│Tres.

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El sonido chispeante de la lluvia cayendo desde el manto cielo grisáceo, el céfiro viento barriendo las hojas secan y las ventanas cubiertas de vapor provocaban un estado de relajación increíble. A pesar de ser un día de semana y que pronto tendría que salir a la universidad, el estado en el que me encontraba producían en mi la más serena calma. Me encanta la lluvia, los truenos y la brisa helada que partían de este, pero lo único que no me gustaba era la estancia de aquel ser en la tierra. Siendo consciente de que lo vería hoy decidí evadirlo, evitar cruzarme con el era la mejor opción que poseía, después de todo no creo que aquí sea una cosa sobrehumana capaz de hacerme daño con la mente, porque si ha de ser así ya me habría matado. 

Tomando mi abrigo y ahora mi paraguas, surqué la entrada de mi casa y con paso notoriamente avanzado llegué a la parada. El suelo húmedo que liberaba ese olor tan característico y propio de un día con llovizna  y el suave bullicio de las diminutas gotas estrellándose sobre la cabeza de el paraguas eran como antes había dicho una paz descomunal, con mi jubilo a flor de piel esperé entre la lluvia a que aquella fiera metálica llegara a su destino. 

Absorta entre mis pensamientos llenos de jovialidad y cierto desvarío no me percaté de la sombra borrosa que se acercaba a mi lado. Subiendo un poco mi paraguas tragué saliva maldiciendo por lo bajo, la desgracia me perseguía a todos lados sin duda. Mi rostro carecía de toda aquella alegría que ahora se largaba de manera adrede, su semblante fue reconocido por mis pupilas dilatadas, caminaba a paso lento dejando que la lluvia mojara su camisa negra y sus pantalones semi ajustados, el agua helada provocaba que su ropa se adhiriera aún más a el mientras tranquilamente se acercaba a mi, después de todo no estaba lloviendo tan si quiera fuerte. Sus ojos poseían un oscuridad inenarrable y un sentimiento abismal recaían sobre su persona.

Traté de mantenerme firme, estática, pero ya era más que obvio que me había descubierto espiándolo. 

Sin importarle el hecho de encontrarse completamente mojado se acercó a mi lado expectante, la angustia me invadía como el frío antes lo había hecho, podía jurar ante el mismísimo Dios que un grito gutural estaba a punto de dejarme si se acercaba más, pero sin poder evitarlo lo volví a mirar con recelo, regalándole miradas furtivas escanee su semblante adusto que de seguro observaba la nada. 

Su cabello chorreante se adhería a su frente y parte de su oreja, su piel se veía mucho más pálida con el resplandor de las nubes grisáceas dándole en el rostro. Podía jurar que sus labios húmedos poseían un tono rojizo demasiado peculiar, a medida que lo observaba y él mantenía aún su postura y su rostro sereno no supe descifrar en que momento el autobús había llegado por nosotros. Vacilante me acerqué y sin esperar más me adentre, sintiendo como me seguía con su mirada ahora clavada en mi espalda.

Tomé los últimos asientos y colocando el morral sobre el asiento a mi lado lo frené, o eso quise creer ya que al verme tomo el puesto del otro extremo, dejando dos puesto de por medio. Me hallaba en la ventaba observando el paisaje y con un temor asfixiante que no entendía el porqué poseía, estaba en un lugar abarrotado de gente y él estando en el otro extremo observando por la ventana no podía hacerme daño. El autobús se detuvo en la parada siguiente mientras recelosa me acomodaba en mi puesto. sin darme cuenta NamJoon se acercó a mi y extrañándome pidió el puesto junto a mi. 

Un poco aturdida acepte retirando mi morral y a su vez dando paso a que se sentara. Lo miré sin comprender por algunos segundos hasta que decidí preguntar:—Hola, no pensé que te vería por aquí.—sonreí de lado mientras observaba quisquillosa su cabellera blancuzca completamente mojada. 

Sonriendo suspiró al tiempo en que relamía sus labios:—Estuve en casa de mi abuela, y aproveché el transporte para evitarme la caminata.—su abuela vivía cerca de mi así que era comprensible que tomara esa opción,—Desde que desperté no ha dejado de llover.—agregó con libertad.

—Me encantan los días lluviosos así que no te quejes delante de mi, NamJoon.—codee su brazo al tiempo en que sonreía, pero no podía evitar sentir la mirada escurridiza de Taehyung, taladrando a NamJoon.

Kim mantenía un rostro lleno de cólera, su semblante se hallaba seco, serio y amargo. Podría jurar que sus ojos ennegrecidos me miraban con aún más odio del que creía, Porqué. 

Al dejarnos en la entrada de la universidad, me hinqué despacio mientras mi acompañante hacía lo mismo, pero rápidamente de manera impredecible y estupefacta Taehyung se levantó con un caos atroz y sin importarle mientras caminaba tumbó con su cuerpo a NamJoon haciendo que este trastrabillara desconcertado. Hecho una furia se alejó de nosotros bajando del autobús con potencia, miré a mi amigo apenada y con cierta molestia incrustada en mi pecho. No sabía que demonios había sucedido.

—Que violencia cargaba ese tío.—murmuró NamJoon abatido, traté de hacer oídos sordos a su comentario para así evitarme más teorías innecesarias. Me alejé de NamJoon escuchando como este se despedía de mi y con paso decidido tome mi próxima clase.

Taehyung, estaba perdiendo la cabeza, si no es que ya la habrá perdido. ¿Por qué había actuado así? NamJoon no le ha hecho nada, ni siquiera sabe de su existencia hasta ahora. Sumergida en mis teorías conspirativas que a duras penas evitaba pero siempre fallaba, me dirigí hacía los chicos con la cabeza gacha rogando que NamJoon no haya dicho nada y así evitar que la mesa debatiera el tema.

Vislumbrada, observé un ente extraño en la mesa a la que me aproximaba, alguien más se hallaba en el lugar, pero al estar de espaldas no lograba distinguir, recelosa y expectante me acerque aún más hasta poder escuchar las risas. Un atisbo de inseguridad recorrió mi rostro al momento de acercarme por completo. Jimin me miró aproximándome y sin esperar más me habló aún sentado:—Min-si—voceó a pesar de estar a unos metros cerca de ellos. Kim Taehyung se encontraba turbado sobre el asiento junto a mis amigos, se giró y en ese momento pude reconocerlo al instante, poseía una sonrisa llena de sorna viva, mientras Jimin parloteaba—¿Conoces a Kim Taehyung?

—No.—respondí mentirosa al tiempo en que tomaba asiento junto a Hoseok. Aquella bestia que profanaba con descaro mi estadía no dejaba de mirarme burlón.

Al oír mis patrañas Taehyung ladeo la cabeza arrogante y con cierto aire de entretenimiento agregó:—¿Segura, Min?—con recelo miré como se mofaba de su libertad y su superioridad.

—Si, nunca te he visto en mi puta vida.—mascullé, puedo jurar que se rió disimuladamente ante mis ojos. Los dos nos nos observábamos fijamente haciendo caso omiso a la mesa llena de mis amigos.

—Solo vine a disculparme por mi mal comportamiento esta mañana en el transporte público.—me contraje en mi asiento al ras de su voz profunda y ese garbo tan característico de él, lo miré de refilón mientras fingía hacerme la desentendida. Sus orbes oscuros cayeron sobre NamJoon mientras este claramente lo aceptaba como un amigo nuevo, desconcertada miré como mi amigo se encogía de hombros y por consiguiente lo codeaba. Kim lo miró mesuradamente mientras proseguía.—No quise ocasionar malentendidos con nadie.

—No te preocupes hombre—exclamó NamJoon apreciando el gesto.—No le presté atención a lo sucedido.— y en realidad NamJoon no mentía.

Yoongi lo miró de refilón al tiempo en que cerraba los ojos:—Todos tenemos días malos.—Todos, menos yo acertaron. Jungkook parecía también alegre por la llegada de un nuevo amigo al grupo, alegría que se desvaneció antes de llegar a mi. 

—Pues eres bienvenido, Kim Taehyung.—voceó Jimin al tiempo en que suspiraba.—Otro chico atractivo.—todos reprocharon su comentario mientras reían.—Solo faltas tu Sune, tienes que ser atractiva o arruinarás la reputación de la mesa.—bastó una colleja para escucharlo quejarse mientras sobaba su nuca. Pero me detuve en seco.

Miré a Taehyung con cierta conmoción tras escuchar sus palabras:—Ya lo es...


「Hell」 ;+k. thDonde viven las historias. Descúbrelo ahora