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Sus sentidos, aunque disminuidos por ese estúpido metal, le ayudaron a reconocer los lugares por donde pasaban. Minutos después, la camioneta se detuvo. No supo cuánto tiempo pasó ahí hasta que las puertas se abrieron. Los cazadores la sacaron con facilidad.
—¡Déjenme! —demandó, pero ellos solo la miraron con disgusto.
—¡Cállate asquerosa chupa-sangre!
—¡Vuelve a decir eso de nuevo y vas a extrañar tus dientes! —vociferó Catrina, pero el chico la golpeó en la boca.
—Eres solo una alimaña y...
No terminó de decirlo cuando recibió una patada en una de sus partes más débiles. El chico dio un grito agudo y cayó al piso jalando aire.
—¡Debían amarrarle los pies! —indicó otro de ellos enfurecido. Tomó una de las cuerdas de su bolsillo, forcejeó contra las piernas de Catrina y las amarró —. Ahora, silencio —volvió a decir, tomó a su prisionera y se la echó al hombro como si fuera un costal de patatas.
—¡¿Cómo te atreves?! ¡Suéltame! ¡Esto no se va a quedar así! ¿Cómo pueden golpear a una chica? ¡Malditos abusivos! —gritaba Catrina mientras llegaban a una calle conocida y entraban a un parque cubierto por frondosos árboles.
Era el túnel.
¿Por qué tenía que siempre terminar ahí?
Se adentraron hasta un lugar lleno de basura, todo tipo de olores se apresuraron a entrar en su nariz. Vidrio, ceniza, cáscaras de fruta, sangre, filtros de café, aluminio, frituras viejas, pañales usados, botes sucios, latas de refresco oxidadas, madera vieja y cascos vacíos de cerveza.
Se detuvieron en seco, el cazador arrojó a Catrina al suelo y aunque aterrizó encima de vidrios, su ego fue el que sufrió más daños.
—¡SOLO ESPERA A QUE ME LIBERE! —vociferó ella mientras observaba a otro chico quitar un poco de tierra del suelo, hasta dar con un aro de metal. Tiró de él descubriendo unas escaleras. Todo adentro estaba impecable y bien iluminado.
Le entró pánico. Si le mostraban cómo ingresar a ese sitio "secreto", su intención no era dejarla ir con vida.
No solo eso, detectaba un aroma familiar, el lugar estaba saturado de vampiros. Transitaron por varios pasillos hasta llegar a una puerta con bastantes candados. El cazador la tiró nuevamente al piso y comenzó a abrir las cerraduras en orden.
—HIJO DE TU PU...
Pero antes de terminar, recibió una patada en el estómago, peor que los otros golpes. La volvieron a cargar y entraron. Era un cuarto con celdas conteniendo a todos aquellos sobrevivientes al incidente del bar. Ellos miraban ferozmente a los acompañantes de Catrina. Uno de los cazadores se picó el dedo con una daga, pintó una línea frente a la puerta del calabozo para abrirla, la arrojaron, cerraron y se retiraron. En todo el proceso ningún vampiro intentó salir. Alguien se apresuró y desató a Catrina con unos dedos habilidosos y un tipo de hilo hecho del mismo metal. Era una chica, la reconoció del bar, había estado cerca de la banda cantando.
Catrina se llevó las manos al estómago y dio unos sollozos. Alguien la levantó con cuidado.
—¿Te encuentras bien? —dijo una voz masculina. Era Vener, el baterista. En su pecho herido había algunos rastros de madera.
—Sí, gracias —contestó Catrina limpiando algo de sangre de sus labios—. ¿Dónde estamos?
—Justo en el corazón del túnel —explicó Jack, mientras vagaba cerca de los barrotes.
—Ay, no —se quejó al verlo ahí. ¡¿Cuántas veces iba a matarla ese sujeto?! Después de todo, los cazadores especificaron que él tuvo la culpa.
—Estos son los calabozos de la "Dinastía del Sol" —dijo la chica mirando hacia unas cámaras de video ubicadas en cada esquina de la celda—. Si intentas escapar, serás el primero en morir bajo la luz del sol.
— ¿Nos asolearán a todos?— dijo Catrina en un lamento.
La chica negó.
—¡No, nena! Eso sería un castigo terrible. Incluso ellos no nos matan así. Es la única forma que nos deshace por completo y dicen que el dolor es terrible... aunque harán una excepción con tres vampiros de aquí —dijo mirando a Jack, a Pres y a Torn. Luego murmuró—, se aplica a aquellos que han vivido mucho, han cometido gran cantidad de crímenes o ambos.
—¿Por qué no salir cuando me metieron entonces? No tienen nada que perder —preguntó Catrina a Torn, pero él no respondió, solo miraba embelesado a las cámaras de vigilancia. Pres entonces contestó.
—Lo intentamos, pero es imposible. No puedo describir el sentimiento, pero estos barrotes no son como otros, hay algo en estas celdas que nos hace permanecer aquí. Por lo que vimos solo se puede abrir la puerta con sangre viva y nadie aquí tiene eso, se llevaron a todos los humanos a otra locación.
Catrina volvió a examinar el lugar. Su atención se concentró en Torn y después en aquello que captaba toda la atención del vampiro.
—Creí que no reflejábamos, ¿cómo pueden tomarnos video?
—Nos han cazado desde antes de la edad media, tienen sus métodos. Solíamos conocer sus trucos. Ahora tienen toda una división de miles, quizá millones de cazadores en todo el mundo trabajando en nuevas tecnologías y es difícil seguirles el paso o espiarlos. La modernidad nos está matando —dijo la chica
—¿Y por qué estamos aquí? —preguntó Catrina—. ¿Cómo fue que encontraron el bar?
—No es la primera vez que hacen una redada ahí —dijo Vener—, de tanto en tanto violan los acuerdos. Los cazadores no son muy confiables, prefieren pagar multas con el círculo de la luna cuando se les antoja matarnos.
—Se supone que teníamos un convenio, es decir, no convertíamos a más gente, no bebíamos sin autorización y ellos nos dejaban el bar tranquilo —dijo Pres.
—Dijeron que estábamos bajo sospecha de ser parte de ¿la Corte? ¿Qué es eso? —preguntó ella.
Algunos vampiros lucían incómodos ante la pregunta, otros voltearon a ver a Jack "discretamente".
—Vampiros que castigan las relaciones con humanos y la falta a lo que ellos piensan que es el correcto actuar de un vampiro —explicó Pres.
¿Entonces era cierto? ¿Había dicho Jack la verdad?
Catrina quiso decir "Vaya, suenan como unos pomposos imbéciles" solo para ver la reacción de su creador, pero no pudo, la boca se le cerraba y la lengua se le iba a la garganta. ¿Lo estaba causando él? Le dirigió una mirada hostil y lo dejó por la paz.
—¿Alguien ha salido de aquí antes? ¿Alguien tiene información que nos pueda servir?
—Es la Dinastía del Sol de las tribus Sinne. Me atrevería a decir que fuimos capturados incluso por parte de la elite. Cuando me sacaron vi a los capas blancas —dijo Pres.
Por la expresión de horror de varios en el calabozo tras decir eso, Catrina se sintió afortunada tras su encuentro con la líder Siria, quizá hubiera podido ser mucho peor. Hubo tras su pensamiento un tipo de golpe de sonido e imágenes, ¿una ciudad?
Captó a Jack mirándola como impactado por un breve segundo. ¿Qué fue eso? Le vino como instinto, una sensación de que podía forzar esa conexión de nuevo.
—Vi a varios que no reconocí, que no hablaban siquiera español. Quiere decir que no solo tienen a la elite nacional, quizá varios de los mejores cazadores del mundo están en la ciudad. No hay forma en la que podamos salir de aquí. No me sorprendería que planeen un exterminio completo de vampiros, como lo que pasó en Singapur —dijo la chica—. Es el fin.
Jack apretó los puños alrededor de los barrotes.
—Genial... entonces nos rendimos —dijo Catrina perdiendo ánimos. Recordó en el bar, como en menos de tres segundos quince vampiros fueron estacados. ¿Tan breve sería su nueva vida? Justo cuando se le había dado otra oportunidad. Los ojos se le comenzaron a llenar de lágrimas hasta que una idea la golpeó.
—Tú —le dijo Catrina a Jack. Mirándolo. Forzó esa conexión en su mente, fue raro porque no pudo ver nada, pero había una sensación que la guiaba.
—¿Yo qué? —contestó él.
—Tú debes de saber cómo salir de aquí —Catrina sonrió triunfante—. Algo me lo dice ¿Es ese el vínculo que tenemos? ¿Es eso lo que te hace adivinar lo que pienso? Es como si me lo murmuraras.
—¿Como si te lo murmurara o como si lo vieras sin permiso en mi mente? —gruñó Jack.
—¿Quién quiere salir de aquí? Ah Julieta, mi Julieta... ¡Belleza como ninguna! ¡Indignos de ella son los humanos y este bajo mundo! —recitó Torn frente a la cámara, seguro de que ella lo vería. A veces lanzaba besos o se ponía en una pose "sexy".
—¡No otra vez! —se quejaron algunos vampiros.
—Como blanca tórtola entre cuervos, ¡A sus rivales vence con su celestial hermosura! —volvió a decir, pero ni Catrina ni Jack le hicieron caso.
—¿Y salir de aquí de qué te sirve? —preguntó Jack—, si vas a volver a salir con él y conseguir que te maten, ¿por qué posponerlo? Serán más humanos en sus métodos aquí.
—¡No puedo creerte! —Catrina levantó la voz irritada.
Jack se giró de nuevo a los barrotes.
—Y haré dichosa mi grosera mano tocándole la suya, ¿Acaso supe lo que era amor hasta este dulce instante?
—Te volviste loco. ¿Quieres morir? Lo podemos arreglar después de que nos digas cómo salir. Yo te concederé ese deseo con todo gusto.
—¡Ojos decid que no! Que hasta esta noche no vi jamás belleza verdadera.
—No tengo miedo a la muerte —dijo Jack.
—¡NO SE TRATA DE TI! —le espetó Catrina, se le acercó al punto que podía escuchar su corazón latir de ira, pero el suyo protestaba con más fuerza.
—NO. SE TRATA DE TI —le contestó él en el mismo tono, con su debida pausa.
—No sé de qué hablas —le dijo ella—. Además, vas a dejar que ellos, a quienes les hiciste frente hoy, ¿hagan lo que quieran contigo? ¿Con nosotros? ¡Qué decepción!
—Si con mi indigna mano, de este santuario, la virtud profano, aplacaré feliz a vuestros enojos con estos labios rojos...
—¡CÁLLATE TORN! —rugieron ambos, quedándose temblando de ira y mirándose a los ojos desafiantes.
—Me debes no una, sino muchas. Pero si tú no nos ayudas —dijo Catrina—, seguro que puedo sacártelo de la mente, así tenga que abrirte la cabeza —añadió entre dientes cuando, de pronto, la puerta que llevaba a los calabozos se abrió y una silueta se acercó a la celda. Era uno de los cazadores, estaba tan cubierto como cuando apenas los notaron en el bar.
Jack sonrió con amargura.
—Llegaron por ti —dijo.