Capitulo 5: Pelea y lechuzas

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La noticia del supuesto "romance" entre Scorpius y Ariadna se esparció como el agua en todo el colegio en cuanto el profeta llegó a los alumnos. Ariadna recibió una carta por parte de su padre, diciéndole que se alejara de ese sangre pura o que su abuelo nunca se lo perdonaría; mientras que Scorpius recibió otra carta por parte de ambos padres, Ron Weasley lo amenazó con dejarlo sin hijos si se atrevía a tocar siquiera a su hija, Draco por su parte, le advirtió que si eso seguía, no sería apropiado. Ambos estaban muy enojados y gruñían a cualquiera que les pidiera siquiera un beso o algo por el estilo; pero la que más parecía afectada era Rose, quien se negaba a mirar a su hermana y no quería saber nada con Scorpius o Ariadna.

—Tienes que escucharme— replicaba Ariadna siguiendo a Rose camino a clases de Cuidado de Criaturas Mágicas—. Tú como yo sabemos que Rita es muy chismosa.

—No me interesa hablar con usted, señorita Granger- Weasley—dijo secamente Rose sin mirar a su hermana—. Yo sé perfectamente lo que hay entre usted y el señor Malfoy.

—Anda, Rose—Ariadna le cerró el paso y se puso frente a ella—. Sabes que Scorpius y yo somos mejores amigos, además sé que te gusta.

—Usted no sabe lo que dice— Reprimió la pelirroja—. Y no me gusta su novio.

—Rosebud Elizabeth Granger-Weasley— replicó Ariadna mirándola a los ojos—. Sabes que nunca te haría eso, eres mi única hermana.

—Yo no tengo una hermana.

Rose se alejo sin decir nada más, dejando a Ariadna muy lastimada, suspiró y se fue a la clase especial de Hagrid. Desde que salió la noticia falsa Rose se negaba a llamar a Ariadna "hermana", y eso le dolía muchísimo.

Caminó hasta los jardines, el sol brillaba en su punto más alto y algunas gotas de sudor bajaban por la frente de los alumnos de Slytherin y Ravenclaw de quinto año, en el bosque, Hagrid los esperaba con grandes jaulas cubiertas con una cortina azul oscuro; las miradas curiosas no tardaron en llegar y algunos trataban de ver por debajo de la cortina sin mucho éxito.

—Bueno— Gruñó Hagrid una vez que todos estaban reunidos alrededor de la jaula y él—. Ésta sería la penúltima clase del año, por eso veremos a una criatura muy hermosa y delicada.

Los murmullos aumentaron notablemente, pero un graznido proveniente de la jaula los hizo callarse. Varios levantaron las cabezas para ver impacientes a las criaturas, pero aún con la leve brisa, la cortina no se movía.

—Espero que tengan sus libretas a mano— dijo Hagrid mirando a cada alumno—. Éstas criaturas podrían salir en los exámenes.

Rápidamente todos sacaron sus libretas, el tintero y las plumas, dispuestos a anotar cualquier cosa para el examen, que esta vez, sería escrito y no práctico. Varios pares de ojos miraban a Hagrid y otros miraban disimuladamente a la jaula, como esperando que un monstruo o algo por el estilo saliera y los atacara. Hagrid se acerco lentamente a la jaula, puso una mano sobre la cortina y la retiro lentamente; varios alumnos retuvieron un grito de emoción y se llevaron una mano a la boca. Ariadna miraba a las criaturas completamente maravillada: su patronus, la criatura que más deseaba ver, estaba frente a ella...media docena de fénix estaban mirándolos a todos con atención y sus plumas doradas relucían mas que nunca a los rayos del sol.

—Son tan...—murmuró un chico de Ravenclaw.

—Hermosos...— susurró otra chica, Sophia.

—Son muy hermosos, ¿verdad?—dijo Hagrid mirando orgulloso a los pájaros—. En esta clase, van a tomar notas de los fénix, entregarme un pergamino de cincuenta centímetros sobre ellos y en el examen...ya veremos que hacen.

Varios se quedaron mirando embobados a los fénix y esperaban la señal de Hagrid para poder acercarse y tomar notas.

— Y bien— gruño Hagrid al ver que nadie se movía—. ¿Qué están esperando? Tomen todas las notas que puedan.

No hizo falta que lo repitiera dos veces, todos se acercaron a tomar notas, impacientes.

La clase pasó volando y para decepción de todos, tuvieron que marcharse a su siguiente clase: Pociones. Cada casa se fue por su propio camino, los de Ravenclaw a clases de Historia de la Magia y los de Slytherin a clases de pociones; el sol parecía no querer dejarlos descansar mucho y brillaba más que nunca, pero aún así se refrescaron un poco al llegar a las mazmorras y esperar a la profesora.

—Buenas tardes, alumnos de quinto curso—saludó la profesora Chase, una mujer de mediana edad de cabello negro con ondas y ojos cafés con manchas amarillas; normalmente vestía una chaqueta color rojo escarlata opaco sobre una remera blanca y vaqueros negros—. Hoy tendrán que preparar felix felicis. Las instrucciones están en la página 34 de sus libros. Pueden comenzar a trabajar en parejas de dos.

Los alumnos de Hufflepuff y Slytherin se apresuraron a juntarse, Ariadna se junto con Alexandra, de Slytherin, abrieron sus libros y comenzaron a buscar lo necesario en el armario. Mientras Alexandra leía las instrucciones Ariadna se ocupaba de cortar los ingredientes y separarlos; una vez que pudieron separar cada cosa, se levantaron las mangas de las camisas, recogieron su cabello y se pusieron a trabajar. Ya llevaban una hora cuando una lechuza interrumpió en la clase con un estruendoso ululeo.

—¿Qué hace Cookie aquí?— preguntó por lo bajo Ariadna al reconocer a su lechuza blanca.

—¿De quien es esa lechuza?— preguntaban varios alumnos por lo bajo.

—¿Esa no es tu lechuza, Aria?— preguntó una chica de Slytherin mirando atentamente a Cookie.

Ariadna se encogió en su asiento, pero por desgracia para ella, Cookie se apoyó en la mesa, salpicando a Alexandra y a ella de polvo de ajenjo, la lechuza se agachó dejando un sobre cerca de su dueña y se fue.

—La próxima vez— se quejó Ariadna guardando la carta en su mochila mientras Alexandra se limpiaba los restos de ajenjo de la túnica—, le daré los horarios de mis clases. Lleva aquí seis años y es imposible que aún me traiga cartas en plena clase.

—No te quejes— le reprimió Alexandra—. Puede que sea importante. Pero ahora hay que seguir haciendo esta cosa si queremos pasar las MHB.

Ambas dejaron de lado el tema de la carta y siguieron trabajando en la poción sin decir palabra más que para hojear los pasos de la poción.

—¿Ahora que sigue?—pregunto Ariadna.

Añadir 2 cuernos de unicornio para el mortero, machacar en un polvo fino, a continuación añadir 6 medidas del cuerno de unicornio aplastado al caldero. Calentar dulento 15 segundos a fuego lento. Mueva su varita para completar esta parte de la poción. Añadir medidas de Mercurio y Marte al caldero. Añadir 4 alas de hadas para el mortero, machacar a un polvo fino, a continuación añadir 2 medidas de las alas aplastadas al caldero. Calentar durante 30 segundos a una temperatura alta. Mueva su varita luego de dejar de elaborar la poción durante veinticuatro horas. Mueva su varita para completar la poción"Leyó Alexandra con una mueca—.  ¿Tú entiendes algo de lo que hay aquí?.

—Sip— respondió Ariadna tomando los cuernos de unicornios.

En el resto de la clase ninguna dijo nada más. Cuando terminó la clase, la profesora dijo que las evaluaría una a una hasta que llegara la fecha del examen final, y los dejó salir para el almuerzo. Ariadna seguía pensando en la carta, de por sí ya estaba acostumbrada a que Cookie entregara cartas en las clases de Hagrid o en las clases de Herbología, pero en pociones...eso sí que era extraño.

¿Yo? ¿Una Malfoy?Where stories live. Discover now