Parte 19 - El cambio

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Capítulo 19

El cambio


Dejé todas mis maletas y me metí en el coche. Dejé todo dispuesto y justo cuando iba a programar mi teléfono para que me guiara hasta el lugar, recibí un mensaje.

"Espero que tengas un buen viaje. Ve con cuidado. Las carreteras pueden ser peligrosas en esta época del año. Hasta pronto. Si necesitas algo, no dudes en llamarme. Acudiré a tu rescate inmediatamente".

Qué amable. Ese era Daniel haciendo gala de su gracia. Le encantaba hacer de caballero salvador. Aun así, tuvo que admitir que había sido educado y desinteresado. No había nada malo en su mensaje. Tenía que concentrarme. El tráfico era bestial, pero casi dos horas después llegué a la finca. Me sentí abrumada por todo aquello, era enorme, había seguridad por todas partes; la mansión era un auténtico palacio, y a su alrededor había interminables hectáreas de jardines y bosques. Era lo más majestuoso que había visto en mi humilde vida. Aparqué donde me dijeron que lo hiciera. Inmediatamente vino alguien a recoger mis maletas; había más gente trabajando allí que en un hotel de cinco estrellas. Todo estaba previsto. Imagino que los invitados, al ser personas famosas e importantes de muy alto estatus social, eran llevados a bracitos y no se podía dejar nada al azar. Un poco de nerviosismo se introdujo en mi cuerpo. Yo no formaba parte de ese lugar en absoluto, pero tenía que centrarme en lo que había ido a hacer: un informe del evento.

Cuando entré en el vestíbulo de la mansión, una enorme escalera ocupó todas mis miradas. Una chica me miró y me pidió mis acreditaciones y cualquier otra cosa que pudiera demostrar mi presencia. Iba vestida con unos vaqueros, una camiseta de invierno gordita y unas zapatillas de deporte. Obviamente, no iba a llevar un traje de dos piezas y tacones de aguja para conducir. La chica debió pensar que venía a hacer trabajos de jardinería. Me indicó dónde debía quedarme. Al parecer, me dijo, había dos zonas separadas en la casa. Un ala era para los invitados y la otra era privada. También había una zona separada, en otra parte de la mansión, para los sirvientes. Iba a quedarme en la zona de invitados. Fue lo más extravagante que pude sentir desde que nací. Yo en una zona de invitados. Evidentemente, pensé que me iban a llevar a la zona de los perros, así que podría ser mi día de suerte. O la zona de las ratas, pensé, recordando frases tristes.

—La señorita Lorenzo estará en el ala norte. —La voz detrás de mí erizó todos los pelos de mi cuerpo, nacidos y no nacidos. Daniel Nicolas, ¿cómo no? Me di la vuelta y allí estaba, delante de mí, con su traje impecable y su sonrisa perfecta. Casi me caigo al suelo ante su figura dionisíaca.

—Sí, señor, nos ocuparemos de todo ahora mismo, señor Nicolás. —La chica habló con crudeza, con total sumisión.

—No se preocupe, yo mismo llevaré a la dama a sus aposentos. —Estiró el brazo para que pudiera agarrarlo. Le sujeté el brazo. No es que pudiera hacer mucho allí, estaba en su territorio y estaba claro quién mandaba.

Empezamos a caminar hacia las escaleras. Ninguno de los dos había dicho nada. Fue el primero en romper el silencio.

—La mayoría de los invitados estarán en el ala sur. Te quedarás en mi zona. Y ahí es donde solo entran las personas autorizadas.

—No veo por qué no puedo estar entre los demás. No soy lo suficientemente importante como para estar aquí. —Me llevaba a la parte en la que dormía, y eso no me daba ninguna inspiración.

—Pero tú eres importante —me miró y sonrió.

—Daniel, he venido a hacer un trabajo y .... —No me dejó terminar y me interrumpió como si supiera por dónde iba a seguir.

Régalame un beso © (TERMINADA Y COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora