Capitulo 5

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Gia:

Hoy es jueves, los tres primeros días fueron tranquilos. Llego al colegio en el auto de mi papá. El martes cuando llegue me dejaron una nota diciendo que se tenían que ir no tenían opción. Voy a mi casillero.

-¿Sabes donde queda la clase de literatura? - me pregunta un chico, castaño, ojos verdes con unos toques de celestes.

- Si tengo esa clase ahora - contesto mientras guardo las cosas.

- Me llamo Harry - dice.

- Gia - le dijo sonriendo - ¿queres que vallamos juntos?

- Esta bien - dice y empezamos a caminar.

- ¿Por que te cambiaste? - pregunto ya que el silencio se volvió incomodo.

- Mis padres me echaron de mi casa - dice y me siento mal por haber preguntado - ahora vivo con mis tíos, mi escuela queda lejos de su casa por eso me cambie acá.

- Perdón - digo apenada

- No pasa nada - dice y nos sentamos juntos.

No compartí ninguna clase con Hanna, pero estuve toda la mañana con Harry. Llegamos al comedor y me siento con ellos dos. Al principio fue incomodo pero después se soltaron y se llevan bastante bien.

- Chicas - dice Harry - el viernes hay una fiesta ¿van?

- Yo si necesito salir - tengo en mi mente la noticia de hace tres meses

- No se no soy de salir.. - dice Hanna jugando con el tenedor

- No acepto un no, vas a salir con nosotros - dice Harry con una sonrisa

- Tengo que pedir permiso - dice y el asiente - ¿en donde es?

- En la casa de Henry - no se quien carajo sea ese chico, pero parece afectarle a Hanna

- Si es en su casa me dejan - dice y los dos la miramos con curiosidad y confusión - es el mejor amigo de mi mejor amigo - aclara

Las horas pasan y lo único que tengo en mente es que tengo que verlo después de tres meses de decidir no verlo por mi bien. A veces somos egoístas, sabiendo que cuando mas nos necesitan no estamos y después sentirse culpable cuando se van.

Salgo del colegio y me voy a visitarlo. Después de tres meses de no verlo, de no escuchar su voz, no sentir sus besos, sus abrazos. Extraño sus consejos, nuestras peleas y nuestras tardes de películas. Entro al enorme edificio blanco. La recepcionista me dice el numero y piso. Cada paso que doy es un paso en el cual estoy mas cerca de verlo de nuevo, pero de otra forma.

Entro y me sorprendo, pero no es una sorpresa linda, esta conectado a maquinas. Con los ojos cerrados, heridas que apenas se ven, otras cicatrizadas y otras dejando una marca. Me acerco a la camilla y me siento en una silla que esta al costado.

- Te necesito - digo mientras le agarro su mano - me prometiste un día que me ibas a proteger sin importar que, que nunca me ibas a dejar. Despertarte cumplí esas promesas, nunca me fallaste siempre cumpliste con tu palabra. No me falles esta vez - siento algo salado en mi labio, ahí me doy cuenta que estoy llorando - por favor - mi voz se quiebra, me saco la pulsera que el me regalo y se la pongo en la muñeca, por si despierta y yo no estoy - volvé tu enanita te quiere devuelta, con tu locura y tus rebeldías. Necesito a mi ogro favorito - ni siquiera me acuerdo la razón por la cual nos pusimos esos apodos.

- Señorita - dice una enfermera entrando - tiene que retirarse

- Esta bien - antes de irme me despido con un beso en su frente.

Salgo de hospital, me subo al auto pero no voy a casa. Voy a la plaza en la que jugábamos cuando éramos chicos. Me siento en una de las hamacas, mientras escucho su banda favorita, me empiezo a balancear. Trasladándome en el tiempo, perdiéndome en los recuerdos, de dos pequeños jugando sin preocupaciones, pensando que el tiempo era infinito y que nada los iba a separar. Pero a veces la vida nos tiene planes que se nos van de las manos. Cierro los ojos fuerte y solo me concentro en el viento que me pega en la cara.

Prohibido enamorarse ✅Where stories live. Discover now