Las personas, las palabras y las emociones son complicadas para mí, de pequeña pensaba que sólo era cuestión de tiempo para entenderlas pero ahora creo que siempre serán así.
Tal vez me gustan los retos, tal vez me gustan los desafíos o tal vez soy buena aparentando saber que quiere decir la gente, creo que es un poco de todo. Desde pequeña fui buena con palabras escritas, nunca fui buena diciendo como me sentía, sinceramente a veces ni yo lo sabía. Sin embargo cada nueva sensación o antiguo sentimiento tiene una carta describiendo la situación y la reacción que tuve al respecto. Siempre fue mi manera de enfrentar mis sentimientos.
Al pensar en una carrera para estudiar en mi mente aparecieron muchas opciones pero siempre supe que quería realmente, transmitir sentimientos mediante palabras porque para mí son dependientes una de la otra.
Las palabras pueden ser las correctas pero si no tiene sentimientos, no sirve, las palabras se las puede llevar el viento, los sentimientos no, por eso elegí Filosofía, la gente te hace sentir tanto con palabras.
También me considero una persona observadora y estar en una ciudad diferente a donde crecí me hace estar más atenta a todo, por ejemplo hay una chica en mi clase que siempre está dibujando líneas en su libreta, en todas las direcciones, a veces se convierten en dibujos pero en general son sólo líneas.
También hay un chico que siempre está afuera del edificio de literatura aun no entiendo por qué está ahí. Se ve que es lindo y que espera a alguien pero nunca lo he visto con alguien, aunque no es el único chico que está afuera del edificio si es el que más llama mi atención, no sé qué sea en realidad, tal vez sea su motocicleta o lo guapo que se ve. He preguntado por el a mis amigos, pero nadie me ha dicho mucho sólo que estudia en arquitectura. Al parecer en esta Universidad son tantos que nadie se preocupa por nadie que no sea ellos mismos.
-Hola Anto -escucho a mi único amigo que se acerca a mí.
-Hola Lucas - le digo al voltear a verlo.
-¿Sigues de detective?- me preguntó curioso por saber la respuesta
-¿A qué te refieres? - pregunté desconcertada por su pregunta.
- A que si ya sabes, quien es el chico misterioso que está afuera del edificio - dice y hace un gesto de obviedad.
- Lo dices como si tuviera una obsesión por el - digo fastidiada de la conversación.
- ¿Y no lo estás?- pregunta sólo para fastidiarme.
- No, y respondiendo tu pregunta sigo sin saber quién es - le digo y camino por el pasillo para salir del edificio.
- Y ¿estaría muy mal si tú le hablas primero? - me dice al caminar conmigo
- Bueno no pero, ¿Qué le diría? Hola soy Antonella, ¿buscas a alguien? - le digo para que entienda mi punto
- No con esa actitud - dice y me hace reír.
- No creo que sea buena idea, Sólo trataré de saber su nombre y tal vez me enteré a quien espera en el proceso - le digo y me detengo al casi llegar a la salida
- Como quieras, yo insisto en que te acerques a él - me dice y sale de edificio.
Cuando mi amigo sale trato de ver si él está ahí, y no me sorprende que si esté. Me da un sentimiento de tranquilidad que me asusta un poco pero salgo del edificio y noto que me mira un poco, de vez en cuando tengo descargas de valentía en mi cuerpo y me acerco a él pero jamás le he hablado porque el miedo se hace presente en mí y hoy fue uno de esos días, estuve muy cerca pero el miedo y la cobardía se hicieron presentes y me alejé.
Todo su exterior dice que es mujeriego sin embargo hay algo en mí que me hace pensar que no lo es. No lo sé y aunque me gustaría descubrirlo no creo que sea pronto.
Querida antonella pronto lo descubrirás estoy segura
