ʏɛʟʟօա - Draco Malfoy | traducción |

ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 𝟦𝟫 - ᴏʜ, ᴏᴘʜᴇʟɪᴀ

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-Yo solo extraño, solo extraño tu acento y tus amigos.

¿Sabías que todavía les hablo?-

-Cherry - Harry Styles
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cuatro meses después
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DRACO NO ENTIENDO.

Miró al anciano confundido.—No creo que pueda aceptar esto, señor— murmuró mientras miraba la caja que el hombre le había dado.

La guerra terminó. Ha pasado meses. Ella se habría sentido orgullosa. Ganaron.

Malfoy acababa de regresar del funeral. Mejillas enrojecidas y manchadas de lágrimas. Llevando todo de negro.

Conocía al hombre que estaba frente a él.

El padre de Ophelia.

Él también estuvo en el funeral

—Debes— aseguró, miró hacia abajo por un momento.—Simplemente trae demasiada ira y tristeza tener todas sus cosas en la casa— le dijo.—Solo pensé que ya que ustedes dos eran cercanos, te gustaría tenerlo.

El padre de Ophelia no podía creer la noticia cuando escuchó que esta hija menor había fallecido. Lo rompió.

Sabía que nunca estuvo cerca de ella. Sabía que apenas intentó conocer a la chica. Le dolía pensar que nunca la había tratado como debería.

Primero perdió a su esposa, ahora a su pequeña.

Draco frunció el ceño y suspiró

—Está bien— murmuró, mirando la caja de cartón. Se mordió la mejilla, mientras miraba los objetos que descansaban en ella.—S-sí, lo tomaré— resopló y asintió. Aunque no lo quería. ¿Quién querría una caja de cosas de sus novia muerta de todos modos?

—Oh, gracias— le dijo el hombre a Draco.—Gracias por todo de verdad— le dio a Draco una sonrisa triste.—L-la hiciste muy feliz— miró a Draco.—Realmente muy feliz— repitió bajo su aliento.

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Draco dejó caer la caja sobre su cama. Lo miró fijamente durante un rato. Realmente no quiero mirar el interior.

Pasaron los momentos, seguía mirando. Fue demasiado en un día, primero tuvo que ir al funeral de ella y ahora tenía una caja con sus cosas. Demasiadas lágrimas en un día. Aunque, honestamente, no ha habido un día desde la guerra en el que Draco no haya llorado por ella.

Fue como una rutina. Se despertaba, pensando que estaría bien, y seguiría con su día. Pero entonces algo o alguien haría o diría algo que le recordara a ella. El aire se le quedaba atrapado en la garganta, sentía temblar su labio inferior y las lágrimas le inundaban los ojos. Tendría que excusarse de la situación, subir a su habitación, o simplemente a un área vacía, y lloraría. La extrañaba. La extrañaba tanto. Dolia.

Suspiró y lentamente metió la mano en la caja. Su respiración se entrecortó cuando sacó su walkman. Más lágrimas corrieron por sus ojos ya hinchados e hinchados cuando decidió colocarse los auriculares en los oídos.

Exclamó el cassette y pulsó el botón de reproducción.

—Una vez tuve un amor y fue un gas
Pronto resultó que yo...