SAVAGE CARNAGE ▷ CLETUS KASADY

🥩TWO🥩

Todos son unos imbeciles, siguen buscando al responsable del ataque a la golfa que me rechazó, la chica que lo hizo realmente me impresiona, para atraparla necesitarían veinte sesos en buen funcionamiento dentro de su cabeza mierdera, ya que no sirven ni para eso. Y en cuanto a mi, pues no saben quien es el rojo, solo sé que anda abundando en este asqueroso sitio haciéndose presente por los demás.
Por fin, mi guarida donde nadie me moleste, y no hay mejor manera que estar afilando a mi preciado cuchillo. No puedo estar ni un maldito momento solo sin que esta niña aparezca, si lo que quieres es coger dímelo de una vez.

—Hola cariño —dijo guiñando el ojo— te traje el desayuno

—No vuelvas a llamarme de esa manera —dije con seriedad—¿Y de donde mierda sacaste eso? —exclamé—

—Pues hice un trato con un mocoso para que me lo diera —cruzó de brazos— pero se puso tan necio que mi amiguita picuda intervino —añadió soltando una risa— solo la coloqué en su carnoso y delgado cuellito, esta vez lo dejé escapar, me daba asco terminarlo. —dijo con un gesto de desagrado—

—¿Sabes una cosa? No me interesa —bufé— ahora lárgate

—¿Oh disculpa? —dijo y puso las manos sobre las caderas— ¿es que no sabes ser agradecido con las personas? ¿Y más aún con una gran admiradora tuya? —exclamó molesta— deberías de invitarme a salir como mínimo, hice cosas por ti, me deshice de esa asquerosa ramera, y me dispuse a llevarte algo para que tragaras, ¿ni siquiera un puto "gracias mamasita"? ¿Es que acaso no estoy buena? —dijo aún más molesta—

—¿Ya terminaste? —cuestioné sin tomarle importancia—

Oh por favor, ¿con que otra cosa se me levantaría el viril? hasta ahora ha demostrado que es demasiado histérica.

—He tratado de ser buena por primera vez con alguien que no es mi hermana, y ya estoy hasta la madre de ocultarlo —exclamó con el mismo gesto— eres realmente excitante para mi, y no se que es lo tengas pero cuando se trata de ti, termino mojando mis panties, quiero que lo introduzcas en mi hasta que me asfixie de una sobredosis de orgasmos. Pensé que si hacia eso por ti me harías caso y...

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El pelirrojo se hartó de escucharla y se acercó estrellando su labios con los de ella, durante el trayecto bajo sus manos hacia su tentador trasero, mientras que ella se dejaba llevar y rodeaba cuello de su acompañante con sus brazos.
Sin apartar las manos de los glúteos, realizó leves apretones encima con sus dedos, consiguiendo que el miembro de Cletus se elevará

—Podríamos hacerlo en este instante —dijo el pelirrojo—

—¿Y porque no? —contestó Selina sin dejar de mirarlo—