Capítulo 2

564 39 5
                                    

La tormenta era descomunal, fúnebre y nostálgica. Nunca antes me había sentido tan perdida, tan inexacta e indigna por un hombre, y mucho menos por uno que se había atrevido a usar la fuerza física para intimidar mi psicología.

Las luces bajas de la tarde por el nuboso y grisáceo día permitieron que de igual manera quisiera estar bajo la comodidad de un fuerte techo y el calor de una aterciopelada cama, y no fue ni siquiera necesario que yo le pidiera aquello a Taehyung por algo a cambio. Usualmente, Kim y yo solíamos hacer eso cuando vivíamos juntos, utilizábamos el concepto de intercambio a nuestra manera, con nuestras reglas y con nuestra propia inexperiencia a raíz de la curiosidad y el deseo que él tenía por mí y por supuesto, el que yo incontrolablemente tenía por su persona. Aquello podía explicarse como 'interés', puesto que tanto a él como a mí nos interesaba sin vergüenza la idea de conseguir algo a cambio de cualquier cosa que fuese de índole carnal (en aquellos tiempos). Teníamos alrededor de dieciséis años cuando comenzamos a vivir juntos en casa de mi madre; el padre de Kim, trabajó con mi madre algunos años por lo que constantemente en aquel tiempo salían mucho juntos, dejándome cada vez más cerca de aquel agujero negro que todavía recordaba como 'mi primer novio'. Al estar largas horas a solas con él, en mi silencioso hogar, me hacia sentir tan dichosa y sin embargo recordarlo en la actualidad me provocaba una vergüenza descomunal que desearía olvidar fácilmente, pero aun así podría catalogarlo como la mejor etapa de mi vida por varias razones.

Tiempo después yo supe que mi madre y su padre habían tenido cierto idilio secreto del cual dado a nuestro ensimismado placer con Taehyung no habíamos ni siquiera sospechado, y siendo sincera hubiera deseado que esos días nunca hubieran llegado a su fin, que esas tardes a solas con su compañía hubieran durado hasta la actualidad, pero entonces nuestros caminos se bifurcaron de repente cuando un día Kim Taehyung decidió irse por su cuenta de la ciudad, rompiendo por primera vez mi pequeño corazón.

—¿No vas a decirme nada?

Me decidí preguntarle por puro capricho y cierto rencor que me producía tenerlo cerca otra vez, su nombre era familiar pero su mera compañia casi remota se me hacía ciertamente desconocida. Estaba tenso y un poco incómodo quizás, lo intenté descifrar al mismo tiempo que observaba como una de sus manos se resguardaba del frío en el bolsillo de su abrigo, mientras que la otra sostenía el paraguas sobre nuestros cuerpos que caminaban bajo la lluvia gélidos y temblorosos. Yo por mi simple estupidez yacía en un estado de congelación mayor puesto que había estado unos largos diez minutos bajo la lluvia llorando, lamentándome inútilmente por mi vehemencia. Lo oí resoplar con dureza al mismo tiempo que me observaba con remordimiento y aversión. Aquello me descolocó ligeramente y no pude evitar sentirme pequeña bajo su penetrante mirada oscura que me decía que lo mejor que podía hacer era estar en silencio, aún así a pesar de mi anterior estado de melancolía, a su lado era incapaz de no sentirme eufórica, porque su persona me daba luz verde para ser una mujer casada que haría lo que fuera por conseguir aquello que siempre pedía y exigía de rodillas ante él y a espaldas de (todavía) mi esposo.

En mi ensimismado ser y por mi despiste no me di ni cuenta cuando ahora me encontraba adentrándome junto a él en un apartamento de unos considerables amplios metros cuadrados que me dejaron boca abierta. A penas pude observar mi entorno sobre mis congelados pies cuando Taehyung tomó mi mano con una extraña posesión que me mandó a callar y hacer caso omiso a seguirlo tras su espalda. Me guió hasta el fondo del único pasillo en donde me soltó y con una neutra voz me ordenó que entrara cuanto antes para darme una ducha antes de que me lamentara esta vez por un horrible resfriado.

Me sentía desorientada, pero esta vez no era por Jaehyun sino por el ahora hombre que sorpresivamente no imaginé ver otra vez. Su comportamiento había cambiado al pasar los años y era obvio que así fue, pues cuando lo conocí era solo un tonto adolescente perdido sin siquiera saber qué seria en el futuro, mi error había sido quedarme con esa versión suya y esperar que ahora me llamara por mi nombre con tanta cursileria como antes, y es que yo antes solía desenvolverme en el mundo con tanta seguridad y egoísmo del cual al conocer a tal chico de ojos oscuros, hice que al mismo tiempo fuese participe de mi propio albedrío inquisitivo ante la curiosidad que ambos teníamos por lo único que movía nuestros pies en el mundo, ahora viéndolo desde mi adultez me parecía algo que nunca jamás antes me podría haber creído capaz, hablaba con ese tipo de blasfemias juveniles insensatas y hablaba como si lo supera todo solo por hacer preguntas que respondía al instante con solo deducirlo, Kim en ese aspecto siempre me pareció aburrido, sus preguntas no eran las mías y sus respuestas no me provocaban más allá de una profunda desilusión. Me decidí entrar finalmente al baño luego de que me dejó allí, pestañeando como una tonta con mi rostro rojizo y mis ojos hinchados de tanto llorar, al encerrarme en el baño suspiré con alivio permitiéndome mi tiempo para pensar y recuperarme del todo o al menos intentar calmar mis temblores a causa del frío.

𝑰𝒏 𝒕𝒉𝒆 𝑹𝒂𝒊𝒏 𝑻𝒐𝒈𝒆𝒕𝒉𝒆𝒓 | 𝑲𝒊𝒎 𝑻𝒂𝒆𝒉𝒚𝒖𝒏𝒈 +18 ©Where stories live. Discover now