Capítulo 33: Año Nuevo con papá

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La navidad trajo buenos ánimos a la familia, lo mejor fue que después de meses sin hablarse, Lily y Louis se gritaron en la sala (acompañados del silencio de sus padres y hermanos), y finalmente arreglaron el mal entendido...aunque Lily fue castigada por ir a una fiesta y por emborracharse, aunque ella no quería beber realmente.

Al regresar a Chelsea Street, apenas si pudieron empacar sus cosas y pasar tiempo entre ellas cuando Draco las vino a recoger.

—¡Por favor!— Suplicó Keyla haciendo un puchero— ¡Danos unos minutos, papá!

—Ni lo creas— negó Draco sonriendo de lado—, ya llegamos tarde.

—¡Pero si apenas llegamos de La Madriguera!— Replicó Keyla cruzándose de brazos. Era cierto, apenas era 28 de diciembre, y apenas habían llegado de La Madriguera y ya tendrían que irse—. ¡Oye, Aria! Ayúdame un poco, ¿Quieres?.

Ariadna, quien estaba bajando sus pesados baúles, bufó y asintió.

—No puedo creer que vaya a caer tan bajo...— Murmuró poniéndose junto a Keyla, quedando frente a Draco; y juntando sus manos como si fuera a rezar.

—¡Por favor!— Dijeron ambas como niñas pequeñas dando minis saltos. Draco, Hermione, Rose, Hugo y Ron las miraron extrañados— ¡Porfi, porfi, porfi!

Draco rio levemente y rodó los ojos.

—Está bien, solo quince minutos y nos vamos—accedió viendo cómo las castañas chocaban palmas, hacían señas a Rose y subían corriendo las escaleras.

Antes de llegar arriba, Ariadna oyó como su madre le replicaba a Draco por la canción...sabía que estaría doblemente castigada, pero aún así sonrió.

—¡Y quiero que sepan que no soy un burro de carga!— gritó antes de cerrar la puerta, para después reír y sentarse en el piso junto a sus hermanas—. Rose, cuenta todo el chisme que querías en quince minutos.

Rose soltó una especie de chillido y risa a la vez, acompañado de un micro saltito de emoción.

—Bueno pues...— se rascó la nuca distraídamente mirando con emoción a sus hermanas—, antes de Navidad (¿Recuerdan cuando Scorpius vino unos días?, okay), fuimos a la pista de patinaje sobre hielo que hay en el pueblo muggle, pagamos las entradas y entramos; yo ya sabía patinar así que empecé como si nada, le hablaba a Scorpius de lo pensábamos hacer para Navidad que se yo, cuando me di cuenta de que no me contestaba.

» Me di la vuelta molesta, ya lista para gritarle algo, cuando lo vi tirado de culo en medio de la pista apretando los labios y con el cabello revuelto—la pelirroja rio—, había olvidado que el pobre jamás había ido a lugares muggles y que tampoco sabía patinar. O sea, imagínense a Scorpius tirado en medio del hielo con el pelo desordenado y cara de culo.

Ariadna no pudo reprimir más una risa, pero dejó que Rose siguiera sus chismes.

—Le tuve que enseñar a patinar. Patinamos una o dos horas en círculos hasta que lo dominó, ¡podría jurar que se creía la diva o algo así!— Volvió a reír—. ¡Hacía todo tipo de cosas sin sentido sobre el hielo hasta que chocamos y caímos juntos al piso!

A éste punto las tres estaban riendo. A Ariadna, que conocía muy bien a Scorpius, no le resultó difícil imaginarse al rubio en modo diva.

—Cuenta otra cosa...yo qué sé— Pidió Keyla, quien, al igual que Ariadna, era muy fan de «Scorose», como le decían a su pareja favorita—, algo estúpido que les haya pasado.

Rose se encogió de hombros, recordando todos los momentos que tuvo con su novio hasta el momento.

—¡Ya sé!— Dijo chasqueando los dedos—. Acabábamos de llegar a Hogwarts, justo antes de la ceremonia de selección de los de primer año, y la de Keyla...

¿Yo? ¿Una Malfoy?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora