☾︎ 𝚇𝚇 ☽︎

230 22 3
                                    

FLASHBACK

—Sinuhe, vamos al hospital...—pronunció Alejandro Cabello, bajando las escaleras rápidamente, tras escuchar el alboroto.

—No creo que haga falta cariño, no...

—¡Vamos al hospital, Sinuhe!—repitió en un grito el hombre, viendo a Camila encogerse del dolor contra la silla y despeinando su melena tratando de suavizar el dolor en el centro de su cabeza.

Sinuhe sirvió lo que tenía preparado en un recipiente, mientras arreglaba su ropa, Alejandro corría a la habitación para quitarse la ropa de dormir y vestirse con algo decente para ir al hospital.
Sofía se quedó mirando a Camila, quien había comenzado a llorar del dolor.

—¿Qué te pasa, Kaki?—preguntó inocente, llorando.

Camila no respondió.

Sólo podía escuchar un fuerte pitido en sus oídos y soltar quejidos y gemidos de fuerte dolor.

Sinú abrió la puerta de la casa y del coche, Alejandro cargó a Camila en sus brazos y la metió dentro de éste.

—Sofi, sube. Hoy no irás a la escuela. Te quedarás con la tía Mónica...—dijo su padre, subiendo al Renault, al mismo tiempo que Sinú y su hija pequeña.

...En cualquier momento, Sofía se hubiese alegrado de no ir a la escuela, pero ese día, sólo hizo silencio y bajó la cabeza.

Rápidamente fueron al hospital, no sin antes dejar a Sofi.

Entraron corriendo en el área de urgencias, mientras a Camila ya inconsciente, estaba tumbada en los brazos de su padre.

Rápidamente la tendieron en una camilla, los enfermos corrieron y mientras le aplicaban algunos medicamentos, según las explicaciones de lo ocurrido de Sinuhe y Alejandro Cabello.

Ahí se encontraron a Richard Pitterson, el médico que llevaba el registro del estado de salud de Camila Cabello, desde algunos años atrás. 

—Paciente de diecinueve años de edad, femenino, padece de un dolor punzante en la cabeza, que le causó desmayo, por motivo de...—la voz de Pitterson hacia eco entre los enfermeros. Pero sus padres estaban en un doloroso trance y no escuchaban su realidad—...Aplicarle dos miligramos de...

—¿Cuándo le dirás? —preguntó Alejandro Cabello a su esposa Sinuhe, sacándola de sus pensamientos y de las palabras de Richard Pitterson.

—Todavía no es el momento...—respondió nerviosa.

—¿Cuándo lo será, entonces? —juzgó molesto— ¿Sinuhe, viste lo que acaba de pasar? ¡Tenemos que decirle lo que le ocurre!

—Para eso tendríamos que estar seguros de su diagnóstico. —cortó fríamente, ignorando su gran dolor interno—Camila tiene demasiado estrés en la universidad, esos dolores de cabeza no son más que estrés.

—Me aseguraré de tener ese diagnóstico lo más pronto posible.—aseguró mirando el cuerpo de su hija dormido— ¡No quiero que Karla Camila siga teniendo esas migrañas!—Dijo intentando no llorar.

—Es cierto...—Sinú abrazó a su esposo de lado, llorando—No podemos seguir engañándola, ya es una mujer...

—Doctor Pitterson...—Alejandro llamó al doctor, que tenía el caso de su hija.

—Dígame, Alejandro.—se mostró amable el rubio alto de cara perfilada, de no más de sesenta años.

—Por favor, sáquele muestras a Camila, necesitamos saber que ocurre.

𝙴𝚕 𝚂𝚎𝚌𝚛𝚎𝚝𝚘 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝙻𝚞𝚗𝚊 [camren] Onde as histórias ganham vida. Descobre agora