Capítulo 22: No hacemos mal equipo

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Los Malfoy se marcharon de mala gana, Scorpius, sabiendo que no tendría otra opción, se marchó pesimista.

Luego de eso, Rose se encerró en el cuarto, Keyla se fue al patio junto a Hugo, Hermione y Ron fueron a su habitación para charlar las cosas, dejando a Ariadna sola y aburrida...aunque después se metió a tomar una ducha caliente, necesitaba pensar con claridad las cosas.

Se encerró en el baño, cargó la tina de agua caliente, se despojó de sus ropas y se metió, dejando que el agua la ayudara tranquilizarse. Mientras se pasaba el jabón con aroma a limón, se puso a pensar.

¿Desde cuando se llevaba tan bien con Keyla, cuando solo llevaba tres días en la casa?. Ni idea. Aun seguía siendo un poco empalagosa, y aún seguía apareciendo en los momentos menos esperados, sobresaltando a Ariadna. ¿Acaso se estaría encariñando con Keyla?...probablemente sí. Rose y Hugo no tenían ningún problema con ella, más bien al contrario, parecieron aceptarla en cuánto ésta apareció y se quedó en casa.

—¿Qué está pasando?...— Suspiró metiéndose por completo, para salir rápidamente al oír el golpeteo de la puerta.— ¡Está ocupado!— Gritó saliendo y tomando la bata, el golpeteo aún seguía, se puso la bata y abrió la puerta— ¡Que está ocupa..! Ah, Key.

—Lo siento, Aria, pero mamá y el señor Weasley quieren vernos a ambas— se disculpó Keyla mirando a cualquier dirección menos a Ariadna—. Sería mejor que te cambies...¿Sabes?.

Ariadna levantó una ceja y se miró. Rápidamente se cubrió mejor, no se había dado cuenta de que no se la había atado bien, y que prácticamente tenía el pecho al aire...

—Lo siento...— se disculpó Ariadna, ruborizada.

—Agradece que no era Hugo o el señor Weasley— rio levemente Keyla—. Vamos, ayúdame un poco con Rose...creo que está llorando.

—¿Le aviso a mamá o...?— Preguntó Ariadna, pero Keyla se le adelantó y gritó:

—¡Mamá, señor Weasley! ¡Aria se va a cambiar y vamos a tranquilizar a Rose! ¡Ya bajamos!— Adriana bajo la mirada hacia la sala, esperando a que su madre gritara «¡No griten en la casa!», pero en su lugar, oyó:

—¡No hay problema, Key!.

Keyla miró a Ariadna, sonrió y fue hasta la habitación de Rose, Ariadna y ella. Ariadna la siguió detrás.

Al entrar, estaba Rose tirada en su cama, boca abajo, Ariadna se fijó en las fotos que había tiradas en el piso: reconoció a Rose y Scorpius abrazándose, tomando helado, corriendo y jugando entre sí...todas estaban partidas a la mitad. Keyla y Ariadna se acercaron lentamente y se arrodillaron junto a ella.

—Hey, Rosie— dijo Ariadna.—, ¿qué pasa?.

—Somos tus hermanas, puedes confiar— siguió Keyla corriendo lentamente el cabello corto de Rose— ¿Pasó algo con Scorpius?.

Rose asintió y sollozó. Keyla y Ariadna se miraron preocupadas.

—¿Nos quieres contar, Ronnie?— Preguntó Ariadna llamándola por el apodo que le había puesto su primo Albus—, anda Rosie...soy tu hermana.

Rose seguía sollozando. Keyla miró a Ariadna entrecerrando los ojos y sonriendo, luego movió silenciosamente los labios «¿Ronnie?»; Ariadna los movió diciendo «Te lo explicaré después», y Keyla asintió.

—¿En serio no nos quieres contar?— preguntó Keyla.

Rose sollozó, y dijo algo parecido a:

—Esta...bien.

—Espera a que Aria se cambie y nos cuentas el chisme, ¿okay?— Dijo Keyla ayudando a Rose a sentarse para mirar a la pared mientras Ariadna se cambiaba—¿Ya estas, Aria?.

¿Yo? ¿Una Malfoy?Where stories live. Discover now