— Hoy te ves muy bien, si no te viera como un hombre más, ya te habría tirado todos los perros que tuviese en mi bolsillo...

Era la segunda persona que me elogiaba y me comenzaba a gustar la cosa. Y eso que mi sencillez era el accesorio predominante esta noche. Unas zapatillas negras, una blusa de tirantes roja y una falda de tubo, todo súper normal. Luego de eso y las conversaciones aleatorias, quise darle ánimos a SeokJin. — Deberías ir y hablar con esa chica. —solté obteniendo su mirada confusa. — Me siento como una lámpara en la sala,  lleva todo este rato tirándote ojitos. Y si no vas hacía ella, creerá que estás aquí conmigo y me acorralará en el baño en el mínimo descuido.

Se rió con algo de pena, me miró por unos segundos pensando en que hacer, hasta que se levantó y dándome un beso en la mejilla me dejó sola en el sofá.

Duro con ella, tigre.

Ya iba por mi quinto vaso cuando un chico alto de cabellos  rubios se sentó a mi lado. Creí que solo buscaba un lugar donde tomar asiento para descansar pero me sorprendió su voz suave cerca de mi oído. — ¿Qué tal?—comenzó—Disculpa el atrevimiento pero aquellos chicos de allá...—señalo al final de la pista improvisada un grupo de chicos que parloteaban entre ellos pero con sus pares de ojos aquí. —Me han obligado a venir a por ti, desde que entraste me has parecido una chica muy guapa. ¿Cómo te llamas?—sonrió de oreja a oreja dando a relucir una sonrisa encantadora. Entre en modo nerviosismo. 

—Eh, yo, me llamo Sune, un gusto y muchas gracias. 

— Que va, que bonito nombre. Me llamo Jes.

Asentí; tímida, mientras escaneaba la estancia, Nam estaba en la otra esquina bailando junto con Jimin y otras chicas, mientras SeokJin seguía hablando con la rubia bonita. No sabía muy bien donde se hallaban Jungkook y Hoseok.  

—Y...—estuve a punto de continuar cuando rápidamente su cuerpo se acercó más a mí. Lleve mis ojos a los suyos intentando descifrar que quería con exactitud. Era un chico guapísimo y con buen porte y gusto en cuanto a ropa, pero su confianza me irritaba un poco. — Disculpa pero el sofá es suficientemente grande como para que cada quien tenga su espacio.—solté tratando de no verme grosera. Él sonrió con ganas y sin mover un dedo respondió.

— Soy consciente de ello, pero al lado tuyo no me va mal. O ¿Qué pasa, es qué te pongo nerviosa?— oh no, ¿Quién llamó a un fuckboy? 

— De acuerdo. Esto no va a funcionar.— bajé un poco el borde de mi falda con disimulo.— Yo no estoy buscando a nadie para una noche.

— Vamos, podemos tener más de una noche.—mordió su labio inferior finalizando con una sonrisa de lo más picara, mi expresión fue un tal cual: "¿Es en serio?"— De seguro la pasaremos bien. ¿qué dices?

—Que no.— Ambos miramos perplejos a la figura nueva que nos invadía. Al estar todo un poco oscuro debido al cambio de luces repentino, no podía identificarlo del todo al sujeto pero, conocía su voz perfectamente.— Si te vuelvo a ver cerca de ella, desearás ni siquiera haber venido...— con esto último, el chico solo sonrió asustado y se marchó. 

Kim tomó el asiento a mi lado y sin mirarlo, me llevé el vaso a los labios intentando esconder mi cara, pero que va, con alcohol en mis venas las cosas eran más fáciles de decir:—¿Así que ahora amenazas a chicos que intentan ligar?—pregunté. Podía asegurar que se rió por lo bajo mientras me miraba.

—¿A eso llamas "ligar"?—atacó con otra pregunta. Esta vez lo miré y me arrepentí de hacerlo. Llevaba una camisa grisácea ajustada en en la cinturilla de sus pantalones negros. Su cabello caía sobre sus cejas que fruncía mientras me miraba y lamía sus labios resecos. Simplemente se veía espectacular. Se acercó a mí, dejando un pequeño espacio en donde su aliento de menta mezclado con alcohol caían sobre mi nariz y sonriendo de lado murmuró por debajo de la música alta.—¿Te gustaría ver cómo se liga de verdad?  

Examiné sus ojos buscando un indicio de lo que estuviese planeando, pero no podía ver nada.—¿Acaso no lo has estado haciendo ya, Kim?—su sonrisa se ensanchó casi con perversión, miró mi vaso entre mis manos y sin darme tiempo a nada lo tomó de golpe llevándolo a su boca. Luego de un sorbo le pareció oportuno hablar. 

—Puedo comenzar a hacerlo. ¿Serías capaz de soportar que te cortejara?

—¿Qué tramas?

—Nada.—parecía inocente pero mientras llevaba de nuevo el vaso a sus labios enterró sus ojos sobre mí cara.— Solo no veo oportuno que ande queriéndome quitar mis cosas. No me gusta eso de compartir, no va conmigo. 

—¿Ahora tus planes de destruirme se basan en que soy de tu propiedad?—pregunté tratando de no quitar mi mirada. Me sentía furiosa y algo mareada. El alcohol estaba pasando factura con el pasar de los minutos. Quise levantarme al no obtener respuestas pero sujeto mi brazo haciendo que cayera de nuevo en mi sitio.—Lo siento pero ya no puedo seguir jugando a esto. No después de lo que pasó, así que si quieres hacer algo en cuanto a tu venganza, te recomiendo que lo hagas rápido porque me estoy aburrien—

Y sin dejarme decir más, tomó mi barbilla con firmeza y me besó. 

Sus labios estaban tibios y el sabor era innegablemente apetecible, en definitiva todo se sentía bien. Quise huir pero la realidad era que estaba ahí derritiendome en sus labios sin importarme en lo más mínimo que alguien nos viera. Profundizó el beso llevando su lengua a mis labios, para luego morderlos y sostenerlos entre sus dientes por segundos. Se separó de mi dejándome sin nada que decir. Me sonrió y con su mano aún en mi barbilla habló—Sune, eres hermosa, pero si no te callas voy a tener que hacer algo al respecto. Nos vemos esta noche en tu casa.—y sonriendo se marchó, dejó el vaso vacío aun lado de asiento y a mi grupo de amigos confundidos en el medio de la pista. 

—Sune se ha cargado a un tío.—fue lo primero que Jimin soltó cuando se acercaron a mí. 

「Hell」 ;+k. thWhere stories live. Discover now