muertos.

—¿Te refieres a la estúpida Corte? No podrán, él es inteligente y sabe defenderse bien. Sin él no hubiéramos salido de las celdas. Por cierto, ya que hablamos de las celdas ¿Por qué regresaste por mí? ¿Por qué me sigues salvando? Según lo que dijo el cazador, sumando esta van cuatro. ¿Puedes explicar eso?

Jack se detuvo, miró hacia todos lados y se quedó unos segundos callado hasta que se relajó y continuó con la plática.

—Realmente no lo había notado, solo estás ahí y me da lástima.

—Pues puedes dejar de hacerlo ya, no quiero deberte nada.

—¿Así sentirás menos culpa cuando me mates? —le preguntó Jack. Catrina abrió la boca. No supo qué decir—. Como sea, ahora cumpliré con mi parte —continuó él como si nada—. La solución a tu problema es beber...

—¿Beber sangre? —bufó ella —. ¡GENIO!

—Beber MI sangre —dijo él en un murmullo—. No es como que me puedas matar.

Ella lo miró con sospecha, había estado muy cerca de la muerte la primera vez que visitaron a Torn, ¿se le olvidaba que lo había visto en esas condiciones? También recordaba a Mina decirle que aquello de beber sangre de otros vampiros no era bien visto, aunque no le importaba, de matar a alguien más, a matar a Jack... bueno, era muy fácil elegir.

—¿Y qué quieres a cambio?

—Tu total y completa obediencia.

A Catrina le dio un escalofrío. La voz de Jack se volvió seria, sus ojos la miraban fijamente. Ella se alejó como ignorándolo y siguió con su camino.

—¿A dónde vas? —preguntó él siguiéndola hasta que llegaron a la parte trasera de un hospital.

—¿Crees que soy estúpida? ¡Hay otras formas de adquirir sangre humana! Robaré una bolsa que hayan donado —dijo Catrina antes escalar el hospital y meterse por una ventana abierta del segundo piso. Jack llegó segundos después sin que ella siquiera pudiera seguirle el rastro.

—¿Y eso está bien en tu lista de moralidad?—preguntó él tras casi aparecer a su lado.

—No molestes.

—Catrina, no...

—Silencio, ¿quieres despertarlo? — preguntó señalando a un paciente dormido—, vinimos una vez con la escuela a ver el proceso de donación, conozco el lugar en el que tienen la sangre.

—No puedes beber sangre muerta.

—No seas ridículo, no está muerta, la conservan bien. ¡Ha habido mucho cambio en la medicina en los últimos doscientos años, por si no lo sabías! —dijo ella cortante.

Jack se encogió de hombros y sonrió de forma traviesa.
—Si quieres esa sangre, te la consigo. No eres muy discreta, jamás vas a lograr pasar y obtener una sin que te vean.

—¿Y qué me pedirás por ese magnífico detalle? ¿Mi libertad? ¿Me pondrás un collar y una correa?

Jack se acercó a ella y la miró de reojo al tiempo que la pasaba.
—Si tú quieres.

Catrina refunfuñó al tiempo que se ponía roja.  Jack ya no estaba ahí, sino que miraba al paciente.
—YO PUEDO SOLA ¡GRACIAS!

—Bien, pero si te ven y se arma un escándalo, tendré que, tú sabes... —le dijo Jack haciendo un sonido como de clic.

—No, no sé. ¿Qué es ese sonido estúpido?

—Matar a todos —dijo Jack y repitió el sonido moviendo su índice en línea horizontal por su cuello de izquierda a derecha.

Catrina puso cara de pocos amigos.
—¡Ve entonces! —vociferó ella y él asintió.

Durante unos minutos Catrina esperó. El bip-bip-bip del monitor de signos vitales, acompañado de los latidos reales del corazón del joven que se encontraba en la camilla, empezaban a destrozar sus nervios. Se acercó involuntariamente y pasó sus dedos por la mano del chico. Era provocativo, era como tocar el fuego y la vida misma. Puso la palma del paciente en su mejilla. Estaba más caliente de lo normal. Cada pulsación disparaba descargas placenteras desafiando su autocontrol.
La perilla de la puerta giró y Catrina recobró la conciencia a centímetros de morder la mano del chico.

—¿Interrumpo? —dijo Jack burlonamente mientras sostenía en una mano una pequeña hielera—. No querrás arruinarte el hambre.

Catrina arrugó la nariz, le quitó la hielera con los ojos llorosos y saltó por la ventana.

—Toma —dijo ella arrojándole una de las bolsas en cuanto él aterrizó en el suelo. Jack se la devolvió de inmediato.

—No gracias. Disfrútalo.

—Eso haré —Catrina hizo una sonrisa torcida, mordió la bolsa y empezó a beber con desesperación.
No fue tan malo, romper plástico no era lo mismo que romper piel, pero funcionaba. La sangre pasó por los agujeros. Fue una textura extraña. Como si se pegara.

La sangre fría entumeció su lengua y circuló anormalmente espesa hasta su garganta, raspando cual navaja cada tejido que tocaba. Catrina tiró de inmediato la bolsa y se agarró el cuello con fuerza, intentando evitar que aquel líquido ponzoñoso siguiera su curso, pero había tragado con rapidez.

Jadeó de rodillas en el piso, su cuerpo intentaba vomitar, pero solo había espasmos, no salía nada. Sus tejidos empezaban a explotar, le sangraba la nariz, la sangre escurría de sus ojos y oídos, nublando su vista y opacando el sonido de la noche. Las manos se le hinchaban y llenaban de pústulas.

—Entonces, cariño. Preguntaré de nuevo — dijo Jack acercándose con paso lento—, ¿darás tu obediencia a cambio de la solución a tu problema? Se ve que en estos momentos te hace mucha falta, la sangre que no está fresca puede matarte, ¿no te lo mencioné?

Catrina apenas tuvo la fuerza para alzar el cuello temblando y retarlo.
—Entonces que así... sea, nos vemos... en el infierno —jadeó ella con una sonrisa orgullosa antes de que su vista colapsara. Cada fracción de su cuerpo se helaba y solidificaba.
Pero entonces algo pasó por sus labios, un alivio delirante derretía cada cristal helado de su cuerpo, el toque destructivo ahora era un cosquilleo embriagante.

Se encontraba completamente extasiada, la cabeza le daba vueltas, la sensación cálida era indescriptible. Nada fuera de aquel ángel de ojos azules tenía sentido.

Cuerpos colgaban de cadenas, unos labios rojos sonreían y una risa retumbaba en su mente.

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