- capítulo doce

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—¡La escuela se quemó! —

Esa frase había dado comienzo a la mañana de Josie e Isabel Pye.
Diana corrió desde su casa apenas había amanecido, pasó el bosque y un par de claros hasta llegar a tocar estrepitosamente la puerta de la familia de su amiga.

Dorothea, que a esa hora estaba preparando algunas guarniciones para el día, asustada al oír la puerta tomó su lámpara de aceite e hizo lo de siempre; preguntó quién era y qué es lo que quería, para dar paso a los jadeos junto con la desesperada voz de la castaña.

—Dia...na... B...arry, Diana Barry.— Habló frente a la puerta, llevándose ambas manos a las rodillas y tratando de captar todo el aire que le ofrecía aquella fresca mañana.

—¿Diana?— La señora abrió la puerta, aún con su expresión intacta, pensando lo peor.—¿Tus padres están bien, Diana?¿Sucedió algo?— Preguntó apenas la vio parada en el porche, funciendo el coro preocupada.

—N-no, no señora Pye, mi padre salió antes del amanecer hoy y... llegó a casa hace unos momentos, él dijo, que... él dijo que la escuela se incendió... se quemó todo.—

La castaña habló incluso más rápido de lo que ella hubiese querido, aún luchando contra su respiración, explicó a la mujer que era de suma importancia que Isabel y Josie se enteraran.

Aún consternada por la situación, Dorothea dejó pasar a Diana y le indicó que ambas chicas aún estaban dormidas en su habitación.

Aquello fue suficiente para que subiera rápidamente las escaleras hasta la puerta al final del pasillo, interrumpiendo el pulcro silencio con sus pisadas apresuradas.
Eso sí, cerró la puerta con sumo cuidado, ya que suponía que el señor Pye estaba dormido aún. (Claro que se había despertado con su golpeteo de la puerta hace unos momentos).

—Bel... Bel, oye, despierta...— Se arrodilló a un costado de su cama y comenzó a mover uno de sus hombros.— Isabel, despierta, es importante, ¡Ey!

Josie, quién tenía un oído muy afilado, despertó cuando la chica había entrado a la habitación. Tuvo que parpadear un par de veces para comprobarse a si misma si aquello era real y no un sueño. Pasó una mano por sus ojos y ahora sí, miró hacia donde Diana estaba.

—¿Diana?—

La muchacha pegó un salto en su lugar, pero enseguida volteó a ver a la rubia.

—¡Josie!— Caminó hasta su cama, tragando saliva, aún con el fantasma de su agitada respiración, apunto de decir algo.

Apunto, porque, en ese instante no hubo lugar para nada más que un gran bostezo proveniente de la cama del lado.

—¿Qué... rayos?— Isabel entrecerró los ojos hacia Diana, que sujetaba las manos de Josie.

La castaña rápidamente se levantó del suelo, cruzó los brazos nerviosamente mientras acariciaba la tela de su manga.

Las dos cabezas rubias se miraron atónitas cuando escucharon la fatal noticia que su amiga llegó a darles.

¿Su escuela se había quemado?

• ✾ •

—¿En la casa de la maestra Stacy? ¿Estás segura, Anne?—

Isabel frunció el ceño mirando a la pelirroja frente a ella.

Estaban en los terrenos de la que había sido su escuela, luego de que Diana les avisara, las tres llegaron a comprobar lo terrible de la situación.

Aún quedaban algunos de sus compañeros viendo las tablas amontonadas y ennegrecidas.
Josie estaba charlando junto a Jane y Ruby, e Isabel no tenía ganas de seguir mirando el humo de aquella devastadora situación.

 isabel pye | ᵃⁿⁿᵉ ʷⁱᵗʰ ᵃⁿ ᵉ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora