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Jos y yo nos acercamos a ella, y gritábamos su nombre para que pudiera escucharnos a través de la música que retumbaba por la calle proveniente del bar de mala muerte. Jos la tomó del brazo deteniendo una próxima caída, ella se giró hacia él confundida, pero cuando lo reconoció sonrío.

- Eres tú, él niño bonito - hablaba verdaderamente lento y con dificultad, estaba ebria, demasiado a decir verdad - Y no vienes solo - me miró y su sonrisa se esfumó

- ¿Qué hacías aquí?, Lina, este lugar no se ve muy bien - decía Jos enfocando su mirada a unos chicos que estaban fumando y dudo mucho que esas sustancias fueran legales

- Vine a divertirme un poco, creí que ya sabrías que es lo que más me gusta hacer, Jossesito - tiró lo que llevaba en sus manos y enrolló sus brazo en el cuello de Jos

- ____, ayúdame, tenemos que llevarla a su casa - asentí y recogí del suelo las llaves que había tirado unos segundos antes.

- No - negó efusivamente y se hizo para atrás en un intento por empujarlo, pero la que cayó al pavimento fue ella, hizo una mueca de dolor y después comenzó a reír tal cual enfermo mental - No me iré de aquí

Ignoré su repuesta y metí la llave a la cerradura de la puerta del auto, abrí la puerta trasera también y Jos levantó a Lina, la cargó y ella colocó su cabeza en el pecho de él, la recostó en los asientos de atrás, me dio su patineta y me subí en el asiento del copiloto, él entró al volante.

- Por cierto, ¿De quién es este auto? - preguntó mirando a Lina por el espejo retrovisor

- Lo tomé prestado, nada ilegal, no te preocupes

- Esperemos que así sea - me sonrió y yo hice lo mismo

Avanzamos y después de varios minutos recordamos que no sabíamos la dirección de Lina, se la pedimos y respondió cosas incoherentes, después mencionó correctamente la dirección y se quedó dormida, dimos varias vueltas para encontrar la calle y tardamos aún más tratando de encontrar el número de casa, pero lo logramos, dejamos el auto frente a su casa y Jos volvió a cargarla. Toqué la puerta de entrada pero nadie abrió, repetí la acción dos veces más, era inútil, no había nadie ahí.

- La casa está vacía - le dije al pelinegro, quien estaba pensando que hacer

- Busca en los bolsillos de su chamarra, tal vez traiga sus llaves por ahí - me acerqué a ella, estaba dormida y al acercarme me di cuenta que el olor a alcohol y tabaco era más insoportable. Logré encontrar unas llaves en las bolsas de su falda, y una de ellas abrió la puerta principal.

Entramos a su casa y subimos las escaleras en un intento por encontrar su habitación, la encontramos al final del pasillo, Jos la recostó en la cama mientras yo lo esperaba en el marco de la puerta.

- No te vayas - tomó al chico del cuello de su camisa, el efecto del alcohol aún seguía en ella.

- Tienes que descansar - le susurró y se quitó las manos de encima

- Entonces descansa aquí conmigo - se sentó en la cama y ahora tomó sus manos - No me dejes sola - le pidió acariciando su mejilla, muy bien, esto se estaba poniendo raro

- No puedo, tengo que ir a dejar a ___ a su casa - los dos me miraron

- Oh, esa chica - rodó los ojos - No creo que sea tan estúpida como para no saber llegar sola - le sonrió acercándolo más a ella

- No, pero ya ha oscurecido y no traemos auto, no puede volver caminando sola, es peligroso - le respondió alejándose nuevamente

- Entonces no te arriesgues y quédate aquí conmigo - vaya, esta chica era necia

Blinding Lights⋆Jos Canela⋆Where stories live. Discover now