° •. Ella Hufflepuff y el Slytherin . • °
-¿Quieres bailar?.- Ophelia le preguntó al chico que estaba a su lado mientras salía del pasillo abierto. Tan pronto como salió, las gotas de lluvia comenzaron a caer sobre su cabeza. Ella miró hacia el ciel...
Estaba perdido en el espacio. Estaba perdido en el espacio pero ahora encontré mi lugar. Estaba perdido en el espacio, pero ahora estoy en el lugar. Te conozco-. Enero - Verzache
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OPHELIA SE MORDIO el labio, tratando de ocultar la sonrisa que tiraba de su boca.
Menta, papel pergamino, toque de su colonia con olor de franquincienso, mandarina y sándalo.
Lentamente endereza la espalda después de inclinarse sobre su caldero. El líquido de color perla en la olla tenía un ligero brillo cuando el abrumador olor llenó su nariz.
Amortentia; la poción de amor más fuerte que jamás haya existido. Se sabía que olía diferente para cada persona. El aroma le recuerda a la persona lo que más le atrae.
Sus ojos se movieron rápidamente a través del salón de pociones hacia la mesa llena de Slytherins, Draco era uno de ellos.
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Observó cómo él se inclinaba ligeramente sobre su propio caldero, aspirando el olor familiar.
Miel, vainilla, hogar.
Draco se pasó la lengua por el interior de la mejilla mientras sonreía. Sus ojos se encontraron con los de Ophelia.
Miel, vainilla, hogar.
Pero no era su casa, no, no podía serlo. Despreciaba la mansión Malfoy con cada hueso de su cuerpo.
Es ella.
Porque cada vez que la veía, la miraba, oía su voz, o incluso pensaba en ella, el corazón le latía con fuerza en los oídos, el rostro le ardía, el estómago estallaba en mariposas, se sentía completo. Completar. Lleno. Ophelia era su hogar.
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—La clase terminó— dijo el profesor Slughorn mientras juntaba las manos a la espalda.
Ophelia se colgó el bolso al hombro y salió de la clase. Tocó a Malfoy en el hombro mientras se acercaba detrás de él.
—hey amor— dijo mientras la miraba.
—Hey— sonrió mientras caminaban uno al lado del otro por el pasillo lleno de gente.—Clase bastante interesante eh.
Draco se rió entre dientes —Claro.
Ella se mordió el labio y lo miró. —Entonces, ¿qué oliste?— preguntó mientras su mano abrazaba la correa de su bolso.
